jueves, 31 de mayo de 2012

UNA ESTAFA ECONÓMICA QUE ENCUBRE UNA PROFUNDA CRISIS DE VALORES

Alberto Garzón Espinosa, Publicado en La Opinión de Málaga

Han pasado ya casi cinco años desde que estallara la crisis económica mundial que asola nuestras economías, y algo más de un año desde que el movimiento 15-M llenara las plazas de las ciudades con sus consignas políticas. Una reacción civil tardía pero contundente, como es el súbito despertar de quien ha estado adormecido y aletargado durante años. Aquel movimiento, espontáneo y profundamente heterogéneo, sigue siendo el portador de una nueva forma de ver y hacer política. Está embarazado de un sistema de valores que amenaza con sustituir al sistema hasta ahora dominante.

Se critica al movimiento 15-M por no querer entrar en el juego institucional, por no querer constituirse como partido político o como asociación; se le critica por no tener un portavoz y una jerarquía orgánica; y se le critica por no tener un programa político concreto sino una multitud de propuestas que vistas globalmente incluso se contradicen unas a otras. Siendo todo ello cierto, lo que no tiene sentido es que sea objeto de crítica. El 15-M no aspira a tener éxito en ninguno de esos aspectos.

El movimiento 15-M nace como respuesta a una situación estructural y no ante una contingencia concreta. No se demanda nada concreto, lo que por otra parte lleva a demandarlo todo. El 15-M manifiesta la frustración de miles de personas que ven cómo sus condiciones de vida no se ajustan a lo que ellas mismas esperan de una democracia moderna. Por eso ponen en entredicho al conjunto de instituciones dominantes, desde la banca hasta los partidos políticos. Pero, y sobre todo, lo que se esconde tras las pancartas y lemas es una profunda crítica al sistema de valores dominante hasta ahora.

Nuestro sistema político está pudriéndose a ritmos acelerados. Es terrible ver a un presidente del Consejo General del Poder Judicial denunciado por utilizar dinero público para financiarse unas vacaciones de lujo en nuestra tierra. Es indignante que en este caso sea denunciado el denunciante, como juzgado y sancionado fue también el juez que quiso desvelar las tramas de corrupción en Valencia. Es indecente que la Casa Real utilice el dinero de nuestros impuestos para financiar una caza de elefantes en un país donde la esperanza de vida supera ligeramente los cincuenta años. Es igualmente espantoso que esa misma casa real encubra casos de malversación que afectan a la realísima familia. Es inmoral que los exministros pasen a formar parte de las grandes empresas, recibiendo remuneraciones millonarias, a las que de una u otra forma han beneficiado a lo largo de las últimas décadas. Y es desesperanzador ver cómo quienes estuvieron al frente de las entidades financieras que nos han traído paro y recortes se jubilan con indemnizaciones multimillonarias o acaban dirigiendo nuestras instituciones. Pero lo más triste es que todo ello sucede con impunidad, sin que el sistema tenga justas respuestas.

Con este panorama, ¿a quién le extraña que haya nacido el 15-M? Por toda nuestra sociedad el sistema ideológico dominante y el conjunto de valores asociado (el egoísmo, la corrupción, la insolidaridad, el individualismo…) se deshace, y entre sus brechas surge el espacio para una nueva forma de política. La solidaridad de los indignados se manifiesta cada vez que se detiene un desahucio y con cada familia que mantiene su hogar, en cada entidad financiera que simbólicamente se toma, en cada conciencia que se despierta. La justicia social se abre paso en los lemas que denuncian que esta no es nuestra crisis sino la de ellos, los que de esto y aquello se benefician. La conciencia colectiva se manifiesta en las nuevas formas de coordinarse por las redes sociales, en la repolitización de los más mayores y en la politización de los más jóvenes.

El despertar ha sido lento, pero el colapso de las bases económicas dispara la velocidad de transformación. Lo viejo desaparece, juzgado y acusado de negligente, anticuado e ineficaz. Y hay elementos que permiten visualizarlo muy bien. En nuestra vecina Grecia y en sólo cuatro años el bipartidismo ha pasado de recibir un 77% de los votos a sólo un 33%. A su vez la coalición de partidos de izquierda, Syriza, ha pasado del 5% a un 17% y es actualmente la formación favorita para ganar las elecciones del mes que viene. No hay nada inmutable y están por venir transformaciones mucho más profundas de las que algunos, ellos, quisieran aceptar.



martes, 29 de mayo de 2012

EL MODELO SACERDOTAL

José Comblin

La separación entre lo sagrado y lo profano

Constituido en el siglo XVII tendió a exasperar la separación entre el clero y el pueblo. Se multiplicaron los signos visibles de la separación: ropa diferente, casa aislada, no participación de los padres en el trabajo manual, en el comercio, en las actividades profanas. El padre se reserva exclusivamente para actividades sagradas. El lenguaje es propio.

El padre no puede aparecer en los lugares públicos de encuentro de personas: teatros, estadios, circos, lugares de diversión, playas y cines. No puede ver espectáculos profanos. Su conversación debe ser muy reservada. En la propia iglesia todo muestra la separación: Hay un espacio reservado para el padre y otro para el pueblo, y nadie puede pasar la frontera, a no ser por absoluta necesidad, por ejemplo, el sacristán o las encargadas de la limpieza. El confesionario es un modelo de esta separación. El padre y el penitente ni siquiera pueden mirarse y reconocerse. La distancia es total. No es diálogo entre las personas, sino diálogo entre pecado y absolución. El pecado entra por un lado y la absolución sale por el otro.

¿Cuál es la razón de ser de tal separación? Si consultamos los libros de espiritualidad sacerdotal del siglo XVII no hay duda: se trata de la separación entre lo sagrado y lo profano, exactamente lo que Jesús vino a suprimir. El padre es el hombre de lo sagrado: su dominio es el mundo sagrado, el edificio del templo, el lugar de administración de los sacramentos. Su mundo es poblado de objetos sagrados: el material de los sacramentos, las imágenes, los libros sagrados. Su trabajo es el sacrificio. La misa es vista en la línea de los sacrificios del Antiguo Testamento. El padre es aquel cuyo trabajo consiste en celebrar la misa.

Lo que él hace son misas. El cardenal que me ordenó dijo un día en un retiro sacerdotal: si el padre celebra la misa y reza el breviario, cumplió su obligación. De hecho su sacerdocio consiste es esto: mantener las funciones sagradas. El resto es facultativo, y puede ser peligroso. No lo constituye como sacerdote.

Estas actividades sacerdotales son totalmente inaccesibles a los laicos. Ellas marcan una separación radical. Son dos modos de vida totalmente separados, pues entre lo profano y lo sagrado no hay comunicación.

Durante tres siglos se construyó un edificio destinado a consolidar y garantizar el aislamiento del sacerdote, que era el ideal que debía ser preservado de cualquier manera. Había la teología del sacramento del Orden. Metafísicamente sacerdote y laico eran dos realidades diferentes. En su ser metafísico el sacerdote era diferente del laico. Esta separación metafísica debía tener sus aplicaciones en la práctica.

La preparación para el sacerdocio tenía por finalidad separar al sacerdote del mundo exterior. El candidato al sacerdocio aprendía la filosofía y la teología escolásticas, que eran incomprensibles para las personas de afuera, y lo tornaban incapaz de entender los pensamientos de los otros. Los estudios levantaban una barrera que impedía cualquier comunicación. El padre no podía dialogar, él debía sólo enunciar la verdad de la cual era depositario, suponiendo que los otros entendiesen. Así fueron los misioneros de la Colonia: enseñaban en portugués a los indios que no los podían entender, para explicarles que debían someterse a los soldados del rey que era el Gran Maestro de la Orden de Cristo y tenia delegación del Papa para imponerles sus órdenes.

Los seminarios eran hechos para aislar. Eran como un monasterio autosuficiente. Los alumnos no tenían necesidad de salir. Tenían todo en la casa. Estaban bien protegidos contra cualquier contacto mundano que los pudiese contaminar.

La Ley del celibato

Además de eso, fue aplicada la ley del celibato. En los orígenes la razón del celibato es lo sagrado. Siendo el padre reservado para las funciones sagradas no puede contaminarse con actos sexuales. Esta fue la razón primitiva, y ella permanece hasta hoy, aunque hayan sido agregadas otras motivaciones. La base es la oposición entre sexo y sagrado. De esta manera la separación entre clérigo y laico es mayor todavía. Pues el celibato separa de manera simbólica muy fuerte. Separa de todas las mujeres y separa de los hombres casados. Para muchos pueblos la entrada en el mundo de los adultos es el matrimonio. Sin el matrimonio el sacerdote permanece fuera del mundo. Es lo que se pretende fortalecer.

Además de eso, el celibato da a los sacerdotes un sentimiento de superioridad moral notable. Debido a que son célibes, los padres se sienten más santos, más heroicos, moralmente superiores, lo que les atribuye una autoridad moral para definir los valores morales en todos los asuntos. El celibato es como la barrera que separa a los santos de los pecadores. Si el padre se reconoce pecador, es como señal de humildad, es una prueba más de su superioridad moral. No es el caso de los laicos, que son pecadores por esencia.

De ahí la convicción en el mundo popular que el matrimonio es sinónimo de pecado. Por esto los sacerdotes no se casan, cree el pueblo simple. En cuanto a los laicos, ya que son pecadores, por definición, el matrimonio es permitido, pero no deja de ser pecado también, un pecado tolerado. Esta convicción todavía puede encontrarse en el mundo popular. Los padres no pueden casarse porque no puedepecar. Ellos deben ser santos.

Todo esto concuerda plenamente con el modelo de sacerdocio que se pretendió inculcar en el siglo XVII. Sin embargo, una vez que nacen dudas respecto a la relevancia histórica de este modelo, todo comienza a ser cuestionado. De ahí que el sentimiento de pérdida de identidad del sacerdote se ha convertido en un problema permanente en la Iglesia de hoy.

Extracto del libro “O povo de Deus”, de José Comblin, publicado por editorial Paulus-Brasil, 2da edición año 2002, pág. 396-398. Traducción al castellano de Juan Subercaseaux A. y Leyla Reyes Z.

lunes, 28 de mayo de 2012

PENTECOSTÉS ES REVIVIR EL CORAZÓN DEL MISTERIO PASCUAL

Juan Masiá Clavel 

¿Qué es resucitar? ¿Revivir o sobrevivir? No, sino renacer transformado, transfigurado y recreado para vivir definitivamente. ¿Qué es morir? Nacer transformado (Vita mutatur, non tollitur; la vida no es arrebatada, sino transformada). ¿Qué es resucitar? Respirar en Espíritu para vivir eternamente.

¿Quién resucitó a Jesús? El Espíritu de Vida.

¿Cómo resucitó Jesús? Por obra de Espíritu santo, inhalando, al morir, Espíritu de Vida.

¿Cómo nos da vida Jesús? Exhalando al morir, el Espíritu de Vida para transformarnos como Él fue transformado.

Ha sido lamentablemente olvidado uno de los textos principales sobre la resurrección en las cartas paulinas: “Si el Espíritu del que resucitó a Jesús de la muerte habita en vosotros, el mismo que le resucitó dará vida también a vuestro ser mortal, por medio de ese Espíritu suyo que habita en vosotros” (Rom 8, 11).

Es decir, el mismo dinamismo de la Ruah o energía divina que transformó la última expiración humana de Jesús en inhalación de Espíritu resucitador de Cristo y la convirtió en exhalación de Espíritu vivificador del mundo, esa misma energía vivificará nuestra vida y transformará nuestra muerte en vida definitiva en el seno de la Vida de la vida. Tomada en serio esta fe, debería tener fuertes repercusiones místicas, psicológicas y políticas, para la liberación y transformación de las personas y de la sociedad. Esta fe en el Espíritu resucitador debería desencadenar fuertes consecuencias terapéuticas, políticas y espirituales.

Esta intuición paulina, muy olvidada en muchas comunidades, se mantuvo viva en la tradición de comunidades que se remontan al discípulo Juan. La comunidad que transmitió la tradición de Juan, llamado portavoz del amor, debía respirar “Espíritu de Vida”, a juzgar por sus capacidades terapéuticas, políticas y místicas reflejadas en el cuarto evangelio.

Expresaban su fe diciendo: “Soplo vital es Dios” (Pneuma ho Theós, Jn 4,24). No necesitaban reunirse en el templo de un “dios nacional”, ni en los templos de “otros dioses extranjeros”, porque sabían que el templo (es decir, el lugar de adoración y celebración, de gratuidad y comensalidad, de misericordia en vez de sacrificio) eran todos ellos y ellas cuando se reunían “trans-religionalmente”en “verdadero espíritu” (en pneumati kai aletheia, Jn 4,24).

Comunicaban entre sí y transmitían la tradición de la buena noticia de Jesús, heredada a través de Juan y Malena, que contaron infinidad de veces y de mil maneras lo de Jesús El Que Vive, para animarnos a tener fe en el soplo de vida que da vida (Jn 20, 31). El mensaje no necesitaba exponerse en un diccionario grueso o en un curso complicado de teología, consistía en decir decir simplemente: Que hay Vida, hay Vida desde siempre, Vida que no muere; que Jesús, rostro de esa Vida, la manifestó; que esa vida nos reune como comunidad de personas llamadas a darse vida mutuamente con alegría (1 Jn 1,1-4).

Palabras y gestos, vida y muerte de Jesús fueron desvelación de esa Vida. Se siguen contando de generación en generación para que vivifiquen a quienes, al escucharlas, crean (Jn 20, 31). Creer en el Espíritu y ser vivificada por el Espíritu da a la comunidad creyente capacidad terapéutica, política y mística.

La comunidad que recibe el soplo de vida de Jesús (Jn 20, 21-22) es enviada al mundo con la misma misión de Jesús: curar, liberar y contemplar. La comunidad recibe del Espíritu capacidad para realizar esa misión terapéutica, política y mística. “Os envío, dice Jesús, con la misma misión con que fui enviado. Recibid soplo de vida y capacidad de curar, liberar y desvelar; ayudad a que haya sanación en lugar de enfermedad; liberación en lugar de opresión; reunificación y reconciliación, en lugar de ruptura y desintegración; desengaño y lucidez en lugar de ilusión; conciencia en lugar de manipulación… A quienes anunciéis la liberación, que se liberen, y a quienes denunciéis como opresores, que se conviertan (Jn 20,23).

“Yo he venido para una crisis de discernimiento, es decir, para que quienes no ven vean y quienes presumen de ver, a pesar de no ver, reconozcan su ceguera y se conviertan” ( Jn 9, 39). Para que la personas oprimidas se liberen y las opresoras, que no se alegran de la liberación o la impiden, se conviertan y dejen de oprimir (cf. Jn 5, 14-18 y 9, 1-41).

La celebración principal, la mejor fiesta del año para esta comunidad, es la del Espíritu de Vida. Pentecostés es revivir el corazón del misterio pascual: el éxodo o tránsito de muerte a vida, el momento decisivo de la Muerte-Resurrección-Comunicación del Espíritu de Vida (Jn 19, 30-35: “entregó su espíritu… una lanza le traspasó el costado).

Para la catequesis popular han resultado casi siempre utilizadas las imágenes y narraciones del evangelista Lucas: ascensión de Jesús al cielo cuarenta días después y envío del Espíritu desde las alturas en la mañana de Pentecostés, seísmo, viento, lenguas de fuego y poliglotismo inexplicable. Pero la profundiad de Juan alimenta mejor la fe adulta. La presentación simultánea de muerte, glorificación y envío del Espíritu concentra el tránsito pascual y la efusión pentecostal en el crucificado con el pecho traspasado, como en el Apocalipsis la imagen de un cordero “degollado” y, al mismo tiempo, “en pie”, vivo y victorioso (cf. Ap. 5, 69).

Jesús, al morir, pone en manos de Abba su espíritu y recibe el Espíritu resucitador que envía a la iglesia, nacida de su costado traspasado, sin necesidad de tener que esperar hasta unas semanas más tarde.

Ese Espíritu resucitador actúa resucitándonos ya ahora y aquí. Y actúa resucitando continuamente a su iglesia y suscitando nuevos Pentecostés en ella, purificando continuamente todo ambiente irrespirable para convertirlo en lugar habitable de vida.



sábado, 26 de mayo de 2012

LOS RECORTES EDUCATIVOS, EXPLICADOS A LO BESTIA

Isaac Rosa, en 'Zona Crítica'

El presidente del gobierno convoca a los medios de comunicación a La Moncloa para un mensaje a la nación. Mirando a la cámara, con tono firme, lanza la bomba: “Queridos ciudadanos, voy a ser sincero, sin eufemismos: en España sobran millones de trabajadores, y van a seguir sobrando por muchos años, porque no esperamos crear empleo en una larga temporada; más bien al contrario, se seguirá destruyendo. Así que no voy a emplear el argumentario habitual para justificar los recortes educativos. Háganse ustedes mismos esta pregunta: ¿para qué vamos a seguir formando jóvenes que no tendrán donde trabajar? ¿Para qué gastar nuestro escaso dinero en que las próximas generaciones tengan un título universitario, de Formación Profesional o de Bachillerato? ¿Para que lo cuelguen en el salón? ¡Si aquí no va a haber trabajo en condiciones más que para unos cuantos, y el resto al paro o al subempleo!”

Ya sé que la escena es improbable, nadie espera esa sinceridad del presidente. Pero si nos lo contaran así, a lo bestia, entenderíamos mucho mejor los demenciales recortes en educación, los ya aprobados y los que vendrán. Nos seguirían cabreando, claro, pero al menos entenderíamos de qué va la cosa.

Como el gobierno no se atreve, voy a hacerle yo el trabajo sucio. Voy a explicar en qué consisten los recortes educativos a partir de esa clave: ¿para qué vamos a seguir formando jóvenes, si el futuro pinta negro? ¿Para qué queremos nuevas ediciones de “la generación mejor preparada de la historia”? ¿Para que se conviertan en nuevas “generaciones perdidas”? ¿Qué ganas de gastar ni un euro más en engordar currículum que acabarán en la papelera de una ETT?

Así pensados, los recortes deberían ser incluso más radicales: no basta con el previsible aumento del fracaso escolar, ni con la disuasión que el mayor coste de las matrículas tendrá sobre muchas familias; eso sólo eliminará unos cuantos cientos de miles de estudiantes. Habría que ir más allá, y cerrar mañana mismo todas las facultades universitarias cuyas expectativas laborales son igual a cero, o incluso tienen números negativos.

Tomemos el caso de periodismo, por poner un ejemplo sencillo: si no tenemos donde colocar a los más de cinco mil periodistas despedidos –y los que se sumarán tras los próximos ERE-, y teniendo en cuenta que el futuro a corto plazo pasa por medios digitales con plantillas miniatura y donde se paga poco o nada, ¿para qué seguir licenciando promociones de nuevos periodistas? Y lo mismo vale para las carreras científicas: ¿para qué queremos tanto Premio Nobel en potencia, si pronto tendrán que buscar ratones de chabola para sus investigaciones, como el protagonista de Tiempo de silencio?

El razonamiento es válido para muchas otras titulaciones: si en los próximos años no habrá apenas convocatorias de plazas en las administraciones públicas (salvo para policía, esa sí una profesión con futuro), ni se contratarán nuevos médicos, enfermeros o profesores, sino al contrario, se prescindirá de los interinos y cualquier día empezarán también a echar a los que tienen plaza, ¿qué necesidad hay de mantener tantos estudios universitarios sin salida profesional?

Otro tanto diremos de la FP: ya deberían estar cerradas las aulas donde se forman trabajadores para cualquier profesión relacionada con la construcción, pues pocas viviendas se van a levantar en las próximas décadas mientras no demos salida al stock de casas vacías, y de la obra pública mejor no hablar. Y lo mismo para los que se formen pensando en colocarse en la industria, menguante y deslocalizada, así como en tantas empresas de servicios que ya han descubierto la fórmula del más por menos (hacer lo mismo o más pero con menos trabajadores), o en el comercio, donde no se vende una escoba ni se va a vender por mucho tiempo.

Ya sé, ya sé: me dirán que el sistema educativo no es sólo una fábrica de trabajadores, que educar no es sólo añadir líneas al currículo, que educar debería ser mucho más. Lo que quieran, pero no nos engañemos: hace ya mucho tiempo que el sistema educativo, sus objetivos y programas, se vincularon a las necesidades productivas del país; y no sólo la evidente FP, sino también el bachillerato y la universidad entendidos como antesalas del mercado laboral y diseñados en función de las necesidades de las empresas; así ha sido, y no parece que los tiempos apunten a ideales humanistas. Cuando oíamos eso de “la generación mejor preparada de nuestra historia” ninguno estábamos pensando en ciudadanos críticos y libres, sino en lo confiados que iban los jóvenes a las entrevistas de trabajo. Ya sé que hay muchos que aspiran a otra cosa, que ven en la educación una formación humana y en valores para la convivencia, y creen en su función correctora de las desigualdades, pero hasta ahora clamaban en el desierto, y no parece que las autoridades vayan a escucharles mucho más.

Así que, si aceptamos que tenemos un sistema educativo cuyo principal objetivo es entregar al sistema productivo trabajadores con las habilidades y conocimientos que las empresas exigen, la conclusión no puede ser otra, por mal que suene: hay que suspender el sistema educativo mientras la cosa no mejore, reducirlo a la mínima expresión.

Porque lo que también parece evidente es que la solución contra el paro no pasa hoy por más y mejor educación, más y mejor formación. Muchos de esos millones que están sin trabajo no lo van a encontrar por añadir otra carrera, un master o un tercer idioma al currículum, al contrario: cada vez más trabajadores se fingen peor preparados de lo que en realidad están cuando acuden a una entrevista de trabajo, porque para los pocos puestos que se ofertan, y con la miseria de sueldo que ofrecen, un buen currículum es la peor carta de presentación.

No, la solución al paro no está en formar aun más a la generación mejor formada de la historia, sino en un cambio de modelo productivo, que el que tenemos no da más de sí, y a golpe de austeridad y recesión nos condena una larga temporada de paro y trabajo basura. Y como hace tiempo que los gobernantes abandonaron el discurso –que no era más que eso, un discurso- sobre la necesidad de un nuevo modelo económico, la apuesta por la innovación y la tecnología, los nuevos yacimientos de empleo, y patatín, patatán; mientras el modelo productivo sea el que es, no tendremos donde colocar a los cinco o seis millones de parados, que ya podrán ser siete millones y los que vengan. El único yacimiento de empleo a la vista consiste en trabajar como chinos, como recomendó el presidente de Mercadona: y para trabajar con horarios y sueldos de bazar chino, poca falta hace tener título, más bien al contrario.

De modo que de eso se trata, en eso consiste la nueva política educativa. Si los recortes actuales de 3.000 millones, que se suman a los que ya aprobaron las comunidades autónomas, les parecen un ataque al sistema educativo, piensen que esto no ha hecho más que empezar. Las medidas anunciadas dejarán por el camino a unos cuantos miles que nunca llegarán a la universidad o la FP: el recorte en la educación infantil impedirá que los niños entren tan pronto y le puedan coger el gusto al estudiar ya desde tan pequeños; la masificación de las aulas, la falta de recursos y el deterioro de las condiciones de trabajo de los profesores abonarán el fracaso escolar en edades cada vez más tempranas; y para los que sobrevivan y todavía aspiren a estudios superiores, el encarecimiento de las matrículas y la reducción de becas operarán la selección natural necesaria.

Como además se deteriorará mucho más la educación pública, la privada saldrá favorecida, cuanto más cara y exclusiva mejor, de modo que sean sus estudiantes los que consigan los pocos trabajos decentes disponibles, y el resto al paro o a la precariedad, que para eso las familias menos pudientes están mejor dotadas genéticamente para soportar las penurias y adversidades. Lo mismo cabe decir de la escuela rural, cuya supervivencia está amenazada, como contaba ayer en este blog Susana Hidalgo. ¿Para qué quieren estudiar en el campo, si allí hay aun menos futuro que en la ciudad?

De paso, con la liquidación del sistema educativo nos ahorramos otra molestia para los tiempos venideros: que los jóvenes piensen por su cuenta, que desarrollen espíritu crítico, algo que, aunque no sea un objetivo del actual sistema, acaba siendo un efecto colateral por culpa de tantos profesores que defienden que educar debe ser algo más que formar nuevos trabajadores. Y ya hemos visto lo que pasa con los jóvenes cuando piensan por su cuenta, que acaban indignándose y montando acampadas o cosas peores. Sí, es cierto que la falta de horizonte y el abandono escolar temprano pueden afectar a la convivencia y crear tensiones sociales, pero no pasa nada: eso nos permitirá contratar más policías, que como ya dijimos es la verdadera profesión de futuro.

¿A que no suena tan descabellado? Otro día si quieren les explico así también, a lo bestia, los recortes de sanidad en clave de reducción de la esperanza de vida: ¿para qué facilitar que los ciudadanos vivamos tantos años, si no habrá pensiones, ni recursos públicos de asistencia, ni dinero para la dependencia? Mejor morirnos antes, y eso que nos ahorramos todos.



viernes, 25 de mayo de 2012

EL ESPÍRITU ESTÁ EN TODOS NOSOTROS POR IGUAL

Fray Marcos

La fiesta de Pentecostés está encuadrada en la pascua, más aún, es la culminación de todo el tiempo pascual. Las primeras comunidades tenían claro que todo lo que estaba pasando en ellas era obra del Espíritu. Todo lo que había realizado el Espíritu en Jesús, lo estaba realizando ahora en cada uno de ellos. Todo esto queda reflejado en la idea de Pentecostés. Es el símbolo de la acción espectacular de Espíritu a través de Jesús.

También para cada uno de nosotros, celebrar la Pascua significa descubrir la presencia en nosotros del Espíritu, que debe llevar a cabo la misma obra que en Jesús y en los primeros cristianos.

Ninguno de los aspectos pascuales debemos considerarlos como acontecimientos históricos ocurridos en Jesús. Todos ellos expresan realidades que no pueden ser objeto de historia, sino solo de fe. No son fenómenos constatables por los sentidos; son realidades de otro plano y por lo tanto no pueden ser percibidas por nuestros sentidos.

Si las descubrimos y vivimos, sus efectos sí son históricos en nosotros. Cuando empleamos conceptos y palabras, únicamente adecuadas para expresar realidades terrenas, empieza el conflicto. Ni podemos expresarlas bien ni pueden ser objeto de nuestro conocimiento racional. A estas verdades solo se puede acceder por la experiencia interior.

Creo que todos admitiréis la extrema dificultad que supone ponernos a hablar del Espíritu Santo. Es como querer sujetar el viento o congelar la vida en una imagen. ¡No hay manera! De todas formas, siempre que hablamos de Dios, hablamos del Espíritu, porque Dios es Espíritu.

Pentecostés era una fiesta judía que conmemoraba la alianza del Sinaí (Ley), y que se celebraba a los cincuenta días de la Pascua. Nosotros celebramos hoy la venida del Espíritu, también a los cincuenta días de la Pascua. Queremos significar con ello que el fundamento de la nueva comunidad no es la "Ley" sino el "Espíritu".

Tanto el "ruah" hebreo como el "pneuma" griego, significan, en primer lugar, viento. La raíz de esta palabra en todas las lenguas semíticas es rwh que significa el espacio atmosférico existente entre el cielo y la tierra, que puede estar en calma o en movimiento. Significaría el ambiente vi¬tal del que los seres vivos beben la vida.

En estas culturas el signo de vida era la respiración. Ruah vino a significar soplo vital. Cuando Dios modela al hombre de barro, le sopla en la nariz el hálito de vida. En el evangelio que hemos leído hoy, Jesús exhala su aliento para comunicar el Espíritu.

Para ellos todos los seres participaban de la vida. La misma tierra era concebida como un ser vivo, el viento era su respiración. Su comparación con la vida, sigue siendo el mejor camino para intentar comprender lo que significa "Espíritu"; No sabemos qué es la vida, pero vivimos.

No es tan corriente como suele creerse el uso específicamente teológico del término "ruah" (espíritu). Solamente en 20 pasajes de las 389 veces que aparece en el AT, podemos encontrar este sentido.

En los textos más antiguos se habla del espíritu de Dios que capacita puntualmente a alguna persona, para llevar a cabo una misión concreta que salva al pueblo de algún peligro. Con la monarquía el Espíritu se convierte en un don permanente para el monarca (ungido). De aquí se pasa a hablar del Mesías como portador del Espíritu. Solo después del exilio, se habla también del don del espíritu a todo el pueblo.

En el NT, "espíritu" tiene un significado fluctuante, hasta cierto punto, todavía judío. El mismo término "ruah" se presta a asumir un significado figurado o simbólico. Solamente en algunos textos de Juan parece tener el significado de una persona distinta de Dios o de Jesús. "Os mandaré otro consolador."

El NT no determina con precisión la relación de la obra salvífica de Jesús con la obra del Espíritu Santo No está claro si el Pneuma es una entidad personal o no. Jesús nace del Espíritu Santo, baja sobre él en el bautismo, es conducido por él al desierto, etc. A pesar de todo, no podemos pensar en un Jesús teledirigido por otra entidad desde fuera de él.

Según el NT, Cristo y el Espíritu desempeñan evidentemente la misma función. Dios es llamado Pneuma; y el mismo Cristo en algunas ocasiones. En unos relatos lo promete, en otros lo comunica. Unas veces les dice que la fuerza del Espíritu Santo está siempre con ellos, en otros dice que no les dejará desamparados, que él mismo estará siempre con ellos.

Hoy sabemos que el Espíritu Santo no es más que el mismo Dios bajo el aspecto de energía, fuerza, motor de toda Vida. Por lo tanto, forma parte de nosotros mismos y no tiene que venir de ninguna parte. Está en mí, antes de que yo mismo empezara a existir. Es el fundamento de mi ser y la causa de todas mis posibilidades de crecer en el orden espiritual. Nada puedo hacer sin él y nunca estaré privado de su presencia.

Ni siquiera es necesario el calificativo de Santo, porque eso supone que hay espíritus malignos, y esto para nosotros no tiene mucho sentido. Todas las oraciones encaminadas a pedir la venida del Espíritu, nacen de una ignorancia de lo que queremos significar con ese término. Lo que tenemos que hacer es tomar conciencia de su presencia y dejarle actuar en nosotros.

Está siempre en nosotros, pero no somos conscientes de ello y como Dios no puede violentar ninguna naturaleza, en realidad es como si no existiera para nosotros. Un ejemplo puede ilustrar esta idea. En una semilla, hay vida, pero en estado latente. Si no coloco la bellota en unas condiciones adecuadas, nunca se convertirá en un roble. Para que la vida que hay en ella se desarrolle, necesita una tierra, una humedad y una temperatura adecuada. Pero una vez que se encuentra en las condiciones adecuadas, es ella la que germina; es ella la que, desde dentro, desarrolla el árbol que llevaba en potencia.

Dios (Espíritu) es el mismo en todos y tiene que empujar hacia la misma meta. Pero como cada uno está en un "lugar" diferente, y a veces muy diverso, el camino que nos obliga a recorrer, será siempre distinto. Son pues los caminos los que distinguen a los que se dejan mover por el Espíritu, y no la meta hacia la que se dirigen. El labrador, el médico, el sacerdote tienen que tener el mismo objetivo vital si están movidos por el mismo Espíritu. Pero su tarea es completamente diferente.

¿Cuál es la meta a la que empuja el Espíritu? Este es el nudo gordiano de la cuestión. Una mayor humanidad es la manifestación de esa presencia del Espíritu. La mayor preocupación por los demás, es la mejor muestra de que uno se está dejando llevar por él. En cualquier persona que manifieste amor está el Espíritu.

Si Dios está en cada uno de nosotros a través del ser, está total y absolutamente como lo que es, simple y a la vez, absoluto. No hay manera de imaginar que pueda estar más en uno que en otro. En toda criatura se ha derramado todo el Espíritu.

En la posesión del Espíritu, no hay diferencia entre el campesino, el maestro, el sacerdote o el obispo. Esgrimir el Espíritu como garantía de autoridad, es la mejor prueba de que uno no se ha enterado de lo que tiene dentro. Porque tiene la fuerza del Espíritu, el campesino será responsable y solícito en su trabajo y con su familia. En nombre del mismo Espíritu, el obispo desempeñará las tareas propias de su cargo.

Siempre que queremos imponernos a los demás con cualquier clase de violencia, incluida la pretensión de hablar en nombre de Dios, estamos dejándonos llevar, no del Espíritu, sino de nuestro espíritu raquítico.

La presencia de Dios en nosotros, nos mueve a parecernos a Él. Pero si tenemos una falsa idea de Dios, nos metemos por un callejón sin salida. Con una idea de Dios que es poder, señorío y mando, que premia y castiga, intentaremos repetir esas cualidades en nosotros en nombre de Dios.

El intento de ser como Dios en el relato de la torre de Babel, queda contrarrestado en este relato que nos habla de reunir y unificar lo que era diverso. El único lenguaje que todo el mundo entiende es el amor. Si descubrimos el Dios de Jesús que es amor y don total, intentaremos repetir en nosotros ese Dios, amando, reconciliando y sirviendo a los demás.

Esta es la diferencia abismal entre seguir al Espíritu del que nos habla el evangelio, o seguir lo que nos dicta nuestro propio espíritu en nombre de un falso dios. Todas las religiones han caído en esta trampa.

Dios llega a nosotros desde lo hondo del ser, y acomodándose totalmente a la manera de ser de cada uno. Por eso la presencia del Espíritu nunca lleva a la uniformidad, sino que potencia la pluralidad. Pablo lo vio con claridad meridiana: formamos un solo cuerpo, pero cada uno es un miembro con una función diferente e igualmente útil para el todo.

Si no tenemos esto en cuenta, caeremos en la trampa de hacer clones en vez de personas. Esa uniformidad pretendida por los superiores en nombre del Espíritu, no tiene nada de evangélica, porque, lo que se intenta es que todos piensen y actúen como el superior. Si todos tocaran el mismo instrumento y la misma nota, no habría nunca sinfonía. Sólo la armonía de muchos sonidos diferentes nos lleva a disfrutar de la música.



miércoles, 16 de mayo de 2012

EL LIBRO DEL CURSO DIRIGIDO POR JUAN MASIÁ: "TEOLOGÍAS EN ENTREDICHO"

Ana Bou

“Si el cristianismo occidental está en declive, es por la forma de presentarlo”

La teología debe admitir el reavivar de la fe, para no quedarse en especulación vacía. Y la fe debe ser capaz de reinterpretar las creencias

Teologías en entredicho es un libro que se ha editado con motivo de un curso en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo (UIMP) donde sus ponentes nos han regalado su sabiduría. El tema del curso fue la transformación de la teología en la situación actual, qué es un contexto de pluralismo y laicidad.

Pluralismo dentro de la iglesia, pluralismo de religiones, que se encuentran y dialogan entre sí más que antes, pluralismo en la sociedad secular y laica, en la que conviven maneras de ver el mundo y de relacionarse las personas muy diferentes entre sí.

En el contexto de laicidad se insiste en la libertad de conciencia y en la neutralidad del estado en materia de creencias y no creencias, en la autonomía de las realidades temporales y en la opción personal en materia de creencias que no pueden imponerse por coacción política, religiosa o ambiental.

Roger Haight distingue entre fe y creencias. Lo que nos une es la fe, no las teologías. La teología tiene que reconstruirse, si el cristianismo occidental está en declive no es por el sentido del mensaje cristiano sino por el modo como es presentado en la cultura actual. La fe no se reduce a las creencias que la expresan ya que estas han cambiado a lo largo de la historia.

Una misma fe puede subyacer a diferentes creencias sobre su objeto. La unidad de la comunidad creyente reside en compartir su fe, aunque no coincida en las teologías que interpretan su expresión en forma de creencias.

Interesante la presentación que nos hizo José Mª Castillo sobre la desviación que ha llevado al movimiento original de Jesús a la situación de ambigüedad en la que se ha desarrollado y llegado hasta nosotros.

La exposición de Margarita Pintos trató sobre la perspectiva de género en teología de ahí la presencia de la mujer en el curso, cinco ponentes y la secretaria académica.

También contamos con la presencia de un budista: el profesor Kotaró Suzuki; el teólogo Enrique Martínez Lozano y Anselmo Borges, profesor de filosofía quienes se complementaban mutuamente en su manera de repensar su propia religión.

El tema de las relaciones entre las iglesias y el estado fue enfocado por Juan José Tamayo desde la Teología y por Francisco Delgado desde el punto de vista de Europa laica.

El diálogo-entrevista entre el teólogo Juan Masiá y la profesora Chiaki Watanabe sobre la sacralización sintoísta del estado, tuvo el interés especial de que la historia del nacional catolicismo español les da qué pensar a los japoneses sobre el problema del nacional sintoísmo de pre-guerra en Japón

Otro de los temas a destacar fue la ética. Tan denso que habría dado de sí para un solo curso. Amelia Valcárcel plantea la ética para un mundo global, mientras que Diego Gracia distingue entre la experiencia religiosa y ética. La primera es la experiencia del don, del regalo, de lo gratuito o de la gracia. La segunda es la experiencia del mérito, de aquello que uno merece en justicia.

Marta Alonso y Antonio Monclús nos hablaron sobre teología y bioética en los límites de la vida, situaciones terminales y muerte con dignidad.

El profesor Masiá, recogiendo ya en su ponencia de clausura el recorrido del curso, insistía en ser capaces de reavivar la fe y reinterpretar las creencias. La teología debe admitir el reavivar de la fe, para no quedarse en especulación vacía. Y la fe debe ser capaz de reinterpretar las creencias.

El teólogo y profesor Masiá concluyó presentando las propuestas siguientes:

• Declinar el dominio exclusivo de la verdad por parte de una teología

• Renunciar a la absolutización de cualquier lenguaje teológico

• Desistir de la inmovilidad de una única fórmula de la profesión de fe

• Fecundarse mutuamente las creencias en el encuentro de las religiones

• Recrear el imaginario religioso desmontando ídolos y traduciendo símbolos

• Desideologizar fe y revelación desenmascarando la ideologización fundamentalista de fe y revelación como criterios heterónomos de ortodoxia al servicio de la religión institucionalizada.

“Teología en entredicho” es uno de esos libros que merece la pena tener cercano para poder consultar de vez en cuando.



viernes, 11 de mayo de 2012

10 MOTIVOS POR LOS QUE ACUDIR AL #12M15M

Miguel Angel Vazquez, en 'Cristianxs indignadxs'

Antes de hacer las presentaciones debidas y de darles la bienvenida que se merecen a esta bitácora que hoy ve la luz, parece que la actualidad manda y me voy a atrever a meterme directamente en harina. El protocolo, si me lo permiten, lo dejo para la siguiente entrada. Por ahora, si quieren saber un poco más acerca de qué es lo que se van a poder encontrar en este espacio nuevo, les invito a que trasteen en las pestañas de arriba donde está colgada la motivación fundamental de este ‘Cristianxs indignadxs‘ y un perfil más o menos acertado del tipo que ahora les escribe.

Digo que la actualidad manda porque, en menos de 24 horas, las calles vuelven a llamarnos para expresar nuestra indignación colectiva, gritar nuestra denuncia a un sistema injusto que se alimenta de las vidas de los más desfavorecidos y mostrar nuestra esperanza firme en otro mundo posible. Es el aniversario del 15-M. Se cumple un año ya del día que supuso un antes y un después de tantas cosas y, como con otras fechas marcadas en rojo en el calendario (8 de marzo, 1 de mayo,…), no se trata sólo de celebrar sino de reivindicar. Desde esta primera entrada de ‘Cristianxs indignadxs‘ y como declaración de intenciones, quiero recoger diez motivos por los que merece la pena acudir a las marchas y asambleas convocadas con motivo del #12M15M. Abierta queda la invitación para que añadan todos los que consideren.

- Porque es un movimiento incluyente y abierto a todo el que quiera, busca aquello que nos une y descubre que, aparte de una circunstancia oscura, hay una esperanza común. Porque es global y no se cansa de convocar a todo el mundo más allá de ideologías, adhesiones o credos.

- Porque habla a la gente en las plazas, a la vista de todos, y se atreve a dar su mensaje de justicia fuera de los templos, de las sedes de organizaciones, de las habitaciones cerradas. Porque “de Norte a Sur” y “de Este a Oeste” recorrió a pie todos los pueblos y aldeas que se encontró a su paso para comunicar la esperanza que nacía.

- Porque desde el primer momento ha tenido como uno de sus pilares fundamentales la no violencia, la resistencia pacífica, el no devolver mal con mal. No se entiende que vayan a movilizar a más de mil antidisturbios para controlar a un movimiento que en más de un mes de manifestaciones y acampadas no rompió un solo cristal ni agredió a nadie.

- Porque pone su lucha y su punto de mira en los más desfavorecidos. Siente como suyo el sufrimiento de los demás y se preocupa de los que no tienen techo o lo van a perder (desahucios), de los encarcelados (CIE), de los que pasan hambre (parados) y de los enfermos (marea blanca), entre otros muchos colectivos desprotegidos.

- Por la especial y fundamental relevancia que le da a la mujer, porque “la revolución será feminista o no será”.

- Porque una de sus señas de identidad es la horizontalidad, desdeñando cualquier tipo de jerarquía que atente contra la fraternidad. Porque se ha demostrado que, frente a pretendidos líderes del movimiento, la única forma válida de “ser el primero”, ha sido ponerse al servicio de otros.

- Porque cuando le quisieron poner a prueba en mitad de los fastos del pasado agosto y ver cuánto de incluyente y de tolerante tenía, a pesar de los palos recibidos, optó por el diálogo y creó el foro de entendimiento #15JMJ.

- Porque respeta y les da toda la importancia que tienen a los niños, siendo de los únicos movimientos de protesta que puso uno de sus corazones en la guardería que fue construida en la Acampada de Sol. Porque los niños tuvieron su palabra en las asambleas y se les escuchó con atención.

- Porque se empeña en recordar a los ricos con insistencia que no caben en ese otro mundo posible si no renuncian a su avaricia y a su riqueza.

- Porque es la revolución pendiente, la que nos toca a la gente del siglo XXI, la que no concluyeron los franceses que la enunciaron. Porque tras luchar por la revolución de la Igualdad y décadas más tarde por la de la Libertad, ha llegado la hora de hacer la revolución de la Fraternidad.

Yo lo tengo claro y, este 12M, volveré a Sol. Si me buscan, nos vemos en las calles.

miércoles, 9 de mayo de 2012

AL ESTILO DE JESÚS

José Antonio Pagola

Jesús se está despidiendo de sus discípulos. Los ha querido apasionadamente. Los ha amado con el mismo amor con que lo ha amado el Padre. Ahora los tiene que dejar. Conoce su egoísmo. No saben quererse. Los ve discutiendo entre sí por obtener los primeros puestos. ¿Qué será de ellos?

Las palabras de Jesús adquieren un tono solemne. Han de quedar bien grabadas en todos: "Éste es mi mandato: que os améis unos a otros como yo os he amado". Jesús no quiere que su estilo de amar se pierda entre los suyos. Si un día lo olvidan, nadie los podrá reconocer como discípulos suyos.

De Jesús quedó un recuerdo imborrable. Las primeras generaciones resumían así su vida: "Pasó por todas partes haciendo el bien". Era bueno encontrarse con él. Buscaba siempre el bien de las personas. Ayudaba a vivir. Su vida fue una Buena Noticia. Se podía descubrir en él la cercanía buena de Dios.

Jesús tiene un estilo de amar inconfundible. Es muy sensible al sufrimiento de la gente. No puede pasar de largo ante quien está sufriendo. Al entrar un día en la pequeña aldea de Naín, se encuentra con un entierro: una viuda se dirige a dar tierra a su hijo único. A Jesús le sale desde dentro su amor hacia aquella desconocida: "Mujer, no llores". Quien ama como Jesús, vive aliviando el sufrimiento y secando lágrimas.

Los evangelios recuerdan en diversas ocasiones cómo Jesús captaba con su mirada el sufrimiento de la gente. Los miraba y se conmovía: los veía sufriendo, o abatidos o como ovejas sin pastor. Rápidamente, se ponía a curar a los más enfermos o a alimentarlos con sus palabras. Quien ama como Jesús, aprende a mirar los rostros de las personas con compasión.

Es admirable la disponibilidad de Jesús para hacer el bien. No piensa en sí mismo. Está atento a cualquier llamada, dispuesto siempre a hacer lo que pueda. A un mendigo ciego que le pide compasión mientras va de camino, lo acoge con estas palabras: "¿Qué quieres que haga por ti?". Con esta actitud anda por la vida quien ama como Jesús.

Jesús sabe estar junto a los más desvalidos. No hace falta que se lo pidan. Hace lo que puede por curar sus dolencias, liberar sus conciencias o contagiar confianza en Dios. Pero no puede resolver todos los problemas de aquellas gentes.

Entonces se dedica a hacer gestos de bondad: abraza a los niños de la calle: no quiere que nadie se sienta huérfano; bendice a los enfermos: no quiere que se sientan olvidados por Dios; acaricia la piel de los leprosos: no quiere que se vean excluidos. Así son los gestos de quien ama como Jesús. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).



lunes, 7 de mayo de 2012

ERNESTO CARDENAL, PREMIO REINA SOFÍA DE POESÍA IBEROAMERICANA

El sacerdote nicaragüense Ernesto Cardenal ha obtenido la XXI Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana. Este premio, dotado con 42.100 euros, se suscribe en el marco de cooperación cultural entre Patrimonio Nacional y la Universidad de Salamanca.

Ernesto Cardenal Martínez (Granada, Nicaragua, 1925) es un sacerdote católico, político, escultor y escritor famoso por su obra poética, por la que ha sido galardonado, entre otros, con el Premio Iberoamericano de Poesía Pablo Neruda en 2009.

El poeta Luis Antonio de Villena, portavoz del Jurado, ha descrito a Ernesto Cardenal como un poeta "comprometido" y "marxista" que reúne una gran cantidad de registros y "poemas cosmogónicos de gran calidad". "Es un autor de gran calidad que no podía faltar a este premio", ha declarado De Villena tras el fallo del galardón.

Asimismo, ha señalado que un caso "muy flagrante" porque había mucha gente que lo relacionaba con un momento político concreto y por ese motivo, el Jurado del galardón han considerado que no podía quedarse atrás por "motivos extraliterarios" y por realizar una poesía comprometida, social, religiosa o marxista.

Por su parte, el poeta Jaime Siles, miembro también del jurado, ha reconocido que la decisión de conceder el galardón a Carnedal ha sido "muy acertada" porque es un autor con una obra muy amplia y uno de los grandes traductores de los clásicos.

Por último, Luis Antonio de Villena ha subrayado que su poesía es representativa de toda una época de la literatura en Iberoamérica, y que en alguno de sus libros ha llegado a contar la historia de la tierra.

Ernesto Cardenal Martínez nació en Granada, Nicaragua, el 20 de enero de 1925, donde pasó su primera infancia. En México ingresó en la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional Autónoma y en esta época publicó sus primeros poemas.

Completó sus estudios en la Universidad de Columbia (Nueva York) donde se doctoró. Entre 1949 y 1950 se dedicó a viajar por Europa. En esta época se inició en otra de sus pasiones artísticas: la escultura.

En 1952 fundó una pequeña editorial de poesía, El hilo azul. En 1954 participó en un movimiento armado que intentó asaltar el Palacio Presidencial y que fue conocido en Nicaragua como 'La Rebelión de Abril'.

Es en 1957 cuando su vida da un giro total al decidir hacerse monje trapense e ingresar en el Monasterio de 'Our Lady of Gethsemani', en Kentucky, EE.UU. donde Thomas Merton se convirtió en su maestro, consejero espiritual y amigo.

Ingresó más tarde en el Monasterio Benedictino de Cuernavaca, México, donde permaneció dos años. Su labor poética se materializó en esta época, dando cuenta de sus experiencias místicas, en Gethsemani Ky" y Vida en el amor. En 1961 continuó sus estudios de Teología en un seminario católico en la Ceja, Colombia. Desde allí publicó las obras Salmos y Oración por Marilyn Monroe.

El premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana tiene como objetivo reconocer el conjunto de la obra de un autor vivo que por su valor literario constituye una aportación relevante al patrimonio cultural común de Iberoamérica y España. En esta edición han sido presentadas más de 50 candidaturas.

El jurado ha estado compuesto por: José Rodríguez-Spiteri Palazuelo, presidente del patrimonio nacional; Daniel Hernández Ruiperez, rector de la Universidad de Salamanca; José Manuel Blecua, director de la Real Academia Española; Adrián Vitier Rodríguez (nieto de Fina García Marrúz - XX Premio Reina Sofía de Poesía Iberoamericana); Víctor García de la Concha, director del Instituto Cervantes y académico de la RAE; Gloria Pérez Salmerón; directora de la Biblioteca Nacional y Antonio Lobo Antunes, escritor portugués; Pilar Martín-Laborda y Bergasa, directora de imagen, promoción y desarrollo del patrimonio nacional.

Asimismo, también han formado parte de este jurado José Manuel Mendes, director del instituto del libro portugués; Genoveva Iriarte, directora general del instituto Caro y Cuervo; Soledad Puértolas, escritora; Luís Antonio de Villena poeta y Jaime Siles, poeta; José Miguel Santiago Castelo; subdirector de abc y poeta; Luis Alberto de Cuenca, poeta; José Manuel Caballero Bonald, poeta; Javier Sanjose Lera, director departamento de lengua y literatura de la Universidad de Salamanca, Emilio de Miguel Martínez, profesor de la Universidad de Salamanca, y Esther Martínez Quinteiro, secretaria del premio.

Entre los ganadores de este galardón anual se cuentan el chileno Gonzalo Rojas (1992) el madrileño José Hierro (1995) el asturiano Ángel González (1996) el uruguayo Mario Benedetti (1999) el catalán Pere Gimferrer (2000) O el argentino Juan Gelman (2005) el valenciano Francisco Brines (2010) o la cubana Fina García.



domingo, 6 de mayo de 2012

ASAMBLEA UNIVERSAL DEL PUEBLO CRISTIANO

Llamamiento 04.05.2012

1. El cincuenta aniversario de la clausura del Concilio Vaticano II está despertando en muchas comunidades cristianas un creciente interés por un acontecimiento que se planteó en profundidad la relación de la Iglesia con el mundo. Las dos preguntas básicas que flotaban en el aula conciliar eran: “Iglesia, ¿qué puedes ofrecerle hoy al mundo?” y “Mundo, ¿qué le exiges hoy a la Iglesia?”

Hoy, cincuenta años después, deberíamos hacernos las mismas preguntas porque tanto el mundo como la Iglesia han cambiado sustancialmente. Ante los nuevos desafíos -económicos, religiosos, políticos, culturales, científicos, etc.- a los que hoy nos enfrentamos los cristianos y cristianas, junto a muchos otros, debemos elaborar nuevas respuestas. Y para este cometido debemos tener la misma actitud honesta y creativa que entonces tuvo el Vaticano II y usar, igual que entonces, una metodología capaz de hacer razonablemente fiable la vinculación entre historia y transcendencia.

Redes Cristianas, cuya preocupación fundamental desde su origen ha sido tratar de hacer creíble la fe en cada circunstancia histórica, considera que este aniversario puede ser un tiempo oportuno para actualizar en nuestros días el espíritu de la Primera Asamblea de Jerusalén, que relatan los Hechos de los Apóstoles en su capítulo 15. En este sentido, nos hemos propuesto dedicar nuestro esfuerzo a la constitución de una base suficientemente amplia, empeñada en la búsqueda de una nueva forma de presencia cristiana en el mundo de hoy y, en consecuencia, en la reforma profunda de la Iglesia. Sintonizamos en esta búsqueda con las iniciativas que se están poniendo en marcha por otros grupos católicos de base de todo el mundo, singularmente con América Latina y con la Red Europea de Iglesia por la Libertad de la que somos parte.

2. Nuestra propuesta se dirige al mundo cristiano en su más amplio espectro y a toda persona para la cual la apuesta por la dignidad del ser humano y el sentido de la trascendencia es importante en su vida y quehacer; a todos y todas las que están contra la discriminación -singularmente la de género y la causada por la pobreza- y se esfuerzan por cambiar las estructuras injustas del mundo; a quienes les duele el silencio de la jerarquía ante la crisis y el paro, y su incapacidad para renunciar a sus privilegios; a cuantas y cuantos se desesperan por el deterioro al que la falta de conciencia ecológica está sometiendo el planeta; a las personas que quieren vivir la fe en un contexto de libertad y respeto y no lo encuentran en las instituciones religiosas; a todos aquellos y aquellas que por esta razón se han ido alejando de las iglesias, pero siguen entendiendo como válido para el mundo de hoy el mensaje del evangelio.

3. Con este espíritu, nos proponemos poner en marcha una gran Asamblea del Pueblo Cristiano. No se trata de un evento con un tiempo limitado y una fecha precisa. Lo que pretendemos es más parecido a un proceso horizontal yparticipativo que se puede ir ajustando a los tres años previos al cincuenta aniversario: horizontal, porque todas las voces deben ser oídas, poniendo su importancia más en lo que se dice que en quién lo dice; y participativo, es decir, asumiendo la responsabilidad que cada cual tenemos ante los demás. Con ello creemos que las fases hasta llegar a la Asamblea podrían ser:
1ª Fase 2012-2013: Constitución. El objetivo de esta fase es ponernos en relación las personas y colectivos, actualmente desvinculados, y constituir entre todos una base social amplia para llevar adelante los fines que nos proponemos. Esta base no debería sentirse limitada por ninguna frontera de país, continente o religión.
2ª Fase 2013-2014: Identificación y priorización de los desafíos. En esta segunda fase deberíamos detectar los grandes problemas de hoy y priorizar nuestra actuación en tanto que acción cristiana.
3ª fase 2014-2015: Posibles respuestas. Coincidiendo con el aniversario de la clausura del Vaticano II, deberíamos encontrar algunas respuestas que definan honestamente nuestra forma de presencia en el mundo empobrecido y en crisis sistémica y la articulación coherente de los medios para una praxis alternativa. Aquí entra la reforma de las instituciones y de las iglesias.

Los colectivos que formamos parte de Redes Cristianas hacemos un llamamiento ante esta tarea urgente que nos proponemos. Ofrecemos nuestra página web y la dirección electrónica webredes2@gmail.com para ir recogiendo aportaciones y adhesiones de las personas y colectivos que se sientan interpeladas para trabajar juntas en esta tarea ilusionante y esperanzadora y lograr que la Asamblea Universal de Pueblo Cristiano sea una realidad en 2015.



viernes, 4 de mayo de 2012

CARTA ABIERTA DE UN CRISTIANO GAY A JUAN ANTONIO REIG, OBISPO

Querido hermano Reig Plá: El que esto escribe es un joven de 30 años que es homosexual y es católico. Y es feliz. Y sé que no soy la excepción que confirma la regla de sus teorías. Conozco hermanos y hermanas homosexuales que son cristianas y son felices, y viven plenamente su afectividad y su fe.

Usted nos presenta unos testimonios que solamente por el hecho de expresar la historia personal de alguien merece todo el respeto y consideración de todos. No seré yo quien juzgue el espacio sagrado que es la intimidad y la verdad de las personas que le han manifestado sus sentimientos.

Son personas que manifiestan un gran sufrimiento desde la infancia: no aceptación, rechazo, falta de autoestima. ¿Qué futuro afectivo y qué equilibrio emocional puede tener alguien que desde niño está escuchando un discurso en que se le dice que su forma de amar es mala, pecaminosa y sucia?

No es nuestra orientación sexual la que nos lleva al infierno. Son discursos como el suyo lo que ha hecho que durante siglos las personas homosexuales hayamos tenido que vivir el amor, como algo sucio, pecaminoso, y esto, haya destruido esa realidad tan humana y tan divina como es el amor. Y no sólo eso, sino nuestra propia dignidad como personas, nuestra autoestima, y nuestra propia capacidad para donarnos.

Son discursos como el suyo lo que han hecho que muchos hermanos y hermanas homosexuales hayan tenido que vivir su afectividad desde el miedo, la ocultación. Y esto ha hecho que nuestras relaciones se dieran en cuartos oscuros, con música a todo volumen, y alcohol que impedían unas relaciones sanas y personales. Discursos como el suyo han dejado muertos y en el infierno a muchos de mis hermanos y hermanas, impidiéndoles que desarrollaran una afectividad sana y madura, encerrándonos en guetos, y haciéndonos crear estilos de vida y de relación insanos y que atentan contra la dignidad de las personas.

Pero gracias a Dios las cosas están cambiando. Yo soy homosexual y soy feliz. Y muchos hermanos y hermanas míos viven su amor, sus relaciones de pareja, y muchos ya su matrimonio, desde el amor y la fidelidad, la entrega y la donación. Y son felices y se saben amados de Dios.

¿Desde cuándo amar ha sido pecado en el cristianismo? La homosexualidad, no es cuestión de sexo, ni de prostitución, ni de depravación, ni de enfermedad, aunque muchas de las personas que se acercan al confesionario, que han internalizado discursos como el suyo lo hayan vivido así. La homosexualidad, es cuestión de amor.

Se lo vuelvo a decir: soy feliz. Y lucho cada día por vivir según el seguimiento de Jesús desde lo que soy. Me sé y me siento amado por Dios y aceptado por él. Las personas homosexuales no necesitamos más condenadas. Necesitamos que una Iglesia samaritana nos acompañe en el camino de nuestra reintegración plena en la sociedad, pues ha sido ella en gran medida la que nos ha puesto en los márgenes, y nos ayude a vivir el Evangelio desde nuestra realidad.



jueves, 3 de mayo de 2012

INDIGNADO CON EL PODER ECONÓMICO

Juan José Tamayo

El movimiento de los Indignados no es ajeno al cristianismo, sino que se encuentra en su misma entraña y constituye uno de los rasgos más importantes de la figura de su fundador, Jesús de Nazaret. En el artículo anterior hablé de la indignación de Jesús con el poder político.

Hoy me centraré en el poder económico, ya que es en ese terreno en el que el conflicto del Nazareno se torna más radical y sin concesiones, al considerar que la riqueza genera la pobreza, que es el verdadero rival de Dios, y que los ricos, con su estilo de vida arrogante, demuestran una gran insensibilidad hacia los pobres. Por eso Jesús establece la total incompatibilidad entre Dios y la acumulación de bienes. Veamos cómo manifiesta su resistencia e indignación a los poderes económicos.

Jesús vive un estilo de vida pobre, desprendida, itinerante, no atada a las riquezas. Las tradiciones evangélicas lo presentan como una persona desinstalada:

a) No tiene residencia fija, carece de hogar estable y a sus más cercanos seguidores les pide abandonen casas y haciendas para seguirle y compartir su estilo de vida.

b) No está apegado a la familia. Lleva a cabo un cambio en la concepción del parentesco: este no se basa en los lazos de la sangre, sino en la escucha y la práctica de la palabra de Dios y en la opción por los excluidos.

c) Vive sin posesiones; no lleva dinero en el bolsillo; por eso puede desafiar al poder económico y echarle en cara su proceder injusto.

d) Renuncia a la seguridad personal. Vive sin protección y se siente indefenso ante las permanentes agresiones de que es objeto. La falta de protección desemboca en detención, condena y ejecución.

En dos de sus estudios más rigurosos y originales: Jesús. Vida de un campesino judío (Crítica, Barcelona, 1994) y Jesús: biografía revolucionaria (Grijalbo Mondadori, Barcelona, 1996), el investigador norteamericano John Dominic Crossan presenta a Jesús como un campesino judío, que vive al estilo de los filósofos cínicos griegos y que anuncia un programa económicamente revolucionario fundado en tres principios: el igualitarismo religioso y económico antijerárquico, la comensalía como banquete de los pobres y la sanación gratuita. John P. Meier, otro de los más prestigiosos especialistas en el Jesús histórico, lo define, creo que certeramente, como “un judío marginal”, aludiendo a su ubicación en los márgenes de la sociedad, lo que implica un desafío permanente al modelo económico dominante (Un judío marginal, 5 volúmenes, EVD, Estella, 1998 ss.)

Jesús muestra su resistencia al poder económico denunciando la riqueza. Ésta dificulta de forma extrema a los ricos la entrada en el reino de los cielos, es decir, la salvación: “Os aseguro que con dificultad entrará un rico en el reino de Dios. Lo repito: más fácil es que entre un camello por el ojo de una aguja que no entre un rico en el reino de Dios ” (Mt 19, 23; Mc 10, 23; Lc 18, 24). Las personas “ricas”, recuerdan los exegetas neotestamentarios Malina y Rohrbaugh comentando este texto, eran consideradas ladrones o herederos de ladrones.

¿Por la indignación de Jesús ante el poder económico?

En primer lugar, porque los ricos sustituyen a Dios por la acumulación de bienes. Y donde hay apego a la riqueza y confianza en los bienes materiales, no cabe la afirmación de Dios, ni la confianza en él. El dinero es incompatible con el espíritu evangélico de pobreza. La codicia es incompatible con Dios: “Nadie puede servir a dos señores; porque odiará a uno y querrá al otro, o será fiel a uno y al otro no le hará caso. No podéis servir a Dios y al dinero” (Lc 16, 13; Mt 6, 24). Dios personifica los valores del reino: paz, vida, alegría, servicio, etc. El Dinero personifica los contravalores del reino: egoísmo, muerte, insolidaridad, etc. La codicia, que lleva a acumular riquezas, no garantiza la vida. La idolatría en el judaísmo consistía en adorar al becerro de oro; en el cristianismo, en adorar el oro del becerro.

En segundo lugar, porque la riqueza, toda riqueza, es injusta (Lucas habla de “dinero injusto”, 16,9.11), es un medio de dominación y opresión que genera pobreza. El apego a la riqueza es tan fuerte, engancha tanto, que los ricos no atienden a razones ni divinas ni humanas, como pone de manifiesto la parábola del pobre Lázaro y el rico epulón (Lc 16, 19-31).

Jesús asume el empobrecimiento no por ascesis, ni por espíritu de sacrificio, ni porque sienta desprecio hacia los bienes materiales, sino en solidaridad con los pobres y como condición necesaria para su defensa eficaz. Y lo asume consciente, libre y activamente. Jesús no es un puritano que adopte la pobreza por sí misma y la canonice como si se tratara de una virtud a practicar. Tampoco es un romántico que ame la pobreza y el desprendimiento. No adopta una actitud conformista ante la existencia de la pobreza y de los pobres, cual si se tratara de un fenómeno natura, de un hecho fatal o de algo querido por Dios, sino que protesta contra ella y la denuncia por ser injusta.

La opción por los pobres no es un simple entretenimiento o una corazonada de Jesús, sino su práctica fundamental. Él se encuentra siempre cerca de las personas y de los grupos maginados social y religiosamente, y se pone de su lado: publicanos, pecadores, prostitutas, pobres, enfermos, posesos, paganos, samaritanos, mendigos, etc. Pues bien, al ponerse de su lado no se limita a declararlos hijos de Dios, sino que está cuestionando de raíz las causas materiales y religiosas que daban lugar a la marginación y lucha por su erradicación.