martes, 28 de mayo de 2013

GEZA VERMES, UNA VISIÓN DE JESÚS DESDE EL JUDAÍSMO

 Juan José Tamayo

El pasado 8 de mayo falleció, a los 88 años, Geza Vermes, uno de los mejores especialistas en los Manuscritos del Mar Muerto, el Jesús histórico, el judaísmo intertestamentario y los orígenes del cristianismo, campos en los que durante más de sesenta años llevó a cabo investigaciones que jugaron un papel fundamental en el conocimiento de dicho mundo y ejercieron una influencia decisiva en los estudios científicos sobre el tema.

La vida de Geza Vermes estuvo llena de “accidentes providenciales”, título de su autobiografía (1998). Nació en la ciudad húngara de Makó en el seno de una familia judía. La madre era maestra y el padre periodista y poeta. Ambos se convirtieron al catolicismo y bautizaron a su hijo a principios de los años treinta, confiando en que la entrada en la Iglesia católica les protegiera del antisemitismo nazi. Pero —¡vana esperanza!— los padres fueron asesinados en 1944 sin que el hijo llegara a saber dónde ni cómo.

Vermes logró liberarse del Holocausto gracias al apoyo de la Iglesia católica, ingresó en la Orden de los Padres de Nuestra Señora de Sión y fue ordenado sacerdote. Estudió Filosofía y Teología en la universidad de Lovaina, donde se doctoró en 1953 con una tesis pionera sobre los Manuscritos del Mar Muerto, punto de referencia para las investigaciones ulteriores sobre el tema. Desde entonces el nombre de Vermes estuvo vinculado a dichos manuscritos, de los que era considerado uno de principales expertos mundiales. En 1962 apareció su traducción inglesa de los manuscritos, la primera en ese idioma, que cuenta con numerosas ediciones y que fue ampliando en la medida en que se conocían los nuevos manuscritos descubiertos. Los trabajos de Vermes han desempeñado un papel muy importante en las investigaciones y traducciones de especialistas españoles como Antonio G. Lamadrid, Florentino García y Julio Trebolle, entre otros. En 1957 renunció al sacerdocio,y volvió al judaísmo. Fue profesor de Estudios Bíblicos en Kings’ College (que actualmente es la universidad de Newcastle), donde se fraguó su reputación internacional gracias a la citada traducción de los Manuscritos del Mar Muerto y a su obraEscritura y tradición en el judaísmo. De 1965 hasta su jubilación en 1992 ejerció la docencia en la universidad de Oxford como profesor de Estudios Judíos, que se convirtió en disciplina académica con carácter científico.

Uno de sus contribuciones más importantes al estudio de la historia del judaísmo es la modernización de la monumental obra de Emil SchürerHistoria del pueblo judío en tiempos de Jesús (Ediciones Cristiandad, Madrid, 1985), que llevó a cabo junto con Fergus Millar, Mattlew Black y su esposa, Pamela Vermes. La primera edición de esta obra monumental apareció en 1874 y la modernización de Vermes, un siglo después, conserva lo que científicamente sigue vigente e incorpora los descubrimientos a partir de 1910 en lo referente a los textos literarios, papiros, arqueología, numismática, epigrafía, Manuscritos del Mar Muerto, etcétera.

El Jesús histórico es quizá el campo en el que más trabajó e hizo las aportaciones más relevantes de su actividad investigadora. A este tema dedicó numerosas obras. La de más impacto fue Jesús el judío(Muchnik, 1977), que reubica a Jesús de Nazaret en su contexto vital, liberándolo de la cristianización y dogmatización ulteriores. El resultado es una aproximación histórica a Jesús de Nazaret, distorsionado por el mito judío y el mito cristiano, que no fue “ni el Cristo de la Iglesia ni el apóstata y espantajo de la tradición popular judía” (p. 19). La obra, dedicada al estudioso judío del Nuevo Testamento Paul Winter, se abre con una sugerente cita de Martin Buber: “Nosotros los judíos conocemos (a Jesús) de un modo —en los impulsos y emociones de su judeidad esencial— que permanece inaccesible a los gentiles sometidos él”. Creo que Buber y Vermes llevan razón.


LA LUCHA CONTRA LOS DESAHUCIOS, EXPERIENCIA DE FE CON LAS PERSONAS EMPOBRECIDAS

Pedro J. Navarro, en alandar.org



“Por favor, no os quitéis la vida. Sabemos que estáis sufriendo, lo vemos, os escuchamos, compartimos vuestro dolor. Vemos cómo cada día se os hace insoportable, cómo hay un vacío existencial porque no podéis alimentar a vuestros hijos, cómo ellos os piden un bocadillo para la escuela y no podéis dárselo y os dicen que sus amigos sí lo llevan y os miran con ojos de desconcierto, de tristeza, de hambre. Y, cuando se van a la escuela lloráis desconsoladamente y os remontáis a momentos de bonanza, de bienestar, cuando os sentíais orgullosos delante de vuestros hijos, pero ahora tienen hambre y os sentís impotentes. Todas las puertas cerradas”.

Quien así habla es Joaquín Sánchez, sacerdote de 51 años, natural de Bullas (Murcia) y miembro fundador en 2010 de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) de la Región de Murcia. Hace unas semanas escribía un artículo dirigido a centenares de familias afectadas por el “becerro de oro” del crédito fácil al pairo de la “burbuja inmobiliaria” y a los “cantos de sirena” que les lanzaron desde los bancos y cajas de ahorro para que se hicieran con una vivienda en propiedad. En los últimos tres años, Joaquín Sánchez y los miembros de la PAH han hecho posible que más de un centenar de familias hayan visto paralizados sus desahucios frente a las comisiones judiciales y otros quinientos procesos hayan sido detenidos merced a la negociación con las entidades financieras. Prácticamente los 45 municipios murcianos han sido testigos de su intervención y denuncias públicas ante un drama que hace visible la sinrazón de esta “estafa económica”, que no crisis, como se encarga de dejar claro este cura combativo y solidario, cabeza visible del movimiento más allá de las fronteras regionales.

Uno de los últimos desahucios que ha conseguido paralizar es el que más le ha conmovido personalmente. “Se trata de la vivienda con la que los padres avalaron a su hija Isabel, donde viven otros hijos y nietos en paro a causa de los recortes y de la precariedad. El padre falleció hace tres meses y se encuentran en una situación dramática, porque están viviendo situaciones de miseria, de hambre… En este país hay que hablar de verdadera hambre física sin ningún tipo de demagogia, sin tapujos. El día a día se les hace insoportable porque no tienen nada para vivir dignamente. A eso se añade el proceso de desahucio, donde la gente solo tiene ganas de llorar, no puede dormir por las noches. Cuando vamos a hablar con ellos te cogen de la mano, te abrazan, porque necesitan un apoyo no solo moral o jurídico, sino puramente humano. Encuentran en nosotros a esas personas que somos como un salvavidas. Es muy duro contemplarles con la mirada perdida, diciéndote que la vida les da igual, y que se mantienen en pie por sus hijos o por sus nietos, que son la única razón para vivir. Una situación como ésta se suma una serie de elementos que hacen que el sufrimiento humano adquiera unas dimensiones desproporcionadas. Ahí estamos nosotros para acompañarlos y para no permanecer ajenos a estos dramas”.




Este sacerdote bonachón afirma que “desde mis convicciones creyentes en Jesús de Nazaret tengo claro que hay que estar siempre con los más vulnerables, con los más indefensos, con los empobrecidos. A mí la fe me ayuda a luchar y a mantenerme, porque la realidad nos desborda. El ver tanto sufrimiento a diario, con dos o tres llamadas de socorro cada día, es un panorama muy duro. La gente nos expresa que no quieren que les ayude la Plataforma, sino que lo que desean es un puesto de trabajo para poder hacer frente a sus deudas y vivir dignamente”.

Preguntado por el nivel de responsabilidad que estas familias pueden tener ante esta realidad, con afirmaciones del tipo de que “se ha vivido por encima de las posibilidades”, Joaquín Sánchez es tajante. “Todos tenemos ejemplo de que la gente ha constatado que en estos años no había viviendas baratas, no existían y no se alquilaba prácticamente nada. Ibas al banco y te facilitaban un préstamo con mucha facilidad y lo ibas pagando porque tenías trabajo. El problema está cuando te quedas sin trabajo o te recortan el sueldo. Quienes han provocado esta crisis, con la complicidad de muchos políticos y del propio Banco de España, quieren hacer recaer la responsabilidad en las propias víctimas del sistema.




“Hay parte de la Iglesia que estamos implicados en la Plataforma, como gente de la HOAC o de las Comunidades Cristianas de Base o, simplemente, cristianos de a pie que acuden a nuestras convocatorias para paralizar un desahucio. La lástima es que nuestros obispos no tengan una voz profética, contundente y convincente ante esta realidad. Su respuesta, cuando la hay, es muy lenta y muy tibia. Nos gustaría que fuera una voz oportuna, en el momento justo. Es la doble realidad ante la que tenemos que vivir.

Esa voz oportuna y contundente fue la que proclamaron más de un centenar de sacerdotes, religiosos y religiosas de la Diócesis de Cartagena hace ya un año, en mayo de 2012, cuando suscribieron un manifiesto titulado “En el nombre de Dios, ¡Basta ya de desahuciar a las familias”, con una gran acogida por parte de la opinión pública. Una voz que también escuchó la judicatura, “que es uno de los sectores más sensibles al drama de los desahucios” -como afirma Joaquín Sánchez- y que ha llevado a que un grupo de estos sacerdotes firmantes hayan sido consultados por el Tribunal Superior de Justicia de Murcia ante el Proyecto de Buenas Prácticas para la Ejecución de Diligencias en Viviendas y Sedes Sociales en la Región de Murcia que ha elaborado el Alto Tribunal y en el que están implicadas diferentes administraciones públicas, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y los Servicios Comunes Procesales del ámbito regional.

Y ante esta situación, valgan las palabras de ánimo que Joaquín Sánchez ha dirigido a las personas empobrecidas por la “estafa económica”: “Luchad, luchad, no os rindáis, aunque las motivaciones fallen, levantad la cabeza bien alta, porque no sois unos delincuentes, no sois unos fracasados. Mirad a vuestros hijos con todo el cariño, abrazadlos, acurrucadlos en vuestro regazo, recuperad la pasión de pareja, no os reprochéis nada. Cogeos de la mano y mirad hacia delante y caminad con otras gentes. Por el camino hay mucha gente que está derrotada, que las fuerzas les han fallado, uníos y no dejad a nadie atrás. Todos juntos, caminando unidos para crear un mundo justo y más humano”.

lunes, 27 de mayo de 2013

FRANCISCO: ¡EL DINERO DEBE SERVIR Y NO GOBERNAR!

Veus, en HOAC.

Los nuevos embajadores ante la Santa Sede de Kirguizistán, Bolot Iskovich Otunbaev; de Antigua y Barbuda, David Shoul; de Luxemburgo, Jean-Paul Senninger y de Botswana, Lameck Nthekela, han presentado esta mañana al Santo Padre sus cartas credenciales. En el discurso que les ha dirigido, el Pontífice, les ha exhortado a no olvidar el predominio de la ética en la economía y la vida social, subrayando el valor de la solidaridad y la centralidad del ser humano.

“La humanidad – ha dicho el Papa- vive en este momento como una curvatura de su historia, teniendo en cuenta los avances en diversas áreas. Hemos de alabar los resultados positivos que contribuyen al verdadero bien del ser humano, por ejemplo en los campos de la salud, la educación y la comunicación. Sin embargo, también hay que reconocer que la mayoría de los hombres y mujeres de nuestro tiempo siguen viviendo en una precariedad diaria, con consecuencias desastrosas. Algunas patologías aumentan con sus consecuencias psicológicas; el miedo y la desesperación se adueñan del corazón de muchas personas, incluso en los llamados países ricos; la alegría de vivir disminuye; la indecencia y la violencia van en aumento, la pobreza se hace más evidente. Hay que luchar para vivir y, con frecuencia, para vivir de una forma que no es digna. Una de las causas de esta situación, en mi opinión, radica en la relación que tenemos con el dinero, en aceptar su dominio sobre nosotros y nuestras sociedades. Así, la crisis financiera que estamos atravesando nos hace olvidar su origen primero, situado en una profunda crisis antropológica. ¡En la negación de la primacía del hombre! Hemos creado nuevos ídolos. El antiguo culto al becerro de oro ha encontrado una imagen nueva y despiadada en el fetichismo del dinero y en la dictadura de la economía sin rostro ni objetivo verdaderamente humano”.

“La crisis global que afecta a las finanzas y la economía -ha observado el Pontífice- parece poner de relieve sus deformidades y, especialmente, la grave carencia de su perspectiva antropológica, que reduce al hombre solamente a una de sus exigencias: el consumo. Y lo que es peor, el mismo ser humano es considerado hoy como un producto que se puede usar y luego tirar. Hemos puesto en marcha la cultura del deshecho. Esta deriva atañe al nivel individual y social, ¡y se favorece! En este contexto, la solidaridad, que es la riqueza de los pobres, a menudo se considera contraproducente, en contra de la racionalidad económica y financiera. Mientras el rédito de una minoría crece de manera exponencial, el de la mayoría se debilita. Este desequilibrio se deriva de las ideologías que promueven la autonomía absoluta de los mercados y la especulación financiera, negando así a los Estados el derecho de controlar, aunque éstos sean los encargados del bien común. Se instaura una nueva tiranía invisible, a veces virtual, que impone, de forma unilateral y sin remedio posible sus leyes y sus reglas. Además, la deuda y el crédito alejan a los países de su economía real y a los ciudadanos de su poder adquisitivo real. A esto hay que añadir, una corrupción tentacular y una evasión fiscal egoísta que han asumido proporciones mundiales. La voluntad de poder y posesión ha pasado a ser ilimitada”.

“Detrás de esta actitud –ha advertido el Obispo de Roma– se encuentra el rechazo de la ética, el rechazo de Dios. ¡La ética, al igual que la solidaridad, molesta! Se considera contraproducente, demasiado humana, porque relativiza el dinero y el poder; se la ve como una amenaza, porque rechaza la manipulación y la sumisión de la persona. Porque la ética lleva a Dios, que está más allá de las categorías del mercado. Dios es considerado por estos financieros, economistas y políticos, como algo incontrolable. Dios incontrolable, incluso peligroso, porque llama al hombre a su plena realización y a la independencia de cualquier tipo de esclavitud. La ética –una ética naturalmente no ideológica– permite, en mi opinión, crear un equilibrio y un orden social más humanos. En este sentido, animo a los expertos financieros y a los líderes gubernamentales de vuestros países a considerar las palabras de San Juan Crisóstomo: “No compartir con los pobres los propios bienes es robarles y quitarles la vida. No son los nuestros, los bienes que poseemos; son los suyos”.

El Papa ha afirmado que “sería deseable llevar a cabo una reforma financiera que sea ética y produzca, a su vez, una reforma económica saludable para todos. Sin embargo, esto requeriría un cambio audaz de actitud de los dirigentes políticos. Les exhorto a que se enfrenten a este reto con determinación y visión de futuro, teniendo en cuenta, por supuesto, la naturaleza específica de sus contextos. ¡El dinero debe servir y no gobernar! El Papa ama a todos, ricos y pobres, pero el Papa tiene la obligación, en el nombre de Cristo, de recordar al rico que debe ayudar al pobre, respetarlo, promoverlo. El Papa exhorta a la solidaridad desinteresada y a un retorno de la ética en favor del hombre en la realidad económica y financiera”.

“La Iglesia, por su parte –ha reiterado– trabaja siempre para el desarrollo integral de cada persona. En este sentido, señala que el bien común no debe ser un simple añadido, un simple esquema conceptual de calidad inferior añadido a la agenda política. La Iglesia anima a los gobernantes a estar verdaderamente al servicio del bien común de sus pueblos. Exhorta a los administradores de las realidades financieras a tomar en consideración la ética y la solidaridad. Y ¿por qué no acudir a Dios para inspirar sus propios diseños? Se crearía entonces una nueva mentalidad política y económica que contribuiría a transformar la dicotomía absoluta entre la esfera económica y la social en una sana convivencia”.

Por último, Francisco ha saludado, a través de los embajadores a las comunidades católicas de sus respectivos países, animándolas a “continuar su testimonio valiente y gozoso de la fe y el amor fraternal enseñados por Cristo. ¡No tengan miedo de ofrecer su contribución al desarrollo de sus países a través de iniciativas y actitudes inspiradas en las Sagradas Escrituras!”.


domingo, 26 de mayo de 2013

UN LUGAR BONITO Y TRANQUILO DE LA CONCIENCIA

Rosa Montero, en El País Semanal






El pasado mes de abril murió un hombre de 37 años llamado Francisco Guzmán. A medida que envejezco, más me sorprende la vida, más me maravilla su imprevisibilidad, su carácter paradójico, la magia inconcebible que a veces derrocha. Francisco Guzmán tenía una licenciatura en Física y otra en Humanidades y trabajaba como becario investigador en el Instituto de Filosofía del CSIC. Además era diverso funcional: nació con parálisis cerebral y para moverse necesitaba una silla de ruedas. Brillante teórico, fue un importante activista en el Movimiento de Vida Independiente de España, a través del foro Vida independiente y divertad (divertad es la unión entre diversidad y libertad). Entre otras cosas, fue promotor de un proyecto de asistencia personal llamado Programa de Vida Independiente; la Comunidad de Madrid dispone de este programa desde 2006 y atiende a 58 personas con diversidad funcional física, mayores de edad y con una vida activa de estudio o trabajo. En vez de recluirlos para siempre en residencias que, por muy bien atendidas que estén, terminan siendo cárceles, el programa ofrece asistencia personal los 365 días al año para poder moverse, salir, entrar, trabajar, pasear y, en suma, vivir una vida digna de ser llamada así. Es una idea sencilla y magnífica y sale más barata que las residencias. Al principio, Francisco contó con 10 horas al día de asistencia personal, que luego fueron reducidas a siete horas por la crisis. Un tiempo de libertad que él sabía emplear muy bien.

No le conocí personalmente y lo lamento. He sabido de él a través de otro diverso funcional, el escritor y amigo José Antonio Fortuny. Él me envió el documento que Francisco había dejado a modo de mensaje final, un texto titulado Panegírico que me estalló en la cabeza. Sus palabras están entre las más hermosas que jamás he leído. Entre las más sabias. Más tiernas. Más valientes. Inmensas palabras sanadoras que deberían ser oídas por todo el mundo, porque curan de la tristeza del vivir. Hay personas que, teniéndolo todo en apariencia, no son capaces de sobrellevar el peso de la existencia y se suicidan o se hunden en la droga. Francisco, en cambio, parecía carecer hasta de lo más básico, como si el azar se hubiera ensañado con él. Y, sin embargo, su amor a la vida nos emborracha. Pero prefiero callar, porque su voz es mucho más poderosa que la mía. Por razones de espacio, aquí sólo reproduzco parte de su texto. Si googleas Panegírico minusval 2000 podrás leerlo todo. Y dice así:

“He visto y he hecho cosas que jamás imaginaríais, lo supe por vuestro asombro cada vez que os las contaba.

He visto las nubes pasar como algodones bajo mis pies sobre el valle del río Deva en Cantabria.

He bajado sin frenos en la silla, a tumba abierta, como los ciclistas, un viejo puerto en la sierra de Madrid, con la única convicción de que yo y quien empujaba y derrapaba en las curvas éramos capaces de hacerlo. Teníamos 12 años. (…)

He amado mucho, hasta querer morirme, fijaos qué disparate… y no tengo noticia de haber sido correspondido, tan solo indicios, destellos confusos y algún que otro chasco. Finalmente, el acontecimiento no tuvo lugar… queda pendiente para la próxima vida.

Sin embargo, he practicado relaciones sexuales plenas, más de lo que la mayoría probablemente habría imaginado, y mucho, mucho menos de lo que me hubiera gustado en la vida. No lo comentaba casi nunca para evitar desaprobaciones inútiles e innecesarias. Pero en esta lista de cosas por las que mi vida ha merecido la pena el sexo no podía faltar.

Me he asomado a los misterios del cosmos. Aprendí que el universo es muy grande, y las posibilidades, infinitas, así que no desesperéis. (…) Por si alguno de los presentes aún no se ha enterado: esto es la despedida de un diverso funcional. Tuve la gran fortuna de vivir como lo hice precisamente porque me permitieron aceptarme y vivir tal cual era. (…) Podéis felicitar a mis padres si os place, sin duda se lo merecen, sin embargo, no olvidéis que no deberían haber sido los únicos soportes durante la mayor parte de mi vida. Las administraciones públicas deben garantizar la no discriminación, la igualdad y la libertad de todos. (…) Me voy con el buen gusto de haber experimentado la auténtica independencia.

Lamento al fin dejaros, ahora que empezaba a dejar de tener miedo. Que me desembarazaba de cautelas y obligaciones. Que me permitía, a veces, presentarme ante quien fuera tal cual soy, sin ostentosas demostraciones de paciencia o resistencia, y sin preocuparme demasiado por el futuro. Di pocos pasos por ese camino, me habría gustado saber adónde me habría conducido, seguramente a un lugar bonito y tranquilo de mi conciencia, un lugar que todos deberíamos tener y compartir.

Desde vuestro recuerdo, os quiero”.

sábado, 25 de mayo de 2013

TRINIDAD, RELACIONALIDAD Y NO-DUALIDAD

Enrique Martínez Lozano

"Trinidad" es otra forma de hablar de "No-dualidad". Y todavía podemos nombrarlo de otro modo: "Relacionalidad".

Entre esos términos –también ellos, como todos los conceptos y todas las palabras que usamos, mentales-, no solo no hay oposición, sino que resultan equivalentes.

Lo que sucede, una vez más, es que cuando los leemos o intentamos captarlos desde la mente, y a falta de una experiencia personal de no-dualidad, los empobrecemos radicalmente, tergiversándolos, al separar y fracturar lo que, en realidad, es siempre no-separado.

De ese modo, una lectura mental del misterio cristiano de la Trinidad lo reduce a un enigma que, en categorías filosóficas griegas, se formuló como "tres personas en una sola naturaleza" o "tres personas y un solo Dios".

En la práctica, sin embargo, dio lugar más bien a un triteísmo, ya que el Padre, el Hijo y el Espíritu se pensaban –la mente no puede hacerlo de otra manera- como tres "seres" separados, a los que el creyente podía dirigirse de manera independiente.

Sin embargo, a lo que apunta el llamado "misterio de la Trinidad" –que, por cierto, la tradición hindú también conoce, en lo que llaman la "Trimurti": Brahma, Visnú y Shiva- es precisamente a la relacionalidad o no-dualidad.

El misterio viene a señalar que lo que existen no son realidades "sustantivadas" –pensadas luego como "objetos" individuales-, sino una pura y admirable Relación.

Nosotros no somos, tampoco, individuos separados, como cree nuestra mente, que nos identifica como yoes o egos. Eso es solo una forma que la relacionalidad toma, al objetivarse en el proceso mental. Somos la Realidad Única, que es Relacionalidad y se expresa en formas particulares.

Sin querer considerarlo como "prueba" de nada, no deja de resultar significativo el hecho de que, en el mundo de las partículas elementales, la física cuántica observa algo similar.

En la realidad subatómica, no existen "objetos" –partículas delimitadas-, sino pura y simple relación entre probabilidades de existir que, en un momento dado, debido a la intervención del "observador", colapsan, ahora sí, en partículas objetivas.

Puede decirse de otro modo: La cognición no-dual se parece en todo a la ecuación de onda de Schrödinger: la voluntad del observador fracciona la simultaneidad no-dual, al igual que la voluntad del observador colapsa la función de onda que define la expresión energética de una partícula subatómica.

En el campo de la física cuántica, una partícula, antes de ser observada, "ocupa" todos los espacios y todos los tiempos: es pura probabilidad de existir. Es el investigador (observador) quien, al observarla, provoca el colapso de la función de onda, haciendo que aquella adopte solo una forma y una posición determinadas.

Del mismo modo, a nivel cognitivo, si acompañásemos cualquier percepción sin intentar modificarla, el objeto acabaría mostrándose tal como es: una infinitud de informaciones que interactúa con todas las demás. El objeto se nos mostraría en su infinitud.

La Trinidad, desde una lectura no-dual, apunta al hecho de que todo lo Real es un permanente Darse (Padre) y Recibirse (Hijo) en un Dinamismo (Espíritu) eterno.

Y en ese "movimiento" se halla incluida –no podría ser de otro modo- toda la Realidad, que es Relacionalidad, en un Abrazo no-dual que unifica las "dos caras" de todo lo existente: lo invisible y lo manifiesto.

En esa belleza relacional, todo se halla en todo: hay un único Fondo –como tantas veces dijera el Maestro Eckhart- que se manifiesta como relacionalidad en infinidad de formas que, sin embargo, participan siempre de aquel Fondo original que las constituye para siempre.

Desde este punto de vista, venimos a constatar que el misterio de la Trinidad está hablando de nosotros. Y nos hace caer en la cuenta de que nuestra verdadera identidad no puede ser nunca el yo objetivado –del que solemos vivir esclavos, encerrados en los barrotes que nuestra mente ha construido-, sino aquel mismo Fondo, Consciencia amorosa o Presencia consciente que se halla en el origen y en el núcleo de todo lo Real.

A ese Fondo se le puede seguir llamando "Dios", siempre que no caigamos en la trampa (mental) de objetivarlo, separándolo. Para eso, necesitamos "salir" del pensamiento y abrirnos al Misterio de Lo que es, de un modo directo, inmediato, experimentando que, si no lo pensamos, ya nos descubrimos en (y como) Él.






miércoles, 22 de mayo de 2013

UN INÉDITO DEL PADRE LLANOS SOBRE LA MUJER

Pedero M Lamet, en Rs

A unos días de la presentación de mi biografía del padre Llanos, Azul y rojo, os ofrezco una perla, un artículo inédito del “cura del Pozo” sobre la mujer. Lo escribió en 1981 y lo envió a muy pocas personas, entre ellas a Gloria, “su enfermera”, que le ponía inyecciones en sus últimos años en la casita de cabo Machichaco y a quien se lo dedicó. Él, que confiesa que siempre guardó el celibato, aunque era afectivamente como un niño indefenso y platónicamente enamoradizo, sensible a los encantos femeninos, como buen poeta, escribió estos hermosos párrafos dedicados a la mujer en los que ataca al machismo, considera a la mujer centro de la humanidad, “lo social”, frente al hombre, que es “lo belicoso”, “madre e inventora de la sociedad”. Todo un canto profético a la mujer


LA MUJER
(A vista de viejo)


Y de viejo que no «la conoció» como dice el Libro, que amar si amó pero ayer y de lejos, que entonces tiene perspectiva, pero apenas más. Es decir, posiblemente que atine, porque los varones que ejercen o han ejercido meten tanta oscuridad en su pasión…

La Mujer como centro de la humanidad, como su progenitora y fundamento, defensora y «futuridora» ¿de esto que decimos sociedad humana? Hay que explicarse porque tal como lo digo puede parecer demassié. Y no, la estampa de su centrismo y «socialitismo» viene dada en comparanza con la del varón. En resumen, si este inventó lo que de veras le gusta, toda guerra y sus formas varias (desde Abel y Caín para acá), ella fue dando pasos en alumbramiento no solo de hijos, sino de sociedad, de colectividad humana que se entiende y trabaja a una. La mujer es lo social, el varón lo belicoso.

De aquí y de sus raíces —la mujer engendra, el varón viola—, de aquí que con la mujer nos llegase la paz y el entendimiento entre hombres, y con el varón la guerra y sus derivados como la política. La mujer sabe besar, el varón morder. Y como el que muerde es el que más fácilmente gana, pues lo recorrido en la historia del matriarcado tuvo que durar poquísimo, el machismo casi siempre, por lo del poder, que es más que la fuerza, por lo del ambicionar que es más que llevar el ritmo a la vida.

La mujer no ha mandado casi nunca, pero ha podido siempre «sin», y precisamente porque no tenia esa utópica meta del todo-poder a la que ambiciona el varón. Ella ha ido pudiendo porque no era el Po­der; tal aparente contradicción centra el misterio de las relaciones entre varón erguido, apasiona­do, mandamás, y hembra «esperante», entrañable y dispuesta a todo.

Y por eso también hermosa. Toda mujer lo es en un grado u otro más que el hombre y no solo cor­poral, sino psíquicamente. Su hermosura es como la venganza de la naturaleza contra el poderío masculino. Y es curioso, en no sé cuántas especies el hermoso es el macho, con más plumas y mas colores, la hembra solo a engendrar. En la especie humana por su peculiar destino casi toda la belleza se centró en la que tenía que hacer lo que no hacen las especies inferiores: sociedad, cuidado, abrazo.

La hermosura de la mujer tiene pues su duende social y gracias a ella, (porque los hombres, más «listorros» quizás, pero menos finos, mas sexuales pero menos sensibles, los varones poseen otro duende más idiota), gracias a este podemos gozar de una especie que progresa en vez de pelearse, que en el fondo es lo que nos gusta de mil maneras a los de pantalones con raya.

La mujer madre e inventora de sociedad, por ello hermosa, atractiva (atrae a todos y por ello da lugar primero a la tribu, al fin a la metrópoli), la mujer centro pues de una historia que nos ha ido saliendo mal por aquello del dichoso machismo, el varón que encabeza lo que gusta destruir con hachas y misiles en tanto ellas a la rueca o al besito.

Y sufre más, tiene que sufrir más, dada la dificultad de su cometido y su desarme y afán por ha­cer que haya familia, pareja, lo que sea pero sin mordiscos. La mujer comienza a sufrir en sus perio­dos, en sus partos, sufre más, está para que el hombre entonces la compadezca, cosa que suele intentar torpemente y de paso no sufre porque lo del poderío droga y tan solo si se afemina va hacia el reino del sufrimiento, que es el de la mujer, fecunda, lacrimosa, tierna y armada de su desarme.

No resta más seria y definitiva revolución que la de vuelta a que ella no solo sea en derechos igual al varón, sino en su papel por delante. ¡Ah! y que también las hay feas y tontas. Por supuesto, el varón le gusta tanto poder que ha conseguido a veces dar lugar a eso intermedio e insípido de la mujer que se parece a él y que al no alcanzarlo del todo es tonta. Excepciones dolorosas.









sábado, 18 de mayo de 2013

CRISTIAN@S INDIGNAD@S: LA LUCHA DE LA IGLESIA REBELDE

Silvia Melero Abascal, en Redes Cristianas


Paran desahucios, se manifiestan contra los recortes, defienden los derechos sociales y laborales, tienden la mano a inmigrantes, mayores y personas con dificultades. Llevan mucho tiempo indignados y se han sumado con energía al movimiento 15-M, que cumple dos años. Lo hacen desde su compromiso con los valores cristianos, mano a mano con otros colectivos sociales que luchan también por una sociedad más justa. En palabras del teólogo José Antonio Pagola, “Jesús sería hoy un indignado que pide una revolución de las conciencias”. En los movimientos cristianos de base encontramos muchos ejemplos de conciencias indignadas.
Defiende la desobediencia civil pacífica. “No íbamos a permitir que las familias se quedaran en la calle cuando los bancos indecentes y sin ética reciben millones de euros”.

Joaquín Sánchez es sacerdote y escritor. Ha parado más de 200 desahucios con la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) en Murcia. “Nos enfrentamos al poder financiero, que controla al político y éste al policial. Resulta que un poder que parecía intocable se resiente. Por eso ahora criminalizan a la PAH. Los escraches no son actos de acoso ni son violentos. Es manifestarse y recordarles a los políticos que están al servicio de la ciudadanía y no del poder financiero”.

Conoce de cerca el deterioro personal que supone perder un hogar. “Se sienten fracasados, sin trabajo, sin autoestima, no les pueden dar una vida digna a sus hijos y encima se van a quedar sin casa, es un sufrimiento inmenso. Pasan de una vida normal a no tener nada, sienten vergüenza”. La supervivencia en el día a día se hace insoportable (imsomnio, problemas conyugales, trastornos psicológicos, deterioro de las relaciones). “Me han llegado a decir: no me quito la vida porque tengo hijos”. Joaquín no puede evitar sentirse indignado ante estas situaciones. “Lo último que te queda es la vivienda, tu espacio físico, emocional, donde te refugias, donde lloras. Si encima les quitan eso… Vienen hundidos, con sentimiento de culpa porque además te dicen que has vivido por encima de tus posibilidades. La vivienda es un derecho constitucional. Lo que se ha venido abajo es el sistema financiero”. Recuerda también que los movimientos sociales llevan mucho tiempo denunciando esto. “Éramos la voz en el desierto”.

Como a Joaquín, las injusticias mueven a Mª del Pino Jiménez, presidenta de la Hermandad Obrera de Acción Católica (HOAC). “El compromiso cristiano tiene que unir amor y justicia. Nos indigna el actual sistema capitalista neoliberal sustentado en una concepción del trabajo y de la persona como mercancía, que se ha hecho cultura, y que ha provocado deshumanización y empobrecimiento en el mundo obrero: paro, exclusión social, dificultades para las familias”.

En la Juventud Obrera Cristiana (JOC) luchan desde hace años contra la precariedad laboral. Su presidente, Ernesto Morales, considera que el verdadero cambio social tiene que empezar desde abajo. “Hace tiempo que tendríamos que estar más indignados de lo que estamos. Más del 50% de la juventud no tiene acceso al trabajo. Estamos condenando a toda una generación”.

Cristianos rebelados. Desde el Foro de Curas de Madrid, Evaristo Villar asegura que es imposible ser cristiano y no rebelarse ante el poder económico, la banca, los recortes de los servicios públicos, la corrupción y las privatizaciones de la sanidad y la educación.Y hace una autocrítica: “Tenemos que plantearnos cómo hemos permitido que esta sociedad sea el caldo de cultivo donde pasa todo esto, donde hay chorizos y tramposos”. Eubilio Rodríguez (Billy) también es miembro del Foro de Curas y participa activamente en la Asamblea del 15-M de Usera (Madrid). “El Evangelio nos presenta a Jesús indignándose porque los personajes influyentes utilizan las estructuras de poder religioso, político y económico para su propio beneficio y contra el pueblo.

Las situaciones humanas están por encima de las normas políticas y religiosas”. Billy afirma que “estamos asistiendo a un verdadero saqueo de los bienes comunes consolidados gracias a largas luchas sociales”. Le indigna la perversión del lenguaje. “Cuando el pueblo reacciona con dignidad ante tanto atropello e impunidad, se le reprime y criminaliza tratándole de antidemocrático, acosador, terrorista, nazi, golpista. Francamente es el mundo al revés”. Recuerda que el escritor y “joven indignado de 96 años” José Luis Sampedro había prometido su asistencia a una de las marchas organizadas en Usera. Falleció pocos días antes. Permanecen sus palabras: “Frente a los peligros que afrontan nuestras sociedades, es tiempo de participación, de no resignarse. Tiempo de movilizarse, de ser actores y no sólo espectadores impasibles y obedientes. Ha llegado el tiempo del cambio, porque otro mundo no sólo es posible, es seguro”.

Corriente solidaria. Desde Brasil, el obispo Pedro Casaldáliga nos responde que “ser un cristiano indignado hoy (ayer y mañana) es mantener la conciencia lúcida y comprometida ante ‘el pecado del mundo’, ‘el misterio de iniquidad’. Convertirnos del ‘cansancio de los buenos’ a la militancia diaria, sumándonos a movimientos y acciones de protesta y transformación a nuestro alcance”.

Por eso no es extraño que muchos se hayan sumado al movimiento 15-M impulsando la conciencia colectiva y revitalizando el tejido social. “Hoy, la indignación es la fuerza motriz que empuja a la sociedad contra los abusos del poder dominante. Ha creado una corriente de solidaridad internacional, hemos avanzado hacia una indignación moral, no sólo nos indignamos por lo que nos pasa sino por lo que le sucede a los más débiles”, puntualiza Mª del Pino. Para Javier Baeza, al frente de la parroquia rebelde de Entrevías (Madrid), “si algo ha de tener el compromiso cristiano es posicionarse, como nos enseñó Jesús, a favor de las víctimas de este sistema. Asumiendo sus consecuencias, acompañando a las personas empobrecidas y militando por otro mundo posible”.

Miguel Ángel Vázquez, periodista y autor del blog Cristianxs indignadxs en la web de 21, destaca que el 15-M ha traído el mensaje Sí se puede. “La mejor denuncia es comunicar la esperanza con propuestas concretas; ver que hay luz al final del tunel te motiva a luchar”. Reconoce que es un movimiento tan nuevo que hay que dejar que se consolide. “Gandhi tardó 40 años en conseguir su objetivo. No podemos cambiar un sistema tan poderoso en poco tiempo. Pienso que estamos viviendo una revolución de tanto peso como fue la Revolución Francesa, pero nuestra forma es no violenta. Dentro de un siglo se hablará de esto como un momento histórico”.

Raquel Mallavibarrena, portavoz de Redes Cristianas, explica que “muchos cristianos y cristianas de base están participando activamente en él, o al menos lo miramos con interés y cercanía, porque ha contagiado e intensificado esa realidad de la indignación, de la resistencia pacífica y respetuosa pero firme”. Para Baeza supone una dinámica que propone otras formas de organización.

“Hay grupos que se están auto organizando en cooperativas de consumo o de cultivo, asambleas en los parques, en las calles, en las parroquias. Y, desde luego, en las comunidades creyentes es muy importante la toma de conciencia: el valor de la desobediencia (decir no) y tomar las propias riendas de la comunidad por el pueblo, por quienes formamos el propio grupo”. Billy señala la labor constante en los barrios, reivindicando, por ejemplo, la derogación de las reformas laborales, el salario social universal, pensiones dignas, banca ética y la atención sanitaria universal que no excluya a desempleados e inmigrantes. Organizaciones jesuitas como Pueblos Unidos o Cristianisme i Justícia denuncian también la situación que sufren los inmigrantes en los centros de internamiento (CIE) y se rebelan ante el intento de criminalizar la solidaridad que se ofrece a las personas en situación irregular.

Red de compromiso. A Joaquín Sánchez le emociona la red de compromiso que se está tejiendo. “No es una crisis económica, es una estafa que produce una eutanasia social. Creo en la lucha constante y perseverante, nunca hay que desistir. Hay unas redes de solidaridad muy fuertes: la familia, los amigos, los compañeros de trabajo, los vecinos e incluso gente que no te conoce pero te ayuda”.

Añade José Ignacio Calleja, profesor de Moral Social Cristiana en la Universidad de Vitoria, que la situación actual requiere también un cambio personal y familiar. “En ideas, consumos y acciones, porque la solidaridad no es gratis, y hay que evolucionar hacia el compromiso público por la justicia, un cambio en mis posiciones políticas sobre la propiedad, el Estado social, los derechos y deberes, la fiscalidad, los servicios públicos, los inmigrantes, la cárcel, la justicia internacional, el decrecimiento, etc”.

Agustín Rodríguez ve un riesgo de carácter cultural: “Nos cuesta mantener la constancia y tensión en las cosas, mantenerlo en el tiempo”. Junto a otras comunidades parroquiales, trabaja defendiendo los derechos de la población que vive en La Cañada Real y El Gallinero. Su constancia ha logrado que se paralicen los derribos de viviendas (de momento), aunque en el caso de El Gallinero el Ayuntamiento de Madrid está planeando el desmantelamiento del poblado. “A los políticos se les ha olvidado que son sólo representantes de quien les elige. Se olvidan de consultar y escuchar a quienes representan. No tienen un poder absoluto durante cuatro años para hacer lo que quieran. El sistema democrático será el menos malo, pero eso no significa que funcione bien”. En ese sentido, considera que “si el 15-M pasa a ser lo mismo, morirá, pero si genera alternativas, conseguirá forzar cambios”.

Según Calleja, el movimiento de los indignados está haciendo una gran aportación como muro de resistencia. “Valoramos los logros políticos de un movimiento por si consigue sus objetivos, todos y ya, cuando en realidad lo que vale es que las cosas no estén empeorando al ritmo que el capital quisiera”. Y subraya la importancia de calcular bien las fuerzas. “Utópicos siempre, quiméricos no, pues terminamos en la frustración o el fanatismo. Entendernos como nudos en una red de gentes y grupos con un ideario ético y social alternativo, unas prácticas coherentes y voluntad de constituir un gran movimiento (en partidos nuevos o renovados) al propósito de una democracia más real”.

Joaquín prefiere la unión de los colectivos en una plataforma ciudadana que presione a la clase política. “Hay alternativas, el capitalismo no es lo único, se pueden eliminar los paraisos fiscales, por ejemplo, crear la banca pública. No es imposible. El capitalismo no es sólo un sistema económico y político, es antropológico, configura la forma de pensar y una cultura de valores (todo vale, individualismo, beneficio personal, egoísmo) que hemos mamado, deja a la población indefensa intelectualmente”.

Plantar cara. Recientemente, el economista Arcadi Oliveres, presidente de Juticia i Pau, presentaba en Barcelona, junto a la monja y teóloga feminista Teresa Forcades, una plataforma unitaria electoral. “Lo hacemos en Cataluña, pero con ganas de que se extienda este proceso constituyente, que pretende reunir en una coalición electoral a todos los grupos que están en contra de la actuación política y económica de las administraciones públicas actuales y que deberían unir sus esfuerzos para plantarles cara y cambiar los órganos de decisión”, explica Oliveres.

Es consciente del rechazo que existe hacia la política “habida cuenta de cómo se hace, pero también hay otras formas de hacer política”. Según indica, “la indignación la teníamos antes por la situación de pobreza en otros países, pero nunca hubiéramos imaginado que se produjera también entre nosotros y en los últimos años tenemos pensiones que se congelan, gente que empieza a pasar hambre, ambulatorios que no funcionan, desempleo, mientras que los responsables del Gobierno lo que han hecho es salvar a los bancos, a las empresas y sus privilegios”.

Oliveres sigue pensando que el 15-M es más necesario que nunca. “Los acampados han hecho pedagogía política, le han enseñado a la gente que la situación no funciona, porque por desgracia los grandes medios de comunicación nos hacen comulgar con ruedas de molino, diciendo que no hay alternativas, que claro que las hay, intentan hacernos creer que somos los culpables de la crisis”. Sobre la criminalización de las luchas sociales, asegura que al Gobierno no le gusta la movilización social ni la participación colectiva.

“Actúan con presiones y amenazas, criminalizando a la gente que lucha. Si los diputados estuvieran, como en Inglaterra, un par de días con la oficina abierta al público para escuchar a la ciudadanía y saber qué pide la gente no haría falta ir a sus casas a presentar estas demandas. Hacerlo de forma pacífica es legítimo y supone un progreso democrático”. Para el presidente de Justicia i Pau, ha llegado el momento de actuar. “Es posible cambiar las cosas, pero tenemos un resorte conservador que al final nos salta y no apostamos por las alternativas. Hay que evitar echarse para atrás. Nos falta un añadido muy importante: que la gente pierda el miedo”. •

INDIGNAD@S CON SU IGLESIA

“Seguimos con una Iglesia de estamentos, no hay una estructura de participación y democracia. En muchos aspectos (cuestiones morales) estamos cada vez más distanciados de la mentalidad de las personas del siglo XXI”, dice Raquel Mallavibarrena. “Nos indigna que se mantenga una institución de poder con privilegios (ayudas económicas, influencia en el ámbito educativo) y todo ello lleva a que la Iglesia, como institución, no siempre está en esa posición crítica, de denuncia profética y de opción por los pobres”. A Evaristo Villar le duele la complicidad de la cúpula eclesial, “rodeada de las empresas del IBEX 35, que tienen varios imputados en la cárcel” y el silencio respecto a las prácticas de las comunidades cristianas populares y de base que están implicadas en tantas luchas. “Como en el caso del 15-M, es necesario trabajar articulados. Si tuvieramos una voz fuerte, hoy no se permitiría la discriminación de las mujeres, los homosexuales o los divorciados dentro de la Iglesia. Esa voz empujaría al papa Francisco a emprender todas las reformas necesarias”. Desde la FELGTB, el coordinador del Área de Asuntos Religiosos, Aurelio M. Lepe Gil,se muestra indignado con la homofobia y “el fundamentalismo religioso y el literalismo bíblico sacado de contexto y utilizado para discriminar a las mujeres y homosexuales”. Reconoce que cada vez hay más espacios no excluyentes. “Cuando se aprobó el matrimonio igualitario me di cuenta de que todo se consigue así, luchando, informando, desmontando el discurso que lanza armas arrojadizas contra nosotros. La sociedad avanza, hay un abanico de posibilidades”

viernes, 17 de mayo de 2013

EL OBISPO DE CÓRDOBA CONDENA LA PARTICIPACIÓN DEL JESUITA GONZÁLEZ FAUS EN UN CONGRESO TRINITARIO

Visto en Infocatolica

Mons. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba (España), ha hecho pública una nota por la que desaprueba la participación del teólogo jesuita catalán José Ignacio González Faus en el Congreso Trinitario que se va a celebrar en la diócesis andaluza en el día de hoy, 16 de mayo. El obispo advierte que González Faus «sistemática y públicamente se instala en el disenso del Magisterio de la Iglesia» y además lamenta «la falta de diálogo por parte de la Orden Trinitaria con el Pastor de la Diócesis en estos temas de doctrina católica, en los que el Obispo es el responsable para todo su territorio».

Publicamos la nota de la diócesis de Córdoba:

El Congreso Trinitario que en el año jubilar de San Juan de Mata y San Juan Bautista de la Concepción se celebra el 16 de mayo de 2013 en el paraninfo de la Universidad de Córdoba (UCO) no cuenta con la aprobación del Obispo de Córdoba, sucesor de los apóstoles y garante de la fe de la Iglesia en su territorio.

El Obispo de Córdoba ha sido invitado a participar con su presencia en el mismo, pero no conocía ni los temas ni los ponentes de este Congreso, que no han sido sometidos a su consideración ni aprobación.

Concretamente, no comparte ni aprueba la comparecencia del teólogo José Ignacio González Faus, sj, que sistemática y públicamente se instala en el disenso del Magisterio de la Iglesia, y en este caso de la sana doctrina sobre Cristo y sobre la redención de Cristo.

El Obispo de Córdoba lamenta la falta de diálogo por parte de la Orden Trinitaria con el Pastor de la diócesis en estos temas de doctrina católica, en los que el Obispo es el responsable para todo su territorio. La fe de los sencillos es puesta a prueba, y el Pastor debe velar por los más débiles especialmente en el campo doctrinal.

Que San Juan de Mata y San Juan Bautista de la Concepción nos alcancen en este año jubilar la gracia de sentir con la Iglesia siempre en la recta doctrina en la que ellos vivieron, la única doctrina que salva y libera verdaderamente.

Córdoba, 16 de mayo de 2013

El cardenal Amigo inaugurará el Congreso

La sesión de apertura del congreso, que tendrá lugar a las once horas en el salón de actos del Rectorado de la Universidad de Córdoba, estará presidida por el cardenal don Carlos Amigo Vallejo, Arzobispo Emérito de Sevilla. En ella intervendrán el padre José Narlaly, Ministro General de la Orden Trinitaria y don José Manuel Roldán Nogueras, Rector de la Universidad de Córdoba. Estaba anunciada la intervención de Mons. Demetrio Fernández, obispo de Córdoba, pero el prelado ha rechazado intervenir.

La conferencia inaugural será pronunciada por don Carlos Amigo en torno al carisma fundacional de los trinitarios con el tema «Enviados para proclamar la libertad a los cautivos».

En la sesión de la tarde pronunciarán sendas conferencias los profesores don Santiago del Cura Elena, de la Facultad de Teología del Norte de España, sobre «La espiritualidad que bebe de la comprensión trinitaria de Dios» y el jesuita José Ignacio González Faus, profesor emérito de la Facultad de Teología de Cataluña, en torno a «Nuevas claves de esclavitud y liberación en el siglo XXI. El clamor de los hombres y mujeres cautivos hoy: nuevos desafíos y servicios permanentes».

miércoles, 15 de mayo de 2013

WALTER BENJAMIN Y EL CAPITALISMO COMO RELIGIÓN

Giorgio Agamben, en 'lostraniero.net'

1. Hay signos de los tiempos que, aunque obvios, los hombres, que escrutan las señales en los cielos, no llegan a percibir. Cristalizan en eventos que anuncian y definen la época, es decir, eventos que pueden pasar inadvertidos y no alterar en nada, o casi nada, la realidad en la que encajan y que, sin embargo, y precisamente por esto tienen valor de signo, de indicio histórico: semeia ton kairon . Uno de estos eventos tuvo lugar el 15 de agosto de 1971, cuando el gobierno de EE.UU., bajo la presidencia de Richard Nixon declaró que la convertibilidad del dólar quedaba suspendida. Si bien esta afirmación ponía fin, de hecho, a un sistema que había vinculado durante mucho tiempo el valor de la moneda a una base áurea, la noticia, que saltó en plenas vacaciones de verano, provocó menos debate del que era razonable esperar.

Sin embargo, desde ese momento, la inscripción que todavía se puede leer en muchos billetes de banco (por ejemplo, en los de la libra esterlina o la rupia, pero no en los del euro): “ Me comprometo a pagar al portador la suma de ...” refrendada por el gobernador del banco central, perdió definitivamente su sentido. Esta frase pasó a significar que a partir de ese momento a cambio del billete el banco central correspondiente haría entrega a quien lo solicitara (si alguien era lo suficientemente tonto como para hacerlo) no una cierta cantidad de oro (para el dólar, 1/35 de onza) sino un billete exactamente igual. El dinero había quedado desprovisto de cualquier valor que no fuera el puramente autorreferencial. Tanto más sorprendente fue la facilidad con que fue aceptado el acto del soberano estadounidense, que equivalía a cancelar el patrimonio de oro del dueño del dinero. Y si, como se ha sugerido, el ejercicio de la soberanía monetaria de un Estado consiste en su capacidad para inducir a los participantes del mercado a emplear sus obligaciones como dinero, en ese momento las obligaciones perdieron toda consistencia real, se habían convertido en puro papel.

El proceso de desmaterialización de la moneda se había iniciado muchos siglos antes, cuando las necesidades del mercado llevaron a añadir a la moneda metálica, necesariamente escasa y engorrosa, letras de cambio, billetes bancarios, juros , goldsmith’s notes, etcétera. Todas estas monedas de papel son en realidad títulos de crédito, por cuya razón se conoce como moneda fiduciaria. La moneda metálica, en cambio, valía –o hubiera debido valer– su contenido de metales preciosos (cuestión, como se sabe, insegura: el caso extremo fue el de las monedas de plata acuñadas por Federico II, que apenas usadas dejaban a la vista el rojo de cobre). Sin embargo, Schumpeter (que vivió, es cierto, en un momento en el papel moneda había desbordado la moneda metálica), pudo afirmar no sin razón que, en última instancia, todo el dinero es sólo crédito. Después del 15 de agosto de 1971, habría que añadir que el dinero es un crédito basado sólo en sí mismo y que no refleja nada más que a sí mismo.



2. El capitalismo como religión es el título de uno de los más penetrantes fragmentos póstumos de Walter Benjamin.

Que el socialismo era algo parecido a una religión fue observado con frecuencia (entre otros por Schmitt: “El socialismo pretende dar vida a una nueva religión que para los hombres de los siglos XIX y XX tuvo el mismo significado que el cristianismo para los hombres de hace dos mil años.”) Según Benjamin, el capitalismo no es sólo, como afirma Weber, una secularización de la fe protestante, sino que él mismo es esencialmente un fenómeno religioso, que se desarrolla como parásito a partir del cristianismo. Como tal, como religión de la modernidad, se define por tres características:


1.- Es una religión de culto, tal vez la más extrema y absoluta que ha existido jamás. Todo en ella tiene significado sólo con referencia al cumplimiento de un culto, no con un dogma o una idea;

2.- Es un culto permanente, es “la celebración de un culto sans trève et sans merci ”. No es posible aquí distinguir entre días festivos y días laborables, sólo hay un único e ininterrumpido día de fiesta-trabajo en el que el trabajo coincide con la celebración del culto;

3.- El culto capitalista no remite a la redención o la expiación de la culpa, sino a la culpa misma: “El capitalismo es quizás el único caso de un culto no expiatorio sino culpabilizador… Una monstruosa conciencia culpable que no conoce la redención se convierte en culto, no para expiar en éste su culpa sino para hacerla universal ... y para atrapar al final a Dios mismo en la culpa ... Dios no ha muerto, sino que se ha incorporado al destino del hombre.”

Precisamente porque tiende con todas sus fuerzas no a la redención sino a la culpa, no a la esperanza sino a la desesperación, el capitalismo como religión no tiende a la transformación del mundo sino a su destrucción. Y su dominio es en nuestro tiempo tan completo que los tres grandes profetas de la modernidad (Nietzsche, Marx y Freud) conspiran, según Benjamin, con él, son solidarios, de alguna manera, con la religión de la desesperanza. “Este paso del planeta hombre por la casa de la desesperación, en la soledad absoluta de su recorrido es el ethos que define Nietzsche. Este hombre es el superhombre , es decir el primer hombre que comienza a darse cuenta conscientemente de la religión capitalista.” Pero también la teoría freudiana pertenece al sacerdocio del culto capitalista: “Lo reprimido, la representación pecaminosa ... es el capital, sobre el cual el infierno del inconsciente paga intereses.” Y, en Marx, el capitalismo “con los intereses simples y compuestos, que son función de la culpa ... se transforma inmediatamente en socialismo”.



3. Vamos a tratar de tomar en serio y desarrollar la hipótesis de Benjamín. Si el capitalismo es una religión, ¿cómo podemos definirlo en términos de fe?, ¿en qué cree en el capitalismo? ¿qué implica, en lo que respecta a esta fe, la decisión de Nixon?

David Flüsser, gran estudioso de la ciencia de las religiones –hay también una disciplina con este extraño nombre– estaba trabajando sobre la palabra pistis , palabra griega que Jesús y los apóstoles utilizaban para “fe”. Un día se encontraba en una plaza de Atenas y en un momento dado, al levantar los ojos, vio escrito en grandes caracteres ante él Trapeza tes pisteos . Aturdido por la coincidencia, miró mejor y después de unos segundos se dio cuenta de que simplemente estaba ante un banco: trapeza tes pisteos significa en griego “banco de crédito”. He aquí el significado de la palabra pistis, que llevaba meses tratando de averiguar: pistis , “fe” no es más que el crédito de que gozamos ante Dios y del que la palabra de Dios goza en nosotros desde el momento en que creemos en él. Por esta razón Pablo puede afirmar en una famosa definición que “la fe es la sustancia de las cosas esperadas”: es lo que da credibilidad a la realidad y a lo que no existe todavía, pero en lo que creemos y tenemos fe, en lo que hemos puesto en juego nuestro crédito y nuestra palabra. Creditum es el participio pasado del verbo latino credere : es aquello en lo que creemos, en lo que ponemos nuestra fe, cuando establecemos una relación de confianza con alguien tomándolo bajo nuestra protección o prestándoles dinero, confiándonos a su protección o tomando dinero prestado. En la pistis paulina pervive, es decir, la antiquísima institución indoeuropea que Benveniste ha reconstruido, la “fidelidad personal”: “El que detiene la fides puesta en él por un hombre tiene en su poder a este hombre ... En su forma primitiva, esta relación implica una reciprocidad: poner nuestra fides en alguien procuraba, a su vez, su garantía y su ayuda.”

Si esto es cierto, entonces la hipótesis de Benjamin de una estrecha relación entre capitalismo y cristianismo recibe una confirmación ulterior: el capitalismo es una religión basada enteramente en la fe, una religión cuyos seguidores viven sola fide (sólo por medio de la fe). Y como, según Benjamin, el capitalismo es una religión en la que el culto se ha emancipado de todo objeto y la culpa de todo pecado y, por lo tanto, de toda posible redención, así, desde el punto de vista de la fe, el capitalismo no tiene objeto: cree en el hecho puro de creer, en el puro crédito ( believes in pure belief ), es decir: en el dinero. El capitalismo es, por ello, una religión en la cual la fe –el crédito– ha sustituido a Dios. En otras palabras, en tanto que la forma pura del crédito es dinero, es una religión cuyo dios es el dinero.

Esto significa que el banco, que no es más que una máquina de fabricar y manejar crédito, ha tomado el lugar de la iglesia y, mediante la regulación del crédito, manipula y administra la fe –la escasa e incierta confianza– que nuestro tiempo todavía tiene en sí mismo.



4. ¿Qué ha significado para esta religión la decisión de suspender la convertibilidad en oro? Ciertamente, algo así como una aclaración de su propio contenido teológico, comparable a la destrucción mosaica del becerro de oro o al establecimiento de un dogma conciliar. En cualquier caso, un paso decisivo hacia la purificación y cristalización de su propia fe. Ésta –en forma de dinero y crédito–se emancipa ahora de todo referente externo, cancela su nexo de idolatría con el oro y se afirma en su carácter absoluto. El crédito es un ser puramente inmaterial, la parodia más perfecta de esa pistis , que no es sino “la sustancia de lo que se espera.” La fe –así rezaba la famosa definición de la Carta a los Hebreos– es sustancia – ousia , término técnico por excelencia de la ontología griega– de lo que se espera. Lo que Pablo quiso decir es que el que tiene fe, el que ha puesto su pistis en Cristo, toma la palabra de Cristo como si se tratara de la cosa, el ser, la sustancia. Pero es precisamente este “como si” lo que la parodia de la religión capitalista elimina. El dinero, el nuevo pistis , es ahora inmediatamente y sin residuos sustancia. El carácter destructivo de la religión capitalista, de la que hablaba Benjamin, aparece aquí en plena evidencia. La “cosa esperaba,” ya no existe, ha sido destruida, y tiene que serlo porque el dinero es la esencia misma de la cosa, su ousia en el sentido técnico. Y, de esta manera, se quita de en medio el último obstáculo a la creación de un mercado de la moneda, a la transformación integral del dinero en mercancía.




5. Una sociedad cuya religión es el crédito, que sólo cree en el crédito, está condenada a vivir a crédito. Robert Kurz explicó la transformación del capitalismo del siglo XIX, todavía basado en la solvencia y la desconfianza respecto al crédito, en el capitalismo financiero contemporáneo. “Para el capital privado del siglo XIX, con sus propietarios personales y sus respectivos clanes familiares, eran todavía válidos los principios de honorabilidad y solvencia, a la luz de los cuales el incremento del uso del crédito era casi obsceno, como un comienzo del fin. Las novelas por entregas de la época están llenas de historias donde las familias numerosas se arruinan a causa de su dependencia; en algunos pasajes de Los Buddenbrook , Thomas Mann llegó a crear un tema de Premio Nobel. El capital productivo sujeto al pago de intereses era, por supuesto, esencial para el sistema desde el primer momento de su formación, pero todavía no tenía un papel decisivo en la reproducción capitalista global. Los negocios de capital “ficticio” se consideraban típicos de los ambientes de estafadores y personas deshonestas, al margen del capitalismo real ... Incluso Henry Ford se negó durante mucho tiempo al uso del crédito bancario, obstinándose en su decisión de financiar sus inversiones sólo con su propio capital.” (R.Kurz, El fin de la política y la apoteosis de dinero , Roma, 1997; Die Himmelfahrt des Geldes , en “Krisis”, 1995). Durante el siglo XIX, esta concepción patriarcal se disolvió completamente y el capital empresarial recurrió cada vez más al capital monetario, tomado del sistema bancario. Esto significa que las empresas, con el fin de seguir produciendo, deben, por así decirlo, hipotecar por anticipado cantidades crecientes de trabajo y de futura producción. El capital productor de mercancías se alimenta ficticiamente de su propio futuro. La religión capitalista, de acuerdo con la tesis de Benjamin, vive de un endeudamiento permanente, que no puede ni debe extinguirse. Pero no son sólo las empresas las que viven, en este sentido, sola fide , a crédito (o a débito). También los individuos y las familias, que recurren cada vez más al mismo, están análogamente tan implicados en este continuo y generalizado este acto de fe en el futuro. Y la Banca es el sumo sacerdote que administra a los fieles el único sacramento de la religión capitalista: el crédito-débito.

lunes, 13 de mayo de 2013

LEY, CIENCIA Y CONCIENCIA ANTE EL ABORTO

Un diputado creyente podrá mantener su convicción en favor de la vida naciente y apoyar una legislación que despenalice en determinados supuestos las opciones autónomas de la madre para interrumpir su embarazo

Juan Masiá Clavel, en El País

El tema del aborto sale de nuevo a primer plano en el debate político y suscita reacciones a favor y en contra, a menudo exageradas por los dos extremos del espectro. Me gustaría terciar en las discusiones; no para apoyar una postura frente a otra, sino para aportar un granito de arena a la tarea de deshacer malentendidos. Por ejemplo, distinguir las perspectivas de lo legal, lo científico y lo moral, como hacemos elementalmente en clase de ética. Reconozco que enviar a la redacción unos apuntes de clase no captará el interés, porque no da titulares; pero percibo la necesidad de intentarlo y tratar de aclarar confusiones.

Concretamente, cuando publiqué Aborto y vida naciente con malformaciones (EL PAÍS, 2 de agosto de 2012), recibí epistolarmente dos reacciones —educadas, pero fuertes— de disentimiento, aunque por razones paradójicamente distintas. La primera interpretó mi ensayo como apología del aborto. A la segunda le produjo la impresión de un apoyo sutil a la modificación de la ley. Para una, proabortista; para otra, antifeminista. Ni lo uno ni lo otro entraba en mi propósito. El caso es que persistía la confusión. ¿Por deficiencia de mi expresión, por el color de gafas de la lectura, o por ambas causas? En cualquier caso, hoy quisiera invitar a la relectura de estos sencillos apuntes que la crítica amable me animó a reescribir.

» No confundir límites legales con fases del proceso biológico

Si una ley regula, como límite para la experimentación con preembriones (aún no implantados en el útero), 14 días tras la fecundación, no pretende definir científicamente el comienzo de una vida humana individual a partir del día siguiente; solo estima que, para proteger los bienes jurídicos en cuestión, conviene fijar un límite. Si una ley permite el aborto hasta la semana 14ª, tampoco pretende definir científicamente el comienzo de una nueva vida, ni justificar moralmente esas interrupciones del embarazo; delimita legalmente un área protectora de los bie+nes jurídicos en cuestión. La ley trata puntualmente lo que es científicamente un proceso continuo; pero no sanciona moralmente la cuestión.

» No confundir despenalización legal con justificación moral

Si una legislación despenalizadora del aborto en determinados supuestos pretende, entre otras cosas, evitar abortos clandestinos, eso no significa justificar moralmente esas interrupciones. No hay responsabilidad ante la ley, sino ante la conciencia. Ni las leyes penalizan cuanto está mal, ni la despenalización de algo lo sanciona como bueno. No constituir delito no significa estar moralmente justificado. Ni que algo esté moralmente mal justifica tipificarlo como delito. Defendiendo la vida y evitando fomentar abortos, se puede asentir a ciertas despenalizaciones, para evitar abortos clandestinos o la estigmatización social de abortantes.

» No entender la embriología de modo mecanicista

La concepción no es un momento mecánico (conectar un enchufe), sino un proceso vital (formarse y crecer un viviente): más de 20 horas para la fecundación y dos semanas hasta completarse la anidación del preembrión. Es cierto que no se puede considerar al feto mera parte del cuerpo materno, ni realidad parásita. Pero la interacción embrio-materna de la tercera a la octava semana es decisiva para la constitución de la vida naciente: a medida que se aproxima el tercer mes del embarazo aumenta la exigencia de ayudarle para llegar a término. Las circunstancias excepcionales deberán ser sopesadas seriamente; tendrán menos peso al aproximarse el umbral de la novena semana de gestación. En vez de hablar de protección de la vida en general, tendremos presente la distinción entre materia viva de la especie humana (el blastocisto antes de la anidación) y una vida humana individual (el feto, más allá de la octava semana).

» No confundir la interrupción del embarazo por malformaciones y la discriminación de personas discapacitadas

Es ambiguo hablar de malformaciones en general, equiparando casos, desde un simple estrechamiento del conducto esofágico en un síndrome de Down hasta una anencefalia. Tampoco es coherente penalizar la interrupción del embarazo en supuestos seriamente graves, a la vez que se recorta el apoyo con la ley de dependencia a la crianza, sanidad y educación de esa vida discapacitada. Ni se puede lanzar la acusación de antivida a quienes optaron dolorosamente por un mal menor en situación de conflicto, ni es necesariamente provida la postura que impone por motivaciones ideológicas la opción contraria.

Reiterando lo expresado en el citado artículo: un feto anencefálico carece del mínimo neurológico-estructural como soporte para formar una persona, desde respirar autónomamente hasta capacitarse para actos estrictamente humanos. Si hay razones para no interrumpir su alumbramiento, no será por considerarlo realidad humana personal. Su aborto no es comparable a matar un ser humano. Un feto con una malformación incompatible con la vida extrauterina (por ejemplo, agenesia renal irremediable) tampoco sobrevivirá.

En cambio, es delicado el caso de fetos con patología grave incurable, solo con solución paliativa. El doctor Francesc Abel, con doble perspectiva de obstetra y teólogo moral, concluía: “Ante tal diagnóstico prenatal, muchos progenitores solicitan interrumpir la gestación, acogiéndose al tercer supuesto de la ley... Aunque objetivamente cueste asentir, debemos respetar a quienes se encuentran en esta situación y sus decisiones” (Diagnóstico prenatal, Instituto Borja de Bioética, 2001, 3-26). Evitando discriminar por discapacidad, la sociedad deberá fomentar el apoyo a la dependencia en todas las fases de la vida. Sin hacerlo, no tendría credibilidad el legislador que intentase suprimir dicho tercer supuesto.

» No mezclar sin matices las perspectivas jurídicas, morales y religiosas

Hay que distinguir los planos jurídico, ético y religioso. El fiscal imputa delitos y solicita penalizaciones. La conciencia moral acusa en el foro interno, provocando remordimiento por el mal moral, aunque no constituya delito. La conciencia religiosa interpela para reconocer el mal y creer en el perdón. Pero hay creyentes con una idea equivocada de pecado como delito; hay también instancias eclesiásticas que confunden pecado con delito y perturban la autonomía de las legislaturas, imponiendo a la sociedad una idea de delito como pecado. Tomás de Aquino precisaba: ni todo lo moralmente reprobable es delictivo, ni la despenalización implica un juicio moral positivo.

Un diputado/a creyente podrá mantener su convicción en favor de la vida naciente y, a la vez, apoyar una legislación que despenalice en determinados supuestos las opciones autónomas de la madre acerca de la interrupción de su embarazo. Este diputado/a, moralmente responsable y religiosamente creyente, puede mantener la convicción de que no es justificable (ni por ética ni por fe) una determinada interrupción del embarazo y actuar en su vida de acuerdo con dicha convicción. Pero, al mismo tiempo, puede apoyar una ley que no penaliza el aborto en determinados supuestos. Este diputado/a no confunde el ámbito de lo penal con el de lo moral y lo religioso; así mismo, su obispo no le impondrá en nombre de la moral o la religión lo que debe votar. La cúpula jerárquica de la Iglesia española ha incurrido a menudo en los años recientes en esta equivocación, empeorándola al no tener en cuenta las distinciones entre ley y conciencia, o entre delito y pecado. El derecho de las asociaciones religiosas a proponer su parecer con libertad de expresión debe distinguirse de la imposición que no respeta la laicidad del Estado.

En el episodio evangélico de un adulterio denunciado (Juan, 8), la acusación pretendía lapidar a muerte a una mujer, tratando el pecado como delito. Jesús no la condena, ni la justifica a la ligera. La despide deseándole que no vuelva a encontrarse en semejante situación. Ni condenación ni complicidad, sino comprensión y misericordia. Rechazo al mal y acogida a quien, al cometerlo, se convierte en su propia víctima. Como decía Juan Pablo II, en cada aborto hay dos víctimas: el feto y la madre. Jesús enseñó y practicó el criterio del profeta Oseas: “Compasión quiero, más que sacrificios” (Oseas 6,6; Mateo 9, 13 y 12, 7).

Juan Masiá Clavel es jesuita, profesor de Bioética de la Universidad católica Sophia, de Tokio.

domingo, 12 de mayo de 2013

EL PAPA FRANCISCO A LAS MONJAS: "SED MADRES Y HERMANAS, NO SOLTERONAS"

en Religión Digital

El Papa Francisco ha advertido del "daño que ocasionan al pueblo de Dios los hombres y mujeres de la Iglesia que son 'carreristas', escaladores, que usan al pueblo, a la Iglesia, a los hermanos y a las hermanas --a quienes deberían servir-- como trampolín para los intereses propios y las ambiciones personales".

Así lo ha indicado este miércoles durante una audiencia en el Aula Pablo VI con más de 800 monjas que han participado en la Asamblea Plenaria de la Unión Internacional de las Superiores Generales (UISG) que se ha celebrado bajo el lema 'El servicio de la autoridad según el Evangelio'. A ellas se ha referido para pedirles que sean "madres" y "no solteronas".

El Papa Francisco ha agradecido a las religiosas "todo lo que hacen" y ha deseado que la vida consagrada sea siempre "una luz en el camino de la Iglesia". Así, ha recordado que "la vocación es siempre una iniciativa de Dios" y significa "centrar la existencia sobre Cristo y sobre su Evangelio, sobre la voluntad de Dios, dejando los propios proyectos para poder decir, como San Pablo: 'no soy yo que vivo, sino Cristo vive en mí'".

En esta línea, el Pontífice ha precisado que esta vocación lleva a "un camino de adoración del Señor y de servicio a Él en los hermanos y hermanas" en la obediencia, la pobreza y la castidad. Concretamente, ha destacado que "la obediencia es escuchar la voluntad de Dios, en las mociones interiores del Espíritu Santo" y, en este sentido, ha invitado a las religiosas a aceptar que "la obediencia pasa también a través de las mediaciones humanas".

Además, se ha referido a la pobreza como "superación de cada egoísmo en la lógica del Evangelio que enseña a confiar en la Providencia de Dios" y que se aprende "con los humildes, pobres, enfermos y todos aquellos que están en las periferias existenciales de la vida". De hecho, ha subrayado que "la pobreza teórica no sirve, la pobreza se aprende tocando la carne de Cristo pobre en los humildes, pobres, enfermos, niños".

Asimismo, ha hablado de la castidad "como carisma precioso que alarga la libertad del don a Dios y a los otros, con la ternura, misericordia, cercanía de Cristo" y ha pedido "por favor" que tengan "una castidad fecunda, una castidad que genera hijos espirituales en la Iglesia". "La consagrada es madre, debe ser madre y no solterona", ha reiterado.

Finalmente, el Papa se ha dirigido a sus "queridas hermanas" y les ha asegurado que las sigue con afecto, que reza por ellas. No obstante, les ha pedido que también recen por él, que saluden a sus comunidades de su parte, sobre todo a las enfermas y a las jóvenes y les ha animado ha seguir "con alegría" el Evangelio de Cristo. "Sed alegres porque es bello seguir a Jesús, es bello convertirse en icono viviente de la Virgen y de la Madre Iglesia jerárquica", ha subrayado. (RD/Ep)

Texto completo del discurso del Papa a las monjas
¡Queridas hermanas!

Estoy muy contento de encontraros hoy y deseo saludar a cada una de vosotras, agradeciéndoos por lo que hacéis para que la vida consagrada sea siempre una luz en el camino de la Iglesia. Queridas hermanas, antes que nada agradezco al querido hermano cardenal João Braz de Aviz, por las palabras que me ha dirigido y también me complace la presencia del Secretario de las Congregaciones. El tema de vuestro congreso me parece particularmente importante para el deber que se os ha confiado: "El servicio de la autoridad según el Evangelio". A la luz de esta expresión quisiera proponeros tres sencillos pensamientos, que dejo a vuestra profundización personal y comunitaria.

1. Jesús, en la Última Cena, se dirige a los Apóstoles con estas palabras: "No me habéis elegido a mí, yo os he elegido a vosotros" (Jn 15, 16), que nos recuerdan a todos, no solo a los sacerdotes, que la vocación es siempre una iniciativa de Dios. Es Cristo el que os ha llamado a seguirlo en la vida consagrada y esto significa realizar continuamente un "éxodo" de vosotras mismas para centrar vuestra existencia en Cristo y en su Evangelio, en la voluntad de Dios, despojándoos de vuestros proyectos, para poder decir con San Pablo: "No soy yo quien vive, sino que es Cristo quien vive en mí" (Gal 2,20). Este "éxodo" de uno mismo es ponerse en un camino de adoración y de servicio. Un éxodo que nos lleva a un camino de adoración del Señor y de servicio a Él en los hermanos y hermanas. Adorar y servir: dos actitudes que no se pueden separar, sino que deben ir siempre unidas. Adorar al Señor es servir a los demás, no teniendo nada para sí: esto es el "despojarse" de quien ejercita la autoridad. Vivid y recordad siempre la centralidad de Cristo, la identidad evangélica de la vida consagrada. Ayudad a vuestras comunidades a vivir el "éxodo" de uno mismo en un camino de adoración y de servicio, sobre todo a través de los tres pilares de vuestra existencia.

La obediencia como escucha de la voluntad de Dios, en la moción interior del Espíritu Santo autentificada por la Iglesia, aceptando que la obediencia pasa también a través de las mediaciones humanas. Recordad que la relación entre la autoridad y la obediencia se coloca en el contexto más amplio del misterio de la Iglesia y constituya una particular actuación de su función mediadora (cfr. Congregación para los Institutos de Vida Consagrada y las Sociedades de Vida Apostólica, El servicio de la autoridad y de la obediencia, 12).

La pobreza como superación de todo egoísmo en la lógica del Evangelio que enseña a confiar en la Providencia de Dios. Pobreza como indicación a toda la Iglesia de que no somos nosotros quienes construimos el Reino de Dios, no son los medios humanos los que hacen crecer, sino que es en primer lugar el poder, la gracia del Señor, que actúa a través de nuestra debilidad. «Te basta mi gracia; la fuerza de hecho se manifiesta plenamente en la debilidad", afirma el Apóstol de los gentiles (2Cor12,9). Pobreza que enseña la solidaridad, el compartir y la caridad, y que se expresa también en una sobriedad y gozo de lo esencial para poner en guardia contra los ídolos materiales que ofuscan el sentido auténtico de la vida. Pobreza que se aprende con los humildes, los pobres, los enfermos y todos aquellos que están en las periferias existenciales de la vida. La pobreza teórica no nos sirve. La pobreza se aprende tocando la carne de Cristo pobre, en los humildes, en los pobres, en los enfermos, en los niños.

Y después la castidad como carisma precioso, que engrandece la libertad del don a Dios y a los demás, con la ternura, la misericordia, la cercanía de Cristo. La castidad por el Reino de los Cielos muestra cómo la afectividad tiene su lugar en una libertad madura y se convierte en un signo del mundo futuro, para hacer resplandecer siempre la primacía de Dios. Pero por favor, una castidad "fecunda", una castidad que engendre hijos espirituales en la Iglesia. La consagrada es madre, debe ser madre y no "solterona" Perdonadme si hablo así pero es importante esta maternidad en la vida consagrada, esta fecundidad. Que esta alegría de la fecundidad espiritual anime vuestra existencia: sed madres, como figura de María Madre y de la Iglesia Madre. No se puede entender a María sin su maternidad, no se puede entender a la Iglesia sin su maternidad, y vosotras sois iconos de María y de la Iglesia.

2. Un segundo elemento que quisiera subrayar en el ejercicio de la autoridad es el servicio: no debemos olvidar nunca que el verdadero poder a cualquier nivel es el servicio, que tiene su culmen luminoso en la Cruz. Benedicto XVI, con gran sabiduría, recordó muchas veces a la Iglesia que si para el hombre, a menudo, la autoridad es sinónimo de posesión, de dominio, de éxito, para Dios autoridad es siempre sinónimo de servicio, de humildad, de amor; significa entrar en la lógica de Jesús que se inclina a lavar los pies a los Apóstoles (cfr Angelus, 29 enero 2012), y que dice a sus discípulos: "Sabéis que los que gobiernan las naciones las dominan... no sea así entre vosotros; - precisamente el lema de vuestra asamblea, ¿no? ‘que no sea así entre vosotros' - sino que quien quiera ser grande entre vosotros, que sea vuestro servidor, y quien quiera ser el primero entre vosotros, que sea vuestro esclavo" (Mt 20,25-27). Pensemos en el daño que acarrean al Pueblo de Dios los hombres y mujeres de la Iglesia que quieren hacer carrera, subir, que "usan" al pueblo a la Iglesia, a los hermanos y hermanas- aquellos a quienes deberían servir -, como trampolín para sus propios intereses y las ambiciones personales. Estos hacen un daño grande a la Iglesia.
Que sepáis ejercer siempre la autoridad acompañando, comprendiendo, ayudando, amando; abrazando a todos y todas, especialmente a las personas que se sienten solas, excluidas, áridas, las periferias existenciales del corazón humano. Tengamos la mirada dirigida a la Cruz: allí se coloca toda autoridad en la Iglesia, donde Aquel que es el Señor se hace siervo hasta la entrega total de sí.

3. Finalmente, la eclesialidad como una de las dimensiones constitutivas de la vida consagrada, dimensión que debe ser constantemente retomada y profundizada en la vida. Vuestra vocación es un carisma fundamental para el camino de la Iglesia, y no es posible que una consagrada o un consagrado no "sientan" con la Iglesia. Un "sentir" con la Iglesia, que nos ha engendrado en el Bautismo: un "sentir" con la Iglesia que encuentra su expresión filial en la fidelidad al Magisterio, en la comunión con los Pastores y el Sucesor de Pedro, Obispo de Roma, signo visible de la unidad. El anuncio y el testimonio del Evangelio, para cada cristiano, nunca son un acto aislado. Esto es importante, el anuncio y el testimonio del Evangelio para cada cristiano nunca son un acto aislado o de grupo, y ningún evangelizador actúa, como recordaba muy bien Pablo VI, "en base a una inspiración personal, sino en unión con la misión de la Iglesia y en nombre de ella" (Exhort. ap. Evangelii nuntiandi, 80). Y proseguía Pablo VI: Es una dicotomía absurda pensar en vivir con Jesús sin la Iglesia, seguir a Jesús fuera de la Iglesia, amar a Jesús sin amar a la Iglesia (cfr ibid., 16). Sentid la responsabilidad que tenéis de cuidar la formación de vuestros institutos en la sana doctrina de la Iglesia, en el amor a la Iglesia, y en el espíritu eclesial.

En resumen, centralidad de Cristo y de su Evangelio, autoridad como servicio de amor, "sentir" en y con la Madre Iglesia: tres indicaciones que deseo dejaros, a las que uno una vez más mi gratitud por vuestra obra no siempre fácil. ¿Qué sería de la Iglesia sin vosotras? ¡Le faltaría maternidad, afecto, ternura! Intuición de Madre.

Queridas hermanas, estad seguras de que os sigo con afecto. Rezo por vosotras, pero vosotras también rezad por mí. Saludad a vuestras comunidades de mi parte, sobre todo a las hermanas enfermas y a las jóvenes, A todas va mi aliento a seguir con parresia y con gozo el Evangelio de Cristo. Sed alegres, porque es bonito seguir a Jesús, es hermoso convertirse en icono viviente de la Virgen y de nuestra Santa Madre Iglesia jerárquica. Gracias.

sábado, 11 de mayo de 2013

FRANCISCO, EL OBISPO DE ROMA

José María Castillo, en 'teología sin censura', RD


Mucha gente se sigue preguntando si el papa Francisco va a ser el hombre que imprima un cambio, profundo y de consecuencias decisivas, en la Iglesia. Yo estoy convencido de que ese cambio no es que se va a producir, sino que ya se ha efectuado.

Antes de empezar a cambiar los cargos de la Curia, por ejemplo, es más importante empezar a cambiar la teología del papado. Y eso, por más que muchos no hayan ni caído en la cuenta de ello, ya se ha hecho. El nuevo papa, Francisco, ya lo hizo desde el momento en que apareció, una vez elegido Sumo Pontífice, en la logia de la basílica de San Pedro. Pero, como recuerda todo el mundo, desde su primera aparición en público, no se presentó como “papa”, sino como “obispo de Roma”. Y hasta, casi de forma provocativa, no se presentó bendiciendo al pueblo, sino pidiendo, como “obispo de Roma”, la bendición de sus diocesanos para él. No empezó como “papa”, sino como “obispo”. Y no empezó bendiciendo, sino pidiendo ser bendecido por el pueblo.

No estoy hablando de gestos sin importancia. Y, menos aún, de innovaciones superficiales, para llamar la atención o - lo que sería peor - para obtener las ventajas casi infantiles que proporciona el populismo barato de no pocos líderes populistas. Nada más lejos de toda esa quincalla estúpida que vienen usando los mediocres. Lo que ha ocurrido en la Iglesia, con los gestos iniciales del nuevo papa, tiene una importancia teológica que muchos no imaginan.

Me explico. Es sabido que el título de “Papa” empezó a quedar definitivamente reservado al obispo de Roma, con algunas excepciones, a partir de la segunda mitad del siglo VII (Hinschius, KR, I, 1869, 207; P. De Labriolle, “Bull. Du Cange, 4, 65-75; F. Heiler, Alt. Aut. 261-263; Y. Congar, L’eccl. Du Haut Moyen-Age, 202). Es decir, durante más de quinientos años - los primeros 500 años de su historia - el papado no existió, tal y como ahora se le conoce. En aquellos siglos, existía el obispo de Roma. Y en paz. Además, aquella Iglesia era tan verdadera Iglesia como la actual.

Pero había algo más importante. Al menos desde el siglo V, el famoso texto de Mt 16, 13-19 (“Tú eres Pedro y sobre esta piedra...”) se leía como el evangelio propio de la misa para la ordenación de los obispos (A. Dold). Es más, en un texto, que se citó ampliamente durante toda la Edad Media, san Isidoro de Sevilla mostraba a los apóstoles recibiendo con el poder de “atar y desatar”, el mismo “honor” y la misma “potestas” que Pedro (“De Eccl. Off. II, 5, 5). Eran los términos que se venían utilizando desde San Cipriano de Cartago, a mediados del s. III. La convicción de fondo, que subyacía a este lenguaje, es que los obispos recibían el mismo poder que el obispo de Roma. Y todos, unidos a su cabeza (el obispo de Roma), gobernaban la Iglesia universal.

Por esto, entre otras razones, se comprende el rechazo tajante que uno de los papas más importantes que ha tenido la Iglesia, san Gregorio Magno (s. VI), manifestó contra el título de “papa universal”. Este asunto capital ha sido objeto de estudio de uno de los más documentados historiadores de la Iglesia que conocemos, el profesor Manuel Sotomayor, que, en un estudio, publicado en la “Miscellanea Historiae Pontificiae” (1983), demostró, con una documentación exhaustiva, cómo san Gregorio Magno insistió en que el título de “papa universal” es una expresión “altanera”, “soberbia”, “vanidosa”, “nefanda”, “supersticiosa”, “criminal”, “sacrílega”, “blasfema”, “propia del Anticristo”, “perversa”, “estúpida”, “temeraria”...., “contraria al Evangelio”, “contraria a Dios”. El motivo clave, que aduce siempre Gragorio I, para tomar esta posición tan opuesta a la utilización de esa expresión es tan clara como fuerte es siempre el mismo. Para san Gregorio Magno, si cualquier obispo (aunque sea el de Roma) se apropia el título de “universal”, por eso mismo todos los demás obispos dejan de ser tales; el episcopado entero, de derecho divino, queda aniquilado (M. Sotomayor, o. c., p. 67).

¿Pierde el papado, si seguimos por este camino, poder o excelencia? Todo lo contrario. Un papa que aparece en la fachada de San Pedro, con este coraje, esta libertad y esta humildad, no pierde nada. Lo que hace simplemente es recuperar, para la Iglesia, aquella fuerza de atracción que tuvo en sus orígenes. Y que le dio la vuelta a la historia de Europa. Justamente lo que ahora mismo más necesitamos. Por muy sombría que sea la crisis, estamos viviendo un momento capital de esperanza.

jueves, 9 de mayo de 2013

LOS TEÓLOGOS HEREJES DE ROMA


Rubén Aguilar Valenzuela, Profesor en la Universidad Iberoamericana, en 'nexos.com'

El 16 de octubre de 1978 el cardenal polaco Karol Wojtyla es electo Papa y adopta como nombre Juan Pablo II. Tres años después, el 25 de noviembre de 1981, designa al alemán Joseph Ratzinger como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. Éste dimite como arzobispo de Múnich, para trasladarse a Roma al inicio de 1982. A partir de ese momento y hasta la muerte de Juan Pablo II será el teólogo del Papa y el garante de la vera doctrina de la Iglesia. El papa Wojtyla es consciente de ser un pastor, cosa que le será muy útil en su tarea, pero también que está lejos de ser un conocedor profundo de la filosofía y teología. Sabe que es algo que necesita para realizar su tarea y es eso precisamente lo que puede ofrecerle el profesor Ratzinger.

A partir de 1982, el papa Juan Pablo II y el teólogo Ratzinger van a trabajar juntos en defensa de la ortodoxia doctrinal y serán a partir de entonces “el uno para el otro” o “almas gemelas”. Los dos coinciden en que tienen ideas teológicas conservadoras, con rasgos integristas, pero uno es estudioso de la teología, un teórico reconocido en el campo, que a los 34 años fue asesor del cardenal Joseph Frings, arzobispo de Colonia, en el Concilio Vaticano II (1962-1965), y el otro un pastor que ejerció en su natal Polonia. Uno es extrovertido y el otro tímido. Los dos se complementan y no se compiten. Cada uno sabe de sus límites y posibilidades.

En 1993, a los 10 años de encabezar la moderna Inquisición el Papa premia al teólogo Ratzinger y lo hace cardenal. En 1998 es elegido como vicedecano del Colegio Cardenalicio y en 2002 como decano del mismo al tiempo que continúa como prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. El 19 de abril de 2005 el cardenal Ratzinger es elegido como sucesor de Juan Pablo II en el segundo día del Cónclave. Los cardenales acordaron pronto quién sería el 265 sucesor de san Pedro en el obispado de Roma.
Algunos teólogos albergaban la esperanza de que Ratzinger, con su acceso al papado, cambiaría de actitud con relación a la producción teológica, sobre todo cuando, a semanas de haber asumido su nueva responsabilidad, sostuvo un encuentro con el teólogo suizo Hans Küng, condenado por Juan Pablo II, que había sido su compañero en el Concilio. Muy pronto el desarrollo del pontificado de Benedicto XVI se encargó de echar por tierra esas esperanzas. Entre el cardenal Ratzinger a cargo del Santo Oficio y el papa Benedicto XVI nunca hubo diferencias. Los dos, al final el mismo, pero con cargos diferentes, se dedicaron a perseguir a las y los teólogos que según ellos, el prefecto y el Papa, eran “herejes” o por lo menos heterodoxos, que para el caso es lo mismo.

El catecismo de Ratzinger
En 1986 el papa Juan Pablo II encarga a Ratzinger la elaboración de un nuevo catecismo con el conjunto de las “verdades” de la fe. Se integra, entonces, una comisión de 12 cardenales y siete obispos diocesanos, presidida por el prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe. En 1992, después de seis años de trabajo, se publica el texto con la Constitución Apostólica Fidei Depositum (Depósito de la fe). Los lineamientos del nuevo catecismo, aunque se publique seis años después, van a ser la guía que oriente al inquisidor en la persecución de los teólogos que se desvían de la vera doctrina.

Años después, en 2009, el papa Benedicto XVI en la homilía de la misa al inicio de los trabajos de la Comisión Teológica Internacional, hizo público el marco que había utilizado para juzgar, la heterodoxia o la herejía teológica. En esa ocasión sostuvo que hay “grandes especialistas que pueden decir dónde nace el Mesías” pero “no se sienten invitados a ir” y esa noticia “no toca su vida, permanecen fuera. Pueden dar información pero la información no se convierte en formación para la propia vida”. Añadió que existe “un modo de usar la razón que es autónomo, que se pone por encima de Dios, en toda la gama de las ciencias, comenzando por las ciencias naturales donde un método que se adopta para la investigación de la materia debe ser universalizado: en este método, Dios no entra, por lo tanto, Dios no existe”.

Según él, hay teólogos que dejan a un lado “lo divino” y pescan “en las aguas de la Sagrada Escritura con una red que permite sólo una cierta medida para los peces, y todo aquello que está más allá de esta medida no entra en la red y, por lo tanto, no puede existir. Y así, el gran misterio de Jesús, del Hijo hecho hombre, se reduce a un Jesús histórico, realmente una figura trágica, un fantasma sin carne y hueso, uno que ha quedado en el sepulcro, está corrompido, es realmente un muerto”. Se trata, dijo, de un método que “sabe pescar ciertos peces pero excluye el gran misterio, porque el hombre se hace él mismo la medida y tiene esta soberbia que, al mismo tiempo, es una gran necedad, que absolutiza ciertos métodos que no son aptos para las grandes realidades […] Es la especialización que ve todos los detalles pero ya no ve la totalidad”.

Un paso atrás
En materia de la producción teológica la posición del prefecto Ratzinger y del papa Benedicto XVI implicó un paso atrás, un retroceso de siglos frente a lo planteado por el Concilio en la constitución Gaudium et Spes (1965) que ve la necesidad de “aportar nuevas investigaciones teológicas frente a los más recientes estudios y hallazgos de las ciencias, de la historia y de la filosofía y buscar siempre un método más apropiado de comunicar la doctrina a los hombres de su época” y también que “debe reconocerse a todos la justa libertad de investigación, la libertad de pensar y la de expresar humilde y valerosamente su manera de ver en aquellas materias en las que son expertos”.

En consecuencia con lo dicho por el Concilio, en 1966, el papa Pablo VI suprime el Índice de Libros Prohibidos y también el Nihil obstat (sin objeciones) y el Imprimatur (imprímase) que hasta ese momento y por siglos habían sido requisitos obligatorios para publicar libros en la Iglesia. Sólo deja esa práctica para tres publicaciones: las traducciones oficiales de la Biblia; los libros litúrgicos y los catecismos oficiales. En ese entonces, congruente con la Gaudium et Spes, un profesor de teología alemán, de nombre Joseph, escribe en 1969: “Antes del Concilio y durante el Concilio mismo podía percibirse el empeño de reducir la teología a ser registro y —tal vez también— sistematización de las manifestaciones del magisterio. El Concilio impuso su voluntad de cultivar de nuevo la teología, sin mirarse únicamente en el espejo de la interpretación oficial de los últimos cien años y escuchar los interrogantes de los hombres de hoy”.

En efecto, Pablo VI veía la producción teológica como cualquier otra disciplina científica que parte de la total libertad para investigar y también del diálogo permanente entre quienes se dedican a ese campo, para confrontar y verificar los resultados de unos y otros y así dar mayor fundamento y certeza a lo que se investiga y produce. De esa manera, así lo entendía Pablo VI, en la publicación de los libros de teología los autores, peritos, editores y obispos podrían hablarse, intercambiar opiniones, pero dejando bien claro que ningún autor está obligado a pedir el Nihil obstat y el Imprimatur a ningún obispo, y ningún obispo puede exigirlo a ningún autor como condición para la publicación de sus ideas resultado de su trabajo de investigación.

Perseguir al pensamiento libre
El cardenal Wojtyla, al ser nombrado Papa, y el teólogo Ratzinger, en su papel de inquisidor, focalizaron su persecución, pero no fueron los únicos, contra dos grupos de pensadores: los teólogos dedicados a la reflexión sobre la moral, disciplina que también se conoce como teología moral, y los llamados teólogos de la liberación. Los primeros ubicados sobre todo en Europa y Estados Unidos, los segundos en América Latina. No es casual.

Los teólogos que proponen cambios a los planteamientos tradicionales de la moral que sostiene la Iglesia, cada vez más lejana de la realidad cotidiana de los creyentes, se proponen dialogar con la cultura de la modernidad y desde la teología encontrar respuestas a la nueva realidad social y a los cambios en la manera de vivir la sexualidad, las relaciones de pareja y la paternidad, entre otras cosas. Todos temas que por siglos han permitido, se quiera o no, el control desde la estructura del poder eclesial sobre la conciencia de los fieles de la Iglesia.

La teología de la liberación, desde una lectura del Evangelio que pone al centro la vida del Jesús histórico, cuestiona el orden económico, político y social establecido en búsqueda de una sociedad más justa y fraternal. Se opta por los pobres y sus causas. Se denuncia la injusticia del modelo social vigente y el papel que la Iglesia juega en él. La reflexión de los teólogos de la liberación plantea una nueva manera en que la Iglesia debe relacionarse con los fieles y también con el poder. Rompe con planteamientos que la Iglesia jerárquica ha sostenido por siglos.

Detrás de esta “cruzada” contra los teólogos de la moral y de la liberación está el conflicto que supone la pérdida del poder, ante la irrupción de nuevas ideas, por parte de los supuestos garantes de la verdad. Es el eterno problema entre el poder y la verdad que plantea bien Michel Foucault: “Estamos sometidos a la producción de la verdad desde el poder y no podemos ejercitar el poder más que a través de la producción de la verdad”. Si el poder no es el “productor” de las ideas verdaderas se ve amenazado, pierde el poder. Sucede lo mismo con la ortodoxia en la producción del pensamiento teológico y en la interpretación de las “verdades” de la fe. Los heterodoxos, los herejes, ponen en duda el orden establecido, en la media que con su pensamiento cuestionan al poder.

En esta lógica y dinámica, el cardenal Ratzinger, ya como el papa Benedicto XVI, hizo que la Congregación para la Doctrina de la Fe, a cargo del cardenal William Levada, aprobara, en marzo de 2012, el documento, redactado originalmente en inglés y no en latín, Theology Today: Perspectives, Principles and Criteria (Teología hoy: perspectivas, principios y criterios). El texto fue elaborado por la Comisión Teológica Internacional y sostiene que los teólogos, en contradicción de lo planteado por el Concilio, deben someterse a los obispos, muchos de ellos particularmente ignorantes en materia teológica, porque ellos son la “interpretación auténtica de la palabra de Dios transmitida por la Escritura y la Tradición”. Dicho de otra manera: sólo la Santa Sede, la curia romana, que sujeta a los obispos, puede garantizar la vera doctrina.

Teólogos morales
Los teólogos morales que han sido condenados en estos últimos 30 años suman decenas. Aquí se hace referencia a algunos de los casos más sonados.

La primera condena de Juan Pablo II fue al redentorista alemán Bernhard Häring (1912-1998), uno de los grandes renovadores de la moral católica. En 1979, después de un proceso de 10 años, fue llamado por la actual Inquisición para exigirle no volver a criticar la encíclica Humanae vitae (1968), en la que Pablo VI condenaba los métodos anticonceptivos como inmorales. Häring se negó y sufrió el rechazo del Vaticano hasta su muerte. En 1976 en carta dirigida al cardenal Seper, en ese entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Häring decía: “De forma humillante he sido acusado […] las acusaciones son falsas. Más aún nacen de un órgano de gobierno de la Iglesia a la que he servido durante toda mi vida con toda honestidad. Preferiría encontrarme nuevamente ante un tribunal de Hitler. Sin embargo, mi fe no vacila”.

A Häring finalmente no se le aplicó ninguna sanción, pero sí a su discípulo, el teólogo y sacerdote estadunidense Charles Curran (1934), a quien en 1986 se le prohibió enseñar en instituciones teológicas de la iglesia católica, por sus críticas a la Humanae vitae y por defender la legitimidad del disenso en cuestiones morales. Curran fue acusado de sostener ideas contrarias a la ortodoxia católica en relación al aborto, la eutanasia, la homosexualidad, el divorcio, la masturbación y las relaciones sexuales prematrimoniales. En el proceso, Curran contó con el apoyo de su maestro Häring, quien, dirigiéndose a la Congregación, presidida por Ratzinger, dijo: “¿Quién está en desacuerdo con la doctrina de la Iglesia: la Congregación o Curran? La historia demuestra inequívocamente que en temas importantes, tanto bíblicos como dogmáticos, el Santo Oficio y la Inquisición se mostraron en profundo desacuerdo con el sentir de los fieles y de la mayoría de los teólogos”. Ratzinger interrumpió el discurso de Häring diciendo: “Sepa que la decisión sobre este caso ya está tomada y no la cambiará esta reunión”. En esa ocasión Curran acusó abiertamente al prefecto por no haber permitido su defensa cuando “una de las grandes conquistas de un sistema democrático es conocer quién nos acusa y de qué nos acusan”.

En 1987 el teólogo Benjamín Forcano (1935), religioso claretiano español, fue condenado por Ratzinger por el libro Nueva ética sexual, publicado en 1981. En el texto se plantea el uso de los anticonceptivos y el respeto a la homosexualidad. El claretiano tuvo que dejar la dirección de la revista Misión Abierta y luego fue expulsado de su congregación junto con cinco compañeros en 1993. Ellos no dejaron el sacerdocio y fueron acogidos por el obispo Pedro Casaldáliga, también claretiano, en la diócesis brasileña de São Felix, pero con permiso de residencia en Madrid. En 2001 el teólogo español Marciano Vidal (1937), de la congregación de los redentoristas, recibió una “notificación” de Ratzinger por tres de sus libros (Moral de actitudes, el Diccionario de ética teológica y La propuesta moral de Juan Pablo II) que señala que estos textos “no pueden ser utilizados para la formación teológica, y que el autor debe reelaborar especialmente Moral de actitudes, bajo la supervisión de la Comisión Doctrinal de la Conferencia Episcopal Española”. Este libro se ha utilizado en los últimos 25 años, en muchas lenguas, como texto de clase.

Ha sido también condenado el jesuita Juan Masiá, quien en 2006 fue cesado como director de la Cátedra de Bioética de la Universidad Pontificia de Comillas por defender de manera abierta el uso de los preservativos en su libro Tertulias de bioética. Manejar la vida. El texto tenía las debidas licencias del obispado de Santander, pero fue prohibido, ante presión directa de Roma, por el obispo auxiliar de Madrid.

La teóloga Margaret Farley, religiosa estadunidense y profesora emérita en Divinity School de la Universidad de Yale, fue condenada en 2012 por la publicación, en 2006, de su libro Sólo amor: un marco para la ética sexual cristiana donde sostiene posiciones contrarias a las que “enseña la Iglesia” en materia de masturbación, el matrimonio entre personas del mismo sexo y el divorcio. La Congregación para la Doctrina de la Fe le pidió retractarse, pero ella no aceptó. El Consejo Nacional de la Conferencia de Líderes de Mujeres Religiosas (LCWR, por sus siglas en inglés) rechazó la condena del Vaticano, a la que calificó “sin fundamento” y fruto de “un proceso viciado”.

Teólogos de la liberación
Son también decenas los teólogos de la liberación que han sido condenados en el pontificado de Juan Pablo II y Benedicto XVI. La persecución la inició el papa Wojtyla con el discurso inaugural de la III Conferencia General del Episcopado Latinoamericano (CELAM), celebrada en Puebla, México, en 1979. A esa primera intervención siguió, ya con Ratzinger como el prefecto de la Congregación de la Doctrina de la Fe, la Instrucción sobre algunos aspectos de la teología de la liberación (1984) que ofrecía las bases para iniciar la lucha frontal, despiadada, del Papa y Ratzinger contra los teólogos de la liberación. Los casos de Leonardo Boff y Jon Sobrino fueron paradigmáticos de la ofensiva, pero no los únicos.

El primer sancionado, en efecto, fue el franciscano brasileño Leonardo Boff (1938), que en 1972 se doctoró en la Universidad de Múnich, dirigido por el jesuita Karl Rhaner. La publicación de su tesis doctoral fue financiada por el profesor Ratzinger. No obstante, en 1984, por las ideas expuestas en su libro Iglesia: carisma y poder, Boff fue sometido a proceso. En el juicio, presidido por Ratzinger, el franciscano tuvo el apoyo de los cardenales brasileños Evaristo Arns, arzobispo de São Paulo, e Ivo Aloisio Lorscheider, presidente de la Conferencia Episcopal. Se sabe que los dos tuvieron votos en el Cónclave en el que Juan Pablo II fue elegido como Papa.

En su texto Boff critica el dogmatismo de las verdades, la comprensión “doctrinaria” de la revelación y el ejercicio hegemónico del poder sagrado, que llevaban a la violación de los derechos de los fieles dentro de la Iglesia. El cardenal Ratzinger calificó la obra como “difamatoria, incluso panfletaria, absolutamente impropia de un teólogo” y la tachó de “frágil, inconsistente e intolerante” con la Iglesia institucional.

La condena consistió en la imposición de un tiempo de “silencio” para predicar y publicar. Boff respondió a sus censores con la canción de Atahualpa Yupanqui: “La voz no la necesito, sé cantar en el silencio”. Nueve meses después era rehabilitado. En mayo de 1992 volvió a tener dificultades con la publicación de su libro América Latina: de la conquista a la nueva evangelización. Abandonó luego la editorial Voces y un mes después dejó a los franciscanos y renunció al sacerdocio: “La humildad es una virtud; la humillación es pecado”.

El jesuita Jon Sobrino (1938) vive desde los años cincuenta en El Salvador. En 2007 la Congregación de la Doctrina de la Fe le “notificó” que su obras, en particular Jesucristo Liberador: lectura histórico-teológica de Jesús de Nazaret y La Fe en Jesucristo: ensayo desde las víctimas, “puede derivar en un daño grave para los fieles”, porque en ellas se destaca “lo humano” de Jesús en lugar de su “divinidad”. Los libros de Sobrino, de manera especial su Cristología, se han utilizado como libros de texto en seminarios y facultades de teología en muchos países del mundo.

Sobrino escribió una carta al general de los jesuitas, Peter Hans Kolvenbach, explicando sus razones para no aceptar la “notificación” y entre ellas menciona que: “desde muy pronto se creó un ambiente en el Vaticano, en varias curias diocesanas y entre varios obispos, en contra de mi teología —y en general, contra la teología de la liberación. Se generó un ambiente en contra de mi teología, a priori, sin necesidad de leer muchas veces mis escritos. Son 30 largos años de historia”, y añade que “adherirme a la notificatio, que expresa en buena parte esa campaña y ese modo de proceder, muchas veces claramente injusto, contra tanta gente buena, siento que sería avalarlo. No quiero pecar de arrogancia, pero no creo que ayudaría a la causa de los pobres de Jesús y de la iglesia de los pobres y por lo mismo no me parece honrado suscribirla”. A partir de 2007 este jesuita, sobreviviente de la matanza de seis de sus hermanos en El Salvador, tiene prohibido enseñar en seminarios y centros teológicos de la iglesia católica.

Las otras condenas
Si bien el foco de las condenas a cargo del cardenal Ratzinger, después papa Benedicto XVI, se ha concentrado en los teólogos morales y los de la liberación, no han sido éstos los únicos herejes. Otros han sido censurados por sus posturas con relación a dogmas de la Iglesia, la ordenación de las mujeres y el acercamiento a la vida de Jesús. La cruzada por la vera doctrina abarca todos los temas. La Congregación para la Doctrina de la Fe siempre está lista para perseguir y condenar lo distinto e innovador. Así, el pensamiento se congela y la posibilidad de la renovación teológica, para responder a la realidad de hoy, se elimina. Sólo la ortodoxia tiene lugar.

El dominico Edward Schillebeeckx (1914-2009), teólogo de la Conferencia del Episcopado Holandés durante el Concilio Vaticano II y uno de los redactores del Catecismo Holandés, sufrió una primera condena en 1968 por algunos artículos y una segunda, ya con Juan Pablo II de Papa, por su libro Jesús: la historia de un viviente. Los censores se pronunciaron sobre afirmaciones relacionadas con la Santísima Trinidad, la concepción virginal de Jesús, la Iglesia y la resurrección. En 1984, ya bajo el prefecto Ratzinger, ocurrió la tercera “notificación” por su libro El ministerio eclesial: responsables en la comunidad cristiana, donde sostiene que en determinadas circunstancias se podía recurrir a un ministro extraordinario para celebrar la eucaristía.

Un caso muy conocido es la condena contra uno de los teólogos más notables de la iglesia católica, el suizo Hans Küng (1928), catedrático de la Universidad de Tubinga, Alemania, nombrado por Juan XXIII como uno de los teólogos del Concilio Vaticano II, donde coincidió con Ratzinger no sólo en el espacio sino en las posiciones teológicas de avanzada. 17 años después, y tras un largo proceso, Küng fue acusado de no defender la “integridad de la fe” y poner en cuestión el dogma de la infalibilidad papal. Así, en 1979 la Congregación para la Doctrina de la Fe dictaminó que no podía continuar ejerciendo la docencia en las instituciones teológicas de la Iglesia.

En 1988 los teólogos jesuitas José María Castillo (1929) y Juan Antonio Estrada fueron expulsados de la Universidad de Granada, por órdenes de Ratzinger, debido a sus opiniones sobre la jerarquía eclesiástica, el misterio de la Santísima Trinidad y la naturaleza de la Iglesia. La posición de estos teólogos es la de asumir los dogmas pero discutiéndolos, lo cual fue juzgado por el Vaticano como una posición incompatible con el magisterio de la Iglesia. En 2007 Castillo dejó la Compañía de Jesús. Su más reciente libro es La humanidad de Dios, publicado en 2012, donde expone sus reflexiones teológicas sobre la persona, el ser humano que fue Jesús de Nazaret.

La Congregación para la Doctrina de la Fe ha abierto un proceso que será largo, tortuoso y secreto para estudiar el caso del sacerdote español José Antonio Pagola (1937) por su libro Jesús: una aproximación, que ha sido un éxito editorial con ventas de más de 100 mil ejemplares. En 2008 la Conferencia Episcopal Española, presionada por la Curia Romana, publicó una “nota” sobre el texto de Pagola acusándolo de deficiencias metodológicas y de que “parece sugerir indirectamente que algunas propuestas fundamentales de la doctrina católica carecen de fundamento histórico en Jesús”. La editorial del libro se ha visto obligada a retirarlo mientras tiene lugar el proceso. El teólogo desconoce cuáles son exactamente las acusaciones que le hacen.

Más recientemente, en 2012, la Conferencia Episcopal Española, por instrucciones de Roma, publicó una “notificación” que cuestionaba la catolicidad de algunas de las tesis del teólogo Andrés Torres Queiruga a quien acusa de negar implícitamente la resurrección y de “reducir la fe cristiana a las categorías de la cultura dominante”, así como de “eliminar u oscurecer la novedad introducida por la Encarnación del Hijo de Dios”.

Las condenas también han llegado a los teólogos que asumiendo el pluralismo religioso y cultural entran en diálogo con otras religiones. La mayoría de éstos viven en Asia y están en comunicación permanente con su entorno religioso dominado por el hinduismo, el budismo, el sintoísmo o el confucianismo. El teólogo ceilandés Tissa Balasuriya fue suspendido a divinis, y su libro María y la liberación humana, condenado por sus interpretaciones del pecado original, la divinidad de Cristo y otros dogmas marianos, en diálogo con las religiones orientales. Más tarde se le levantó la censura, pero exigiéndole un mea culpa.

Por su parte, el jesuita belga Jacques Dupuis (1923-2004), profesor de Cristología en la India de 1959 a 1986, fue condenado en 1998 por las ideas sustentadas en su libro Hacia una teología cristiana del pluralismo religioso porque la Congregación para la Doctrina de la Fe consideró se atentaba contra verdades fundamentales de la fe, como la Santísima Trinidad, la Iglesia, la revelación, la encarnación y el papel de Jesús como el único salvador del mundo.

Los muertos también fueron perseguidos por Ratzinger. Es el caso del jesuita indio Anthony de Mello (1931-1987), que integró la espiritualidad de los Ejercicios, la metodología desarrollada por san Ignacio de Loyola, el fundador de los jesuitas, con la budista. Sus obras, de gran éxito mundial, fueron condenadas en 1998, a 11 años de haber fallecido, por considerarlas ajenas a la “fe católica”. A partir de esa condena en algunas de sus obras se señala: “Los libros escritos por el padre Anthony de Mello fueron escritos en un contexto multirreligioso para ayudar a los seguidores de otras religiones, agnósticos y ateos en su búsqueda espiritual, y el autor no pretendió que fueran un manual de instrucciones sobre la fe católica en la doctrina y dogmas cristianos”.

En 2005 se condenó al jesuita estadunidense Robert Haight por su libro Jesús, símbolo de Dios, donde propone una teología liberada de la sobrecarga dogmática, en sintonía con la cultura posmoderna y el actual pluralismo religioso. Roma le ha acusado de graves errores en cuestiones fundamentales de la fe como la resurrección, la divinidad de Jesús, el valor redentor de la muerte de Cristo y la universalidad de la salvación de Cristo. Se le prohibió enseñar teología hasta que corrija sus posiciones. Según Haight ya “no se puede seguir afirmando todavía que una religión pueda pretender ser el centro hacia el que todas las demás tienen que orientarse”.

La Congregación para la Doctrina de la Fe, en los tiempos de Ratzinger, fue particularmente dura con las teólogas que abogan por la ordenación de las mujeres. Entre las perseguidas están la estadunidense Lavinia Byrne (1947), que se vio obligada a abandonar su congregación, el Instituto de la Bienaventurada Virgen María, después de 35 años de pertenecer a él, por la publicación del libro Mujeres en el altar. Desde 2008 el Vaticano abrió un proceso al Consejo Nacional de la Conferencia de Líderes de Mujeres Religiosas (LCWR), que cuenta con mil 500 delegadas, que representan a 57 mil monjas, y en abril de 2012 las condenó por considerar que tienen “serios problemas doctrinales” y promueven una agenda de “temas feministas radicales incompatibles con la fe católica”, entre los que se encuentra su posición a favor de la ordenación sacerdotal de las mujeres.

En 2008, por defender esta misma posición, fue excomulgado Roy Bourgeois, sacerdote estadunidense de la congregación del Maryknoll. En la carta que envió al Vaticano en la que niega retractarse de sus posiciones, dice: “Con todo el debido respeto, creo que lo que enseña nuestra Iglesia Católica en este asunto es un error y no se sostiene en un examen serio. Un informe de la Comisión Bíblica Pontificia, en 1976, apoyaba la investigación de expertos en Escritura, en Derecho Canónico y de muchos fieles católicos que estudiaron y reflexionaron las Escrituras y concluían que no hay justificación en la Biblia para excluir a las mujeres del sacerdocio”.

30 años de oscuridad
El jesuita catalán José Ignacio González Faus, que fue mi profesor de teología, cuenta que en la Universidad de Tubinga, a finales de 1966, escuchó una clase impartida por el profesor Ratzinger donde hablaba de las diversas escuelas teológicas antiguas; la de Alejandría, más espiritualista y conservadora, y la de Antioquía, más humanista y abierta. En clase Ratzinger mismo se preguntó: “¿Y en Roma?”. Se detiene un momento, se abotona la chaqueta y se queda mirándonos: “En Roma, ya saben ustedes, no se hace buena teología”. “La sonora ovación del alumnado todavía retumba en mis oídos”, dice González Faus.

Al prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe, Joseph Ratzinger y después papa Benedicto XVI, se le olvidó que en Roma no se hace buena teología, pero desde ahí se dedicó a juzgar la producción teológica en todo el mundo. Ratzinger presidió la Congregación de la Doctrina de la Fe de 1982 a 2005, 23 años, y luego ejerció como el papa Benedicto XVI de 2005 a 2013, ocho años. En total ha permanecido 31 años como el defensor a ultranza de la vera doctrina y el inquisidor de todos los que según él estaban fuera de la misma.

No se puede olvidar, no puede quedar atrás como si nunca hubiera sucedido, que en estas tres décadas han sufrido persecución y condena unos 500 teólogos y teólogas. El teólogo Juan José Tamayo, permanentemente asediado por algunos obispos españoles, ha escrito:

Por muy olvidadiza que sea la memoria colectiva —en este y otros muchos casos— hay cosas que no pueden colgarse en el perchero del olvido. No se puede olvidar la actitud inquisitorial del cardenal Ratzinger y de Benedicto XVI con sus colegas, los teólogos y las teólogas, desde que se hizo cargo del ex Santo Oficio, hasta su jubilación. Durante este tiempo —más de seis lustros que, para algunos, han sido una eternidad— juzgó, condenó, impuso silencio, censuró, expulsó de la cátedra, cesó como directores de revistas de teología e información religiosa, suspendió a divinis e incluso excomulgó a colegas por lo que subjetivamente creía eran errores. Laminó el pluralismo teológico con el consiguiente empobrecimiento de la teología.

Hoy más que antes es válida la reflexión del extraordinario teólogo Bernhard Häring, el primer condenado por el papa Juan Pablo II, que en 1976 escribió al cardenal Seper, entonces prefecto de la Congregación para la Doctrina de la Fe:

¿Los teólogos tenemos que callar ante prácticas y doctrinas que alejan a millones de personas de los sacramentos, de la Iglesia? ¿Debemos preferir un buen sueño y una vida tranquila a la sinceridad necesaria para obtener un mejor ejercicio de la autoridad de la Iglesia? ¿El Magisterio decidirá sin o con la ayuda de la reflexión y competencia teológica?
¿Serán útiles los teólogos que no son audaces ni sinceros en la reflexión y en la expresión o más bien lo será la comunidad de teólogos sinceros y estudiosos? ¿Será mayor la ayuda que recibe el Magisterio de un grupo al que le es impuesta una estrecha uniformidad o de la comunidad de teólogos de diversas escuelas y culturas y de competencia no tanto de autoridad cuanto de ciencia y sinceridad? ¿Recibirá el Magisterio más ayuda de teólogos seriamente comprometidos en el apostolado y en la evangelización de la presente generación o de teólogos cuya respuesta está sacada de los archivos del Santo Oficio?