viernes, 27 de febrero de 2009

CONVERGENCIA DE DIVERSAS CRISIS

Entrevista a François Houtard
El sociólogo belga François Houtart (Bruselas, 1925), una de las voces más radicales del movimiento antiglobalización cristiano, inauguró ayer el curso del Centro Mediterráneo de la Universidad de Granada 'El cambio que estamos viviendo', en el que participan destacados intelectuales como Federico Mayor Zaragoza, Carlos Tablada, Joaquín Estefanía, José Vidal-Beneyto o Riccardo Petrella. Houtart, delegado especial del presidente de la Asamblea General de Naciones Unidas para la Reforma del Sistema Financiero y Monetario, es fundador del Centro Tricontinental de la Universidad Católica de Lovaina.
-¿Cómo ve la actual crisis?
-Se habla mucho de crisis financiera, pero no es sino un epifenómeno de un problema mucho más grave, que es la lógica de la organización económica mundial. Hay una convergencia de diversas crisis: alimentaria, energética, climática, social, humanitaria, ecológica...
-¿Cómo será esa 'sociedad del futuro' de la que habla en el curso?
-La sociedad del futuro no puede ser sino postcapitalista y sólo puede construirse sobre cuatro grandes ejes. Primero, una relación con la naturaleza de respeto y no de explotación. En la práctica, significa declarar el agua y las semillas patrimonio universal y no permitir su privatización. El segundo eje es privilegiar el valor de uso sobre el valor de cambio, lo que significa que los productos y los servicios tendrían que ser desarrollados en función de las necesidades y no del provecho. Estamos en una situación absurda: nunca hubo tanta riqueza y tantos pobres. Para la acumulación del capital es más interesante desarrollar de manera espectacular el 20% de la población mundial que producir bienes y servicios para el otro 80% que no tiene poder de compra. El tercer eje es la democratización de la sociedad, no sólo en el campo político, sino en todas las relaciones sociales colectivas: en la economía, en las instituciones de la salud, la educación, el deporte y la religión, entre hombres y mujeres... Y el cuarto eje es la multiculturalidad: la posibilidad de que todos los saberes, filosofías y religiones contribuyan a la construcción social colectiva. Hasta ahora, hemos identificado desarrollo con occidentalización y los saberes tradicionales han sido marginados.
-¿Y cómo cree que será la transición de un sistema a otro?
-Se necesitan actores que construyan una nueva relación de fuerza -lo cual no significa necesariamente violencia-, porque el sistema no va a cambiar por sí mismo. En el siglo XIX y XX el actor que se oponía al capitalismo era la clase obrera, pero hoy, con los cambios en el trabajo, la debilidad de las organizaciones obreras y la globalización, los actores son todos los grupos sociales subalternos afectados por la ley del capital: los campesinos sin tierra, los indígenas, las mujeres, los estudiantes... El nuevo actor histórico es global. Sólo la convergencia de esas luchas puede transformar las cosas. El problema es que son resistencias un poco aisladas. Para tener una fuerza real necesitan la dimensión política, y eso es todavía muy flojo. Sólo en América Latina se ven primeros pasos de alternativas que van en contra de la lógica del sistema dominante: en Venezuela, Bolivia, Paraguay, Ecuador... Por ejemplo, fue la convergencia de ONG, movimientos sociales, iglesias y algunos gobiernos la que impidió el tratado de libre comercio entre EE UU, Canadá y América Latina, y está intentando otro tipo de integración latinoamericana a través del ALBA.
-Usted afirma que es necesario construir el socialismo. Pero, ¿qué socialismo: el de Zapatero o el de Fidel?
-El postcapitalismo se puede llamar socialismo, pero debe ser definido por su contenido. Si no, es una palabra ambigua: puede ser Pol Pot, Stalin, Tony Blair... Para mí el socialismo se define en función de los cuatro ejes que he citado.
-¿Cree que Cuba es un buen ejemplo de construcción socialista?
-Cuba es un ensayo que ha tenido éxitos -especialmente en el plano de la salud, la educación, el deporte y la cultura-, pero también ha tenido el obstáculo de la dominación de la URSS durante veinte años, que reorientó el modelo original y del que Cuba está tratando de salir desde finales de los ochenta. En Cuba, como en los demás países, la construcción del socialismo se ha tenido que hacer en las peores condiciones; guerras, embargos, la caída de la URSS...
-¿Es incompatible el socialismo con la democracia?
-No, de ninguna manera. Pero no podemos decir que no hay democracia en Cuba. Ese es el argumento habitual de los ataques. Hay un deseo de más democracia, más agilidad, menos rigidez en el sistema burocrático y político, más participación, a pesar de que hay mucha más que en cualquier otro país de América Latina... La fuerte reacción del mundo capitalista tuvo como consecuencia en Cuba la rigidez del sistema, la militarización, para defenderse. Pero no son las presiones del exterior las que van a lograr una mayor democratización en Cuba; al contrario: a más presiones, más resistencia.
-¿Cree que el triunfo de Barack Obama es un motivo para la esperanza?
-Fue una señal de esperanza porque es la primera vez que un negro o un seminegro llega al poder en un país como Estados Unidos. Eso simbólicamente es muy importante y así fue sentido en África, en América Latina y en EE UU. Pero de ahí a pensar que Obama no va a ser el presidente de un imperio, es otra cosa. No sólo por la fuerza de las estructuras, sino también porque él es un hombre del 'establishment'. Tiene posiciones más abiertas hacia Kyoto, y hay que aplaudirlo, pero en el fondo la lógica no ha cambiado. Como dicen los cubanos: habrá que acostumbrarse a tener un emperador negro.
La autoridad de Roma
-¿Qué queda de la Teología de la Liberación después de tantos años de conservadurismo en el Vaticano?
-La Teología de la Liberación no está muerta, pero sí ha sufrido un golpe enorme, porque la institución eclesiástica católica ha cortado los canales de difusión: sus teólogos fueron eliminados de todas las facultades y centros de pastoral controlados por la Santa Sede. Al mismo tiempo, ha conocido una cierta extensión temática en los últimos veinte años: feminista, ecológica, de los pueblos indígenas... Y además se desarrolló en las universidades laicas y en las comunidades de base. Pero debemos confesar que sí: la política de restauración de la autoridad de Roma ha sido muy negativa para este proyecto de pensamiento y de acción.
-La sociedad española es cada vez menos católica, pero los obispos están siempre en primer plano hablando del aborto, la eutanasia, la investigación científica... ¿Por qué?
-La cultura y la ética están en plena evolución sobre esos y otros temas. El hecho de que la jerarquía eclesiástica haya tomado posiciones extremadamente conservadoras y reaccionarias frente a esa evolución choca con cosas que son consideradas de sentido común, como la dignidad de la vida, la dignidad de la muerte, el problema de la limitación de nacimientos, etcétera. Y esa oposición es noticia. La razón de esta actitud me parece muy ligada a la concepción de la autoridad eclesiástica, más que a una cuestión de doctrina: quizá lo hagan con buena intención, pero es una concepción totalmente equivocada del ser humano, un reduccionismo a los factores puramente biológicos, una concepción puramente materialista que no tiene en cuenta la cultura, lo que debería ser el papel de una instancia religiosa.
-Usted es sacerdote. ¿Se ha planteado hacer su trabajo intelectual desde fuera de la Iglesia católica?
-¡Prácticamente es lo que estoy haciendo! No estoy fuera del Evangelio ni fuera de la iglesia como pueblo de Dios, pero no estoy en convergencia con la institución central, eso está claro. ¡Ja, ja, ja!


martes, 24 de febrero de 2009

LAS MUJERES PODRÁN SER OBISPOS ANGLICANOS

El Sínodo de la Iglesia Anglicana aprobó el martes pasado, con el 68,8% de los votos, un paquete de medidas destinadas a legalizar la consagración de mujeres obispos.
Así se salvaba el primer obstáculo, mediante el envío del borrador de la ley a un comité para su revisión. Eso sí, pase lo que pase, la primera mujer obispo (obispa) no será ordenada al menos hasta el año 2014.

La ordenación de mujeres como obispas ha dado lugar a un largo debate durante el año pasado, especialmente. Finalmente, tras dos horas de más debate, los miembros del cónclave daban el pistoletazo de salida a uno de los ejercicios legislativos más importantes en los últimos veinte años en la Iglesia anglicana.

La cúpula de la Iglesia Anglicana dio luz verde a la reforma del Canon anglicano, que puede conducir a la admisión de la mujer en el obispado en 2012 y a la primera consagración dos años después.

Se “marca el comienzo de una nueva fase”, explicó el obispo Nigel McCulloch al abrir el debate en Churchhouse, junto a la abadía de Westminster, en Londres. McCulloch preside el grupo encargado de redactar la ley, que reconocerá la igualdad de la mujer para ocupar todos los escalafones de autoridad eclesiástica, aunque también respetará a quienes objeten que su conciencia les impide aceptar la autoridad femenina. Desde 1992, la Iglesia Anglicana permite a la mujer ser sacerdote y ya han sido ordenadas más de 2.000.

Un punto importante que ha servido para hacer avanzar la iniciativa es que las propuestas legislativas incluyen la creación de la figura de los “obispos complementarios”, que realizarán funciones secundarias en las parroquias que, alegando motivos teológicos, no acepten la autoridad como obispo de la mujer.

“Lo que hemos hecho al aprobar el envío del borrador al comité es que la ley se pueda reescribir de nuevo; todo es revisable”, indicó el obispo de Manchester, Nigel McCulloch, del sector conservador. Hasta el 16 de marzo se pueden presentar enmiendas, pero el sector liberal indicó que no aceptará ninguna modificación para la ordenación de mujeres.

OPOSICIÓN INTERNA 
En su momento, la inclusión de la mujer en la Iglesia anglicana como sacerdotes, hizo que unos 500 clérigos se pasaran a la Iglesia Católica. En esta ocasión, se prevé que haya menos deserciones. “Hay menos división. La experiencia de estos últimos años ha sido muy positiva y muchos han cambiado de opinión “, explica Christina Rees, del grupo Mujeres e Iglesia.

No obstante, Rees admite que alrededor del 15% del clero se opone al obispado femenino de forma “muy clara”. Entre ellos, destacan muchos evangélicos, que citan una carta de San Pablo a Timoteo, en la que escribe: “No permito a la mujer enseñar, ni ejercer dominio sobre el hombre, sino a estar en silencio”. A los argumentos teológicos, quienes se oponen a tener mujeres obispos añaden el riesgo de dañar aún más las relaciones con la Iglesia Católica.

La creación de la figura de obispos complementarios en las congregaciones con una mujer como obispo, que podrían ser elegidos por quienes no aceptasen doctrinalmente correcto el liderazgo de la mujer, es una propuesta para reducir las tensiones. Sin embargo, estos obispos complementarios “Han de reconocer el principio del obispado femenino, en todas sus funciones y con todos los derechos. No podemos permitir que los obispos complementarios sean varones que jamás han ejercido o han trabajado con una mujer”, advierte Rees.

INICIO DE UN LARGO PROCESO 

La propuesta legislativa entra ahora en la fase de escrutinio. La amplia congregación puede ahora aportar enmiendas y sugerir cambios en la redacción de la nueva ley. El debate pasa del Sínodo a las diócesis y de cumplirse las previsiones de calendario el texto definitivo se someterá a votación en 2012. Entonces, el Parlamento británico también deberá aprobarlo. Una vez se salven los obstáculos institucionales, la reina deberá ratificar la ley que permitirá que la mujer acceda al obispado de la Iglesia de Inglaterra.



OTRO CRISTIANISMO ES POSIBLE - 15

15. TOMAR Y COMER, TOMAR Y BEBER. Última Cena y Eucaristía

Los tres axiomas, heteronomía, autonomía, teonomía, parecen fungir cada vez más como corsé insuficiente. En este capítulo Lenaers parece realizar esfuerzos ímprobos aunque infructuosos. En todo caso, cuestiona lo ‘tradicional’ (qué NO ES la Eucaristía) pero no deja muy claro LO QUE ES, al parecer del redactor de estas líneas.

La interpretación de la Eucaristía está empapada de heteronomía (¿o de magia?). Se ha pretendido que sus conceptos centrales son Sacrificio, Transubstanciación y Presencia real

  • 1. Sacrificio de la cruz y de la eucaristía.
  • El concepto de Sacrificio no da cuenta de la realidad y de su sentido ni tiene además que ver con el imaginario religioso moderno.

    Es un concepto vacío, sirve a justifica el sacerdocio ministerial. El concepto de víctima de sacrificio es indigno de Dios y de su “absoluto señorío”; igualmente el de “sacrificio expiatorio” para aplacarle.

    Pese a que Jesús había retornado al “misericordia quiero y no sacrificio” de los profetas (Mt 9, 13) el sacrificio “revivió con fuerza en la Iglesia…y se impuso como interpretación central” (p.189).

    A ello contribuyó el mismo Pablo que volvió al ‘sacrificio expiatorio’ del A.T., doctrina que no se halló incómoda hasta la modernidad. ¿El sacrificio de la cruz entendido como mercancía al hablar de la sangre de Jesús como precio de una compra? ¿No bastaba ceñirse al evangelio y entender a Jesús como alguien tan fiel a su misión liberadora que no la abandona ni ante el riesgo de su muerte? Jesús nos salva porque nos libera y nos invita a unirnos a esta su opción.

    Obviamente la idea de sacrificio pasó a la Eucaristía y se oficializó en Trento. Lenaers, pareciendo querer salvar la tradición, retoma su peculiar distinción entre ‘lo erróneo’ y lo “incorrecto’ (p.27) para decir que la misa representa el sacrificio de la cruz -todo el lenguaje litúrgico lo ratifica-; lo cual no es que sea ‘falso’ sino que es ‘incorrecto’ por estar vinculado a una visión heterónoma., incomprensible en la modernidad.

    Además, se nos dice, la misa es sacrificio porque REPRESENTA el de la cruz. ¿Qué quiere decir esto?

    • ¿que la representa sólo simbólicamente? Entonces no es verdadero sacrificio. ‘Representa’ ¿significa que vuelve a hacer presente? ¿Es esto `posible para un hecho histórico pasado? ¿Representa ‘incruentamente’? Esto es “teológicamente insostenible”.
    • ¿cuál es el ‘inmolador’? Se responde que el mismo Cristo ¿Será la misa, en ese caso, un “suicidio cultual”‘?
    • ¿qué bien puede significar la repetición incesante de un sacrificio de valor infinito para sólo sacar cada vez un alma del purgatorio?
    • ¿a qué tipo de sacrificio (”mío y vuestro”) es el del celebrante y al que invita a la comunidad después del ofertorio? ¿No es todo esto “palabrería”?
  • 2. ‘Transubstanciación’

    • Es el segundo pivote de la Eucaristía.
    • La llamada ‘consagración’ es un poder casi mágico salvo si se recurre a la ‘harmonia praestabilita‘: Dios tiene acordado hacer tal mutación de substancias al ser invitado por unas palabras bien pronunciadas.
    • ¿Ayudaría el concepto de “memorial”: “haced esto en memoria mía”?
    • “Esto es mi cuerpo” significa “esto soy yo”. Pero entendido no de manera realista, como lo ha sido tradicionalmente, sino simbólica, ‘yo soy como el buen pan que os alimenta’.
  • -

    • 3. La “presencia real”.
    • Una presencia simbólica es también una presencia real “en la medida en que haya gente que lo reconoce”. Y Lenaers hace malabarismos para salvar lo que probablemente practica en sus pueblos, la adoración del Santísimo y la Procesión de la Eucaristía.

      Y aquí se acaba todo respecto a la Eucaristía. Nos parece que con este pensamiento y praxis eucarísticos, este sacramento, el principal de todos, no va a gozar lamentablemente de larga vida en la cristiandad ¿Tan difícil sería descubrir el verdadero núcleo simbólico-eficaz de la Eucaristía: el “haced esto” no indicaría el transubstanciar el pan en Jesús sino que el compartir la comida es símbolo y medio de compartir la vida de Jesús? ¿No es esto lo más importante cuando un tercio de humanidad pasa hambre? Parece más necesario que nunca aprender a vivir la COMENSALIDAD.



      domingo, 22 de febrero de 2009

      HACER

      Comblin
      Lo que sorprende, en los evangelios, es la manera radical como Jesús opone el decir al hacer. Amar no es decir, sino hacer. Los sentimientos, gestos y señales simbólicas no se tienen en cuenta. Lo que vale son los actos prácticos, lo que produce resultado visible, lo que realmente beneficia al otro.

      "No todo aquel que me dice 'Señor, Señor' entrará en el Reino de los Cielos, sino aquel que practica la voluntad de mi Padre que está en los cielos" (Mt 7,21). La voluntad del Padre, nosotros la conocemos: es amar al prójimo con hechos y no con palabras. Decir "Señor, Señor" es lo que hacemos sin cesar, en nuestras oraciones y liturgias. Todo eso tendrá sentido si llevar a un obrar concreto.

      "Aquí están mi madre y mis hermanos, porque aquel que hace la voluntad de mi Padre que está en los Cielos, ése es mi hermano, hermana y madre" (Mt 12,49-50). El juicio final es más claro todavía (Cf. Mt 25,31-46). Como decía san Juan: "No amemos con palabras ni con la lengua, sino con obras y en la verdad" (1 Jn 3,18).

      Jesús testimonia haciendo. Los evangelios lo muestran siempre activo, yendo de un poblado a otro, ayudando, levantando los ánimos, despertando la esperanza, curando a los enfermos y consolando a los afligidos. Al final de cada día está cansado. Su trabajo es la realización concreta material del trabajo del Padre.

      "Mi Padre trabaja siempre y yo también trabajo" (Jn 5,17). "Las obras que el Padre me encargó de consumar, esas obras, yo las hago y ellas dan testimonio de que el Padre me envió" (Jn 5,36). "Mientras sea de día, tenemos que realizar las obras de aquel que me envió" (Jn 9,4). Esa vez la obra era la curación del ciego de nacimiento. "Cree en las obras", dice Jesús (Jn 10,38). Al final de su vida, Jesús dice: "Concluí la obra que me encargaste realizar" (Jn 17,4). "Quien esté en mí hará las obras que yo hago" (Jn 14,12). Así, de la misma manera los discípulos deben hacer obras. La elección de esa palabra está llena de significado. Se trata siempre de hacer. Pues el ser humano es corporal y su vida vale por las obras que realiza. Las obras se refieren siempre a lo concreto material, realizado en el mundo material, y no en el mundo de las ideas o de la imaginación.

      La mayor tentación de los cristianos no es el materialismo sino el espiritualismo. Es hacer del cristianismo un camino de vida espiritual distante del mundo material, con un programa de actividades internas, hechas de emoción, de sentimientos, de ideas, puramente religiosas fuera de la red de las actividades diarias y fuera de las dinámicas del mundo - especie de programa de salida de este mundo material, para vivir en un mundo hecho de puro espíritu, lejos de la materia considerada como obstáculo, freno o tentación.

      Desde el comienzo, y durante los primeros siglos, el espiritualismo entró en la Iglesia. Le dieron el nombre de "gnosis", o sea, de "conocimiento" (32). Ellos mismos, sin embargo, no se llamaban gnósticos, sino elegidos. Fueron llamados gnósticos porque, para ellos, el cristianismo era un conocimiento: la vía del conocimiento de Dios por la salida progresiva de este mundo material y por la creciente separación del espíritu en relación al cuerpo que lo mantiene preso. Ese conocimiento se debía mucho a la influencia de movimientos filosóficos espiritualistas de aquel tiempo. Era una adaptación del cristianismo al modelo gnóstico que tenía buena aceptación sobre todo en Egipto, pero también en territorio del Imperio romano.

      Para los gnósticos, la vida en la tierra es el resultado de una caída. El ser humano pertenecía a un mundo espiritual, pero cayó en virtud de diversos episodios. La vocación humana es liberarse de este mundo terrestre mediante el pensamiento y, por medio de actividades mentales, recuperar el conocimiento que perdió al caer en la carne. La corporeidad significa caída. Hay necesidad de liberar el espíritu del cuerpo. La vida cristiana seria una fuga de este mundo para volver al mundo de origen.

      La gnosis fue denunciada con fuerza por los defensores de la ortodoxia. Parecía más elevada, siendo más religiosa y más espiritual en sus expresiones. En realidad, era la negación del cristianismo que está fundamentado en la encarnación del Hijo de Dios. Jesús fue y es un hombre verdadero hecho de cuerpo y de espíritu, no yuxtapuestos sino formando un único conjunto viviente, y el espíritu no tiene vida autónoma independientemente del cuerpo. En el ser humano el espíritu es corporal. Fue lo que defendieron los testimonios del verdadero evangelio, como Clemente de Alejandría, Ireneo y Epifanio.

      Con el correr de los siglos hubo varias intentos de espiritualismo de tipo gnóstico. En la Edad Media, en el siglo XII, apareció el movimiento "cátaro", o sea, de los puros, viniendo de Oriente - que también defendía el rechazo del cuerpo y la emancipación del espíritu. Los cataros también defendían la negación de todo el sistema institucional de la Iglesia, condenándolo como dominio de la materia. Por ese motivo el catarismo (llamado también movimiento de los albigenses) fue muy popular, pues era una manera de liberarse del poder económico de la Iglesia romana y de las Iglesias locales. Pastores muy simples supieron convencer a las masas populares, pero también a personas de la nobleza, conquistando casi todo el Sur de Francia y el Norte de Italia. La reacción de la Iglesia fue violenta. El Papa - en compañía con algunos barones del Norte de Francia - constituyó una cruzada contra tales herejes aplastando, matando, exterminando y robando todos sus bienes. La represión de los albigenses todavía está en la memoria de los habitantes de ciertas regiones del Sur de Francia - aún después de más de 800 años.

      Con el Renacimiento reaparecerán varias sectas de tipo gnóstico, aprovechándose del retorno a los documentos de la antigüedad, especialmente de las filosofías próximas al gnosticismo como el neoplatonismo. Durante toda la Edad Moderna, dominada por el racionalismo, prosperaron también las sectas esotéricas proclamando un mensaje semejante al del gnosticismo. En la época actual asistimos al renacimiento de sectas gnósticas, que predican también una vida humana fuera de este mundo, hecho de almas puras, libres de la servidumbre de la materia, regocijándose de la contemplación del verdadero conocimiento. 

      Esos movimientos son fácilmente detectables a lo largo de la historia. El mayor problema viene de la infiltración de una sensibilidad o inclinación - generalmente inconsciente - de la mentalidad gnóstica dentro de la ortodoxia. La lectura de varios escritos que se refieren a la vida monástica de Oriente no puede no dejar de dar la impresión de una infiltración espiritualista inconsciente. Hay una actitud negativa en relación a todo lo que es corporal: promoción de la vida religiosa como liberación del cuerpo, para subir hasta llegar a un conocimiento totalmente desligado del cuerpo, liberado de la contaminación material. Se pensaba que la vida mental era separada del cuerpo. Por eso, llegar a un pensamiento puro sería quedar libre del cuerpo. La ascensión monástica fue presentada muchas veces como una lucha entre el espíritu y la materia, entre el espíritu y el cuerpo. De hecho, la Teología y la vivencia de la Teología en los usos populares y en las prácticas eclesiásticas, desde la Edad Media hasta el Vaticano II, asocian el cuerpo y la materia con el pecado. De esa manera se entiende hasta qué punto la preocupación por el pecado puede ser casi patológica, ya que el cuerpo está siempre presente y recuerda su presencia. La mente siempre siente la presencia de la materia, aún cuando quiera desprenderse de ella. Eso puede provocar angustia y muchos autores espirituales la alimentarán (33). La jerarquía no desmentía y, nada raro, hasta participaba de esa mentalidad.

      Puede haber una deformación literaria o de inspiración popular que tiende a ver la santidad como desprendimiento de todo lo que es material. En la representación popular el santo es aquel que vive lo menos posible en el cuerpo - no come, no bebe, no tiene placer corporal, no siente ninguna atracción sexual, mortifica y combate cualquier tipo de solicitación del cuerpo. Puede haber descripciones exageradas en la hagiografía y en los relatos sobre los santos monjes o la vida religiosa en general, pero hay también un fondo de realidad. Durante siglos y hasta hace poco tiempo el programa de vida de los religiosos consistía en atender lo menos posible al cuerpo y a desarrollar la actividad mental. La misma Iglesia insistía en ese sentido, estimulando prácticas ascéticas de mortificación del cuerpo: ayuno, abstinencia de carne, uso del cilicio, flagelación (34), dormir sobre una tabla, permanecer largos períodos de rodillas, cobertura total del cuerpo etc. Todo eso muestra una actitud de rechazo del cuerpo, que no encuentra acogida en los evangelios - donde encontramos a Jesús que es acusado: "He aquí a un glotón y bebedor, amigo de publícanos y pecadores" (Mt 11,19).

      En Occidente el rechazo del cuerpo no fue tan radical como en Oriente. En la tradición monástica de Occidente el trabajo manual ocupa un lugar destacado. El programa de san Benito es "Ora et labora" (rezar y trabajar). Por eso los monjes de Occidente tuvieron un papel importante en el desarrollo económico - no ocurrió lo mismo en Oriente, que se volvió menos desarrollado.

      El Occidente también se benefició de la ayuda en la atención a las necesidades del pueblo por parte de los religiosos y, sobre todo, de las religiosas. En Oriente no se permitió a las mujeres tener tanta independencia y fueron confinadas a las tareas domésticas. De ahí la ausencia casi total de obras de caridad. En la Edad Media hubo una explosión de fundaciones para ayudar a los pobres, los enfermos, los huérfanos, las viudas, los peregrinos, las víctimas de los cataclismos naturales. Aún así, todavía era visible en el ámbito de la vida religiosa la desconfianza hacia el cuerpo, que, sin embargo, se mostraba tan dedicado a la práctica del amor al prójimo. No se puede amar al prójimo solamente con el espíritu. Sin el cuerpo no se le puede prestar ninguna ayuda. No se puede dar más vida a no ser con medios corporales.

      En el siglo XX, en Occidente, hubo un proceso de cambio cultural que llevó a una rehabilitación del cuerpo. En muchos casos ese movimiento puede haber llevado a excesos que deformaron el mismo cuerpo o lo idealizaron a tal punto que lo apartaron de las tareas propias de la vida humana. El cuerpo se apartó entonces de su misión de amor en la práctica, y se convirtió en finalidad en sí mismo. De cualquier modo la reacción fue saludable, no teniendo nada en contrario a la espiritualidad cristiana. El pecado no está en el cuerpo, sino en el uso inadecuado que la persona hace de él. Se puede usar el cuerpo para dar vida o para matar.

      Amar es hacer lo que realmente va a generar más vida en los pobres. No es hacer cualquier cosa. Hay muchas falsificaciones de la caridad. Lo que Jesús decía: "no sepa tu mano izquierda lo que hace tu derecha" (Mt 6,3) es de plena actualidad. Hay una manera de dar que es la mejor forma de publicidad. Los fariseos ya sabían eso, y el comercio de hoy también. Hay donaciones que sirven para hacer publicidad. Se puede dar cualquier cosa, sin preguntar cuál es la necesidad de quien recibe - hasta objetos que no responden a ninguna necesidad. Esas donaciones consiguen lo que quieren: publicidad. En ese caso, no se establece ninguna relación de amistad entre la persona que da y la que recibe. Hay casos en que la donación tiene retorno - por ejemplo, los candidatos que compran votos de electores dándoles camisetas, un colchón, algunos ladrillos, un aparato de TV... El don es apenas una compra, una operación comercial. No hay en eso ningún amor. Se puede dar también para crear o alimentar la fama de "bienhechor". Se puede dar por miedo: dar a los pobres para que no vengan a robar, para que no adhieran a un partido revolucionario. Se puede dar para verse libre de los mendigos y del castigo. Se puede dar un poco para no verse obligado a dar mucho. Se puede dar por costumbre o por rutina - dentro de lo que prevé el reglamento del convento o de la empresa.

      Dar sin que haya una implicación personal no llega a ser amor. Es dar por necesidad, porque no se puede evitar el dar. Si lo que se da fuera algo superfluo, si no fuera un repartir, tenderá a humillar, salvo en casos de extrema urgencia. El repartir es abrir al diálogo, es colocar al otro en pie de igualdad. De la misma manera, participar de la actividad de los pobres es abrir el camino del diálogo. Es un acto que promueve, prestigia al pobre y le inspira más confianza en sí mismo.

      Como dice muy bien la Hermana Emmanuelle (35) - que trabajó durante 20 años en las favelas del Cairo -, lo más necesario para los pobres es el respeto. Ellos aspiran a ser tratados como personas. Por eso, la base de todo hacer que sea amor es tratar a los otros como personas, manifestarles el respeto debido como a un hijo o a una hija de Dios.

      ¿Y hoy, qué hacer? ¡Esa es la cuestión! El problema es qué hacer hoy en la sociedad y en el momento histórico en que vivimos. Tal vez más que nunca el mundo nos da la impresión de estar cerrado a cualquier tipo de acción porque la arrogancia de las potencias mundiales alcanzó tal nivel, quizás solamente comparable al del Imperio romano antiguo. Los norteamericanos de hoy, por ejemplo, gustan compararse con el Imperio romano. La comparación no deja de tener puntos de aproximación, al menos en lo que se refiere a la arrogancia de sus élites. Pero la esperanza nos garantiza que siempre es posible "hacer" algo.

      Antes de entrar en el asunto, vamos a estudiar la siguiente pregunta: ¿quién va a "hacer"? ¿Quién va a amar? ¿Quién va a tener compasión? ¿Quién va a tener indignación? Si Dios envió a su Hijo al mundo, es porque en él todavía hay amor. Es difícil encontrar personas que sean únicamente egoísmo, en quienes no haya nada de amor. La historia muestra la existencia de las más diferentes proporciones de amor. En la actualidad, el amor existente en el mundo es muy tenue. ¿Si hubiese un amor consistente, habría tanta miseria como la que hay?

      El amor de Dios es don para todos, pero hay diversidad en su recepción. El Reino de Dios es la llegada del amor. Sin embargo, muchos no se interesan por él, están distraídos, viven con el mínimo empleo de las fuerzas de que disponen, hacen solamente lo indispensable para sobrevivir. El amor requiere el empleo de mucha energía.

      El amor es don de Dios. Con Jesús llega a un nivel ideal, estimulando y suscitando vocaciones especiales. En las antiguas civilizaciones los pobres se encontraban abandonados - y, en muchas regiones del mundo, eso sigue hasta hoy - la religión no lleva a mirar hacia el otro, en especial a los pobres. Se mira solamente hacia Dios, que es una proyección de las propias necesidades y deseos.

      El amor no se presenta espontáneamente, necesita de personas que lo anuncien. El amor es don de Dios, pero es también efecto de un paciente trabajo humano.


      viernes, 20 de febrero de 2009

      GRACIAS SR. DARWIN

      José Arregui


      Hola, amigos, amigas:

                  El jueves pasado celebramos el segundo centenario del nacimiento de Charles Darwin, y pensaba escribir sobre él. Pero Eluana acababa de morir -otra forma de nacer-, y urgía honrar su memoria, condenada a la ignominia por algunos togados y muchos purpurados. Hoy vuelvo a la memoria de Darwin, para celebrarla. ¡Gracias, señor Darwin! ¡Qué bien que vino Ud. hace 200 años y, contra la voluntad de su padre, cambió su primera carrera de teólogo por la de naturalista observador y viajero!

                  Descubrimos mejor a Dios observando y admirando la naturaleza que devanándose los sesos con muchos textos de teología. Darwin hizo más por la teología que todos los teólogos de su tiempo juntos. Naturalmente, no todos lo vieron así ni le dieron la bienvenida. Es lo de siempre. Los datos y las hipótesis de Darwin, hoy confirmadas básicamente y reconocidas por todos los científicos, eran entonces demasiado peligrosas, no para la fe, sino para quienes identificaban la fe con los dogmas o sus centenarias interpretaciones. En 1946, Pío XII, gravemente inquieto por las ideas de Darwin, se preguntaba: "Si tal doctrina se difundiese, ¿qué sería de los dogmas católicos inmutables, de la unidad y la estabilidad de la fe?". Pues sería y es tan sencillo y hermoso como la vida misma; simplemente, hay que dejar de pensar en los dogmas como algo inmutable; hay que dejar de pensar en la fe como algo uniforme y estable; hay que entender los dogmas y considerar la fe de acuerdo a la vida siempre cambiante y diversa.

                  Aún estamos muy lejos de una teología en clave evolutiva. Nadie piensa ya, supongo, que Dios creó en seis días todas las especies una por una, y que el ciempiés y la ballena y los seres humanos existimos "desde el principio", cada uno por separado. Si alguien se encuentra, como Darwin se encontró, con el fósil de un animal hoy inexistente incrustado en una roca, supongo que nadie piensa que Dios hizo a propósito esa roca con incrustaciones de fósiles de especies que nunca habrían existido. A nadie se le ocurre. Pero la verdad es que la inmensa mayoría de los creyentes siguen aún pensando sobre Dios y la creación, sobre el ser humano y la encarnación, sobre la salvación y la "vida eterna" como si Darwin no hubiera existido.

      Después de 200 años, ¡cuánto le queda aún a la teología por aprender de Darwin! Por ejemplo, que Dios no creó "al principio" o en el Big Bang, sino que sigue creando -casi diría "creándose- desde el corazón de la materia, del átomo y de las galaxias. Que todo está relacionado y que todo se mueve y evoluciona, desde las partículas subatómicas hasta las nebulosas de galaxias. Que Dios se está encarnando sin cesar en el cosmos y que, si el cosmos es eterno, Dios se está encarnando eternamente, y que seguirá encarnándose en el mundo mucho más allá de esta especie humana, mucho más allá de esta Tierra, hasta que sea plenamente, hasta que lo sea todo en todas las cosas. Que esta nuestra maravillosa Tierra no es el centro del cosmos y que, en este pequeño y bello planeta, los seres humanos no somos el centro ni somos el fin, y que todas las formas actuales de vida son fruto de la evolución a partir de la misma forma primitiva de vida, y a partir de los mismos átomos y partículas del principio, y que la vida seguirá evolucionando hacia nuevas formas inimaginables. Que nuestra historia no está cerrada, y nuestra libertad y conciencia acaban justo de empezar a despertar, y están despertando igualmente en todas las otras especies animales, nuestras hermanas.

      El misterio de Dios se nos hace mucho más transparente en la evolución de la vida Darwin la describe que en la vieja imagen de un Dios que crea la vida, las especies y las "almas" interviniendo desde fuera. Su diseño de la evolución de la vida fue mucho más inteligente que el "Diseño Inteligente" sin evolución. Su asombro agnóstico ante un mundo en azarosa evolución nos aproxima más a la presencia de Dios en la entraña de los seres que la fe ferviente de muchos creacionistas en un mundo acabado o previamente diseñado. ¡Gracias, señor Darwin!

      Los seres humanos fuimos bacterias, y nos convertimos en células eucariotas y de ahí se siguió todo lo demás. Y hubo muchas ramas en el árbol de la vida, y en cada rama brotaron nuevos brotes y tallos, y nosotros hemos nacido -casi acabamos de nacer- en una ramita todavía tierna y débil. Y el inmenso árbol sigue creciendo, y cada ser viviente podría contar su propia historia, distinta y maravillosa, y todas las historias nos llevan al mismo origen. Durante muchos millones de años, los seres humanos fuimos familia invertebrada, como la lombriz y la araña, el cangrejo y la mariposa. Y millones y millones de años más tarde, la evolución inventó la columna vertebral, y somos vertebrados, al igual que la tortuga y la rana, el delfín y la malviz. Y fuimos también peces, porque muchos vertebrados se fueron a vivir a los mares y les gustó. Pero al cabo del tiempo, algunos se cansaron y decidieron salir del agua y se acostumbraron a vivir en tierra firma, aunque nunca podremos vivir sin agua, pues del agua venimos, y por eso seguimos teniendo sed. Salimos, pues, del océano y nuestros antepasados se convirtieron en mamíferos de tierra como el ciervo y el oso, el murciélago y el ratón. Y de nuevo pasaron muchos millones de años y, entre los muchos mamíferos de todos los tamaños, nacieron los primates, nació nuestra familia. Y unos se hicieron gorilas y otros chimpancés y otros australopitecus y otros homo. Y tras diversas especies humanas, nació también la nuestra, el Homo Sapiens, un nombre bastante pretencioso, pero es que somos nosotros los que hemos puesto todos los nombres. Hoy tenemos el cerebro algo más desarrollado que otros primates y los demás animales, pero no volamos como las águilas, ni nos guiamos como las abejas, ni nos entendemos como los delfines.

      Somos proteínas, moléculas y átomos. Somos electrones, protones y neutrones, y bosones y fermiones, y leptones y quarks, las partículas más pequeñas hoy por hoy observables. Y somos sobre todo lo que aún no podemos observar, como ese bosón de Higgs tan esquivo que al parecer existe pero que ni el famoso túnel suizo logró atrapar de momento, y algunos lo han llamado "partícula Dios" (como si Dios fuese una partícula del todo y no más bien el Todo en cada parte y el Fondo sin fondo de toda realidad). Somos materia, y que nadie se escandalice, porque la materia es santa, llena de Dios, capaz de dar forma a Dios mismo en todo en forma de belleza y palabra y ternura. Es materia cuanto es en el mundo y todo cuanto vive. Es materia la luna menguante que esta mañana, al amanecer, se iba ocultando entre las ramas y las peñas desnudas, iluminándolas. Es materia la paloma mensajera que soltó Noé por el tragaluz del arca y volvió a ella con un ramito de olivo en el pico. Es materia el arco iris de siete colores, testigo de la alianza de Dios que sostiene el mundo -lo hemos leído hoy en la eucaristía-. Y nosotros mismos somos materia. Hasta nuestros pensamientos y emociones, e incluso nuestra fe, todo es materia, todo son formas brotadas de la materia al igual que la flor del avellano y el canto del mirlo, y es verdad que todas las formas son "más" que los elementos materiales que las forman (como una melodía es más que la suma de unas ondas), pero sólo se forman gracias a los elementos materiales y nada sin ellos, y todos los elementos y todas las formas son forma y sacramento de Dios.

      Es gozoso sentirse hermano de todos los seres. No sólo hermano en un sentido figurado y abstracto, sino en su sentido palpable y concreto, físico y biológico, material y espiritual. En cuerpo y alma, somos hermanos de todos los seres. Es gozoso sentirse hermano del chimpancé y el herrerillo, la abeja y el caracol, el romero y la zarza. Nos constituyen las mismas partículas, los mismos átomos, las mismas moléculas, la misma energía que todo lo mueve. Nos hacen ser las mismas células, y el mismo maravilloso instinto que les lleva a dividirse y unirse y subsistir. Somos el mismo misterio de la vida en sus innumerables formas y en su imparable devenir.

      ¡Que todos los seres sean felices! ¡Paz y bien a todos!

       

      José Arregi

       

      Para orar. "HIMNO A LA MATERIA" (Teilhard de Chardin)

       

      "Te saludo, inagotable capacidad de ser y de transformación en donde germina y crece la sustancia elegida.

      Te saludo, potencia universal de acercamiento y de unión mediante la cual se entrelaza la muchedumbre de las mónadas y en la que todas convergen en el camino del Espíritu.

      Te saludo, fuente armoniosa de las almas, cristal límpido de donde ha surgido la nueva Jerusalén.

      Te saludo, medio divino, cargado de poder creador, océano agitado por el Espíritu, arcilla amasada y animada por el Verbo encarnado.

      Para llegar hasta ti, Materia, es necesario que partiendo de un contacto universal con todo lo que se mueve aquí abajo, sintamos poco a poco cómo se desvanecen entre nuestras manos las formas particulares de todo lo que cae a nuestro alcance, hasta que nos encontremos frente a la única esencia de todas las consistencias y de todas las uniones.

      Tú, Materia, reinas en las serenas alturas en las que los santos se imaginan haberte dejado a un lado; carne tan transparente y tan móvil que ya no te distinguimos de un espíritu.

      ¡Arrebátanos, oh Materia, allá arriba, mediante el esfuerzo, la separación y la muerte; arrebátanos allí en donde al fin sea posible abrazar castamente al Universo!"


       

      martes, 17 de febrero de 2009

      OTRO CRISTIANISMO ES POSIBLE - 14

      14. LOS CINCO LLAMADOS RITUALES DE TRÁNSITO. Bautismo, Confirmación, Unción de los enfermos, ordenación sacerdotal y matrimonio. (En este vínculo aparece el texto del capítulo de Lenaers)

      El lenguaje suave y moderado de R. Lenaers no puede llamarnos a engaño: respecto a estos 5 sacramentos el contenido del capítulo es demoledor: los símbolos han quedado reducidos a su caricatura; tal vez en tiempos apuntaban a altos misterios; hoy han perdido significatividad, pero ¿quién en la iglesia se atreve a sustituirlos por otros, como bien sería preciso?; son meros rituales de nuestra cultura occidental y se utilizan con especial lastre mágico, habitualmente sin compromiso personal. Esto es lo que se ha vivido y SE VIVE AÚN HOY. Y los párrocos no saben cómo salir del atolladero.

    • 1. El bautismo.
      • Casi sólo subsiste el de los niños, el menos justificado ya que se fundamenta en el dogma del ‘pecado hereditario’. Tan necesario se le creía para la salvación que se extendió su eficacia a posibles sustitutos, el bautismo de sangre (martirio), el de deseo, el de presunto deseo si hubiera sido conocido…Y si fallan todos, en la edad media se evitó la amenaza del infierno con el invento del ‘limbo’.
      • Dado que en los niños no cabe ‘renovación existencial’ consciente, se les sigue mojando con el agua bautismal “aunque sea como el agua que cae sobre un pato”, dice irónicamente Lenaers. [En tiempos la teología contempló la necesidad de un ‘jeringazo’ intrauterino].
      • El contexto simbólico del bautismo era por más sugerente: baño purificador y refrescante, injerto en Cristo, nuevo nacimiento, adhesión personal a Jesucristo, atracción del Espíritu de Dios, paso del Mar Rojo o del río Jordán para entrar en la tierra prometida… pero ¿qué sugiere esta simbología al espíritu moderno, aparte de que casi sólo existen bautizos de niños? Y en este caso se presume sacramento ‘válido’ con tal de que corran unas gotas sobre sus cabezas ¿Será porque el sacramento más bien que símbolo es una señal dirigida a lo alto para que Dios aporte la gracia que ha comprometido?
      • Sin duda…hay párrocos que se desviven por modernizar este ritual pero ¿no perciben que la clientela apenas valora y participa en tan bonita ceremonia (si no es larga)? ¿No se queda el sacerdote, en su sensibilidad, con una sensación de honda tristeza?
    • 2. La confirmación.
      • ¿algún confirmado podría decir cuál es el símbolo de este sacramento y lo que ‘significa creativamente’? ¿la imposición de las manos? ¿la unción que deja “una delgada capa de crisma” en la frente? ¿significan algo tales símbolos en nuestra cultura? O ¿son, de nuevo, meras señales para que Dios actúe? Y ¿para obrar qué? ¿Tienen estos niños o adolescentes (entre 8 y 14 años) “el menor propósito de cumplir lo que prometen”? ¿no es más bien “la ceremonia de la falta de verdad” aunque acompañada de una fiesta? [En nuestro país, se diría que lo viven como el momento preciso del adiós a toda práctica religiosa].
      • Sería más bien necesario retornar a la perspectiva ‘teónoma’, cosa que no se va a hacer ¿Refundir como antiguamente este sacramento con el del bautismo? O ¿dar más relieve a la ‘imposición de las manos’ que podría tener en nuestra cultura alguna significatividad? [¿Qué margen de maniobra va a tolerar el cardenal Cañizares?].
    • 3. La unción de los enfermos.
    • ¿Puede seguir teniendo este sacramento mayor sentido que el de un simple “rito consolador”?. Lo tiene “en cuanto encuentro en los signos rituales con un Jesucristo preocupado que viene en la forma de su comunidad a visitar al enfermo…” Entre el escuálido rito, imperceptible apenas, de la unción con óleo y la imposición de las manos, Lenaers prefiere el mayor valor significativo de ésta. El tacto afectuoso de una mano amiga simboliza mejor la ternura del Maestro tal como actuaba. Ninguna necesidad para ello de un ministro ordenado, “cualquier creyente”, como en el bautismo, podría practicar el símbolo. Ningún sentido tendría en ese caso el concepto jurídico de ‘sacramento inválido’.

    • 4. La ordenación sacerdotal.
      • Más que como rito de consagración para recibir el poder de ‘consagrar’ en la eucaristía (pura heteronomía) debería entenderse en la línea de que un hombre o una mujer “es colocada ritual y significativamente como presidentes de la asamblea, y esto por obra de la comunidad…”; más exactamente aún como servidor de todos… Esto sería aplicable a la mujer sin que tenga sentido entenderlo como si ésta pretendiera “enredarse…en la gran telaraña de la Iglesia clerical”.
      • Es un error, conforme a la mentalidad de Jesús y al N.T. hablar de ‘sacerdocio’ y más aún justificarlo tardíamente por el presunto carácter sacrificial de la eucaristía.
      • Estar capacitado para realizar el “sorprendente milagro de la transubstanciación” es ya moverse en pleno terreno de lo mágico.
      • Lenaers no parece muy favorable al concepto de “sacerdocio de los fieles”: “cabe poner en seria duda que este lenguaje simbólico que ya nada tiene que ver con nuestro mundo de experiencias sea realmente una ayuda…”
      • “Desde un punto de vista teónomo es más que lamentable la tozudez con la que Roma mantiene el celibato obligatorio para los sacerdotes”.
    • 5. Matrimonio.
      • Con muy buen criterio Lenaers da la clave del contenido hondo del matrimonio [incluso del no cristiano, se podría añadir].Del matrimonio como “imagen de la unidad entre Cristo y su Iglesia” de Efesios se puede concluir que en el amor real entre dos personas se verifica y encarna el amor de Dios a la criatura [De tal guisa se podría decir que el matrimonio existe, de por sí mismo, cuando existe ese amor, no cuando la Iglesia lo decide].
      • Desde esta consideración (implícita) de lo que el matrimonio es en sí, en profundidad, Lenaers se muestra muy severo respecto a la interpretación jerárquica de la indisolubilidad (existe matrimonio aunque haya desaparecido el amor) y de la declaración de nulidad(no existió matrimonio cuando los jueces eclesiásticos así lo consideran).
      • Se percibe constantemente en el autor la distancia entre el matrimonio QUE EXISTE y el que REC0NOCE O NO RECONOCE la jerarquía. ¿Por qué no lo sería el matrimonio civil? Este poder (heterónomo) la Iglesia lo va a perder ya inexorablemente (p.183).

    • domingo, 15 de febrero de 2009

      UN MODELO DE ORACIÓN

      Mario Cervera
        Cuando se habla de oración, con frecuencia muchos aluden a textos del Nuevo Testamento en los que la experiencia profunda cristiana está expresada con ideología heterónoma. Por eso agradecemos especialmente a Mario que nos haya escogido y analizado este texto que muestra una experiencia cristiana de oración con expresiones más depuradas ideológicamente y aceptables por tanto para el hombre de hoy.

      El inicio de la segunda carta a Timoteo presenta sin quererlo un auténtico modo de rezar. El autor pone en boca de Pablo estas palabras a Timoteo, que abren la misma carta:

      “Al recordarte de día y de noche en mis oraciones, siempre doy gracias a Dios (…). Y al acordarme de tus lágrimas, anhelo verte para llenarme de alegría, refrescando la memoria de tu fe sincera” (Cf. 2 Tm 1, 3-4)

      Vamos a describir el tipo de oración que presenta, analizando cada frase:

      • “De día y de noche en mis oraciones”

      Expresa la presencia de Dios en la totalidad de su día. A parte de que en la frase se intuyen los “tiempos diarios” de oración (”oraciones de día y de noche”), lo interpreto también como un “hacer de la vida una oración continua”, siendo consciente de la presencia de Dios que sostiene la vida “de día y de noche”.

      • “Al recordarte” (al tenerte presente)

      Sus oraciones son “solidarias”, “samaritanas”… que recuerdan las necesidades de los demás, que tienen presente al amigo, al que sufre.

      Si nos fijamos, no dice: “pido al Señor por ti” (como tantas veces solemos decir), ni “rezo por ti”, sino “te recuerdo en mis oraciones”. No expresa el deseo de “mover a Dios” a la compasión o a una intervención de ningún tipo. No pretende intentar convencer al Señor (¡qué insulto!) sino que ora desde el recuerdo y la presencia de su amigo, desde el cariño y la solidaridad con sus problemas y preocupaciones.

      • “y siempre doy gracias a Dios”

      No sólo no pide nada a Dios (no es una oración de petición) sino que DA (da gracias a Dios, y “se da a Dios” en su acción de gracias). No sólo no intenta conseguir “regalos” de Dios (con peticiones), sino que reconoce que su amigo es un regalo: es el motivo de su acción de gracias (”Al recordarte… doy gracias a Dios”). Y con ese sentimiento y convicción, que dice que tiene siempre, reconoce que Dios es “El Regalo y el Regalador” al mismo tiempo, por eso su actitud de “siempre dar gracias a Dios”.

      • “Y al acordarme de tus lágrimas…”

      No sólo recuerda a la persona, sino sus sufrimientos, sus luchas, sus lágrimas. Es el modelo de recuerdo: el que sale de sí mismo para ponerse en el lugar del otro, sin pedir nada, pero sintiendo con el otro.

      • “… anhelo verte para llenarme de alegría, refrescando la memoria de tu fe sincera”

      Su deseo no se queda en el recuerdo o el “tener presente” al amigo sino que anhela una presencia real (”anhelo verte”). Su alegría no es sólo un deseo espiritual, sino que necesita que se convierta en realidad. En la oración recuerda a la persona y sus lágrimas, pero necesita refrescar la memoria al contemplarla, compartiendo su realidad sufriente y ayudarle con acción y presencia real (no sólo con recuerdos y oraciones). Y para satisfacer ese deseo es necesario confiar, pero también trabajar, poner los medios, buscando aquello que se desea, para que pueda ser una realidad.

      Por otro lado, la expresión sincera de su cariño y amistad me parece una actitud digna de ser alabada, que sirve tanto para la vida y la amistad, como para cuidar la amistad con Dios.

      Además, la “fe sincera” del amigo estimula la oración y la relación entre ambos.

      Conclusión: el modelo de oración

      Creo que sin quererlo, la carta al amigo nos presenta el modelo de oración cristiana, ya que:

      • Nos muestra la vida como una oración continua, en la que es bueno tener momentos concretos de oración.
      • Nos enseña que tenemos que tener una actitud solidaria en las oraciones (samaritana, no egocéntrica), en la que recordamos al que sufre: lo hacemos presente, pero sin intentar “mover a Dios” a la acción o a la compasión, mediante peticiones. Recordamos a la persona y expresamos nuestro deseo, pero para que “seamos nosotros los que nos movamos, porque creemos que es lo que Dios nos pide a nosotros” (y no al revés).
      • Nos muestra la actitud de agradecimiento permanente al Señor, agradecimiento por el amigo (un regalo) y agradecimiento a Dios (Regalo y Regalador).
      • Nos invita a tener una actitud de con-pasión (recordando las lágrimas de los seres humanos y sintiendo con el que sufre). Esta actitud es muy necesaria en la vida y se tiene que reflejar también en la oración.
      • Nos muestra la relación entre la oración y el deseo, y entre el deseo y la alegría, que pasa por la acción y el esfuerzo. Tenemos un modelo de expresión de cariño, que es un elemento importante en nuestras relaciones y en nuestras oraciones.
      • Nos invita a que la oración no se quede en sí misma, sino que nos lleve a implicarnos en las realidades por las que pedimos (estar delante, “viendo” la realidad del que sufre). Tenemos que trabajar con y por las personas a las que recordamos. También nos invita a aprender de la fe sincera de las personas, y cultivar también nosotros, en la vida y en nuestras oraciones, una fe sincera.

      Yo me apunto a este tipo de oración, ¿quién se apunta?