martes, 30 de noviembre de 2010

MUERE EN MEXICO JOSE ALVAREZ ICAZA

Luchador incansable que marcó camino cuando en México no había espacios para hacer resistencia de forma pacífica.

El Centro Nacional de Comunicación Social extiende sus más sentidas condolencias a la familia y amistades de don José Álvarez Icaza Manero que, junto con su compañera y esposa Luz Longoria y Gama, fundó hace 46 años esta organización de la sociedad civil.

El equipo de trabajo de Cencos se suma a la pena por el sensible fallecimiento de Don Pepe, fundador del movimiento de derechos humanos mexicano y reconocido como uno de los líderes sociales más importantes de México.

El camino de José Álvarez Icaza en el compromiso social y los derechos humanos se inició cuando él y Luzma se unieron al Movimiento Familiar Cristiano, y desde ahí propiciaron la creación del Centro Nacional de Comunicación Social. En el contexto de 1968, la organización se separó de la jerarquía católica ante su silencio por la represión y para apoyar al movimiento social.

Así “desde la independencia Pepe, Luzma y Cencos establecieron las pautas que luego adoptaría el movimiento de derechos humanos”, explica Sergio Aguayo. Desde entonces, inició su lucha por la defensa y protección de los derechos humanos en México y América Latina. Entre los reconocimientos a don Pepe destacan, el Premio Sergio Mendez Arceo (1996) y el Premio Compartir (2001) en el que le reconocían su liderazgo social.

Desde Cencos, continuaremos como espacio al servicio de los movimientos sociales y organizaciones de la sociedad civil. Don Pepe creó en Cencos un espacio con visión a largo plazo con eje en la comunicación y los derechos humanos, el cual seguirá vigente.



lunes, 29 de noviembre de 2010

EN PERMANENTE ADVIENTO

Fray Marcos

Hoy, primer domingo de Adviento, comenzamos un nuevo año litúrgico. El tiempo de adviento se caracteriza por su complicada estructura.

Por una parte recordamos el largísimo tiempo de adviento que precedió a la venida del Mesías. Esta es la causa de que encontremos en el AT tantos textos bellísimos sobre el tema. Fue un tiempo de sucesivas expectativas, porque las promesas no terminaban nunca de cumplirse.

Hay que decir con toda claridad que esas expectativas eran equivocadas, porque suponían una intervención directa, externa y puntual de Dios a favor de un pueblo. Todas las lecturas del AT van en este sentido y pueden despistarnos. Aun entendiendo todas las “profecías-promesas” metafóricamente, no termina de solucionarse el malentendido.

Por otra parte tenemos la aparición histórica de Jesús. Aunque no sabemos ni el día ni el año de su nacimiento, se trata del punto de partida imprescindible para comprender nuestras expectativas como cristianos. Jesús hizo presente el Reino de Dios en su persona, a través de su trayectoria humana.

La primera e imprescindible referencia para nosotros es su vida terrena, por eso empieza el año litúrgico ocupándose de su nacimiento. La preocupación por el “Jesús histórico”, que se ha despertado en nuestro tiempo con tanta fuerza, es el punto de partida para todo lo que podemos decir de Jesús teológicamente. Todo lo que sabemos de Dios nos lo ha manifestado él con su vida terrena.

Jesús no sólo hizo presente el Reino, sino que hizo una propuesta a todos los hombres de todas las naciones, de todas las culturas, de todas las religiones. Se trata de una oferta de salvación definitiva para el hombre. Él quiso indicar, a todos los seres humanos, el camino de la verdaderasalvación.

Celebrar el adviento hoy sería tomar conciencia de esta propuesta de salvación y hacerla realidad. Esa posibilidad de plenitud humana, tenía que ser nuestra verdadera preocupación.

Ebeling decía: lo más real de lo real no es la realidad misma, sino sus posibilidades. Jesús, viviendo a tope una vida humana, desplegó todas las posibilidades encerradas en cada ser humano y propuso esa misma meta para todos.

Hay otro aspecto del adviento que es necesario tener muy claro. Al constatar, siglo tras siglo en la historia de Israel, que las expectativas no se cumplían, se fue retrasando el momento de su ejecución, hasta que se llegó a colocarlo en el final de los tiempos. Surgió así la escatología, un genero literario que nos dice muy poco hoy día.

Es sorprendente que ni siquiera la venida de Jesús se consideró definitiva para los cristianos. Es la mejor prueba de que la salvación que él propuso no nos convence. Por eso los cristianos sintieron la necesidad de inventar una segunda venida que sí traería la salvación que todos esperamos.

Armonizar esta múltiple perspectiva es muy complicado para nosotros hoy. El tiempo anterior a Jesús, la vida terrena de Jesús, nuestra propia realidad histórica y el hipotético futuro escatológico nos puede llevar a una dispersión que convierta el adviento en un batiburrillo que nos impida enfocar bien su celebración.

Creo que lo más urgente para nosotros hoy, es centrarnos en hacer nuestro el mensaje de Jesús y vivir esa posibilidad de plenitud que él vivió y propuso. Partiendo de su vida y su mensaje, debemos tratar de dar sentido a la nuestra.

Recordar su trayectoria humana, empezando por su nacimiento, tiene que espabilarnos y motivarnos para encontrar el camino que nos marcó y que es el único que puede motivarnos para seguir caminando hacia la meta que el alcanzó.

La visión de Isaías es fantástica, pero aún está muy lejos de ser una realidad. Es la utopía que puede mantenernos firmes dentro de una realidad que sigue siendo sangrante. La realidad no debe eliminar la esperanza de un mundo más humano. Debemos aferrarnos a la utopía de que otro mundo es posible.

La esperanza se funda en que Dios no nos puede abandonar ni retirar la oferta de esa plenitud que anhelamos. Esa esperanza, a la que nos invitan las lecturas, no es de futuro sino de presente. La percibimos como de futuro, porque todavía no hemos hecho nuestras todas las posibilidades que tenemos a nuestro alcance.

Lo que comenzó en la primera Navidad estará siempre ahí. La posibilidad de descubrirlo y vivirlo está siempre presente a pesar de que las apariencias puedan desanimarnos.

Pablo nos repite que ya va siendo hora de espabilarse, pero seguimos portándonos como verdaderos insensatos. Seguimos caminando en una dirección equivo cada. Las advertencias que hace Pablo a los romanos, son las mismas que tendríamos que hacer hoy: nada de comilonas y borracheras, lujuria y desenfre no, riñas y pendencias. El excesivo cuidado de nuestro cuerpo, fomentará los malos deseos. El hedonismo que pretende el placer inmediato en nuestro proyecto vital, terminará por aniquilar nuestro verdadero ser.

El evangelio nos invita a estar vigilantes. Estar despiertos es la condición mínima indispensable para desarrollar nuestra humanidad. Yo creo que estamos bien despiertos, pero para todo lo terreno y material. Esa excesiva preocupación por lo material, es lo que la Escritura llama “estar dormido”.

Hoy empezamos el Adviento, preparación para la Navidad, pero los grandes almacenes, y todos los medios de comunicación ya hace casi un mes que han empezado su preparación.

Menos de un 15 % de nuestra sociedad escuchará unos minutos cada domingo el anuncio de que Jesús nace, frente a las muchísimas horas que va a soportar la propaganda consumista. ¿Será suficiente para contrarrestar su efecto devastador? Incluso los cristianos sinceros nos sentimos en la necesidad de armonizar el aspecto religioso de este tiempo con la ineludible necesidad de consumir.

Todo lo que nos ha aportado la evolución nos lleva a la comodidad. Solo la parte verdaderamente humana de nuestro ser nos exige esfuerzo y superación. Halagar la parte instintiva es mucho más fácil que espolear el espíritu.

Esta realidad ha sido siempre explotada por todos los dirigentes. Los emperadores romanos ofrecían pan y circo a las masas para que no exigieran otras cosas. Hoy la oferta tranquilizante es fútbol y tele. Los políticos prometen un maravilloso e ilimitado progreso material.

Nuestra religión, olvidando el evangelio, ha caído también en la trampa de una salvación acomodada a las apetencias de la inmensa mayoría. Ofrece al hombre la eliminación de sus limitaciones radicales: el dolor, el pecado, la muerte. Como eso es imposible aquí y ahora, porque son inherentes al ser humano, se ha proyectado la salvación para un más allá, a costa de dejar de ser seres humanos. Pero Dios quiere la plenitud para todos aquí y ahora, mientras aún somos humanos.

Adviento no es solo la preparación para celebrar dignamente un acontecimiento que se produjo hace más de veinte siglos. El adviento debe ser un tiempo de reflexión profunda, que me lleve a ver más claro el sentido que debo dar a toda mi existencia.

No hay tiempos más propicios que otros para afrontar un tema determinado. Soy yo el que tengo que acotar el tiempo que debo dedicar a los asuntos que más me interesan. Y lo que más me debía interesar, tal como nos lo advierte la liturgia, es mi verdadero ser, no mi falso ser.

Dios está viniendo en todo instante, pero sólo el que está verdaderamente despierto se dará cuenta de esa presencia. Si no me espabilo y descubro esa presencia, mi vida puede transcurrir sin enterarme de la mayor riqueza que está a mi alcance.

Dios no tiene que venir en ningún momento ni de ninguna parte, porque es la base y fundamento de mi ser y si se separara de mí un solo instante, mi ser volvería a la nada. Lo que llamamos Dios está en mí como fundamento aunque yo no descubra su presencia. Pero como ser humano, mi más alta posibilidad de plenitud consiste precisamente en descubrir y vivir conscientemente esa realidad. Dios está en todo, pero solo el ser humano se puede enriquecer de esa presencia.

Tampoco tengo que esperar tiempos mejores para poder realizar mi proyecto como persona humana. Si tengo que esperar a que Dios cambie algo o cambien los demás para encontrar mi salvación, es que no he descubierto lo que soy ni lo que es Dios. La salvación que Jesús desplegó y predicó, no está condicionada por circunstancias externas. Aun en las situaciones más adversas, está siempre a nuestro alcance (bienaventuranzas).

En cualquier momento puedo hacer mía esa salvación. En cualquier instante de mi vida puedo descubrir la plenitud en mí. Yo no tengo que esperar que cambie nada. Tengo que descubrir mi salvación en la circunstancia actual que me envuelve. Si no soy capaz de descubrir mi salvación en esta situación en que hoy me encuentro, no seré capaz de descubrirla nunca, porque ningún acontecimiento externo va a provocar ese descubrimiento.

El error en el que estamos instalados, es esperar que esa salvación venga de fuera; y Dios viene siempre desde dentro. Aquí puede que esté la clave para cambiar nuestra mentalidad. Pero preferimos seguir pensando en el Dios todopoderoso que actúa a capricho y desde fuera. De esa manera no hay forma de hacer nuestro el Reino de Dios que está ya dentro de nosotros. Si el encuentro no se produce es porque seguimos dormidos.

Meditación-contemplación

“Daos cuenta del momento en que vivís”.
Se trata de despertar, de tomar conciencia de las posibilidades.
Soy un ser humano, no simple biología.
Mi meta, mi plenitud está más allá de toda materialidad.
..............

“Comían, bebían, se casaban...” ¿Qué hay de malo en ello?
Lo único malo es poner el objetivo de tu vida en comilonas y borracheras.
El fallo está en vivir enredado en las cosas de este mundo.
..................

“¡Caminemos a la luz del Señor!”
Aun desde las tinieblas, podemos vislumbrar esa luz que nos guíe
si estamos despabilados, bien despiertos y ojo avizor.
No me lo va a pedir el cuerpo. Hay que hacer un esfuerzo.
Pero merece la pena porque en ello nos va la Vida.

domingo, 28 de noviembre de 2010

EL DECRECIMIENTO, UNA ALTERNATIVA

Joan Surroca i Sens

El sociólogo francés Edgar Morin ha recapitulado en un libro algunos de sus artículos escritos en la última década. Sorprende que mucho antes de llegar la crisis actual, este intelectual clarividente ya alertaba de que la humanidad corre el riesgo de hundirse por su incapacidad de tratar sus problemas vitales. Cuando la sociedad se encuentra en esta situación “…o bien se desintegra, o bien es capaz en su desintegración de metamorfosearse en un metasistema más rico”.

El cambio climático, la carrera armamentística (especialmente la nuclear) y el desfase creciente entre la tecnociencia y la ética son tres grandes retos que muchos auguran como presagios de catástrofes. El mensaje de Morin es claro: “Lo improbable permanece como posible y la historia nos ha demostrado que lo improbable podía reemplazar a lo probable” . El convencimiento de que no todo está perdido alienta la convicción de que es posible crear sociedades alternativas al creciente hedonismo y consumismo occidental que parece extenderse por todos los rincones de la Tierra.

El pesimismo sólo gana nuestro ánimo cuando olvidamos la creatividad positiva que somos capaces de generar. Algo inédito e irreversible está aconteciendo en diferentes puntos del planeta y, de manera especial, en el continente americano. Aquellos temores de vernos absorbidos por la fuerza de la potencia hegemónica se han transformado en posibilidades reales de convivencia pacífica entre culturas milenarias.

La actual crisis mundial, a pesar de ser un flagelo para los más humildes, ejerce un papel de fuego purificador que nos facilita escuchar, que afina nuestra mirada y que permite ralentizar el ritmo alocado que se vive en algunas partes del mundo. Sin embargo, una excesiva confianza sería pecar de candidez. La realidad es que la concienciación avanza lentamente en comparación al discurso persistente en la dirección contraria, es decir, el discurso del crecimiento como solución.

El movimiento que defiende el decrecimiento es uno de los más luminosos que se han puesto en marcha últimamente y ha logrado, en poco tiempo, penetrar en distintos ámbitos de la sociedad europea, si bien con incidencia desigual según los países. El eje fundamental del decrecimiento es disminuir la producción económica y así lograr una nueva relación de equilibrio entre el ser humano y la naturaleza, favorecer un mejor entendimiento entre los seres humanos y propiciar un reparto equitativo de los frutos de la Tierra.

El tiempo irá arrojando luz sobre el futuro deseado, que ahora sólo entrevemos parcialmente. Es impensable llegar a buen puerto sin cambiar de sistema económico. La economía debe limitarse a formar parte de un subsistema de la biosfera, tal como advierte Vicente Verdú: “El nuevo sistema que se deduzca de esta crisis vendrá a ser el resultado de un quehacer conjunto donde, a la fuerza, la razón económica dejará de ser la exclusiva matriz”.

Desde antiguo se han levantado voces sobre la necesidad de cuidar la Tierra y las especies que la pueblan. Fue a partir de la segunda mitad del siglo pasado cuando en Occidente sonó la alarma ante las formas de vida cada vez más depredadoras. A principios de los años setenta se hizo popular el informe encargado por el Club de Roma a varios especialistas, los cuales denunciaron la extrema gravedad en que se encontraba el ecosistema: “En un mundo finito no se puede crecer de manera infinita”. Sin embargo, el sistema capitalista necesitaba promover el consumo para asegurar la producción indispensable y así garantizar beneficios empresariales substanciosos.

En los años ochenta, con Margaret Thatcher de primera ministra del Reino Unido y Ronald Reagan de presidente de los Estados Unidos de América, el liberalismo económico extremo aceleró todavía más las formas de vida insostenibles. La gravedad de la situación fue contestada por economistas, ecólogos, sociólogos, etc. y por grupos de base.

En el año 2002, los movimientos críticos con el sistema hegemónico occidental, herederos de las tendencias favorables a repensar los valores sociales, la producción, el consumo, etc., se reunieron en París, luego en Lyon, y se constituyeron en “objetores del crecimiento”. Sus integrantes recogen y popularizan el decrecimiento, introducido como concepto por Nicholas Georgescu-Roegen en la década de los setenta, precisamente un año antes que se diera a conocer el Informe Meadows.

Las aportaciones de Georgescu-Roegen eran mucho más radicales y críticas que las de los economistas convencionales. Propuso, entre otras medidas para paliar las desigualdades económicas, permitir la libertad de circulación de personas sin restricciones y también prohibir la fabricación de armamento. Es muy celebrada su ocurrencia para salir del “círculo vicioso de la maquinilla de afeitar”, razonaba: “Queremos afeitarnos más deprisa y así tener más tiempo para idear una máquina de afeitar todavía más rápida, de modo que podamos gastar más tiempo en otra todavía más rápida, y así en un interminable y vacío progreso”.

Nicholas Georgescu-Roegen, además de aportarnos ideas (que han resultado capitales para comprender la crisis ecológica actual) sobre la integración en la economía de las enseñanzas de la termodinámica y la biología, se preocupó de las cuestiones éticas: “…los preceptos éticos, lejos de ser un producto endeble de las emociones, son tan necesarios para el buen funcionamiento de las sociedades humanas como una apropiada dotación de recursos naturales”. O bien: “El nombre de nuestra especie es Homo sapiens sapiens y podemos estar doblemente informados, pero no ser suficientemente sabios. Nuestro destino depende mucho más de nuestra sabiduría que de nuestro conocimiento”.

Actualmente, el decrecimiento está presente en los medios de comunicación, se publican libros y revistas, el tema ha penetrado en las universidades y se han creado grupos que cuidan de su difusión. “Decrecimiento” es una palabra con vocación provocadora y deseo de generar debate. Es un intento de contrarrestar el esfuerzo del poder para impulsar nuevamente un crecimiento sin fin. Los intereses codiciosos de los que han acumulado riquezas escandalosas han logrado ejercer un verdadero dominio sobre nuestro pensamiento, hasta colonizarlo con sus valores y lograr que creamos y actuemos como si no hubiera vida más allá del capitalismo. Nos repiten, a través de la publicidad, que la única felicidad posible es acumular dinero o poseer bienes materiales. El decrecimiento cuestiona estas pretendidas certidumbres y aporta nuevos valores sociales para vivir más con menos.

Las teorías del decrecimiento nacen observando la realidad: el impacto sobre los ecosistemas debido al consumo de recursos y la generación de residuos por parte de la humanidad superan en un 30% la capacidad de la Tierra. O lo que es lo mismo: el planeta tiene un área productiva de 13.600 millones de hectáreas, que da un resultado de 2,1 ha por habitante. Debido al despilfarro por parte del 20% de los 6.800 millones de seres humanos, precisamos 17.500 ha, es decir, 2,7 por habitante. El déficit aumenta por cuatro causas básicas: por la insaciabilidad de los que ahora malgastan; por la creciente demanda de los que pretenden entrar en el club de los ricos; por la disminución de la biocapacidad de la Tierra -el déficit actual lo subsanamos gastando parte del capital, con lo que cada año tenemos menos capital (menos biocapacidad) y menos rédito-; finalmente, por el crecimiento exponencial de la misma humanidad: en una década hemos aumentado 1.000 millones. Esta cifra era el total de habitantes que poblaba la Tierra a principios del siglo XIX.

Claro está que estas cifras globales no ofrecen toda la verdad. Las diferencias de comportamiento entre países son casi increíbles. Los hay que están muy lejos de llegar a demandar 2,1 ha por persona. Por ejemplo: el Congo tiene una huella de 0,5 ha; Marruecos, de 1,1; Guatemala, de 1,5 y Perú, de 1,6. Sin embargo, Brasil ya superó la barrera y ahora mismo tiene una huella de 2,4 ha. EEUU está muy por encima: 9,4 ha. Si partimos de la idea de que el planeta es de todos, EEUU por ejemplo, debería pagar al Congo una compensación porque su déficit ecológico es enorme y el Congo tiene superávit.

Una diferencia del orden de 1-19 entre los dos países ilustra perfectamente el abismo entre los países deudores y los que disponen de crédito ecológico. El cambio climático, la desaparición de especies, la contaminación de los mares, etc., no conocen fronteras. Todos salimos perjudicados, particularmente los más débiles, aunque unos pocos son los teóricamente beneficiarios a corto plazo. Comprometer la viabilidad de la vida, el futuro humano y el de otros seres vivos constituye un robo a gran escala.

Ante tal cuadro de cifras se comprende fácilmente que la palabra “decrecimiento” cobre su verdadero significado en aquellos países que sobrepasan los límites de consumo que ofrece el planeta. A menudo, los contrastes internos nacionales reproducen los mismos abismos que hemos visto entre los países. Seguro que en el Congo hay personas que superan el 9,4 de la media de EEUU y que en este país hay personas que no llegan a producir una huella del 0,5, la media del Congo. Los obligados ajustes de comportamiento en el consumo y en la producción han de afectar a las capas más dilapidadoras de cualquier país.

Algunas personas se muestran especialmente pesimistas ante el estado actual del mundo y su futuro. ¿Cómo creer que alguien acostumbrado a un determinado ritmo de vida pueda contentarse con otras formas que le rebajen 4 ó 5 veces su capacidad adquisitiva actual? ¿Cómo evitar que la populosa China o la India deseen copiar el itinerario desarrollado por los países occidentales? Nadie dice que sea fácil, ni que vayamos a tener éxito en el intento, pero no queda otro remedio que trabajar en la buena dirección.

Al igual que quien va en bicicleta no puede permanecer parado más allá de unos pocos segundos sin perder el equilibrio, el capitalismo precisa de la alocada carrera del derroche para subsistir. Necesitamos imaginación para inventar otros sistemas económicos y organizativos que escapen del productivismo actual. De la misma manera que en su momento se superaron sistemas que parecían intocables como el esclavismo, el feudalismo y el mercantilismo, también ahora sabremos dar un paso en el buen camino.

El decrecimiento no es una ideología cerrada ni tiene un proyecto definido o una hoja de ruta marcada. En principio, esta circunstancia puede parecer un inconveniente porque, siendo gregarios, nos gusta tener un liderazgo claro que nos ahorre el esfuerzo de participar, de proponer y de crear. Sin embargo, los sistemas históricos que se iniciaron practicando el culto a la personalidad de determinados líderes provocan el efecto suflé: se desarrollan rápidamente, pero más pronto que tarde se desvanecen y quedan reducidos a la nada. No hay consolidación posible si no hay una base participativa.

Lo que une a las diversas sensibilidades de los “objetores del crecimiento” es la voluntad de ir modificando el actual sistema hasta fortalecer una alternativa al capitalismo. Por ejemplo, considerar la importancia de la producción, pues sin cambiarla no lograremos reducir el consumo con éxito. Disminuir el trabajo significa repartirlo para no consolidar la sociedad dual a la que parece que estamos abocados. No es nada atractivo que un 50% de la población activa esté trabajando de manera estable y el otro 50% esté en el paro o en trabajos precarios toda la vida. Trabajar menos permite repartir y asegurar empleos para todos y todas. Trabajar menos para vivir más intensamente los valores familiares, creativos, lúdicos y espirituales requiere una preparación y un período de transición sin brusquedades.

Otra medida que mantiene la filosofía decrecentista es la de promocionar el transporte público, especialmente el ferrocarril. Esta opción supone prescindir considerablemente de los transportes en vehículos privados con el consiguiente ahorro de gasto energético y poner fin a la incesante construcción de nuevas vías de circulación y contribuir a frenar el CO2. Reducir el transporte de mercancías a lo estrictamente necesario favorecerá la relocalización. Poner punto final a las megacadenas y a las multinacionales, acabando con el absurdo de que el 13% de los productos transportados por vía aérea esté relacionado con la alimentación. Son medidas viables: la dificultad no es técnica, sino más bien debida a los grandes intereses que hay en juego.

Necesitamos programas políticos que favorezcan a las pequeñas explotaciones agrarias para acercar nuevamente los productos al consumidor. En Guatemala, un 2,5% de los propietarios acaparan el 65,1% de la tierra. En Colombia el 0,33% de los propietarios pasaron de poseer el 32% de la tierra en 1984 al 48% en el 2000. En Namibia, unos 4.000 blancos (menos del 1% de la población) poseen el 44% de la tierra. En Brasil, un 3% de la población posee dos tercios de la tierra. Con la relocalización de la producción agraria se garantiza la calidad con productos frescos y se abaratan los precios, en contra de la opinión popular, al prescindir de los gastos de autopistas, aeropuertos, almacenes, redes diversas de comunicación y las consecuencias energéticas y medioambientales.

Son gastos que no pagamos directamente cuando compramos los productos lejanos, pero que sí los sufragamos indirectamente con los impuestos. Recaen sobre todo tipo de bolsillos, de manera indiscriminada, mientras los beneficios se reparten entre los pocos titulares de las multinacionales agrarias y de los grandes consejos de administración. Es una verdadera desmesura que algunas multinacionales facturen más que el Producto Interior Bruto de países enteros. Que estas empresas sean más potentes que los gobiernos ya nos da alguna pista del porqué de algunas situaciones incomprensibles a las que hemos llegado.

Una vía por explorar, con posibilidades de futuro, es la de las formas de producción cooperativistas. A menudo, las personas que han optado por esta meritoria manera de organizar el trabajo no han recibido las ayudas ni la formación requeridas para consolidar este tipo de empresas. En todo caso, las pequeñas y medianas empresas con más participación de los trabajadores, parece que pueden ser más compatibles con la Vida Buena deseada para todos, que con los anónimos monstruos de producción a escala mundial.

Otra parcela de la economía que requiere un buen golpe de timón es el de la energía. Los seres vivos que pueblan el planeta se sirven de energía solar: todos, excepto los humanos, que usamos y abusamos de energías fósiles. Si pensamos que entre el año 1960 y el 2000 hemos consumido la misma energía que en el resto de la historia de la humanidad, sobran palabras para descubrir hacia dónde vamos. Tenemos oportunidad de aprender mucho de la naturaleza. El perfecto equilibrio entre los ecosistemas nos brinda pautas de comportamiento razonables.

La «biomímesis» es la ciencia que desarrolla aportaciones novedosas después de tener en cuenta el funcionamiento de los organismos y también de los ecosistemas. Se está evolucionando mucho en esta línea de investigación que puede ofrecernos buenas soluciones a no tardar. Jorge Riechmann pone algunos ejemplos: “Janine Benyus ha señalado que las arañas producen seda, que es tan fuerte como el kevlar (¡fibra sintética empleada en la fabricación de chalecos antibala!). El abalón u oreja marina (un gastrópodo marino) fabrica una concha interior dos veces más resistente que las cerámicas humanas, y las diatomeas convierten el agua del mar en vidrio -ninguna necesita hornos-. Los árboles convierten la luz del sol y el suelo en celulosa, un azúcar más rígido y fuerte que el nilón pero mucho menos denso”.

Adela Cortina acierta al decir: “Desde que en los años veinte del pasado siglo irrumpiera la producción en masa en el mercado, la capacidad de consumir fue ganando terreno a las demás capacidades humanas, primero medalla de cobre, después de plata, hasta ocupar el primer puesto en el podium de las capacidades más valoradas en esta nuestra era que ha dado en llamarse con acierto ’era de la información’, y que podría llamarse ‘era del consumo’ con igual o mayor tino”. Que la economía de mercado pase a mejor vida no significa que desaparezca el mercado. Siempre ha existido mercado, el intercambio de productos. Lo que no es razonable es que todo, absolutamente todo, quede mercantilizado.

El mercado tiene la función del intercambio; pero cuando la sociedad “con” mercado se convierte en sociedad “de” mercado, es cuando nace la especulación. El mercado se convierte entonces en fuente de enriquecimiento rápido, a costa de avivar la sed de consumo de las capas de población más vulnerables. Las campañas publicitarias diseñadas con sofisticadas técnicas de manipulación hacen verdaderos estragos.

No todo está perdido y todo está por hacer. La crisis puede ser una oportunidad. En la Grecia clásica krinein (crisis) significaba decidir, oportunidad, vacilar, etc. Hay visiones esperanzadas que apuntan un mundo absolutamente insólito. Sólo con una movilización general y entusiasta conseguiremos la llegada a puestos de responsabilidad política de mujeres y hombres dispuestos a ofrecer lo mejor de sí mismos por las causas pendientes de los pueblos, poniéndose al lado de los que sufren y caminando junto a los más débiles y olvidados. Es imprescindible que los políticos y los pueblos marchen unidos para poner fin a la perpetuación del poder en manos de canallas, que se sirven de la política para sus fines privados, utilizando medios fraudulentos y métodos subrepticios.

A pesar de todos los bienes materiales a su alcance, en Occidente la gente está deprimida y triste. El teólogo José I. González Faus lo plantea muy bien: “Cuando estoy de humor, resumo mi vida en esta frase: hubiese querido dedicarme a liberar a los oprimidos, y el Señor me ha limitado a consolar a los deprimidos. Con la seguridad de que la depresión, como la gran enfermedad cultural de nuestro Primer Mundo, que va tomando dimensiones literalmente epidémicas, tiene mucho que ver con la opresión como pecado estructural del mundo rico”. La filosofía del decrecimiento desmitifica el mercado como proveedor de felicidad, y desenmascara la inutilidad del Producto Interior Bruto como índice fiable para medir el grado de satisfacción de un determinado colectivo humano.

En realidad, nada nuevo bajo el sol, porque estos sencillos y elementales principios son los que desde antiguo vienen repitiendo los sabios. Confucio lo comunicaba diciendo: “Sólo puede ser siempre feliz aquel que sepa ser feliz con todo”; Horacio, por su parte, lo resumía así: “Se vive bien con poco”, y Lucio Apuleyo: “Para vivir, como para nadar, cuanto más descargado, mejor”. Asimismo, gracias a su sabiduría, los pueblos originarios, indígenas y tribales, después de 500 años de resistencia, han conseguido conservar sus valores. Debemos prestar atención, porque estos valores tienen muchos rasgos en común con los que en Occidente defiende el decrecimiento económico.

Por otra parte, los sistemas filosóficos y las religiones han mantenido también el sabio criterio de que con la sencillez es mucho más fácil encontrar lo esencial. Este lema es un eje fundamental en las enseñanzas de Jesús de Nazaret. Cuando dice que no tiene dónde reclinar la cabeza (Mt 8, 20), es lo mismo que decirnos que vive como un marginado o un desinstalado, es decir, sin apego a nada. Cuando da instrucción a los apóstoles, les dice: “No traten de llevar oro, ni plata, ni monedas de cobre, ni provisiones para el viaje. No tomen más ropa de la que llevan puesta; ni bastón ni sandalias” (Mt 10, 9-10). Constituye una clara alusión al desprendimiento necesario para hacer posible la experiencia de Dios. Es esta anticipación de plenitud lo que nos hace superar nuestra cobardía para comprometernos en favor de los olvidados.

Esta misma idea la encontramos en el pasaje en el que un joven pregunta lo que debe hacer para conseguir la vida eterna. Jesús, al ver que era un estricto cumplidor de los mandamientos, lo mira con amor y le dice: “Sólo te falta una cosa: anda, vende todo lo que tienes, dalo a los pobres, y así tendrás un tesoro en el cielo; después, ven y sígueme” (Mc 10, 17-27). Estas claras alusiones a la preferencia de ir ligero de cargas no son para favorecer situaciones penitenciales ni masoquistas; es la necesidad de estar libre de todo aquello que nos distrae de dirigir nuestros esfuerzos hacia el núcleo de la vida: construir un mundo nuevo y hacerlo con toda libertad, para que todas y todos podamos gozar de la Vida Buena.

El pluralismo religioso nos demuestra que hay terrenos comunes. Por ejemplo, en todas las religiones encontramos la exhortación a tratar a los demás como a nosotros mismos: es la «regla de oro». Otro de los puntos en el que hay similitudes, es el de la necesidad de sencillez para alcanzar la apertura interior y descubrir momentos de trascendencia. Sin ánimo de ser exhaustivo, valgan estos ejemplos: en el hinduismo, en el Bhagavad Gita 3,19, se lee: “La persona que se mantiene igual en la censura que en la alabanza, silenciosa, satisfecha de todo, sin hogar, llena de firme resolución, es querida por Mí”.

La tradición budista tiene un pequeño cuento interesante: “Ryokan, un maestro Zen, llevaba un estilo de vida muy sencillo en una pequeña cabaña al pie de una montaña. Una tarde, un ladrón entró en la cabaña y descubrió que allí no había nada para robar. En aquel momento llegó Ryokan de pasear y lo sorprendió. ‘No es posible que hayas caminado tanto para visitarme y que marches con las manos vacías. Hazme un favor, toma mi ropa como un regalo’. El ladrón quedó perplejo, pero tomó la ropa y se fue corriendo. Ryokan se sentó desnudo y contempló la luna. ‘Pobre hombre, murmuró. ¡Ojalá pudiera darle esta maravillosa luna!’”.

De la tradición judía también es ejemplar este otro cuento: “En un albergue, un desconocido de aspecto arrogante, tomó por un mendigo al venerable Rabino Zúsia, y lo trató con menosprecio. Más tarde, se enteró de su identidad y fue corriendo a buscarle para excusarse. ‘¡Perdóname, Rabino! Si no, nunca más volveré a dormir tranquilo, ni podré descansar’. Entonces el Rabino Zúsia sonrió moviendo la cabeza: ‘¿Por qué me pides perdón a mí? No es a Zúsia a quien has ofendido, sino a un pobre mendigo. Ve, pues, por todos los lugares y pide perdón a todos los mendigos que encuentres”.

El Islam tiene pensamientos en la misma línea, como este de Farid Ud-Din Attar: “Dios quiera que estés actualmente como estabas antes de existir individualmente: ¡en la nada de la existencia! Purifícate por completo de las malas cualidades; estate dispuesto como la tierra, como el viento en la mano”.

Para terminar, una cita del siglo XX particularmente bella del patriarca de Constantinopla, Atenágoras, jefe de la iglesia ortodoxa: “Lo que es bueno, verdadero, real, para mí siempre es lo mejor. Es por esta razón por la que ya no tengo miedo. Cuando no se tiene nada, ya no se tiene miedo. Si nos desarmamos, si nos desposeemos, si nos abrimos al hombre-Dios que hace nuevas todas las cosas, Él, entonces, nos da un tiempo nuevo donde todo es posible. ¡Es la paz!”.

Todas estas reflexiones nos indican que para poder ver realmente los ojos de los demás, uno no debe estar mirándose siempre a sí mismo, tal como ocurre en nuestras sociedades ególatras. Al contrario, ir ligero de equipaje nos permite luchar contra la pobreza y, sobre todo, ser críticos con la opulencia; porque, de lo contrario, lo arreglamos todo olvidándonos de los que sufren y, para acallar la conciencia, damos una limosna periódicamente. Como muy bien dice el poeta: “El señor don Juan de Robles, / de caridad sin igual, /hizo este santo hospital,/ y también hizo a los pobres”.

Es sumamente importante crear oportunidades de encuentro para las 6.000 culturas existentes, formadas por 500 millones de personas, críticas con las desmesuras del neoliberalismo y los abusos del eurocentrismo. Juntas, constituyen alternativas y esperanzas de conseguir otros mundos posibles. Todo confluye: la Vida Buena o Buen Vivir de los Quechua, que hablan de “Allin Kawsay”; los Aymara de “Suma Tamaña”; los Awajun de “Nugkui” o “Biruk”; los Guaraní de “Ñandereko”; los pueblos amazónicos de “Volver a la Maloca”. Y de tantos otros pueblos originarios, filosofías y religiones diversas, las enseñanzas de Jesús, la filosofía del decrecimiento o de pensadores que iluminan con sus propuestas la posibilidad de otras formas de vida.

Es restituir el equilibrio, la armonía, la serenidad y la buena relación entre los seres humanos y con todas las especies vivientes, equilibrio que perdimos cuando antepusimos la técnica a la vida. Está en lo cierto Jorge Riechmann: “En la era de la tecnociencia la naturaleza humana depende de la ética”. La ética debe cobrar el valor de antaño para estar presente de manera transversal en todas las esferas de la vida. Entonces, ¿no es cierto que nos encontramos ante una magnífica oportunidad para concretar todo este cúmulo de enseñanzas en una actualizada manera de llevarlas a la práctica?

El tema del decrecimiento, como hemos visto, es crítico con el sistema actual, pero necesita de la fuerza creadora de la Utopía, porque sin ella no lograremos alzar el vuelo que exigen los proyectos revolucionarios. Constituye un filón nuevo muy interesante para educadores de cualquier nivel que quieran estudiarlo y organizar talleres, encuentros, cursillos… en la educación popular, en las actividades formativas de las comunidades y de concienciación popular. Los que quieran profundizar en este tema pueden encontrar bibliografía y cibergrafía en la Agenda Latinoamericana 2010 y en Internet, en la página www.latinoamericana.org/2010/info.

sábado, 27 de noviembre de 2010

EL CUERPO ES PECADO

Juan José Tamayo

No acabo de entender el revuelo informativo que han provocado las declaraciones del papa sobre el uso del preservativo en el libro-entrevista de Benedicto XVI con su compatriota el periodista Robert Seewald, La luz del mundo, que acaba de aparecer la editorial Herder en castellano y catalán.

Es un género literario muy del gusto del papa, quien ya había concedido otras dos entrevistas al mismo periodista: una en 1997 publicada bajo el título La sal de la tierra y otra en 2000 convertida igualmente en un libro titulado Dios y el mundo. Unos años antes, en 1985, había aparecido apareció la entrevista con el escritor y periodista Vittorio Messori con el título Informe sobre la fe, donde proponía un programa de restauración de la Iglesia católica, que se convertiría en el guión a seguir durante el pontificado de Juan Pablo II bajo el signo de la involución, dando por amortizadas las reformas del concilio Vaticano II y retrocediendo a la etapa preconciliar. Ese libro sí marcó el devenir neoconservador de la Iglesia, que se mantiene inalterable veinticinco años después, ahora con claros signos de de integrismo.

Sin embargo, la relevancia que se le han dado a las declaraciones papales sobre el preservativo para nada se corresponde con la irrelevancia objetiva de las mismas. Intentaré demostrarlo en estas breves reflexiones.

1. Creo que seguir discutiendo en la Iglesia católica diez años después de iniciado el tercer milenio si se puede o no se puede, si se debe o no se debe utilizar el preservativo en las relaciones sexuales es un anacronismo en toda regla y una muestra más de que al papa se le ha parado el reloj de la historia y camina en dirección contrario a ella. Es tema ya resuelto y un problema que ha dejado de serlo debido a la madurez de la sociedad. Felizmente los ciudadanos –también los católicos y las católicas– ya no se rigen por las estrictas y represivas normas religiosas –en este caso, por la moral eclesiástica– en materia de sexualidad. Siguen los criterios de la ética cívica y laica, que conforma la conciencia moral poniendo en el primer plano la responsabilidad. Volver a plantear ahora la licitud o ilicitud de los preservativos demuestra la desubicación histórica de la jerarquía eclesiástica y de los movimientos neoconservadores que siguen dócilmente sus consignas. Empeñarse en seguir dando vueltas a una casuística caduca y despreocuparse de las graves –y en muchos casos mortíferas– consecuencias que genera la prohibición del uso del condón como regla general, me parece un acto de ceguera imperdonable y un ejemplo de insensatez culpable.

2. En las declaraciones del papa no aprecio cambio alguno. Vienen a ratificar punto por punto la doctrina tradicional y el pensamiento del propio Benedicto XVI contra el uso de los preservativos. Están en continuidad con las irresponsables afirmaciones que hiciera en África cuando dijo que el preservativo no resolvía el contagio del SIDA, sino que creaba nuevos problemas. El preservativo, dice ahora, no es la forma adecuada y verdadera de vencer la propagación del SIDA. Lo que vuelve a demostrar una gran insensibilidad hacia situaciones que ponen en riesgo la vida.

EL papa sólo reconoce algunos casos particulares en que puede usarse el preservativo y, en un párrafo confuso que no logro entender, se refiere a la prostitución. Pero las excepciones se dan en la mayoría de las leyes y preceptos morales. La prohibición de matar tiene también excepciones: hay toda una doctrina sobre la guerra justa, que justifica la muerte de los adversarios, y sobre la legítima defensa. Aun aceptando las posibles excepciones, la doctrina de la Iglesia católica se mantiene inalterable y viene a ratificar la prohibición que, para escándalo de tirios y troyanos, estableciera Pablo VI en la polémica encíclicaHumanae vitae, criticada por cualificados teólogos católicos como Bernhard Häring, Karl Rahner, Hans Küng y otros. Fue una prohibición reiterada con tanto celo como severidad por Pablo II siendo su mano derecha Benedicto XVI cuando estaba al frente de la Congregación para la Doctrina de la Fe, quien la hizo suya en una declaraciones al mismo periodista Peter Seewald en 1997 en el libro-entrevista La sal de la tierra, editado en castellano por Ediciones Palabra, del Opus Dei, donde alertaba sobre la desmoralización de la sociedad y consideraba el uso de los preservativos como parte de esa desmoralización.

3. ¿Suponen las declaraciones del papa un tímido paso hacia adelante y el comienzo de una apertura, como han reiterado estos días los medios de comunicación, tantos los confesionales como los laicos, casi de manera unánime? Creo que no. Están más bien en la línea de mantenella y no enmendalla y vienen a demostrar que la Iglesia católica tiene una asignatura pendiente desde hace siglos que no logra ni quiere aprobar: la sexualidad, y una fijación mental: el cuerpo de la mujer. Es el fiel reflejo de su concepción dualista del ser humano y de su pesimismo antropológico, que vienen de lejos, pero no tienen su origen en la predicación de Jesús ni en la práctica primitiva, sino en la deriva represiva de la sexualidad que siguió la moral cristiana con Agustín de Hipona como uno de los principales ideólogos. Para salir de esta situación patológica multisecular quizá le ayudarían a la Iglesia la lectura y puesta en práctica del sabio decir del cuerpo en el poema de Eduardo Galeano: “Dice el mercado: el cuerpo es un negocio. Dice la Iglesia: el cuerpo es pecado. Dice el cuerpo: yo soy una fiesta”. El papa dice que hay que humanizar la sexualidad. De acuerdo, y yo creo que el uso del preservativo es una forma de humanizar la sexualidad. Totalmente de acuerdo. Pero, a diferencia de Benedicto XVI, yo creo que el uso del preservativo es una forma de dicha humanización, no las excepciones a las que se refiere el papa, que vienen a confirmar la regla general de la represión sexual.

Si la Iglesia siguiera la consigna de Eduardo Galeano dejaría de hablar tanto y tan negativamente de la sexualidad, renunciaría a condenar los “pecados sexuales” y no pondría límite alguno al uso de los preservativos. Las declaraciones del papa no siguen, ciertamente, estas recomendaciones. Todo lo contrario, para desacreditar el ejercicio de la sexualidad, habla de adicción al sexo y la compara con una droga. Eso ya me parece patológico.

Juan José Tamayo es secretario general de la Asociación Juan XXIII y director de la Cátedra de Teología y Ciencias de las Religiones de la Universidad Carlos III de Madrid.

EL RUIDO Y EL REZO

Antonio Izquierdo, en 'Público'

La inmigración es estructura, como lo es la democracia. Y estructura es aquello que dura. Así, los datos para comprender qué aporta la inmigración en tanto que población que no sólo trabaja, sino que escucha música, va al fútbol y manda mensajes a través del teléfono móvil, han de mirar, por fuerza, más allá de la coyuntura económica y de la electoral. Su contribución se aprecia, con más templanza, en el medio y en el
largo plazo.

De ahí que los datos estructurales no suelan coincidir con las encuestas “electorales”. Al igual que discrepa la evidencia aquilatada de lo que son sólo pronósticos. La perspectiva es distinta porque unos son datos contantes y los otros sonantes. Aquí van dos ejemplos. El primero es un informe que ha requerido varios años de estudio y que ha sido realizado por investigadores de la Universidad de Lille por cuenta del Ministerio de Asuntos Sociales. El otro es un sondeo ocasional, publicado por el diario El Mundo, que apuntala la política de enfrentamiento entre autóctonos e inmigrantes.

El Estado francés recibe de los inmigrantes un saldo positivo de 12.400 millones de euros una vez que se han computado las contribuciones y las prestaciones. Las grandes partidas de su aportación son las cotizaciones sociales (26.400 millones) y los impuestos sobre el consumo (18.400 millones), mientras que sobresalen los costes en pensiones (16.300) y en sanidad (11.500). En total reciben de los presupuestos del Estado 47.900 millones pero pagan 60.300 millones. Es el resultado de que mantengan una estructura por edad más joven y lleven un siglo de arraigo. Coinciden, además, estos investigadores con los datos difundidos por la Agencia Tributaria, cuando aseguran que el salario medio de los nativos duplica al de los foráneos.

Por otra parte, el sondeo electoral no suele registrar las percepciones sino que primero las construye y luego las corrobora. Así, en esta encuesta se les pregunta a los catalanes si prefieren vivir junto a una discoteca (sic) o al lado de una mezquita y se ratifica que el 61% quiere prohibir el burka en todos los lugares (sic) y que el 48% apoya la imposición de un “contrato de integración” que incluye abandonar el país (sic) en caso de perder el empleo. ¿Desde cuándo se llama integración a la firma de un despido y a elegir entre el ruido y el rezo? Lo dicho, datos sonantes.

Antonio Izquierdo es catedrático de Sociología

viernes, 26 de noviembre de 2010

TUMBADEO AL SOL

J.C.García Fajardo

Es conocida la historia de aquel hombre de paz que estaba tumbado en una playa tomando el sol.

Dicen que sucedió en Grecia, pero puede haber sucedido en cualquier lugar en el que alguien acierte a abrir los ojos y a saborear la vida con sus infinitos dones.

Pasó por allí una persona respetable que censuró su actitud diciendo:

- ¿No te da vergüenza estarte ahí tumbado tomando el sol, y sin hacer nada útil?

- ¿Y por qué habría de darme, si me encuentro tan a gusto?, - respondió el pescador con una abierta sonrisa.

- ¡Porque podrías salir a pescar como todo el mundo!

- Ya he salido en mi gamela antes de que amaneciera, y tuve una pesca suficiente.

- Pero podrías salir de nuevo y conseguir más peces.

- ¿Para qué?, - preguntó el marinero sin alterarse -, Ya he pescado lo que necesita mi familia para hoy.

- ¡Pero podrías pescar mucho más y ganar mucho dinero!

- ¿Para qué? - le dijo bajando la voz pero con luz azul en sus ojos.

- ¡Pues para comprar otra gamela más grande!

- ¿Y, entonces, qué haría?, - contestó divertido el joven marinero.

- ¡Contratarías a otros marineros que trabajasen para ti y ganarías todavía más dinero y podrías comprarte más barcos! ¡Ay! Y llegarías a ser un hombre rico, con la suerte que tienes. - argumentaba lleno de convicción el hombre respetable.

- Entonces, ¿Qué haría con tantos barcos y con tanta riqueza ya que, según tú, tengo tanta suerte? - preguntó el hombre de paz, conteniendo su sonrisa y con un pícaro brillo en su limpia mirada.

- ¡Estás loco! Me preguntas que harías siendo rico y con tantos barcos y personas a tus órdenes ¡Pues pasarte el día sin trabajar y tumbarte al sol en la playa cuando quisieras! - exclamó algo fuera de sí la persona respetable.

- Amigo, ¿y qué crees que estoy haciendo ahora? - Aspiró profundamente el fresco aire del mar y se volvió a tumbar sobre la arena para ir soltándolo suavemente. Mientras, con los ojos algo entornados, contemplaba el vuelo alto de las gaviotas, y daba gracias al Cielo.



jueves, 25 de noviembre de 2010

LLEGÓ LA HORA DE LA TRANSMODERNIDAD

Enrique Dussel

ENTREVISTA a Enrique Dussel, fundador de la filosofía de la liberación

En este diálogo con Brecha, el fundador de la filosofía de la liberación habla de todo: la concepción de pueblo y movimientos sociales, la necesidad de apartarse de las miradas políticas eurocentristas (y de la vigencia de la teoría de la dependencia), la exigencia de crear cuadros políticos en América Latina, el nacimiento (creado a partir de la ecología) de otras categorías que superarían a la posmodernidad.

¿En qué situación se encuentra la filosofía de la liberación latinoamericana, de la cual usted es uno de los máximos exponentes?
Es un movimiento que ha surgido en América Latina que expresa nuestra realidad y que intenta hacer filosofía en América Latina, pensar la realidad latinoamericana. Estamos, pienso, en el fin de la etapa poscolonial, y el tema de la liberación está en el fondo del proceso de las masas, del pueblo y de la cultura latinoamericana. Estamos viviendo un momento en el que se va a producir la segunda independencia. Y la filosofía de la liberación expresa eso.

¿Cuál sería el contenido de la liberación, cuáles serían el sujeto y las dimensiones de la filosofía de la liberación?
Creo que es la única herencia viviente del 68. La escuela de Fráncfort tuvo en ese momento la oportunidad de dar una voz novedosa, porque fue ahí que Marcuse y los demás fueron comprendidos por primera vez por Europa y el mundo. Creo que lo mismo acontece con nosotros, vamos tomando conciencia de ese proceso.

Usted ha trabajado con manuscritos todavía inéditos de Marx, ha intentado una relectura de Marx desde América Latina y ha producido una trilogía de textos donde analiza lo que llama "los cuatro borradores de El capital". ¿Cuáles han sido los principales aportes de su trabajo?
Estando en México, el marxismo era algo así como el lenguaje de la discusión de la izquierda, y me di cuenta de que había que entrarle al tema a fondo y descubrir cómo hacer para, de una vez por todas, captar filosóficamente el pensamiento marxista. Me pareció más económico, en el sentido de ahorrar tiempo, intentar releer a Marx mismo y no todas las interpretaciones de Marx. Empezamos a leerlo sistemáticamente y me di cuenta de que Marx era ya hegeliano. Estudiamos los tres tomos de las cuatro versiones de El capital, cuestión que nadie tenía muy clara. Marx escribió cuatro veces ese texto. A partir de ahí empezamos a construir otros desarrollos desde la filosofía de la liberación.

¿Usted sostiene la vigencia actual de la teoría de la dependencia?
Correcto. Existen capitales globales nacionales y transferencias del plusvalor de un capital global nacional a otro, y esto hace a la extracción de riquezas del centro respecto a la periferia. El concepto de periferia es de Marx, el concepto de subdesarrollo es de Marx y la transferencia del plusvalor es de Marx. Ninguno de los teóricos de la dependencia se expresó con suma precisión sobre el tema a partir de Marx. Sigo pensando que el fondo del problema es la globalización, una globalización extractiva del plusvalor de los países menos desarrollados, en el mejor de los casos a partir de la competencia, pero casi todos los mecanismos son los del monopolio. Hay extracción del plusvalor por medio de un interés en la deuda, hay extracción porque hay monopolio de la venta de productos manufacturados, porque hay monopolios de las compras de materia prima. Casi todo es por medio del monopolio. No hay ni siquiera competencia. Es fácil de encontrar que eso es robo y transferencia. A los economistas se les escapa completamente el Marx filósofo, y a muchas lecturas de filósofos, como a Althusser, se les escapa el Marx económico.

Usted sostiene la centralidad del trabajo vivo en Marx, y sostiene también que El capital es una ética, ¿cómo se podría fundamentar esa visión?
El trabajo vivo es la subjetividad misma del trabajador como punto de partida, el trabajo vivo no tiene valor. Esto muestra que el trabajo vivo, que es la subjetividad, va a ser subsumida en el capital y se va a transformar en una mediación en el proceso de trabajo para la producción del producto. El ser humano se transforma en una mediación; el sujeto se transforma en una cosa y la cosa se transforma en un sujeto. Y eso es la inversión fetichista y eso es un problema ético. Y en el fondo hay una injusticia. Y dice Marx: "El trabajo es impago, y si es impago no se paga, y si no se paga es un robo", y eso es un problema ético. En el fondo él dice: "Habría que ser muy animales para dar la espalda a los sufrimientos de la humanidad". A El capital le he dedicado mi vida porque uno no puede darle la espalda a los sufrimientos de la humanidad. Detrás de El capital hay una actitud ética de develar el mal que es la causa de la pobreza que parte de la acumulación del capital. En realidad, en el primer tomo, que era el comienzo del desarrollo de su sistema, ya llegó al tema que le interesó a muchos: la pobreza es proporcional a la riqueza, y eso es una injusticia.

PUEBLO, CLASE, AMÉRICA LATINA

Usted plantea que la categoría "pueblo" es una categoría política que no niega la teoría de clase. ¿Cómo caracteriza al pueblo y a la clase?
Después de muchos años, creo que ya se va entendiendo que el pueblo, como decía Gramsci, es el bloque social de los oprimidos, y yo le agrego de los excluidos. Es un bloque social que se transforma en actor político, pero es un bloque social que puede estar disperso, y como está disperso consiente a aquellos que lo oprimen. Sin conciencia continúa la realización de la historia.

En los momentos coyunturales en que esos movimientos sociales descubren la opresión que van sufriendo, surge este fenómeno. Yo lo podría aplicar al proceso de emancipación, y se da una coyuntura que une a muchos movimientos, hasta los comerciantes que no pueden comerciar por estar oprimidos por los monopolios, los esclavos por la esclavitud, los campesinos, los indígenas… Es lo que está pasando en América Latina, en Bolivia por ejemplo, donde los distintos movimientos sociales van articulando sus demandas para constituir un proyecto hegemónico que unifica a los pueblos y los transforma en actor colectivo. Luego de logrado el objetivo, el pueblo puede volver a desarticularse, y lo que había sido el grupo hegemónico en el proceso de liberación puede transformarse en la siguiente etapa en un grupo de dominación, como fueron los criollos o como en la Unión Soviética los bolcheviques que se transformaron también en el Partido Comunista, que fue un grupo que dominó a la revolución contra el zarismo. La categoría pueblo no se opone a la de clase porque la clase obrera puede ser uno de los actores de ese proceso. Funcionaría como clase obrera, pero ya cuando se transforme en un sindicato, por ejemplo, en el movimiento social, empieza a ser también movimiento social en otro sentido de la expresión. Todavía no tenemos una teoría de los movimientos sociales porque hay algunos que son clase y otros que no, como los de determinación del sujeto: los viejos, la raza, el género son movimientos sociales distintos a los de clase. Todos unidos constituyen pueblo como actor colectivo, pero no es una sustancia que atraviesa la historia de manera homogénea sino que van cambiando sus componentes, tienen otras tradiciones internas y a veces se inmovilizan por esas contradicciones. El pueblo es el actor colectivo y no el individuo liberal como mero ciudadano.

Podríamos decir entonces que su política cumple dos objetivos: releer el análisis de Marx desde la economía política hasta el campo de la política y contribuir con un marco teórico para pensar los gobiernos de izquierda y las luchas sociales en América Latina de esta última década.
Sí, por ejemplo hacer algo esencial, que es formar cuadros en los partidos políticos, algo que nadie hace. Hoy no hay ningún país en el mundo que tenga escuela de cuadros. Y eso supone tener una cierta teoría para dar a la juventud que quiera empezar a hacer política, y que implique cómo, siendo honesto, ser estratégicamente inteligente y vencer en beneficio de un pueblo y no en el de la egolatría o de hacerse rico o famoso. Hay que triunfar en la política en el sentido de que hay que poner un cierto proyecto, pero que sea en favor del pueblo. Y en ese caso el político se disuelve en la tarea, pero hay que darle una teoría, si no el político se inicia en el modo de hacer política de los viejos, y no tenemos salida. La humanidad entera afronta una crisis muy grave de toma de decisiones fundamentales, la principal a nivel ecológico, y no las toma porque hay una imposibilidad económica pero también teórica.

PODER "OBEDENCIAL"

Usted reivindica la categoría del poder obediencial, ¿cómo se incluye en su teoría política?Fue una expresión de Evo Morales, y yo digo que esta expresión supera la concepción del poder de toda la modernidad. Es muy del indígena, porque ellos definen su manera en la base, discuten algo y luego nombran al que debe hacerlo, y el que debe hacerlo debe hacer lo que se ha dispuesto y si no lo hace después lo agarran por no haber cumplido. El que ejerce el poder lo hace por obediencia, y esa es una concepción distinta y positiva del poder que me cambia todas las definiciones desde Hobbes por lo menos. Entonces hay que tomarse en serio esas expresiones y construir filosóficamente el contenido y defenderlo de todos los ataques y mezclar sus potencias. Sin embargo, el poder obediencial es el poder que ejerce el elegido del aparato representativo, pero en el nivel de la participación el poder es ejecutivo. En el caso del pueblo mismo cuando participa, en ese caso se obedece a sí mismo. Pero al poder participativo también hay que organizarlo. Me he dado cuenta de que en los últimos años he pensado mucho en cómo reformar, mejorar, fiscalizar el poder representativo. En el poder participativo el que manda, que es el pueblo, mandata, pero como pueblo, no como representante. Hay todo un tema con los medios de comunicación; esta ley que los argentinos han sacado es la primera en el mundo y es fundamental. Una parte de la comunicación está en manos de las comunidades, otra en manos del Estado y una tercera en las manos del capital privado. Tres partes; dos son para generar una opinión pública crítica. Con el monopolio de los medios de comunicación el pueblo queda alienado, queda confundido, queda inhabilitado. Y ahí tenemos un callejón sin salida.

En ese sentido, uno podría pensar las tensiones que se generan en América Latina entre los movimientos sociales y los partidos políticos de corte progresista.
Muchos partidos políticos son maquinarias electorales y no escuelas de política. Y la maquinaria electoral tiene electos, y el electo tiene sueños, a veces excesivos. Y el electo se corrompe. De pronto un obrero que ha luchado toda su vida con buena voluntad es elegido diputado y gana 15 mil dólares por mes, entonces empieza la distribución de los cargos y los partidos se corrompen. Y claro que los movimientos sociales son críticos; ellos son los que tienen que ejercer la crítica. La primera es que una institución representativa no puede fijarse los salarios a sí misma. En México los jueces de la Suprema Corte de Justicia se fijan el salario. Y ganan 35 mil dólares por mes. ¿Cómo ese juez va a ser justo si ya se fijó el salario? Están todos corrompidos. Los movimientos sociales no pueden aceptar eso.

Su producción intelectual supone una crítica al eurocentrismo en las ciencias sociales, en las ciencias humanas, en la filosofía. Y más que una respuesta implica una construcción alternativa a esa perspectiva eurocéntrica, donde usted incorpora muchos elementos del análisis histórico y una relectura de los procesos históricos.
La Europa moderna desde el siglo XVIII, desde el punto de vista de las ciencias y las ciencias sociales, ha hecho grandes avances e invenciones y no vamos a desacreditar eso. Sería un crimen no asumirlo. Pero dentro de esa interpretación de las ciencias sociales, de la historia, de la sociología, de la política, de la filosofía, se ha inmiscuido esa cierta centralidad que toda cultura tiene. Toda cultura es de alguna manera inevitablemente etnocéntrica. Pero el etnocentrismo europeo es el primer etnocentrismo mundial, porque los chinos son etnocéntricos pero nunca habían sido dominadores del mundo. En cambio el etnocentrismo europeo se impuso a todos y lo incorporamos nosotros; nosotros mismos somos profundamente eurocéntricos, es decir que nos negamos a nosotros mismos. Y al negarnos, desaparecemos.

Usted dice incluso que la propia democracia no es un invento griego
No es griego y menos europeo y menos liberal. Debemos advertir, y como una cebolla ir sacando las capas, que el eurocentrismo lo tenemos metido a niveles que no sospechamos. Esto es fundamental para irnos descubriendo diferentes y crear nuestras propias tradiciones y posibilidades. Los propios europeos tienen que redefinirse y descubrir su etnocentrismo, sobre todo en estos momentos en los que Europa ha dejado de ser hegemónica. La filosofía de la liberación tiene como punto de partida pensar desde lo propio. Y el instrumento que tiene, como el psicoanálisis, es mirarse en la historia y preguntarse cuándo surgieron aquellos traumas que hacen que yo tenga esta enfermedad. La historia es para mí como el psicoanálisis, porque permite hacer la historia de nuestros traumas y encontrar el origen de nuestra propia invisibilidad, no imbecilidad, sino invisibilidad.

Usted plantea una crítica a la postura posmoderna y plantea la concepción de la transmodernidad, ¿cómo la caracterizaría?
La transmodernidad dice que lo que viene no es moderno, no será ni una modernidad ni muchas modernidades. Va a ser otra edad diferente. ¿Cuándo? En 100 años o en 200, no sé, pero vamos hacia otra cosa. Ecológicamente la Tierra no da más. Y el capitalismo va a ser superado más por la ecología que por los movimientos sociales. Vamos a una edad distinta, ¿pero cómo se va a construir eso? Se va a construir desde la experiencia de las culturas no modernas -lo cual no significa atrasadas- en aquello en lo que la propia modernidad despreció. El hombre moderno no lo puede hacer, lo que están haciendo los aymaras en Bolivia no lo puede hacer ningún moderno. Desde esa exterioridad se desarrolla ahora un proyecto a un pluriverso futuro. Tenemos que ver ahora cómo el mundo árabe, el mundo chino, América Latina, están desarrollando novedades en diálogo con la modernidad. Los posmodernos son una escapatoria de la modernidad, son una crítica de la modernidad desde la modernidad. Yo le decía a Vattimo: "¿Tú crees que en Kenia hay una situación posmoderna? Es un mundo completamente distinto. Nunca pasa lo que a ti te pasa en Torino". Hay que partir de esa exterioridad de Kenia en diálogo con la modernidad, y va a salir algo nuevo.

¿La transmodernidad supone una superación al capitalismo y una revolución?
Esa sociedad futura supera el capitalismo. Va a tener otros puntos de partida, para empezar un respeto por la naturaleza que la modernidad no tuvo.



miércoles, 24 de noviembre de 2010

QUEIRUGA SALUDA LA PUERTA ABIERTA DEL PAPA AL USO DEL PRESERVATIVO

Andrés Torres Queiruga (Aguiño, Ribeira, 1940) es uno de los teólogos españoles más reconocidos. Recientemente, ha publicado el libro "Repensar o mal. Da poneroloxía á teodicea" (Galaxia). Hoy, dedica su discurso al último anuncio del Papa admtiendo, "en algunos casos", el uso del preservativo. "Es el paso más valiente que ha dado el Papa desde que es Papa", asegura.

M. M., en Faro de Vigo, entrevista a Andrés Torres Queiruga

- ¿Qué interpretación realiza del anuncio de Benedicto XVI autorizando el uso del preservativo en determinados casos?

- De suyo, es una cosa bastante evidente desde el punto de vista teológico de la comunidad eclesial; pero atendiendo a la tradición oficial de la Iglesia supone un paso revolucionario. Es el paso más valiente que ha dado el Papa desde que es Papa. Sin embargo, es una pena que llamen la atención sus declaraciones en el terreno de la moral, que yo considero más bien anecdótico, y no cuestiones mucho más profundas y religiosas.

- Diferentes entidades y personas habían criticado a los últimos papas que condenasen el uso del profiláctico teniendo en cuenta la propagación de enfermedades como el Sida. ¿El anuncio de Ratzinger puede abrir un poco más las mentes?

- Eso es evidente. El actual Papa rompe un principio tradicional permitiendo el uso del preservativo, de momento referido a prostitutas. Pero es obvio que se aplicará igualmente a la enfermedad, al peligro de muerte que ya han reconocido bastantes teólogos, algunos obispos y muchos misioneros.

- No obstante, hay que leer entre líneas las declaraciones de Benedicto XVI.

- En sus declaraciones, pone un matiz importante, que la sociedad debería atender, igual que él se deja interpelar por ella: avisa de que no conviene contentarse con el preservativo. Para él, hay una cultura del sexo que es preciso educar. No basta con el preservativo si se sigue fomentando un libertinismo sexual. El énfasis en el preservativo no puede suplir la falta de una educación moral y de una sexualidad responsable y humanizadora.

- Con este paso, ¿comenzará la Iglesia a acercarse a la sociedad?

- La Iglesia ya lleva tiempo acercándose. Desde el Concilio, existe un movimiento imparable para acercarse. No cabe negar que hubo y hay un freno oficial en este movimiento. Pero, repito, el avance es imparable. Este anuncio del Papa es un pequeño paso, pero una prueba excelente.



martes, 23 de noviembre de 2010

ARMAS, ¿PARA QUÉ LAS COMPRAN?

David Martín Díaz, en 'La otra Agenda'

El domingo se preguntaba Moisés Naim (editor jefe de Foreign Policy, además de columnista en El Pais, donde leí su artículo), si se avecinan nuevas guerras en Asia.

Naím basaba su pregunta en una escueta pero incisiva disección del delicado equilibrio que condiciona las relaciones entre los distintos países asiáticos: el eterno "roce" India-Pakistán, conflictos territoriales entre China y Vietnam o entre Japón y Rusia, una interminable guerra civil en Afganistán o Sri Lanka, "zonas calientes" como Tíbet, Myanmar, Tailandia, Timor... el terrorífico poderío militar (creciente) de China.
Y todo ello, sin olvidar la proliferación de las armas nucleares, que algunos de estos países almacenan orgullosamente.

Son países que en los últimos años han hecho crecer sus inversiones en armamento. De hecho Asia y Oceanía se sitúan a la cabeza. Cabe preguntarse, ¿para qué las compran?

Recordé al leerlo que el informe SIPRI (Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo) avisaba hace algún tiempo que esa tendencia es planetaria, situando a los países empobrecidos a la cabeza de los compradores de armas... y a países como Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Israel, Canadá o España como los principales exportadores.
Es desesperanzador ver coincidir en esa lista a algunos de los países del G8 o incluso del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, los supuestos garantes de la paz mundial...y quienes suelen sentarse a la mesa de las negociaciones de paz como mediadores.

Y así estaba yo, recordando ese artículo y echando de menos en él algún análisis sobre la procedencia de todas esas armas, cuando hoy, dos días después, nos encontramos con la noticia de que Corea del Norte ha atacado una isla surcoreana, lo que significa una evidente provocación militar a sus vecinos y una nueva declaración de intenciones para toda la comunidad internacional.

¿Qué prioridades prevalecerán a la hora de mediar en el conflicto? ¿Serán las guerras una estupenda oportunidad para seguir haciendo crecer las economías productoras... en un momento de crisis económica?

Quizás no estaba muy desencaminado el sr.Naim en su análisis, cuando decía:
La historia demuestra que cuando un país aumenta notablemente su poderío militar, tanto sus vecinos, como rivales más lejanos no se limitan a observar pasivamente su ascenso. Harán lo posible por ajustar el equilibrio militar.
En los próximos años esta dinámica nos afectará a todos tanto o más que las guerras de divisas, los déficits fiscales y las crisis financieras.



lunes, 22 de noviembre de 2010

AGRESIONES VERBALES A LAS MUJERES EN LOS MEDIOS

Maite Lesmes, en 'Atrio'

Hemos tenido noticia, en las últimas semanas, de excesos verbales contra las mujeres, protagonizados por personajes públicos -alcaldes, senadores- y por supuestos periodistas que en calidad de tertulianos representan a diversos medios de comunicación, públicos —Telemadrid— y privados —El Mundo, La Razón, Tele 5, Intereconomía—, declaraciones que no deberían quedar impunes y ante las que no podemos permanecer impasibles.

Detrás de esas ‘gracietas’ en apariencia espontáneas, se manifiesta una mentalidad y una ideología intolerables en una sociedad que pretende tener por marco ético los Derechos Humanos universales y por objetivo una convivencia fundamentada en la justicia, que requiere la igualdad y lla ibertad.

Directa o indirectamente conocemos el contenido de los exabruptos proferidos contra una ministra por el alcalde de Valladolid, León de la Riva, los del senador Van Halen contra otra ministra, los comentarios vejatorios del escritor y presentador televisivo Sánchez Dragó hacia mujeres adolescentes, los insultos denigrantes del tertuliano García Serrano contra una consejera catalana, ascendido a presentador tras la popularidad que con ello obtuvo; los comentarios nauseabundos sobre jovencitas del tertuliano Salvador Sostres; la ofensiva comparación de la mujer con un perro por parte del supuesto periodista experto en temas religiososPablo Ginés…

La mayoría de los comentarios se dirigen al físico y a la atracción sexual por la mujer que los protagonistas zafiamente experimentan. Dejan traslucir una mentalidad machista, xenófoba, fascismo en suma, además de probable perversión afectivo-sexual en muchos de ellos.

Me he tomado la molestia en transcribir las últimas frases del debate moderado por J.Mª Calleja en CNN+ el 3 de noviembre, entre Juan José Tamayo y el enviado por La Razón, Pablo Ginés, a propósito de la visita papal. Porque aquí la dignidad de la mujer queda especialmente en entredicho al ser rebajada por este sujeto a la categoría de animal doméstico:
Última parte del debate:

“JJ Tamayo: Mucho más grave todavía es lo que hace Benedicto XVI en el último documento (“Modificaciones al documentoDe gravioribus delictis de 2001”): ha sido decir que la ordenación de las mujeres es un delito tan grave como la pederastia.
P Ginés: No, no.
JJ Tamayo: Perdón, perdón, déjame
P Ginés: No, no, engañar a la gente haciéndole creer que esa mujer ha sido ordenada, cuando no puede ser, porque no puede ser, es un gravísimo ataque contra la fe.
JJ Tamayo: El caso de las mujeres es posiblemente el de mayor represión en la Iglesia Católica en este momento. Porque primero, dice que la ordenación de las mujeres es un delito tan grave como la pederastia. Y, segundo, las mujeres que son ordenadas (sacerdotes), y son ordenadas válidamente, son excomulgadas.
P Ginés: No. No.
JJ Tamayo: Válidamente, no lícitamente.
P Ginés: No, válidamente no. Es como si yo ordeno a un perro. No pasa nada. El Espíritu Santo no actúa.
JJ Tamayo: Vamos a ver, pero, ¿cómo se puede decir que es lo mismo ordenar a un perro que a una mujer? creo que hemos terminado el debate.
P Ginés: No, no, simplemente que el Espíritu Santo no actúa
JM Calleja: Muchas gracias por estar aquí”.

Hasta aquí la transcripción. Todo el debate revelaba el fundamentalismo de este ‘experto en religión en La Razón’, hasta hacer sonrojar. En mi opinión no merece más publicidad, sino la denuncia de su denigrante agresión contra las mujeres y su falta de preparación para ocupar el lugar de un titulado en periodismo y, por ende, un puesto de trabajo que otras personas llenarían con mayor profesionalidad.

Parece que estamos asistiendo a un tipo de debate público degradado y degradante en los medios de comunicación. Se practica a menudo un periodismo mediocre, que busca el espectáculo sin escrúpulos, recurriendo a la provocación, al insulto… en lenguaje y tono tabernarios, exentos de toda ética personal, social, deontológica.

Constato de momento que esto se da sólo en medios de comunicación patrocinados por la derecha, públicos y privados, sean cadenas de televisión, radio, prensa escrita y virtual. Coincide que se trata de medios en los que se ha hecho objeción contra la educación en ciudadanía. Tengo constancia de que cuando ha habido intentos de salida de tono en medios progresistas, los responsables del espacio han apelado inmediatamente a criterios éticos. Si alguien tuviera constancia de alguna excepción, está en su derecho aportar datos.

La intolerancia es conservadora y reaccionaria. Hunde sus raíces en el egoísmo, la prepotencia, en la renuncia a abandonar la comodidad que proporciona vivir con ciertos privilegios. Imposibilita vivir en igualdad.

Hemos luchado por el derecho a la libertad de expresión. No hemos conseguido aún superar los dilemas a que frecuentemente da lugar. La libertad de expresión linda con actitudes indeseables y ante las que no podemos guardar silencio. Un límite a la libertad lo señaló J. Stuart Mill: el daño al otro.

Aunque los comentarios discriminatorios o vejatorios denigran sobre todo a quien los profiere, hemos de denunciar estas agresiones a los colectivos más vulnerables, a quienes las lanzan y a quienes amparan su emisión.

Es, además, deseable que los autores de los improperios y los medios de comunicación representados por aquellos recibansanciones por los delitos en que incurren esos comentarios.



domingo, 21 de noviembre de 2010

OTRO 25 DE NOVIEMBRE: CONTRA LA VIOLENCIA DE GÉNERO

Visto en el blog de Luiso

Un año más el día 25 de Noviembre lamentablemente vuelve a ser el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia de Género. Digo lamentablemente porque albergo toda mi esperanza en que llegue el año que este día no sea necesario y ninguna mujer sea víctima del uso indiscriminado de la violencia por el hecho de ser mujer en un mundo en el que los hombres se siguen creyendo con la potestad de decidir sobre la vida de éstas.

Las cifras hablan por sí solas. En los últimos ocho años en España, con la excepción del 2005 que fueron 57, el número de mujeres asesinadas por sus parejas, ex-parejas, amigos, conocidos o simplemente aquellos que se sentían macabramente autorizados para abusar de ellas por ser hombres, ha estado en torno a las 70. Este año la desoladora cifra alcanza ya las 64 y todo hace pensar que en el escaso mes y medio que queda para que finalice la cifra aumentará.

Y esto es en España, donde las políticas de igualdad han dado un paso adelante y superan a las de otros paises de su entorno, aunque mientras una sola mujer siga siendo víctima nunca podremos estar contentos. ¿Qué sucederá en aquellos paises donde la mujer es situada sistemáticamente en un escalón inferior en la sociedad? Donde su libertad llega hasta donde decide su marido, donde desde pequeñas se les educa en una sumisión total hacia el hombre, donde son lapidadas, marcadas y estigmatizadas por no aceptar un papel impuesto en la jerarquía social. Aún hay mucho por hacer.

Volviendo al caso particular de España, llama la atención en el estudio pormenorizado de las cifras el hecho de que la gran mayoría tanto de víctimas como de agresores, alrededor del 50%, se encuentran en el tramo de edad que va de los 20 a los 40 años. Uno siente escalofríos al pensar que las víctimas bien pueden haber sido compañeras de pupitre, al igual que sus asesinos; y no alcanza a entender como aquellos que han estudiado contigo, que han compartido una misma época y se han educado en una misma sociedad, sean los mismos que empleen la fuerza para imponer a una mujer sus designios. Es un hecho que la gran mayoría de estas muertes ocurren a manos de sus parejas o ex-parejas, lo que nos indica que la terrible frase "o conmigo o con nadie" sigue instalada en una sociedad que avanza hacia una igualdad en la que muchos de sus integrantes no cree.

La única forma de acabar con esta lacra es mediante la educación y la intolerancia con el agresor. Si un niño ve en casa comportamientos machistas crecerá creyendo que son normales, ahí las mujeres tienen que exigir igualdad en los quehaceres domésticos y no tolerar actitudes heredadas que eduquen al niño bajo determinados roles. En el silencio y la conformidad se acaban por acatar situaciones que pueden acabar convirtiéndose en tragedias. Y los hombres debemos sancionar y denunciar estas actitudes ante aquellos que se jactan de ellas y ante las autoridades. Olvidando de una vez esa especie de camaradería masculina que normaliza determinadas situaciones.

El amor no se poseé; se siente, se desea y se cuida. El amor no se guarda en una jaula, se vive con él. A aquellos que por el hecho de amar se creen con el derecho de poseer sólo cabe darles la espalda y sacarles de nuestras vidas.

El próximo 25 de Noviembre es un día para pensar en cada una de las víctimas y en cada una de las mujeres que siguen sufriendo cualquier tipo de violencia. Una fecha para desear que no haya más 25 de Noviembre que lamentar que esto sigue sucediendo y que llegue el día en que sea sólo un infausto recuerdo en la memoria.

Para cualquier consulta recomiendo la página del área de Igualdad del Ministerio de Sanidad, Política Social e Igualdad:
http://www.migualdad.es/ss/Satellite?pagename=MinisterioIgualdad/Page/MIGU_home
(Aquí encontramos las terribles estadísticas).

viernes, 19 de noviembre de 2010

MIGRACIONES Y CRISIS MUNDIAL

Luiz Bassegio
Luciane Udovic Bassegio


La actual crisis que vivimos es una crisis profunda. Es una crisis del capitalismo y está basada en el modelo de sociedad que éste engendró. El capitalismo hizo que la gente piense que unos debían competir con los otros para generar el progreso, cada persona buscando solamente sus intereses, su lucro, su poder. Esta manera de vivir transformó todo en mercancía para comprar y vender, incluyendo el trabajo, las ideas, los conocimientos, las tecnologías. Incluso las personas son transformadas en mercancías, o sea, sirven en cuanto producen, después son descartables.

Para servir a los intereses del capitalismo, miles de personas son trasladados de un sitio al otro, de un país a otro; los inmigrantes son bienvenidos hasta el momento que son útiles a los intereses de los capitalistas.

Más de 200 millones de personas viven fuera de sus países de origen, según las cifras de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM). En 1960, las mujeres representaban 46,6 % del total de inmigrantes internacionales. Hoy, las mujeres constituyen el 50,5% de los inmigrantes precedentes de América Latina y Caribe.

Más de 30 millones de personas han migrado dentro y fuera de América Latina y el Caribe en las últimas dos décadas, lo que constituye cerca del 5% del total de la población de esta parte del continente. En algunos países como Bolivia, El Salvador, Haití y Nicaragua los y las emigrantes superan el 20% del total de la población, mientras que en otros países como Ecuador, Guatemala, Honduras, Perú y Uruguay representan más del 10% del total de sus habitantes.

Alrededor de 5 millones de personas han sido desplazadas dentro de sus propios países o solicitaron refugio en otros países por razones de violencia política o conflictos armados.

Fenómeno complejo y contradictorio, las migraciones son un hecho político porque denuncian el modelo de desarrollo que no prioriza las personas sino al capital, principalmente el financiero; cuando denuncia la concentración de la riqueza, de la tierra y del poder y denuncia las restricciones que se ponen a las personas para migrar (muros, policía, persecuciones, leyes restrictivas).

Los migrantes se constituyen en la interpelación más fuerte y más evidente del actual proceso de globalización. Tal proceso tiene dos marcas que los migrantes cuestionan fuertemente: es concentrador y
excluyente.

Las causas tienen que ver con el empobrecimiento, la desigualdad social y las formas de exclusión propias de un modelo económico fallido; todo eso explica la razón por la cual migrar no es una opción, sino una necesidad que se asume de manera forzada; las políticas económicas, sociales y culturales, base de la actual globalización, impiden un desarrollo humano y sostenible desde los propios intereses y necesidades de todas las sociedades. La acción de las empresas multinacionales, la deuda externa, la pérdida de soberanía alimentaria, el comercio injusto, la expoliación de los recursos naturales y los conflictos armados son causas de que las personas se vean forzadas a desplazarse y emigrar, tanto hacia el Norte como entre países del Sur. Hay diversas formas de persecución, que están obligando a millones de personas a tener que salir de sus sociedades de origen como la persecución por razones de género, orientación sexual, raza, religión y la vulneración de derechos.

La migración es un proceso que tiene lugar, en este momento, en el marco de la globalización y no puede ser analizado fuera de ésta. No se debe, por tanto, abordar como un tema exclusivamente de fronteras o de
“puertas adentro”, sino que es un proceso económico, político, cultural y social relacionado directamente con los efectos que el modelo capitalista neoliberal impuesto genera mundialmente.

Hay que denunciar todas las tentativas de imputar a los inmigrantes la culpa de la crisis actual. Los migrantes no son un problema, problema son las causas que provocan las migraciones y no será con más de lo mismo que la crisis será superada, no va a ser con menos derechos, sino con más derechos que la superaremos. Hay que pensar un nuevo paradigma de desarrollo que respete la madre tierra y los derechos de las personas
migrantes.

jueves, 18 de noviembre de 2010

UN REINO DISTINTO, PERO NO PARA EL MÁS ALLÁ

Fray Marcos

Lc 23, 35-43

El último domingo del año litúrgico se dedica a Jesús. Toda la liturgia tiene como principio y como fin al mismo Jesús. En realidad los distintos tiempos litúrgicos son un proceso que quiere recordar la trayectoria humana de Jesús. Comienza en Adviento con la preparación a su nacimiento, y termina con la fiesta que estamos celebrando como culminación más allá de su vida terrena.

Como todo ser humano nació como un proyecto que se fue realizando durante toda su vida y que culminó con la plenitud de ser que expresamos con el título de Rey. Pero Jesús respondió a Pilato que su Reino no era de este mundo. Pues a pesar de ello nosotros no estamos de acuerdo con lo que dijo Jesús y le proclamamos Rey del universo. Claro, nosotros sabemos mucho mejor que él lo que es y lo que no es. Por desgracia, ahora no está aquí para poder llevarnos la contraria.

Soy muy consciente de que el sentido que quiero dar a esta fiesta no va a ser el que le dio Pío XI hace más de ochenta años; ni siquiera el que hoy le dan la mayoría de los cristianos. No pongo en duda el título, sino la manera de entenderlo.

Con el evangelio en la mano, ¿podemos seguir hablando de “Jesús rey del universo”?

Un Jesús que luchó contra toda clase de poder.
Un Jesús que rechazó como tentación, la oferta de poseer todos los reinos del mundo.
Un Jesús que dijo: Si no os hacéis como niños no entraréis en el Reino de Dios.
Un Jesús que invitó a sus seguidores a no someterse a nadie.
Un Jesús que dijo que no venía a ser servido, sino a servir.
Un Jesús que dijo a los Zebedeo: “El que quiera ser grande que sea el servidor, y el que quiera ser primero que sea el último.
Un Jesús que cuando querían hacerlo rey, se escabulló y se marchó a la montaña; por cierto, con gran cabreo de los apóstoles que se fueron en la barca sin esperarlo.

Podríamos hacer más referencias, pero creo que está claro el sentir de los evangelios.

Las palabras Rey, Padre, Hijo, Mesías, Pastor, tienen gran riqueza de significados simbólicos, tanto en el AT como en el Nuevo. Pero esos significados quedan pulverizados en cuanto tomamos las palabras en su significado literal.

En todas las épocas, ha habido grupos religiosos que se han empeñado en interpretarlas literalmente; y eso ha llevado a la religión a callejones sin salida. Toda interpretación fundamentalista del cristianismo que concluye con el uso de la fuerza, nace de ahí; desde las cruzadas de la Edad Media, hasta los “Cruzados” de ahora. No digamos nada de los “Guerrilleros de Cristo”. Pero el sentido metafórico o simbólico de esas palabras nos puede abrir un horizonte nuevo.

Si he escogido esas cinco palabras como ejemplo, no ha sido por casualidad. Todas están relacionadas entre sí y no se puede entender separando unas de otras.

La idea de un “rey”, en Israel, fue más bien tardía. Mientras fueron un pueblo nómada no tenía sentido pensar en un rey. Sólo cuando llegaron a Canán y se establecieron en las ciudades conquistadas, sintieron la necesidad de copiar sus estructuras sociales y le pidieron a Dios un rey.

Esa petición de un rey fue interpretada por los profetas como una apostasía, porque para el pueblo el único rey debía ser Yahvé. Encontraron la solución convirtiendo al rey en un representante de Dios.

Para erigir a una persona como rey, se le ungía. Es lo que significa exactamente Mesías (Ungido). La unción le capacitaba para una misión: conducir al pueblo en nombre de Dios. De ahí que desde ese momento se le llamara hijo de Dios. Lo propio de un hijo es actuar como el padre, en lugar del padre. También se le llamaba padre del pueblo ypastor del pueblo. Lo mismo que Dios, era padre y pastor para su pueblo. El que era elegido como rey era ungido, hijo, pastor y padre.

Una clave para entender la fiesta de hoy las podemos encontrar en el mismo evangelio que acabamos de leer. En primer lugar, el letrero que Pilatos puso sobre la cruz, era una manera de mofarse, no de Jesús, sino de las autoridades judías que se lo habían entregado. Es curioso que nosotros hayamos ampliado el ámbito de su realeza a todo el universo. ¿Para escarnio de quien?

Los soldados también le colocaron una corona y un cetro para reírse de él. ¿Creéis que Jesús se hubiera encontrado más cómodo con una corona de oro y brillantes y con un cetro cuajado de piedras preciosas?

Las autoridades, el pueblo, los soldados, uno de los ladrones, le piden que se salve; pero Jesús no bajó de la cruz. Desde el desierto hasta la cruz, le acompaña la tentación de poder. Jesús se salvó, pero no como esperaban los que estaban a su alrededor.

Hoy seguimos esperando, para él y para nosotros, esa misma salvación que se negó a realizar. No queremos oír hablar de la salvación que él consiguió muriendo y entregándose a los demás. Nos negamos a admitir que nuestra salvación pueda consistir en dejarnos aniquilar por los que nos odian.

La plenitud del hombre es el servicio hasta la muerte. Si seguimos esperando la salvación externa, de seguridad, de poder o de gloria, quedaremos decepcionados como ellos. Jesús será Rey del Universo, cuando la paz y el amor reinen en todos los rincones de la tierra. Cuando todos seamos testigos de la verdad.

Para entender correctamente la fiesta que estamos celebrando, debemos partir de un hecho: el centro de la predicación y actuación de Jesús fue “el Reino de Dios”. Nunca se predicó a sí mismo ni revindicó nada para él. Todo lo que hizo y todo lo que dijo, hacía siempre referencia a Dios. Con esa proyección radical hacia su Padre, hizo presente el “Reino que es Dios”.

El Reino de Dios, el Reino de Cristo, no es una realidad que haga referencia directa a Dios o a Cristo. El Reino de Dios es una realidad que hace referencia a nosotros. Ni Dios ni Jesús pueden hacer nada por implantar su Reino al margen de nuestra actuación. Somos nosotros los que tenemos que hacerlo presente aquí y ahora, como Jesús lo hizo presente mientras vivió entre nosotros.

Jesús de Nazaret se identificó de tal manera con ese Reino, que pudo decir: “quien me ve a mí, ve a mi Padre”. Esto no lo decía como segunda persona de la Trinidad, sino como ser humano que había llegado a la experiencia fundamental y había descubierto que su auténtico ser y Dios eran uno.

Los primeros cristianos descubrieron esta identificación, y muy pronto pasaron de repetir la predicación de Jesús a predicarle a él como modelo.

Surge entonces la magia de un nombre, Jesucristo. Jesús el Cristo, el Ungido. El soporte humano de esta nueva figura queda determinado por la cualidad de Ungido, Mesías. Lo determinante es que es “Ungido”. Lo que Jesús manifiesta de Dios, es más importante que el sustrato humano en el que se manifiesta lo divino.

Pero debemos tener siempre muy claro que los dos aspectos son inseparables. No puede haber un Jesús que no sea Ungido. Cristo no es exactamente Jesús de Nazaret, sino la impronta de Dios en ese Jesús. El Reino que es Dios, es el Reino que se manifiesta en Jesús. Desde esta perspectiva se puede hablar con toda propiedad de Cristo Rey.

Pero para poder aplicar a Jesús ese título, debemos despojarlo de toda connotación de poder, fuerza o dominación. Jesús condenó toda clase de poder. Pero no sólo condenó al que somete, condenó con la misma rotundidad a aquel que se deja someter. Este aspecto lo olvidamos y nos conformamos con acusar a los que dominan.

Jesús quiere seres humanos completos, es decir, libres. Jesús quiere seres humanos ungidos por el Espíritu de Dios, que sean capaces de manifestar lo divino a través de su humanidad. Tanto el que esclaviza como el que se deja esclavizar, deja de ser humano y se aleja de lo divino.

Bien entendido que la más nefasta de todas las opresiones es la que se hace en nombre de Dios. La opresión religiosa es capaz de llegar a lo más profundo del ser.

Emplear términos militares, como “guerrilleros de Cristo”, “cruzados de Cristo”, para designar personas o asociaciones que pretenden estar muy vinculadas a Jesús, es muestra evidente de una tergiversación del evangelio.

Cada vez que rezamos el padrenuestro, decimos: “Venga tu Reino”. No nos referimos a una imposición por la fuerza, o que tenga que venir de alguna parte externa. Queremos expresar un deseo de que cada uno de nosotros haga presente a Dios como lo hizo Jesús, actuando como lo hubiera hecho él mismo si estuviera en nuestro lugar.

Y todos sabemos perfectamente como actuó Jesús: desde el amor, la comprensión, la tolerancia, el servicio. Todo lo demás es palabrería. Ni programaciones ni doctrina, ni ritos, sirven para nada si no entramos en la dinámica del Reino.

Jesús quiere que todos seamos reyes, es decir que no nos dejemos esclavizar por nada ni por nadie. Cuando responde a Pilatos, no dice “soy el rey”, sino soy rey. Con ello está demostrando que no es el único, que cualquiera puede descubrir su verdadero ser y actuar según esa exigencia.

Dios, al crear no queda al margen de lo creado, sino que sigue en la criatura como fundamento esencial, arropando, envolviendo, consumiendo la escoria de cada criatura, hasta que sólo quede de ella lo que hay de Dios.

Meditación-contemplación
“No es de este mundo”, no quiere decir que es un reino para el más allá.
Quiere decir que no es un reino como los que conocemos aquí.
El reinado de Jesús, es el reinado de Dios
es el reinado del amor, del servicio a los demás, de la entrega total.
...................

Cristo es rey porque es Señor de sí mismo.
Lo que hay de Dios en él, gobierna todo su ser.
Nada de lo que él es, queda fuera de la influencia divina.
De igual manera, estás llamado a ser tú mismo, rey.
.................

Jesús le dice a Pilatos: Yo he venido para ser testigo de la Verdad.
Porque es Verdad, porque es auténtico, es Rey de sí mismo.
En él la parte espiritual reina sobre la sicológica y la biológica.
Ahí tienes la manera de llegar a ser rey. 

miércoles, 17 de noviembre de 2010

TENGO MIEDO, SANTO PADRE

Feli Alonso Curiel

Ya sé que es una osadía escribir una carta al Papa, pero necesito expresar mis sentimientos cristianos de mujer, y de mujer formada teológicamente. Necesito expresar las razones de mi esperanza cristiana y que cada vez más no las encuentro en la línea oficial de la iglesia por ese afán restauracionista y de vigía enfurruñado con que observa al mundo.

Estuve en Santiago una semana antes que llegase usted. No iba ni buscando el jubileo del año compostelano ni contemplar el ambiente con que se preparaba su llegada. Si le soy sincera ambos acontecimientos los he vivido con bastante indiferencia. Su estancia en Santiago la he seguido por TV en algún informativo, pero como quien contempla un evento que no va con él.

Su presencia no avivó mi fe. No soy mitómana ni en política ni en religión. Las coronas y las tiaras me recuerdan a las películas de cartón-piedra que vi en mi infancia sobre faraones y reyes.

Cuando fui mayor y estudié Historia me impresionó saber que los faraones se proclamaron Hijos de Dios y que en el catolicismo al Papa le reconocemos como representante de Dios en la tierra. Por enésima vez escuché esta categoría en el funeral de Juan Pablo II. ¡Qué tentación tenemos los seres humanos a meter a Dios en nuestras vanidades históricas!

Me voy por los cerros de Úbeda y esta misiva sólo tiene como fin confiarle a usted una intuición. Si me dirijo a usted con este título de respeto y no de Santidad, no es por ser irreflexiva ni irreverente. Me educaron a llamar de usted a la gente mayor y que me merecía respeto y cariño: mis padres, mis profesores, a las autoridades con las que he tenido alguna relación. Una carta escrita con el corazón , como yo lo estoy haciendo, me sería imposible escribir la palabra Santidad. ¡Cómo hacerlo si cuando rezo a Dios le tuteo y es tres veces santo!

No llegué a Santiago en avión, sino en tren. Once horas de viaje dan para pensar sobre la vida, la familia y mi fe. Contemplando la belleza aurífera del otoño castellano pensé que una parte de los creyentes católicos, vamos descubriendo las razones de nuestra fe en autores prestigiosos y que la Iglesia, celosa de su depósito de fe en hibernación secular, los va devorando como el dios Saturno a su hijo.

Recordaba aquella frase de Jesús a Pedro: "anima a tus hermanos en la tribulación". Y machaconamente recordaba ese versículo de la 1ª Carta de Pedro, 3,15: "Saber dar razones de mi fe".

¿Qué está pasando en la Iglesia de Cristo donde usted es guía espiritual para que muchos cristianos, ante tanto anacronismo teologal, identifiquemos a Pedro, no con la figura del papado, sino con los teólogos, muchos de ellos defenestrados por la Curia y por la C.D.F.?

Para mí y para muchos millones de católicos buscamos el rescoldo de nuestro seguimiento a Jesús, el Cristo, en la teología vilipendiada. Ellos son nuestro Pedro, aunque esta afirmación mía suene a osada. Osada yo y osados los que con pseudoiluminación divina se atreven lanzar decretos condenatorios a muchos teólogos.

Sobrino, Pagola, Schillebeeckx, Arregui, Torres Queiruga y otros más que desconozco. Ellos son auténticos Pedros que saben encontrar razones de esperanza cristiana y nos las transmiten con fidelidad creativa, como acuñó Häring. Para mi son también Pedro todos los curas que conozco y que su palabra tanto desde el ambón como en la pastoral, son fogoneros de Dios en sus comunidades.

Sí, tengo miedo. Miedo del daño que se les está haciendo a muchos de los que nos ayudan a arrostrar nuestra fe en esta época en que declararse cristiano, y católico, en ciertos ambientes es motivo de chufla. Miedo y preocupación por la ingratitud con que se evalúa la obra de estos hombres y mujeres que nos animan a ser piedras vivas con una fe actualizada. Miedo porque usted dejó caer, muy sibilinamente, que mucha de la teología escrita en esta época es hija del Anticristo.

El parágrafo lo he tomado del prólogo de su libro sobre Jesús de Nazaret. Traté de leer su libro y se me cayó de las manos. Ese Jesús no era el de los Evangelios. A Pagola le acusaron de eso e ironías de la pre-comprensión de mi fe, su Jesús no me invitaba a seguirle. Ser un Papa-escritor tiene que ser como el personaje del cuento "El emperador que iba desnudo por la calle".

Ya ve lo que pasa con escribir... Digo más de lo que quisiera haber dicho. Posiblemente dentro de una temporada me arrepienta de lo que he escrito. Usted me sabrá disculpar y entender porque más de una vez sentirá comezón por haber escrito hace muchas décadas que el cristiano que no es crítico con la Iglesia que ama, no le infunde mucha credibilidad.

Decirle que fui a Santiago a un homenaje de un gran teólogo gallego , Torres Queiruga, al cumplir 70 años. Asistimos al Foro unos 150 creyentes católicos. Ningún obispo. No hay que implicarse con la fe de los profetas.

Crucé la plaza del Obradoiro en una tarde de intenso orballo. Miré el mastodóntico presbiterio que preparaban. No sentí nostalgia por no estar presente en su llegada. A quien iba a mi lado le susurré: "No hay duda. La escisión de la iglesia se vive y se sufre, otra cosa es que desde esa atalaya ministerial se nos diga que hay que fomentar la comunión cristiana". ¿A costa de qué?

El domingo asistí a una misa donde se celebraban dos bautismos. Según el cura, a los rapaciños les habían borrado el pecado original con el que habían nacido. Todo perfecto, según el C.I.C. de 1992. Lo que no sé es como sigue habiendo profetas en nuestra iglesia...

Sí, tengo miedo. No tengo una fe miedosa, sino miedo de esta iglesia que se nos echa encima. Y encima soy mujer. Discúlpeme, de verdad, que viva mi parreshia cristiana un poco al margen de su palabra.

Por aquí, por mi diócesis de Bilbao hay un otoño eclesial.