viernes, 29 de octubre de 2010

VIENE EL PAPA. ALGO MÁS QUE UN NEGOCIO Y UN ESCÁNDALO

X. Pikaza

El 6 y el 7 del próximo mes (XI 2010), el Papa Benedicto XVI visitará como “peregrino” las ciudades de Santiago de Compostela y de Barcelona. La prensa católica “oficial” afirma que traerá:

•Palabras de compromiso con la Verdad, como guía para el bien común y para la vida en una sociedad de personas libres.
•Palabras de fortaleza, para defender nuestra forma de vida frente a los ataques de Gobiernos y Estados contra la dignidad de la persona, de la familia y de la libertad de conciencia.
•Palabras de esperanza en la fuerza regeneradora de la sociedad española y, en particular, de los jóvenes de nuestra gran nación.(cf. http://bb16.org/ y http://www.hazteoir.org/alerta/33701-espana-espera-benedicto-xvi-sed-verdad-y-libertad)


Sea cual fuere el valor de las afirmaciones anteriores, se trata de una visita muy especial, que algunos califican de negocio, y otros de escándalo. Por eso he pensado ofrecer unas reflexiones, que puedan servir de orientación para algunos y de diálogo (en disensión o comunión) con otros. Me siento perplejo ante los ecos de esta visita. Quiero que ella sirva para que sea más hondo y gozoso el camino de la vida, más intensa la vida de familia. En principio hablaré de Compostela y Barcelona, pero después me centraré en el aspecto "gallego" de la visita, que miraré, sobre todo, desde Compostela.

1. Lo primero es la alegría de que venga el Papa

Como católico, me alegra que el Papa, representante de la Iglesia Universal, pueda venir y venga a convivir dos días con los católicos españoles, en libertad, dentro de una sociedad plural y democrática. Nadie tiene el derecho de negarle ese derecho de venir, y a los católicos de saludarle y acogerle con gozo. Entre ellos me siento y me sumo a la alegría del acontecimiento, por lo que significa el Papa y por lo que dirá, estoy seguro, en su visita. Digo eso al principio, para que se entienda desde aquí todo lo que sigue.

2. Siento perplejidad por el hecho de que venga como Jefe de Estado

Ciertamente, el Papa viene como un “peregrino cristiano”, es decir, como persona que está en camino de evangelio, en la línea de Jacob (Xacobo) el Zebedeo, cuya memoria se mantiene en Santiago, ciudad del Apóstol; viene como miembro y hermano de la “familia” universal de los hijos de Dios, cuya presencia se quiere celebrar en la Sagrada Familia de Barcelona. Vivimos en una democracia en la que todos los ciudadanos del mundo pueden viajar, y venir de visita al Estado Español. Como uno más puede venir y viene el Papa. Sea bienvenido.

Pero hay problema añadido: Benedicto XVI viene, además, como “representante especial de Jesús de Nazaret” (un hombre al que mataron las "potencias" establecidas de Estado y Templo, que son de algún modo las "antepasadas" de aquellas que ahora invitan a Benedicto XVI)... Eso significa que fiene, además, en condición de Jefe de Estado de un Estado especial, que es minúsculo en terreno, pero que tiene gran influjo moral y diplomático en el mundo. Es en este punto donde nace y crece mi perplejidad.

De esa dualidad (“pobre cristiano”, como se decía su predecesor Celestino V en torno al 1295, y Sumo Pontífice y Gobernante del Vaticano) provienen algunas perplejidades, que no acierto a resolver. Personalmente, me gustaría que no viniera (ni fuera recibido) como Jefe de Estado, con lo que ello conlleva de medidas de seguridad y protocolo. Pero las cosas son así, por ahora, de manera que S. M. el Rey y el Jefe de Gobierno y de la Leal Oposición quieren saludarle, y ganar los votos que ese conlleva.

3. Algunos se quejan del coste de las medidas de seguridad

Ciertamente, el Papa es un hombre al que muchísimos quieren (queremos) mucho, por lo que representa y también por su persona, de manera que su venida suscitará aglomeraciones, con la exigencia que ello implica de “medidas de seguridad”. Pues bien, a mi juicio, esas medidas no deberían entenderse desde la perspectiva de un Jefe de Estado, sino de un hombre que atrae multitudes, por lo que significa en un plano moral y espiritual.

Es evidente que el Estado debe poner “medidas de seguridad”, pero no para defender al Papa sin más, sino para que se manteng un tipo de orden, como se hace ante otros acontecimientos populares semejantes. El Estado Español se compromete a proteger la integridad de todos los que vienen, de manera que lo que se hace con el Papa no debería verse como una excepción, sino como ejercicio de rutina

(De todas maneras, dentro de esa rutina de la "segureidad", desde el punto de vista del evangelio, los privilegiados deberían ser los menos poderosos, los expulsados de la tierra, es decir, los no acogidos. Quizá el Papa diga algo de eso cuando venga, poniendo de relieve que el Estado debe proteger la vida de todos, y en especial de los más amenazados, entre los cuales no parece encontrarse él).

Aquí sigue estando mi perplejidad. Nos dicen que va a protegerse mucho más al Papa, con miles de policías… mientras quizá no se acoge ni protege a otros que vienen (incluidos emigrantes, que son también hijos de Dios, representantes del Cristo cristiano). Ya sé que esto suena a "demagogia": ¡hablar de los pobres inseguros, mientras se ofrece toda seguridad al Papa. Pero así lo siento, porque el Papa viene precisamente como representante de esos pobres (locos, ciegos, sordos y leprosos), que eran la gente de Jesús.

De ellos me gustaría que hablara:

-- De los que no tienen seguridad ni camino en la vida, de los que no pueden llegar a ninguna parte, ni a Compostela, ciudad y meta del camino humano y cristiano, conforme al signo del Apóstol Xacobo.

-- Me gustaría que hablara de los que no tienen familia que les acoja ni defienda (familia social, espacio de encuentro humano, en intimidad), pecisamente en Barcelona, ciudad de la Sagrada Familia famosa de Gaudí, templo que él va a consagrar.

Éste es un tema que me produce cierta disonancia, y asì lo presento, evocando estas dos ciudades del Papa: Santiago (la del camino con llegada para todos), Barcelona (la del templo con familia para todos).

4. Hablando ya en cristiano, no entiendo bien los motivos de su venida

a)Pienso que el primer motivo es peregrinar con los que peregrinan, representados por lo que hacen el Camino de Santiago. El Papa ha querido hacer ese Camino, este Año Santo Xacobeo (de Xacobo, Xacob, Santiago), y me parece muy bien (¡muchos lo hemos hecho!). Pero pienso que este Camino no es la primera tarea cristiana de un Papa, este año 2010, en Galicia y en España.

Por otra parte, quizá el verdadero Camino de Xacobo el Zebedeo (Santiago en castellano) deba hacerse, sobre todo, de otra forma, retomando los retos y alternativas de aquel Zebedeo de quien habla Marcos (cf. 9, 1-13; 10, 38-45) y el libro de los Hechos, añadiendo fue asesinado por el rey Agripa, quizá por oponerse a un tipo de gran templo como el de Jerusalén (cf. Hch 12,2).
No estoy convencido de aquel Xacobo/Santiago el Zebedeo hubiera hecho este camino, ni Pablo a quien llevaron preso a Roma. De todas formar, tendremos que esperar y ver lo que el Papa dice en Santiago, como peregrino de la fe, en un mundo tan cambiante y descristianizado (al menos en un sentido externo).

b) Pienso que el segundo motivo de esta visita es compartir con Barcelona el gozo de la Consagración del Templo Expiatorio de la Sagrada Familia. Es una buena ocasión, por la dignidad del Templo (otros muchos lo hemos visitado también, rezando allí), y por la importancia del tema de la Familia, en Cataluña y en todo el estado español. Pero no estoy convencido de que el modo de proteger la familia sea la consagración de ese magnífico templo.

Sin duda, un tipo de familia se encuentra en gran riesgo, pero el modo de poner en marcha el ideal y camino de la verdadera familia cristiana implica mucho más que dedicar un bellísimo templo expiatorio a su memoria. Hay otras políticas, otras preocupaciones sociales, otras tareas que deben hacerse en defensa de la “familia”. De todas formas, habrá que esperar y escuchar lo que con esta ocasión dirá, sin duda, el Papa

En conclusión, los motivos del Papa se entienden, pero me siento perplejo ante ellos. Me gustaría que el Papa viniera, de otra manera (no como Jefe de Estado) y por otros motivos humanos y cristianos.

5. Un tema de “dinero”. El “negocio” de Mons. Camino

Se viene discutiendo muchísimo (yo he seguido más el tema de Galicia que el de Cataluña) sobre los gastos que genera esta visita. Así leo, por ejemplo:

Según el presupuesto inicial realizado por la Xunta de Galicia, el coste público de la visita del papa Benedicto XVI el próximo sábado 6 de noviembre asciende a tres millones de euros, lo que supone que cada minuto de la estancia del Papa en la ciudad gallega costará más de 6.000 euros. El coste incluye los gastos derivados de la cobertura de seguridad, el centro internacional de prensa que alojará a más de un millar de periodistas acreditados, gastos de infraestructura y también la cobertura mediática realizada por la televisión pública gallega, encargada de ofrecer la señal institucional del viaje.

Son muchas las voces que se han elevado sobre el tema, a favor y en contra. Entre ellas, quizá, la más importante, desde el punto de vista de la jerarquía española, ha sido la de Mons. Camino, auxiliar del Card. Rouco y portavoz de la CEE:

"Será un negocio para todos". Así de contundente se mostró el secretario del episcopado, monseñor Martínez Camino, ante las críticas de algunos políticos al elevado coste de la próxima visita del Papa Ratzinger a Compostela y a Barcelona. Y explicó el para todos en pocas palabras: "Porque será un negocio espiritual y económico".

Al portavoz de la Conferencia episcopal le resultan "cansinas" las críticas sobre los costes de los viajes del Papa. Por eso insistió, una y otra vez, en que "no sólo no se va a perder dinero, sino que se va a ganar, porque va a proporcionar unos retornos económicos difíciles de evaluar, porque son altos, altísimos".

En su opinión, lo que se tiene que gastar para recibir al Papa es "el chocolate del loro". Y, además, ha asegurado que la regla de la Iglesia ante sus eventos públicos siempre es la austeridad. "No se va a hacer ningún derroche" ni "ningún despilfarro". Y lo que tiene que aportar la Iglesia de sus arcas es poco y, además, lo cubre casi por entero con la aportación de sus voluntarios.
De ahí que los obispos hayan publicado un comunicado que, desde su mismo título, lo dice todo: "¡Bienvenido, Santo Padre!". En él, piden a los fieles que lo acompañen "con cariño y con oración" y, sobre todo, que lo "escuchen con atención".

El secretario general y portavoz de la Conferencia Episcopal Española (CEE), monseñor Juan Antonio Martínez Camino, ha manifestado hoy que la visita del Papa Benedicto XVI a Santiago de Compostela y Barcelona los próximos 6 y 7 de noviembre va a ser "un negocio económico y espiritual".

Durante la rueda de prensa posterior a la reunión de la Comisión Permanente, Martínez Camino ha lamentado que se vuelva a hablar de los costes cuando se celebra un acto religioso o, como es en este caso, con el Pontífice. "Se dice siempre", ha reconocido, al tiempo que ha asegurado que no va a haber "despilfarro". "Los críticos económicos pueden estar tranquilos porque no se va a hacer ningún derroche", ha sentenciado el también obispo auxiliar de Madrid.

En las últimas semanas se ha avivado la polémica sobre el coste de la visita de Benedicto XVI y sobre la cantidad que tendrán que aportar las administraciones públicas. Hasta el momento, solamente la Xunta de Galicia ha realizado una estimación, en torno a los 3 millones de euros.
Cf. http://www.elmundo.es/elmundo/2010/09/30/espana/1285844748.html
http://www.elcorreogallego.es/xacobeo/ecg/obispos-dicen-visita-papa-sera-un-negocio-economico-espiritual/idEdicion-2010-09-30/idNoticia-595189/


No tengo mucho que añadir a las observaciones de Mons. Camino, pero mi perplejidad aumenta con ellas. Plantear el tema de la visita del Papa en claves de “negocio” me produce una gran tristeza… y el convencimiento de que todo esto se encuentra, quizá, mal planteado. Un Papa cuya venida suscita estos problemas de dineros quizá no debería venir así. Me gustaría que viniera, pero de otra manera.

Los políticos del PP calculan las “ganancias” de la venida del Papa en 17 millones
Natalia Barros: "Más que un coste, es una inversión". La portavoz de turismo del grupo parlamentario popular, Natalia Barros, calcula que el beneficio para Galicia por la visita del Papa Benedicto XVI a Santiago de Compostela rondará los 17 millones de euros.
Barros, en declaraciones facilitadas por el partido, cifra el beneficio neto para los establecimientos turísticos gallegos de entre 4,7 y 6,4 millones de forma directa, y de unos 10,7 millones de forma indirecta.
Por eso, deduce que "más que un coste", la visita del Papa "es una inversión para el turismo gallego", y es que, recuerda, "el turismo religioso sigue teniendo mucho peso en la peregrinación a Santiago".
La diputada popular recalca que el sector turístico va a ser "el gran beneficiado" de un Xacobeo 2010 que "será recordado por batir récords de visitantes".
Se remite al "incremento muy importante" del volumen de viajeros registrado en septiembre, un 13 por ciento más que el mismo mes del año anterior y un 5,1 por ciento más que en el Xacobeo de 2004.
Cree que "el tirón" del Año Santo propiciará que el Camino de Santiago "sea conocido en toda Europa y en países de fuera" hasta el próximo Xacobeo en 2021. (RD/Efe)

http://www.periodistadigital.com/religion/espana/2010/10/24/pp-beneficio-visita-papa-galicia-17-millones-iglesia-religion.shtml

En este campo ya no tengo perplejidad, sino que todo me parece más claro. Es muy posible que la visita del Papa genere esas ganancias… También es muy posible que un partido político (en este el PP, que dice esto y defienda así la venida del Papa) rentabilice (o quiera rentabilizar en votos) el acontecimiento.

Si las cosas son así, si el Papa viniera como un Mr. Marshall (cosa que no me parece cierta) para que llueva dinero y gane las elecciones el partido de los buenos… preferiría que no viniera. De todas formas, es muy posible que las cosas sean en el fondo más complejas.

6. Una crítica también “política” y religiosa. F. P. Lorenzo

Entre los que han criticado este tipo de visita del Papa a Galicia (dejo ahora a un lado a Barcelona) está la de de Fran P. Lorenzo, que ha tenido un gran eco en la prensa gallega. El pasado 14 de octubre, F. P. Lorenzo publicó en la contraportada del diario local de Santiago de Compostela (Galicia Hoxe) una reflexión crítica (de tipo religioso y político) contra la venida del Papa.

Es un artículo que parece haber sido “censurado” y retirado de la prensa y que, precisamente por eso, ha logrado más audiencia, como puede verse en diversos medios, tanto a favor como en contra del Sr. Lorenzo:
http://www.kaosenlared.net/noticia/igrexa-consigue-retirar-artigo-criticaba-visita-ratzinger-santiago-com
http://www.kaosenlared.net/noticia/igrexa-consigue-retirar-artigo-criticaba-visita-ratzinger-santiago-com
http://www.pastoralsantiago.org/2010/10/intolerancia-relixiosa.html
http://cristoesliberacion.blogspot.com/2010/10/la-iglesia-oblifga-la-censura.html


No me siento identificado con el artículo del Sr. Lorenzo, pero pienso que nos ayuda a entender lo que otros piensan y dicen, desde el contexto político y religioso de Galicia. Para los lectores menos “puestos” quiero decir que, a juicio del Sr. Lorenzo, la devoción de Galicia a Santiago y su culto es una mezcla de cristianismo y paganismo; por eso, no le gusta que un partido político como el PP, y un tipo de Iglesia Católica, monopolice ese culto:

Después de siglos de dominación, la Iglesia Católica no se dio cuenta de que el sincretismo religioso que practica la gente gallega no es una ruptura calculada de su doctrina apostólica y romana sino una creación propia y singular de este pueblo, una más. Santiago de Compostela y, en este sentido, un fecundo resultado de la batalla histórica entre la ortodoxia vaticana y el paganismo local. También el Camino de Santiago.

Por eso todos los intentos de reducir la espiritualidad de ese caminar a una expresión unívoca de una fe suprema en Dios, son una maniobra retorcida, calculada, para capitalizar un símbolo cultural y humano de Europa, reconocido como patrimonio de todos. En este sentido la visita del Papa Benedicto XVI a Compostela deja fuera de esta celebración a los millares de ciudadanos que no profesan la religión católica ni le tienen fidelidad a uno de los patriarcas eclesiásticos que más ha hecho por estigmatizar y apartar del seno de la Iglesia a los que no asumen su visión fundamentalista de la fe y sus tesis retrógradas y dañinas, alérgicas al tiempo en que vivimos.

El desembarco papal no iría más allá de la descortesía política con las minorías no soportan su presencia si no fuera porque esas minorías –más o menos masivas, pero siempre despreciadas por Núñez Feijoo (dirigente del PP gallego) contribuyen con su dinero a sufragar la inminente diatriba papal, disfrazada de mensaje de amor. El pasado domingo, en los diferentes oficios celebrados en las parroquias gallegas, los clérigos ya exigieron a la feligresía el correspondiente impuesto revolucionario.

A golpe de cepillo, como acostumbran a hacer. Puede que la voluntad de las ovejas haya sido sustraída por sus pastores pero ese, sinceramente, no es el problema de los que no pertenecemos a la secta; menos aún la de aquellos que ni siquiera aspiramos a cambiar el maltrecho rumbo moral de la institución. Si los practicantes quieren poner diez o veinte euros de su bolsillo para avalar la operación de márqueting de la Xunta de Galicia y coronar un Xacobeo solo grande en cifras de turistas, pues adelante. Pero no es admisible que ese saqueo millonario de las arcas públicas se produzca sin consulta previa, amparándose en el supuesto beneficio que le reportará a la ciudad de Santiago la invasión de las hordas católicas.

Habrá más efectos colaterales en el recorrido de esta visita fetichista y pirotécnica del Papa. La suspensión del espacio civil, la clausura de la libre circulación y el desarrollo de un estado de sitio efectivo, entre ellos. Controles policiales, restricción del tráfico y registros domiciliarios, incluidos, que afectarán particularmente a todas y todos aquellos cuya voluntad y libre albedrío van a ser vulnerados en aras de un rédito político que, con esto cuentan los organizadores del sarao, beneficiará a todos los personajes que tengan acceso a la fotografía oficial.

El alejamiento de la Iglesia Católica es un hecho y he aquí que tenemos un gobierno que subvenciona las proclamas delirantes y las bombas de racimo dialécticas de la Conferencia Episcopal Española. Los obispos, los que concelebrarán la eucaristía express en el Obradoiro, le pedían ayer a los niños que en la noche de Halloween –el Samaín céltico, la Víspera de todos los Santos– vistan precisamente de ídem, de santos, y no de brujas, ni de zombis, ni de calaveras, para “estimular” la vida cristiana y luchar contra lo profano de esta celebración tan poco pedagógica.

Propongo otros estilismos mucho más edificantes y píos: una Santa Águeda con los pechos cortados encima de una bandeja, una virgen romana violada, un San Lorenzo con quemaduras de tercer grado, o un San Sebastián, cubierto de plasma y flechas. Si es cierto que la sangre de los mártires es simiente de vida cristiana, no se a que esperan esos pequeños para sumarse a esta fiesta. (POR FRAN P. LORENZO).

No sé si han censurado este trabajo del Se. Lorenzo. Yo creo que es bueno conocerlo, pero no para quedarse ahí, sino para "ir más allá" del escándalo y la crítica, en libertad, en libertad, dentro de una Galicia multiforme, donde la cristiano (vinculado a S. Xacobo y Compostelo, de un modo intenso, aunque no exclusivo) es muy importante.

7. Conclusión. Un “Camino” abierto más allá del negocio y de la crítica

Pienso que la reflexión anterior del Sr. Fran Lorenzo resulta “exagerada” y también “partidista”. Toda manifestación religiosa, en especial una tan popular como el “Camino de Santiago”, es objeto de diversas lecturas.

Es evidente que en ese Camino y en el mismo Santuario de Compostela se vinculan elementos bíblicos, de tipo católico, es decir, universal, con otros elementos de religiosidad popular pre-, para- y post-cristianos. No hacía falta que lo dijera el Sr. Lorenzo, de ese modo un poco destemplado, mezclando la visita del Papa con la Xunta.

Pareceque una visita del Papa como ésta puede rentabilizar beneficios económicos y políticos para a ciertos partidos (y en este caso sería según el Sr. Lorenza para el PP).De todas formas, las cosas no son tan claras, pues el Camino (con Xacobo su mentor y su meta) sigue abierto en todos los sentidos:

a) El Camino de Xacobo, con sus luces y sombras, su evangelio y sus raíces de religión natural (tierra del fin del mundo….) no está definido todavía, sino que tienen que definirlo las nuevas generaciones de cristianos y creyentes religiosos de Galicia y de otros lugares. La aportación del Papa para la mejor comprensión de ese camino puede ser muy importante. Quienes critican su venida no “aman” al Señor Santiago.

b) Los partidario de un tipo de “religión pagana” de Galicia o del mundo no deben criticar a la Iglesia Católica, pues ha sido ella la que ha permitido que se conserven esos “restos o raíces” de religión natural. Por eso deben estarle agradecidos. Que no se preocupen: la Visita del Papa no va a destruir la “magia” telúrica y estelar de Xacobo, “señor” de las tierras de Compostela.

c) Finalmente, tendremos que esperar a que venga el Papa y diga aquello que tiene que venir. A lo mejor, sus palabras sirven de luz para muchos, no sólo católicos, incluso para algunos críticos, como el Sr. Lorenzo.

d) Dejo a un lado el tema de la “política” pues, a veces, los que piensan rentabilizar un evento como este (en nuestro caso sería el PP gallego) salen perdedores. El pueblo sigue siendo sabio, a pesar de lo que digan.

e) Finalmente, para volver al principio: Esta visita me parece importante y puede ser incluso muy significativa. Pero me gustaría que el Papa viniera como peregrino cristiano, no como Jefe de Estado. Me gustaría que viniera con más tiempo, para escuchar, para aprender, para compartir. De lo contrario, su presencia puede parecer la de un extraterrestre que viene, dice unas palabras y se va, sin haber vivido lo que implica un “viaje” o camino a Compostela, que sólo a pie, en largas jornadas de contacto con la tierra y con los otros, puede hacerse.

f) Sólo me queda pedir al Sr. Jacob/Santiago (Xacobo el Zebedeo) que nos ayude a todos a recorrer sus caminos de vida y evangelio. Y hasta el próximo Año Xacobeo, del Gran Xacobo, que, si no me equivoco, será el año 2021. Nos quedan once años para preparar el gran acontecimiento. Quizá venga entonces otra vez el (otro) Papa. Que vivamos para contarlo

jueves, 28 de octubre de 2010

¿QUÉ ESTÁ PASANDO EN LA IGLESIA? José Comblin

Buenas tardes a todas y todos.

No es la primera vez que hablo en este lugar, pero agradezco mucho la amistad de Jon Sobrino, que nos conocemos desde hace tanto tiempo y yo lo estimo como una de las cabezas más lúcidas de este tiempo que renovó completamente la cristología.

Bueno¼Las preguntas de ayer me han dado la impresión que en muchas personas hay un cierto desconcierto en la situación actual de la Iglesia. O sea, como una sensación de inseguridad. Como decía Santa Teresa, de “no saber nada al respecto, que nada provoque temor”. Cuando era joven yo conocí algo semejante y, tal vez, peor. Era el pontificado de Pio XII. Él había condenado a todos los teólogos importantes, había condenado todos los movimientos sociales importantes, por ejemplo, la experiencia de los padres obreros en Francia, Bélgica y otros países. Ahí nosotros jóvenes seminaristas y después jóvenes sacerdotes estábamos más que desconcertados, preguntándonos Pero, ¿todavía hay porvenir? Yo me acuerdo que en aquel tiempo había leído una biografía de un autor austríaco del papa Pio XII. Y ahí contaba algunas palabras que había escrito el P. Liber, jesuita, profesor de Historia de la Iglesia en la Gregoriana. El P. Liber era confesor del papa. Sabía todo lo que pasaba en la cabeza de Pio XII y entonces decía: “Hoy la situación de la iglesia Católica es igual a un castillo medieval, cercado de agua, levantaron el puente y tiraron las llaves al agua. Ya no hay manera de salir (risas). O sea, la Iglesia está cortada del mundo, no tiene más ninguna posibilidad de entrar”. Eso dicho por el confesor del papa, que tenía motivos para saber esas cosas. Después de eso vino Juan XXIII y ahí, todos los que habían sido perseguidos, de repente son las luces en el Concilio y de repente todas las prohibiciones se levantan. Ahí renació la esperanza. Digo esto para que no se perturben. Algo vendrá¼ algo vendrá que no se sabe qué, pero algo siempre pasa.

¿Cómo explicar esas situaciones que todavía pueden recomenzar? Porque nos estamos acercando a la fase final de la cristiandad. Ya hace muchos siglos que han anunciado la muerte de la cristiandad¼ que está agonizando desde hace 200 años, pero todavía puede continuar su agonía durante algunas décadas o algunos años. O sea, ha dejado de ser la conciencia del mundo occidental. Ha dejado de ser la fuerza que anima, estimula, aclara, explica la fuente de la cultura, la economía, de todo lo que fue durante el tiempo de la cristiandad. Eso se ha destruido progresivamente desde la Revolución Francesa y aquí desde la independencia, desde la separación del imperio español. Entonces, poco a poco, han aparecido muchos profetas que han dicho que se ha muerto la cristiandad¼ hace 200 años ya. Pero la fachada es tan fuerte, resiste tanto, que se mantiene una tensión constante. Pero ahora sí creo que la cristiandad está entrando en sus fases finales. ¿Quieren una señal? La encíclica Caritas in Veritate¼ No sé cuántas personas aquí han leído la encíclica. Si se ve qué repercusión ha tenido en el mundo: impresionante silencio¼ Tal vez silencio respetuoso pero más probablemente silencio de indiferencia. A nadie ya le importa la doctrina social de la iglesia¼. que también ha dejado de interesarse de lo que sucede en la realidad concreta.

Hace algunos años un sociólogo jesuita muy importante el P. Calvez, que tuvo un papel importantísimo en la creación, manutención de la doctrina social de la iglesia, publicó un libro con el título: “Los silencios de la doctrina social de la iglesia”. Todavía está en silencio. Deja de entrar con fuerza en los problemas del mundo actual; se queda con teorías tan vagas, tan abstractas, tan generales¼la carta Caritas in Veritate podría ser firmada por el Fondo Monetario Internacional (risas), por el Banco Mundial¼ sin ningún problema. No hay absolutamente nada que incomode a esa agente. ¿Entonces para qué? Eso es señal.

¿Quieren otra señal? La Conferencia de Aparecida ha dicho muchísimas cosas muy buenas; quiere transformar la iglesia en una misión, pasar de una iglesia de “conservación” a una iglesia de “misión”. Sólo que piensa que eso va a ser hecho por las mismas instituciones que no son de misión sino de conservación. Eso va a ser hecho por las diócesis, por la parroquia, por los seminarios, por las congregaciones religiosas. Estos aquí de repente y por milagro van a transformarse en misioneros. Hace tres años ya y ¿que pasó en su diócesis? ¿Cómo se aplicó la opción por los pobres? No sé cómo es aquí, pero en Brasil no veo mucha transformación. Es decir, la cristiandad se está disolviendo progresivamente; pero el problema es después. Después ¿qué? ¿Qué viene¼ cómo? De ahí la inseguridad porque no sabemos lo que viene después. Pero al fin quedémonos con lo que dice Santa Teresa: no nos perturbemos. Esto sucedió muchas veces en la historia y todavía va a suceder probablemente muchas veces. Hay que aprender a resistir, a aguantar, no dejarse desanimar o perder la esperanza por eso que sucede.

Lo que sucede es que en Roma no se convencen que la cristiandad ha muerto. Creen que las encíclicas iluminan el mundo; creen que las instituciones eclesiásticas iluminan y conducen el mundo. O sea, Es un mundo cerrado, que de hecho viven en un castillo medieval, cercado de agua. Y entonces ¿qué pasa? Vamos a ver cómo interpretar, cómo ver lo que está pasando. Y de ahí ver cuál es el “método teológico” que conviene para eso.

EL evangelio viene de Jesucristo. La religión no viene de Jesucristo

Hay que partir de una distinción básica que ahora varios teólogos ya han propuesto entre el evangelio y la religión.

El evangelio viene de Jesucristo. La religión no viene de Jesucristo. El evangelio no es religioso. Jesús no ha fundado ninguna religión. No ha fundado ritos; no ha enseñado doctrinas; no ha organizado un sistema de gobierno¼ nada de eso. Se dedicó a anunciar, promover el reino de Dios. O sea, un cambio radical de toda la humanidad en todos sus aspectos. Un cambio, y un cambio cuyos autores serán los pobres. Se dirige a los pobres pensando que solamente ellos son capaces de actuar con esa sinceridad, con esa autenticidad para promover un mundo nuevo. ¿Eso sería un mensaje político? No es político en el sentido de que propone un plan, una manera¼no, para eso la inteligencia humana es suficiente; pero como meta política, porque esto es una orientación dada a toda la humanidad.

Y ¿La religión? ¡Aah! Jesús no ha fundado una religión pero sus discípulos han creado una religión a partir de Él. ¿Por qué? Porque la religión es algo indispensable a los seres humanos. No se puede vivir sin religión. Si la religión actual aquí se desintegra, ¡hay 38.000 religiones registradas en Estados Unidos! O sea, no faltan religiones, aparecen constantemente. El ser humano no puede vivir sin religión, aunque se aparte de las grandes religiones tradicionales. Entonces, la religión es una creación humana. Entre la religión cristiana y las demás religiones, la estructura es igual. Es una mitología. Tal como hay una mitología cristiana, hay una mitología hinduista, sintoísta, confucionista¼ Eso es parte indispensable para la humanidad. O sea, cómo interpretar todo lo incomprensible de la humanidad por la intervención de seres con entidades sobrenaturales, fuera de este mundo, que están dirigiendo esta realidad.

En segundo lugar, una religión son ritos; ritos para apartar las amenazas y para acercarse a los beneficios. Todas las religiones tienen ritos. Y todas tienen gente separada, preparada, para administrar los ritos; para enseñar la mitología. Esto es común a todos. Entonces esto debía suceder con los cristianos también. Debía suceder. ¿Cómo podrían vivir sin religión?

¿Cómo empezó esa religión? Debe haber comenzado cuando Jesús se transformó en objeto de culto. Lo que sucedió bastante temprano, sobre todo entre los discípulos que no lo habían conocido, que no habían vivido con él, que no habían estado cerca. Entonces la generación siguiente o los que vivían más distantes, más lejos, entonces para ellos Jesús se transformó en objeto de culto. Con eso¼ se des-humanizó progresivamente. El culto de Jesús va remplazando el seguimiento de Jesús. Jesús nunca había pedido a los discípulos un acto de culto; nunca había pedido que le ofrecieran un rito¼ nunca. Pero sí quería el seguimiento, su seguimiento. Esa dualidad comienza a aparecer temprano; 30 años, 40 años después de la muerte de Jesús, ya aparece con fuerza suficiente para que Marcos escribiera en su evangelio precisamente para protestar contra esas tendencias de des-humanización, o sea, de hacer de Jesús un objeto de culto. Este evangelio es precisamente para recordar una palabra de profeta: ¡No! Jesús era eso. Jesús ha hecho eso, ¡vivió aquí en este mundo! Vivió aquí en esta tierra.

Con el desarrollo de la religión cristiana que se hizo—aquí problema para los teólogos—entonces, progresivamente esa tentación reapareció. ¡Nació un comienzo de doctrina! El símbolo de los Apóstoles. Y ¿qué dice el símbolo de los Apóstoles sobre Jesús? Aah¼dice que nació y murió. Nada más. Como si lo demás no tuviera importancia, como si la revelación de Dios no fuera justamente la misma vida de Jesús, sus actos, sus proyectos, todo su destino terrestre¼ esa es la revelación, pero eso ya se va perdiendo de vista. Los símbolos de Nicea y Constantinopla: igual. Cristo nació y murió. El Concilio de Calcedonia define que Jesús tiene una naturaleza divina y una naturaleza humana. Pero, ¿qué es una naturaleza? Un ser humano no es una naturaleza. Un ser humano es una vida, es un proyecto, es un desafío, es una lucha, es una convivencia en medio de muchos otros. Eso es lo fundamental si queremos hacer el seguimiento de Jesús.

La religión: distinción entre lo sagrado y profano

Progresivamente aparece a partir de los primeros concilios un distanciamiento entre la religión que se forma. Con Nicea y Constantinopla ya hay un núcleo de enseñanza y de teología y la iglesia va a dedicarse a defender, promover, aumentar esa teología. Ya se han organizando grandes liturgias de Basilio o de otros, y ya se ha organizado un clero. El clero como clase separada es una invención de Constantino. Hasta Constantino no había distinción entre personas sagradas y personas profanas. Todos laicos. Porque Jesús apartó la clase sacerdotal y no había previsto ninguna manera que apareciera otra clase sacerdotal, porque todos son iguales. Y no hay personas sagradas y personas no sagradas porque para Jesús no hay diferencia entre sagrado y profano. Todo es sagrado o todo es profano.

Ahora, en la religión hay una distinción básica entre sagrado y profano. Todas las religiones. Y hay un clero que se dedica a lo que es sagrado. Y los otros que están en lo profano, en la religión son receptores, no son actores; no tienen ningún papel activo. Para tener un papel activo hay que ser realmente consagrado. Eso comienza al tiempo de Constantino.

Y entonces a partir de aquello van a aparecer dos líneas en la historia cristiana. Los que como el evangelio de Marcos quiere recordar: ¡No!¼Jesús ha venido para mostrar el camino, para que lo sigamos. Eso es lo básico, lo fundamental. Una línea que va a renovar, a aplicar en diversas épocas históricas lo que fue la vida de Jesús y como él lo enseñó. Y en toda la historia podemos seguir. Claro que no sabemos todo, porque la gran mayoría de los que siguieron el camino de Jesús fueron pobres, de los que nunca se habló en los libros de historia y entonces no han dejado documentos. Pero hay personas que han dejado documentos y con eso podemos acompañar dónde en la historia de la iglesia cristiana, dónde aparece el evangelio. Dónde se buscó primeramente la vivencia del evangelio. Los que buscaron radicalmente el camino del evangelio fueron siempre minorías, como decía Helder Camera, “minorías abrahánicas”.

La mayoría está en el otro polo; en la religión. O sea, dedicándose a la doctrina; enseñando la doctrina, defender la doctrina contra los herejes y las herejías¼ eso fue una de las grandes tareas; practicar los ritos y formar la clase sagrada, la clase sacerdotal. Eso nos lleva a una distinción que va a manifestarse en toda la historia. El polo “evangelio” está en lucha con el polo “religión” y “religión” con el polo “evangelio”. En toda la historia cristiana. Toda la historia cristiana es una contradicción permanente y constante entre los que se dedican a la religión y los que se dedican al evangelio. Claro que hay intermediarios y así no hay polos totales. Pero en la historia hay visiblemente dos historias; dos grupos que se manifiestan. La historia oficial: cuando yo era joven nos daban historia de la iglesia que era “historia de la institución eclesiástica” y entonces allí solo se hablaba de la religión, suponiendo que la religión era la introducción al evangelio. Pero eso es una suposición: que todo lo que ha nacido en el sistema católico viene de Jesús, como se decía en la teología tradicional en tiempos de la cristiandad: que todo lo que hay en la iglesia Católica Romana, al final, viene de Jesús. Con muchos malabarismos teológicos ahí se logra mostrar que todo tiene finalmente su raíz en Jesús. No tienen su raíz en otras religiones, en otras culturas. Como si los cristianos que se convierten a la iglesia fueran totalmente puros de toda cultura y toda religión. Todos traen su cultura y su religión; e introducen en su vida cristiana, elementos que son de su religión y cultura anterior y por eso resulta una religión que es siempre ambigua, compleja. Es inevitable porque los seres humanos que entran en la iglesia no son ángeles. Ellos están cargados de siglos y siglos de historia y de transmisión cultural y todo eso entra, naturalmente, a la iglesia. De ahí una oposición que en materia política, por ejemplo, se muestra claramente. Se dice: el evangelio procede de Dios y por lo tanto no puede cambiar. La religión es creación humana, por lo tanto puede y debe cambiar según la evolución de la cultura, las condiciones de vida de los pueblos en general. Si la religión queda apegada a su pasado, ella es poco a poco abandonada en favor de otra religión más adaptada; o más comprensible.

El evangelio se vive en la vida concreta, material, social. La religión vive en un mundo simbólico: todo es simbólico – doctrina, ritos, sacerdotes¼ todos son entidades simbólicas. Que no entran en la realidad material. El evangelio es universal, porque no trae ninguna cultura y no está asociado a ninguna cultura, a ninguna religión. Las religiones están siempre asociadas a una cultura. Por ejemplo, la religión católica actual está ligada a la subcultura clerical romana que la modernidad ha marginalizado, que está en plena decadencia porque sus miembros no quisieron entrar en la cultura moderna.

El evangelio es renuncia al poder y a todos los poderes que existen en la sociedad.

La religión busca el poder y el apoyo del poder en todas las formas de poder ¡y son tan visibles!

El poder. Recuerdo que en tiempo de la prisión de los obispos en Riobamba el nuncio decía: “si la iglesia no tiene apoyo de los gobernantes, no puede evangelizar (risas)”. Uno podría pensar al revés: que si tiene el apoyo de los poderes será difícil evangelizar.

Pero esa es una mentalidad que está en resto de la cristiandad entre la iglesia fundida en una realidad político-religiosa y entonces, naturalmente, estaban unidas todas las autoridades: el clero y el gobierno; el clero y el ejército—todo unido. Renunciar a eso es muy difícil. Renunciar a la asociación con el poder es muy difícil. Voy a dar un ejemplo. Mi obispo actual en el Estado de Bahía, Brasil, es un franciscano, se llama Luis Flavio Carpio. Se hizo famoso en Brasil por dos huelgas de hambre que realizó para protestar contra un proyecto faraónico del gobierno, basado en una inmensa mentira. No hay tiempo para contar toda la historia¼ pero se hizo conocer y fue invitado en el Kirchentag de la Iglesia alemana. Después de la invitación habló en varias ciudades de Alemania. Un grupo se acercó diciendo que venían para entregarle una donación¼ una ayuda para sus obras. Y era bastante: unos $100.000 dólares. Él preguntó: “¿De dónde viene ese dinero? Le dijeron que son algunas empresas, algunos ejecutivos. Entonces dijo: “No acepto. No quiero aceptar el dinero que fue robado a los trabajadores, a los compradores de material”. No aceptó¼ ninguna alianza con el poder económico. Yo no sé cuántos en el clero no aceptarían¼(aplausos). Ese obispo es un franciscano igual a San Francisco. Toda su vida ha sido así. Por eso me fui a vivir ahí¼ para santificarme un poquito en contacto con una persona tan evangélica¼

Entonces ¿Cómo nació la Iglesia?

La Iglesia de la que se habla: esa realidad histórica, concreta de la que tenemos experiencia. Para el pueblo en general la iglesia es el papa, los obispos, los padres, las religiosas, religiosos¼ ese conjunto institucional de la que se habla y que provoca también tanta incertidumbre como lo hemos visto. ¿Cómo nació la iglesia? Jesús no fundó ninguna iglesia. El mismo Jesús se consideraba como un judío; era el pueblo de Israel renovado y los primeros discípulos también; los doce apóstoles son los patriarcas de la iglesia del Israel renovado. La primera conciencia era que la continuación de Israel, la perfección, la corrección de Israel. Pero una vez que el evangelio penetró en el mundo griego, ahí Israel no significaba muchas cosas para ellos y allí Pablo inventa otro nombre. Da a las comunidades que funda en las ciudades el nombre de “ekklesía”, lo que se tradujo por “iglesia”. ¿Qué es la ekklesìa? El único sentido que tiene en griego es “la asamblea del pueblo reunido que gobierna la ciudad”; en la práctica era la gente más poderosa, pero en fin es que en la ciudad griega el pueblo se gobierna a sí mismo y lo hace en reuniones que son “ecclesías”. Pablo no da ningún nombre religioso a las comunidades; los ve como un grupo destinados a ser la animación. El mensaje de transformación de todas las ciudades, de tal manera que están constituyendo el comienzo de una humanidad nueva: y es una humanidad donde todos son iguales; todos gobiernan a todos. Después viene la carta a los Efesios en la que se habla de iglesia como traducción del “kahal” de los judíos, o sea es el nuevo Israel. Y la ekklesía es ahí también el nuevo Israel. O sea, todos los discípulos de Jesús unidos en muchas comunidades, pero no unidos institucionalmente sino unidos por la misma fe. Todos constituyen la “ekklesía”, la gran iglesia que es el cuerpo de Cristo. Todavía no existen instituciones.

Pero naturalmente no podía continuar así. Los judíos que aceptaron el cristianismo no así abandonaron todos el judaísmo. Y cuando creció el número de cristianos, el número de comunidades, allí comenzaron a penetrar algunas estructuras. En el tiempo de Pablo aún no hay presbíteros, aunque san Lucas diga lo contrario; pero san Lucas no tiene ningún valor histórico: eso ya todo el mundo lo sabe. Atribuye a Pablo lo que se hacía en su tiempo; entonces imagina que Pablo fundó presbíteros, consejos presbiterales: ¿cómo se justificaría un obispo sin ordenar sacerdotes? Entonces parece evidente un comienzo de separación todavía muy sencilla, porque todavía no hay sacralidad, no hay nada sagrado: los presbíteros no son sagrados, así como los presbíteros de las sinagogas no eran sagrados; tenían una función, una misión de gobierno, de administración, pero no una función ritual, o una función de enseñanza de una doctrina.

Después aparecieron los obispos. Al final del II siglo se estima que el esquema episcopal está generalizado, pero demoró bastante. Clemente de Roma, cuando publica y escribe su carta a los Corintios, dice “presbíteros”: eso no es obispo. Todavía en Roma no hay obispo, solo presbíteros. Pero se organizó el esquema episcopal. Es probable que para las luchas contra las herejías, contra el gnosticismo, se necesitaba una autoridad más fuerte, para poder enfrentar el gnosticismo y todas las nuevas religiones sincretistas que aparecen en aquel tiempo.

Y la Iglesia como institución universal, ¿cuándo aparece?

Hubo en el siglo III concilios regionales: obispos de varias ciudades que se reunían. Pero una entidad para institucionalizar todo no existía. Quien inventó esta Iglesia universal fue el emperador Constantino. Él reunió a todos los obispos que había en el mundo con viajes pagados por él, alimentación pagada también por él y toda la organización del concilio fue dirigida por el emperador y los delegados del emperador. Esto constituye un precedente histórico. Hasta hoy no estamos libres de eso: que la Iglesia universal como institución haya nacido por el emperador.

Después en la historia occidental cayó el emperador romano y allí progresivamente el papa logró llegar a la función imperial. Se dieron muchas luchas en la Edad Media entre el papa y el emperador, pero siempre el papa se estimaba superior al emperador. En las cruzadas, el papa era generalísimo de todos los ejércitos cristianos; era una personalidad militar: comandante en jefe del ejército cristiano. Y dentro de la línea de los Estados pontificios, todavía esto se mantiene

Cuando el papa perdió el poder temporal, allí reforzó su poder sobre las Iglesias: y gobierna a las Iglesias como un emperador, o sea todos los poderes son centralizados en una sola mano y con todas las ventajas de una corte: porque si no hay nada de democracia en la Iglesia. ¿Quiénes son los que orientan al papa? ¡La corte! Los cortesanos, los que están allí cerca. Claro que él no puede hacer todo, pero en fin una corte separada del pueblo cristiano. Todavía estamos sufriendo las consecuencias de aquello. El papa Pablo VI dijo en algunos momentos que realmente había que cambiar la función actual del papa o sea de lo que hace el papa. Juan Pablo II en la “Unum sint” dice también hay que darse cuenta de que el gran obstáculo en el mundo de hoy es esa concentración de todos los poderes en el papa; habría que encontrar otra manera de ejercer eso. Eso para decir que todo esto pertenece a la religión.

Tarea de la teología: en el evangelio y en la religión

A partir de eso, ¿cuál es la tarea de la teología? Es compleja, justamente porque tiene una tarea en el Evangelio y una tarea en la religión. La teología fue durante siglos la ideología oficial de la Iglesia. Su papel era justificar todo lo que dice y hace la Iglesia con argumentos bíblicos, con argumentos de tradición, liturgia, y un montón de cosas que yo aprendí cuando estaba en el seminario. Claro que no lo creía (risas), pero todavía la mayoría lo cree. Entonces, ¿qué pasa?

Primera tarea: ¿qué dice el Evangelio?

Entonces primero: primera tarea, el Evangelio, ¿qué dice? ¿Qué es lo que es de Jesús? ¿Qué es lo que es penetración del judaísmo, penetración de otra cultura, penetración de otro tipo de religión? ¿Qué es lo que viene de Jesús según el Nuevo Testamento? Todo el Nuevo Testamento no viene de Jesús: no; las epístolas pastorales que hablan, por ejemplo, de los presbíteros: eso no viene de Jesús. Entonces la tarea de la teología consistirá en decir qué lo que es de Jesús, qué es lo que realmente quiso, qué lo que realmente hizo y en qué consiste realmente el seguimiento de Jesús.

Viendo en la historia, ¿cuáles fueron las manifestaciones, dónde, en formas diferentes, porque las situaciones culturales eran diferentes, dónde podemos reconocer la continuidad de esa línea evangélica? Porque si queremos penetrar en el mundo de hoy y presentar el cristianismo al mundo de hoy, todo lo que es religioso no interesa. Lo que puede interesar es justamente el Evangelio y el testimonio evangélico. Nadie va a convertirse por la teología: usted puede hacer todas las mejores clases, nadie va hacerse cristiano por motivo de la teología. Por eso me pregunto: ¿por qué en los seminarios se cree que la formación sacerdotal es enseñar la teología? Yo no entiendo, no entiendo. ¿No hay otra cosa que hay que hacer para evangelizar? No es mucho más complejo. Por eso hace 30 años que he decidido en presencia de Dios nunca más trabajar en seminarios (risas). Porque, eso ya no.

Entonces la línea evangélica es esa! San Francisco. San Francisco era un extremista. No quería que sus hermanos tuvieran libros: nada de libros. Con el Evangelio basta: no se necesita nada más. El mismo decía: “Yo, lo que enseño, no lo aprendí de nadie, ni del papa; lo aprendí de Jesús directamente, por su Evangelio”. Bueno, eso es lo que puede convencer al mundo de hoy que está en una perturbación completa y que se aparta siempre más de las Iglesias institucionales antiguas, tradicionales. Todas las grandes religiones han nacido casi como entre 1.000 y 500 años antes de Cristo, salvo el Islam que apareció después; pero es como un ramo de la tradición judeo-cristiana. Entonces, primero eso.

¿Qué hacer con la religión?

Segundo la religión: ¿qué hacer con la religión? Hay que examinar en todo el sistema de religión, qué es lo que ayuda, qué realmente ayuda a entender, a comprender, a actuar según el Evangelio. ¿Eso habrá nacido por inspiración del Espíritu en monjes, por ejemplo? Si usted ve la vida de los monjes del desierto en Egipto, eso no es un mensaje: no es un mensaje y no viene del Evangelio tampoco. O sea muchas cosas vienen no se sabe de qué tradición, tal vez puede haber sido del budismo u otras cosas así. Entonces examinar qué es lo que todavía vale hoy, y sinceramente.

Jesús no ha instituido 7 sacramentos. Hasta el siglo 12 se discutía si eran 10, 7, 5, 9, 4: no había acuerdo; finalmente han decidido que había 7. Bueno, por motivos de 7 días del Génesis, 7 planetas, el número 7¼ pero hay cosas que visiblemente ya no hablan para la gente actual, por ejemplo, el sacramento de penitencia con confesión a un sacerdote. ¿Cuántos se confiesan actualmente? Hace 20 años yo atendía en la Semana Santa, en una parroquia popular, a 2.000 confesiones y el párroco también 2.000 confesiones. Hoy día: 20, 30, o sea que la gente ya no responden. Eso ha sido definido en el siglo XII, XIII: ¿por qué mantener algo que ya no tiene ningún significado y, al revés, que provoca mucho rechazo? O sea que uno necesite hablar con alguien, que al pecador le gusta hablar con alguien, pero no justamente al sacerdote: hay muchas personas, hay muchas mujeres que pueden hacer ese oficio mucho mejor, con más equilibrio, sin atemorizar como hacen los sacerdotes. Eso es una cosa¼

Pero hay un motón de cosas que es necesario revisar porque no tienen porvenir. Entonces es inútil querer defender o mantener algo que ya es obstáculo a la evangelización y que no ayuda absolutamente en nada. En las liturgias hay muchas cosas que cambiar. La teoría del sacrificio ha sido introducida por los judíos naturalmente. En el templo se ofrece sacrificios, los sacerdotes son personas sagradas que ofrecen el sacrificio. Toda esa teoría, hoy día no significa absolutamente nada. Que el padre sea dedicado a lo sagrado para ofrecer el sacrificio y que la Eucaristía sea un sacrificio: ¿todo esto viene de Jesús? Ah, no viene de Jesús. Entonces hay que ver si eso vale o no vale. ¿Para qué mantener algo que no vale?

Y después hay también la otra parte: lo que no ayuda, lo que ha sido infiltración de otras tendencias, otras corrientes, por ejemplo, la vida ascética de los monjes irlandeses. Irlanda fue la isla de los monjes. Allí los obispos no tenían autoridad; solamente servían para ordenar sacerdotes; pero, por lo demás podían descansar. Los que mandaban eran los monjes: los monasterios eran los centros, lo que era la diócesis actualmente. Esos monjes irlandeses vivían una vida ascética, pero tan extraordinariamente deshumana para nosotros que eso es imposible que venga de Jesús, es imposible que eso ayude, porque esos hombres allí eran súper-hombres, pero no existen mas hombres semejantes hoy. Un ejercicio de penitencia que hacían, por ejemplo, era entrar en el río -en Irlanda los ríos son fríos- y quedarse allí desnudo para rezar todos los salmos (risas)¼ Esa manera de entender la vida, no; no hay que considerar que eso es cristiano; no es marca de santidad tampoco; no es así que se manifiesta la santidad. Examinar todo lo que viene de allá.

Todas las congregaciones femeninas saben cuánto hay que luchar para cambiar costumbres, tradiciones que no son evangélicas. ¡Cuántos debates! Yo conozco una serie de congregaciones femeninas y ¡cuánto tiempo que se gasta en discusiones, disputas! entre las que quieren conservar todo y las que quieren abandonar lo que no sirve más y encontrar otro modo de vivir más adaptado a la situación actual.

Entonces, tarea de la teología 

Claro que es cambiar, eso cambia la tradición, deja de ser la ideología de todo el sistema romano: pero esa no tiene porvenir. Ese tipo de teología ya hace tiempo que ha sido progresivamente abandonada.

En América Latina apareció algo: hemos conocido un nuevo franciscanismo, o sea, una nueva etapa, pero radical, de vida evangélica. ¿Cuándo nació? He hablado de los obispos que han participado en eso y que animaron Medellín y de la opción por los pobres, los santos padres de América Latina. Y ustedes los conocen. Si hay que marcar el origen del nuevo evangelismo de la Iglesia latinoamericana, yo diría, -no se olviden- el 16 de noviembre de 1965. En ese día, en una catacumba de Roma, 40 obispos, la mayoría latinoamericanos, incitados por Helder Cámara, se juntaron y firmaron lo que se llamó “el Pacto de las Catacumbas”. Allí se comprometían a vivir pobres, en la comida, en el transporte, en la habitación. Se comprometen; no dicen lo que habría que hacer; se comprometen y de hecho lo hicieron después, una vez que llegaron a sus diócesis. Y después; a dar prioridad en todas sus actividades a lo que es de los pobres, o sea, dejando muchas cosas para dedicarse prioritariamente a los pobres y una serie de cosas que van en el mismo sentido. Esos fueron los que animaron la Conferencia de Medellín. O sea, aquí nació.

Y tuvieron un contexto favorable: el Espíritu Santo ya en aquel tiempo había suscitado una serie de personas evangélicas. Las Comunidades Eclesiales de Base habían nacido ya. Religiosas insertas en las comunidades populares ya había. Pero, eran pocos y se sentían un poco como marginados en medio de los otros. Medellín les dio como una legitimidad y al mismo tiempo una animación muy grande, y se expandió. ¿Fue toda la Iglesia latinoamericana? Claro que no. Siempre es una minoría. Un día, me acuerdo, un periodista le había preguntado al cardenal Arns – un santo, con quien hemos vivido muy buenas relaciones de amistad -¼: “usted, señor cardenal, aquí en Sao Paulo tiene mucha suerte, toda la Iglesia se hizo Iglesia de los pobres, las monjas todas al servicio de los pobres: ¡qué cosa magnífica!”. Ahí, Dom Paulo dijo: “Sí pues, aquí en Sao Paulo 20% de la religiosas se fueron a las comunidades pobres; 80% se quedaron con los ricos”. Era mucho. Hoy día no hay 20%.

Esto fue una época de creación, una de esas épocas que hay a veces en la historia donde una efusión muy grande del Espíritu. Pero tenemos que vivir esa herencia: es una herencia que hay que mantener, conservar preciosamente porque eso no va a reaparecer. A veces me preguntan: ¿Por qué hoy día los obispos no son como en aquel tiempo? Porque en aquel tiempo es la excepción, o sea, en la historia de la Iglesia es la excepción: de vez en cuando el Espíritu Santo manda excepciones.

Y ¿quién va a evangelizar el mundo de hoy?

Para mí, son los laicos. Y ya aparecen muchos grupitos de jóvenes que justamente practican una vida mucho más pobre, libres de toda organización exterior, viviendo en contacto permanente con el mundo de los pobres. Ya hay; habría más si se hablara más, si fueran más conocidos. Puede ser una tarea también auxiliar de la teología: divulgar lo que está pasando realmente, dónde está el Evangelio vivido en este momento, para darlo a conocer, para que se conozcan mutuamente, porque de lo contrario pueden perder ánimo o no tener muchas perspectivas. Una vez que se unan, formen asociaciones, cada cual con su tendencia, su modo de espiritualidad. No espero mucho del clero. Entonces es una situación histórica nueva.

Pero sucede que, en este momento, los laicos han dejado de ser analfabetos, eso ya hace tiempo: tienen una formación humana, una formación cultural, una formación de su personalidad que es muy superior a lo que se enseña en los seminarios. O sea, tienen más preparación para actuar en el mundo, aunque no tengan mucha teología. Se podría dar más teología, pero es otro asunto. Ahora no vamos a pensar que mañana quienes que van a realizar el programa de Aparecida, van a ser los sacerdotes? Yo no conozco todo, pero los seminarios que yo conozco, las diócesis que yo conozco, se necesitaría 30 años para formar un clero nuevo: y ¿quién va a formarlo?

Para los laicos es distinto: hay muchísima gente dispuesta, y gente con formación humana, con capacidad de pensar, de reflexionar, de entrar en relación y contactos, de dirigir grupos, comunidades, grupos. Pero muchos todavía no se atreven, no se atreven. Pero ahí está el porvenir.

Para terminar con una anécdota: me llamaron a Fortaleza, en el nordeste de Brasil. Ahora, Fortaleza es una ciudad muy grande: un millón de habitantes. La Santa Sede había apartado, marginado al cardenal Aloiso Lorscheider, mandándolo al exilio en Aparecida que es un lugar de castigo para los obispos que no han agradado. Entonces allí vino un sucesor, Dom Claudio Humes que ahora es cardenal en Roma. Claudio Humes suprimió todo lo que había de social en la diócesis, despidió a todos: 300 personas con la larga trayectoria de servicio, con capacidad humana; así, sencillamente. Un día me llamaron: eran 300, llorando, lamentando: “y ahora no podemos hacer nada; y ahora, ¿qué pasa?”. Yo les dije: “pero, ustedes son personas perfectamente humanizadas, desarrolladas, con una personalidad fuerte. Han tenido éxito en su familia, han tenido éxito en sus carreras, en sus trabajos profesionales. ¿De qué ahora se preocupan si el obispo quiere o no quiere? ¿Por qué se preocupan si el párroco quiere o no quiere? Ustedes tienen toda la formación suficiente y la capacidad: ¿Por qué no actúan, no forman una asociación, un grupo, en forma independiente? Porque el derecho canónico -como muchos católicos no saben-, el derecho canónico permite la formación de asociaciones independientes del obispo, independientes del párroco -eso no se enseña mucho en las parroquias, pero es justamente algo que sí, es importante. Entonces ustedes pueden muy bien juntar 4, 5 personas para organizar un sistema de comunicación, un sistema de espiritualidad, un sistema de organización de presencia en la vida pública, en la vida política, en la vida social: 300 personas con ese valor. Si paga, si tiene que pagar a 5, cada uno va a gastar ni siquiera el 2% de lo que gana, o sea pueden muy bien mantener a 5 personas dedicadas a eso. Y van a escogerlos entre 25 y 30 años porque esa es la época creativa. Hasta los 25, el ser humano se busca. A partir de este momento termina sus estudios, ya ha conseguido un trabajo. Entonces ya quiere definir su vida: estos son los que tienen capacidad de inventar. Todas las grandes invenciones se han hecho por gente con esa edad. Pero no lo hicieron: ¿Por qué? ¿Qué pasa? ¿Por qué tanta timidez? Ustedes que son tan capaces en el mundo, ¡en la Iglesia nada! No se sentían capaces, necesitaban del obispo que les diga qué hacer, necesitan sacerdotes que les digan: ¿Cómo es posible? A lo mejor no se les enseñó: pueden ser adultos en la vida civil y niños en la vida religiosa.

¡Pero nosotros podemos! Nosotros podemos hacerlo y multiplicarlo en todas las regiones que vamos a conocer. Entonces el porvenir depende de grupos de laicos semejantes, que ya existen aunque todavía estén muy dispersos. El porvenir está ahí: es nuestra tarea a todos, empezando por los jóvenes. En Brasil hay en este momento 6 millones de estudiantes universitarios; 2 millones son de familias pobres -son pobres los que ganan menos de 3 sueldos vitales, porque con menos de 3 sueldos vitales no se puede vivir decentemente-. Dos millones. Y ¿cuál es la presencia del clero? Poquísimos; algunos religiosos. ¿De las diócesis? Nada. Y allí está el porvenir. Son jóvenes que están descubriendo el mundo. Claro, hay unos que entren en las drogas, que se corrompen, pero es una minoría, o sea, el conjunto son personas que quieren hacer algo en la vida. Si no conocen el Evangelio no van a vivir como cristianos: hay que explicar, pero no explicar con cursos de teología, sino explicar haciendo, allí participando de actividades que de hecho son realmente servicios a los pobres. Eso sí, se puede.

Tarea de la teología¼Entonces habrá que cambiar un poquito: menos académico, más orientado hacia al mundo exterior¼ con todos los que no están más en la red de influjo de la Iglesia, que no reciben. Pero, presencia en eso. Y una teología que se pueda leer, sin tener formación escolástica, porque anteriormente si no se tenía formación aristotélica no se podía entender nada de esa teología tradicional. Bueno, la filosofía aristotélica ha muerto, o sea, los filósofos del siglo XX la han enterrado. Entonces, ahora tenemos libertad a ver en el mundo como nos abrimos. Gracias por su atención. (aplausos).



miércoles, 27 de octubre de 2010

WIKILEAKS Y LAS FILTRACIONES DE LA GUERRA DE IRAK

Zorba

"Las filtraciones sobre torturas en la guerra de Irak reveladas por la controvertidaWikileaks, han sido las protagonistas del fin de semana y, como muchos medios de comunicación se han apresurado a decir, han “conmocionado” a la comunidad internacional. Es curioso el revuelo que se ha originado al confirmarse una cosa que ya sabíamos: que en las guerras se mata y se sufre. ¿Pensábamos que había una forma más legal o menos dolorosa de matar o tirar bombas?

Abu Grahib, Guantánamo, la imagen de aquellos que juraron y perjuraron que había armas de destrucción masiva burlándose de que éstas no aparecieran, indicios para pensar que algo olía mal en la guerra de Irak desde hace tiempo, los había de sobra. A pesar de todo, a algunos, como al Viceprimer ministro británico, Nick Clegg, el asunto parece haberles pillado de nuevas. Eso sí, razón no le falta al pedir una investigación exhaustiva. Es posible que jamás se presente una ocasión igual para hacerlo.

También es un momento idóneo para reflexionar sobre el manejo de la información que se produjo en los meses anteriores a la guerra para que esto no vuelva a ocurrir y que no vuelvan a engañarnos. Así, para los que contribuyeron a que este conflicto se hiciera realidad activamente o por omisión, una bofetada seca en la cara. Nos quedamos con una frase de Julian Assange, fundador y editor de la web, dicha en una entrevista en El País:

El mayor abuso es la guerra contada por los periodistas. Periodistas que participan en la creación de guerras a través de su falta de cuestionamiento, su falta de integridad y su cobarde peloteo a las fuentes gubernamentales.

Con todo esto sobre la mesa, es hora de pensar qué podemos hacer con unas revelaciones de semejante calibre. ¿La tendremos en cuenta a la hora de votar? ¿Exigiremos responsabilidades a nuestros líderes? ¿Pediremos más información y más transparencia la próxima vez? O mejor: ¿permitiremos que haya una próxima vez?"

martes, 26 de octubre de 2010

ESPIRITUALIDAD Y RELIGIÓN

Gonzalo Haya

Estoy ocupado con el tema de la relación entre espiritualidad y religión, y me gustaría compartir, y contrastar, con los lectores una síntesis de estas reflexiones.

Rudolf Otto en su libro de fenomenología religiosa “Lo santo”-escrito en l917, pero con continuas reimpresiones hasta nuestros días- constata que en la religión se dan elementos irracionales y elementos racionales.

Considera irracional “una oscura profundidad, a la que no hallan paso nuestros conceptos” y tiene que expresarse mediante símbolos o interpretaciones. Como principales características de esta irracionalidad religiosa presenta el sentimiento de criatura, la fascinación ante el “misterium tremendum” y la majestad de Dios. Entiende por racional, aunque no lo expresa claramente, las enseñanzas conceptuales y los preceptos.

Otto considera que primitivamente predominaba lo irracional, en Jesús encontró su punto de equilibrio con lo racional, y posteriormente se ha ido imponiendo lo racional.

Por mi parte creo que de tal manera se ha ido imponiendo lo racional que actualmente solemos considerar como religión casi exclusivamente los elementos racionales; y que consideramos espiritualidad los elementos irracionales que tienen relación con lo trascendente, ya sea empapando lo racional o prescindiendo de ellos. Obviamente estas distinciones son conceptuales, mientras que en la vida hay muchos matices intermedios.

Como caso extremo de espiritualidad no religiosa podría citar un libro reciente de André Compte-Sponville “El alma del ateísmo. Introducción a una espiritualidad sin Dios”; aunque yo dudaría de su ateísmo, y lo llamaría más bien panteísmo. Quizás el punto de confusión esté en considerar el término Dios como un concepto claramente diferenciado o como un término simbólico de una realidad absoluta y trascendente.

Como caso extremo de religión sin espiritualidad estaría este chiste de judíos, que corre entre ellos mismos. Un judío va a visitar a un amigo y lo encuentra haciendo sus oraciones rituales. ¿Cómo es que estás rezando?–le pregunta- ¿no decías que eres ateo?. Y el amigo le contesta: ¿y qué tiene esto que ver con Dios?

Entre estos dos extremos podríamos situar, por una parte, una religión interesada, rutinaria, farisaica, cumplidora de preceptos y dogmas con el fin de asegurar la salvación propia. Por otra parte, una religiosidad mística, como la de santa Teresa y san Juan de la Cruz, y también una mística laica, que prescinde de dogmas y preceptos, como el budismo.

Y al hablar de mística no hay que pensar en fenómenos extraordinarios. Yo considero mística, religiosidad irracional, el sentimiento de aquella madre que ante una desgracia familiar decía: “Taita diosito así lo ha querido”. Para mí, esta frase es un eco de aquel “Aquí tienes la esclava del Señor: que se cumpla en mí tu palabra” (Lc 1,38), y de aquella otra “pero no se haga mi voluntad sino la tuya” (Lc 22,42).

Mi referente religioso es Jesús y no puedo dejar de preguntarme cómo fue su espiritualidad. Yo creo que Jesús fue un místico laico. Laico, en el sentido de que no fue un clérigo de su religión judía, pero más aún en el sentido de que se salió de los cauces de su religión al dar un valor decisivo a la imagen de Dios como Padre y de todos los hombres como hermanos, y al relativizar gran parte de sus preceptos.

La gran experiencia mística de Jesús tuvo lugar durante su bautismo en el Jordán al sentirse hijo de Dios (Mc 1,11), enviado a proclamar el año de gracia del Señor (Lc 4,18-21), el Reinado de Dios, omitiendo intencionadamente mencionar, conforme al texto profético, “el día de la venganza del Señor” (Is 61,1-2).

Esta consecuencia de la compasión solidaria sería, en cuanto yo conozco, la clave para verificar la autenticidad de una espiritualidad.

Como cristiano me pregunto cuál es nuestra espiritualidad.

En mi iglesia, la jerarquía, públicamente –no entro en su vida personal- exige una religión predominantemente racional, de dogmas, mandamientos y ritos obsoletos. En teología, quizás haya una tendencia a explicar y racionalizar el misterio de Dios; entre el pueblo pobre cristiano probablemente predomine una religiosidad mística. El ideal sería tender a una espiritualidad mística, laica, sin necesidad de dogmas ni preceptos, con unos ritos basados en la cultura de cada iglesia local, y con una palpable fraternidad.

¿Qué pensáis vosotros sobre la religión y la espiritualidad?



domingo, 24 de octubre de 2010

MARIO VARGAS LLOSA, ¿DEFENSOR DE LOS DERECHOS HUMANOS Y DE LA LIBERTAD?

Vicenç Navarro

Este artículo cuestiona la imagen de Mario Vargas Llosa promocionada por los medios de mayor difusión en España, presentándolo como el gran defensor de los derechos humanos y de la libertad. El artículo cita como ejemplo de esta actitud adulatoria el artículo de Javier Cercas publicado en El País, titulado “La izquierda y Vargas Llosa” (17/10/2010). El artículo presenta datos y argumentos que cuestionan tal imagen que no se corresponde con la realidad. Mario Vargas Llosa ha sido el mayor portavoz que el neoliberalismo tiene en el mundo político-cultural, siendo su selectiva atención a los derechos humanos un instrumento en su lucha ideológica en contra de los gobiernos de izquierda en América Latina.

Una característica de gran número de políticos, periodistas o escritores que dicen promover la defensa de los derechos humanos en Latinoamérica y otros continentes es su selectiva interpretación de lo que son los derechos humanos. Sus preocupaciones se centran exclusivamente en los derechos humanos de los disidentes en países con gobiernos con los que tales supuestos defensores de los derechos humanos están en desacuerdo. Con ello, están utilizando el noble concepto de derechos humanos para sus intereses políticos. Un ejemplo de ello es el recientemente galardonado Premio Nóbel de Literatura, Mario Vargas Llosa. Tal autor ha estado utilizando la causa de los derechos humanos para agredir verbalmente a los gobiernos venezolano, boliviano, ecuatoriano, cubano, argentino, brasileño, entre otros, todos ellos gobernados por partidos de izquierda o centro izquierda. Me parece muy bien, e incluso loable, que se critiquen comportamientos represores de los derechos civiles de los ciudadanos de aquellos países cuando ello ocurra. Pero lo que es denunciable es la enorme selectividad y sesgo en tales denuncias. Vargas Llosa raramente incluye entre sus críticas a gobiernos conservadores y neoliberales. El asesinato de más de 2.000 personas falsamente acusadas de terroristas por las fuerzas armadas del gobierno Uribe en Colombia, y la brutal represión que está existiendo en Honduras, nunca ha sido sujeto de crítica por parte de tal autor. La violencia que ocurre en Venezuela sí que ha sido criticada. La que tiene lugar en Colombia (el país del mundo donde se asesinan más sindicalistas) nunca ha sido criticada. Y así un largo etcétera. Su sensibilidad hacia los derechos humanos ha tenido siempre una coloración política, definitiva y clara. Ha estado siempre puesta a disposición de una sensibilidad política, reproduciendo la guerra fría. Este sesgo claramente político conlleva, pues, una interpretación muy reduccionista de lo que son derechos humanos.

La Declaración Universal de los Derechos Humanos, aprobada por las Naciones Unidas en 1948, incluye como tales, no sólo los derechos políticos y civiles (los derechos derivados de la libertad de organización y de opinión), sino también los derechos económicos y sociales, tales como el derecho al trabajo, a un salario justo, a la salud y a la educación y a la seguridad social que, en gran manera condicionan la existencia, a su vez, de los derechos políticos y civiles. En realidad, es difícil hablar de los segundos independientemente de los primeros. Y un ejemplo de ello es EEUU, donde la enorme concentración de las rentas y de la propiedad dificulta enormemente la expresión democrática, pues tanto los medios de comunicación como los órganos representativos están claramente controlados (los medios) e influenciados (el Congreso Estadounidense) por los grupos económicos, enormemente poderosos, que limitan tales derechos. El Presidente Obama de EEUU ha alertado, con razón, de las enormes limitaciones que comporta para la democracia de aquel país la enorme influencia que los lobbies económicos y financieros tienen sobre las instituciones representativas estadounidenses y sus derechos políticos y sociales.

La evidencia existente y documentada en la literatura científica muestra claramente que la enorme concentración de la riqueza económica dificulta el desarrollo de la democracia pues, en cualquier país, poder económico se traduce en poder político. Esta traducción se hace a través (entre otros instrumentos) de los medios de información y persuasión que, controlados por tales grupos, configuran los parámetros dentro de los cuales tiene lugar el supuesto debate y competitividad política. No es, pues, de extrañar que todos los gobiernos de centro izquierda e izquierda en aquellos países latinoamericanos tengan enfrentamientos con los poderes mediáticos en sus intentos de diversificar las ofertas mediáticas muy limitadas y reducidas existentes en aquellos países. La supuesta “defensa de la libertad de expresión” es, en realidad, en muchos de aquellos países la defensa de monopolios mediáticos e informativos que dificultan enormemente la expresión y desarrollo democrático.

Presentarse, pues, como defensores de los derechos humanos, sin nunca referirse a los derechos económicos y sociales es un sesgo que refleja una enorme insensibilidad hacia el hecho evidente de que los derechos políticos están claramente determinados por los derechos económicos y sociales. Y los países de Latinoamérica son un claro ejemplo de esta realidad. Aquel continente se caracteriza por tener las desigualdades de riqueza más acentuadas del mundo, lo cual explica la escasez de sistemas democráticos en la historia de aquel continente y las enormes limitaciones de tales sistemas. Ni que decir tiene que en aquellos países donde hay democracia, existe competitividad política, pero tal competitividad está tan desequilibrada, con gran escasez de recursos para las opciones de izquierdas frente al gran apoyo de bloques económicos y mediáticos de las derechas, que tal competitividad toma lugar predominantemente entre partidos de derechas (conservadores versus liberales) con escaso espacio democrático para las izquierdas. Las últimas elecciones en Colombia son un reflejo de ello.

De ahí se deriva que la expresión libertad tiene significados muy distintos según el grupo y la clase social que la utiliza. Como bien dijo el Presidente Abraham Lincoln de EE.UU., “En teoría todos declaran su amor a la libertad. Pero la libertad de la clase de propietarios no es la misma que la libertad de los que trabajan para los propietarios. Y las instituciones del estado favorecen sistemáticamente el entendimiento que de la libertad tienen los primeros a costa de los segundos”. Esto ocurre no sólo en América Latina, sino en la mayoría de países incluyendo EEUU. Como dijo recientemente Richard Trumka, el Secretario General de los Sindicatos estadounidenses (AFL-CIO), “Si un trabajador al salir de una fábrica conduce su coche con imprudencia y atropella al dueño de la fábrica, es probable que pierda el carnet de conducir y vaya a la cárcel, además de pagar una elevada multa. Pero si el dueño de la fábrica daña la salud de sus 500 trabajadores por utilización imprudente de productos nocivos, casi nunca perderá su licencia de dirigir la empresa, y nunca le enviarán a la cárcel. Y es probable que, incluso, no reciba una multa”. Dentro de este marco, ¿de qué derechos humanos y de que libertad habla Mario Vargas Llosa? Es importante y necesario que se denuncien las violaciones de los derechos humanos y la reducción de la libertad donde ello ocurra. Pero esta denuncia pierde credibilidad cuando se expresa selectivamente en contra de ciertos estados y cuando se escogen unos derechos a costa de otros tan o más importantes que los que Mario Vargas Llosa escoge como motivo de su atención.

Comentarios sobre el artículo de Javier Cercas, laudatorio de Mario Vargas Llosa
Una última observación. Escribí este artículo que el lector acaba de leer el pasado viernes. Siempre lo escribo el viernes para que mi columna aparezca el lunes. Pero al leer el artículo de Javier Cercas sobre Mario Vargas Llosa, escrito ayer, domingo día 17 de octubre, titulado “La Izquierda y Vargas Llosa”, me siento en la necesidad de comentarlo, pues su tono, predeciblemente halagador de Mario Vargas Llosa, va acompañado de una serie de observaciones, algunas insultantes, sobre las izquierdas, que merecen una respuesta.

Pero primero analicemos los halagos. Cercas repite el aplauso a Vargas Llosa por “nadar contra corriente”. Tal frase parece indicar que sus ideas han sido siempre contrarias a las estructuras de poder político y mediático en América Latina y en el mundo, lo cual es fácilmente demostrable que no ha sido el caso. Antes al contrario, Mario Vargas Llosa ha sido el portavoz del neoliberalismo que ha sido la ideología y el proyecto promovido por las estructuras del poder en América Latina y EEUU durante los últimos treinta años. Sólo hace unos pocos años que gobiernos de izquierda han roto con tal ideología. Las amplias cajas de resonancia que Mario Vargas Llosa tiene en aquellos continentes se deben a su continua hostilidad a estos gobiernos de izquierda, no a las fuerzas político-económico- intelectuales dominantes en ellos.

En el mismo tono laudatorio poco creíble, Cercas añade que Vargas en defensa de los derechos humanos nunca se ha servido de ellos. ¿Cómo explica Cercas, la selectividad en su defensa de los derechos humanos, que excluye a aquéllos próximos a él por su ideología? Igual de errónea es su aseveración de que Mario Vargas Llosa siempre separa –según Cercas- la crítica de las ideas de las críticas a las personas, añadiendo que “Vargas Llosa nunca considera que un hombre equivocado es un hombre inmoral”. Tengo que admitir que tuve que leer esta frase dos veces. Le aconsejo a Cercas que lea los artículos y escrito de Vargas Llosa sobre Chávez, sobre Evo Morales y sobre Fidel Castro. Inmoral es el término más amable que Vargas Llosa utiliza para definirlos. Uno puede estar en desacuerdo con las políticas e incluso con las personas a las que Mario Vargas Llosa critica, pero debiera haber límites en cuanto a la manera que esta crítica se expresa, límites que Vargas Llosa y otros pensadores neoliberales han traspasado con creces.

Por último, Cercas, no sólo alaba acríticamente a Vargas Llosa, sino que de una manera condescendiente aconseja a las izquierdas que aprendan de Vargas Llosa e incorporen en su ideario elementos de su filosofía. No sé a que izquierdas se está refiriendo Cercas, pues tanto en Latinoamérica como en Europa hay una gran diversidad de izquierdas. Pero si las izquierdas gobernantes en Europa están en profunda crisis, se debe precisamente a haber ignorado –como Vargas Llosa ha hecho siempre- que los determinantes de los derechos civiles y políticos son –tal como he indicado en este artículo- los derechos básicos económicos, laborales y sociales. Este olvido ha facilitado su transformación en partidos socioliberales que han causado su ruina electoral. Al revés que lo que sugiere Cercas, le aconsejo a las izquierdas que estén tan lejos como sea posible del neoliberalismo, eliminando sus valores dentro de sus proyectos políticos.



sábado, 23 de octubre de 2010

CARTA AL PAPA BENEDICTO XVI

Carta dirigida al Papa Benedicto XVI, con motivo de su viaje a Santiago de Compostela y a Barcelona los próximos días 6 y 7 de noviembre

Apreciado Santo Padre:

Le escribimos en nombre de un amplio colectivo de personas, entidades cristianas y comunidades de base de Galicia y también de otras muchas distribuidas por toda España. Lo hacemos desde nuestra fe, desde el sentirnos plenamente Iglesia y en coherencia con las enseñanzas que de la misma Iglesia hemos recibido. Nuestra Carta de Identidad de Redes está centrada precisamente en dos pilares: el seguimiento de Jesús de Nazaret y la preocupación por los pobres.

Desde estos dos referentes, como no podía ser de otra forma, es desde donde le dirigimos nuestras palabras. Usted sabe que Galicia y Catalunya, a pesar de formar parte del mismo Estado, tienen identidades muy singulares, forjadas a lo largo de los siglos, que se expresan en una lengua y con cultura propias; con tradiciones y santuarios propios -como los que visitará en estos días-, que configuran personalidades colectivas muy ricas y diferentes, con derechos históricos todavía no plenamente reconocidos que siempre hemos pedido a la jerarquía de la Iglesia que reconozca en todas las dimensiones de la vida religiosa, pastoral, litúrgica e institucional. Desearíamos que su visita a estas dos comunidades sirviera para el afianzamiento de estas singularidades, también en el campo religioso.

España entera, y estas dos comunidades en particular, viven hoy sometidas a profundas transformaciones en lo cultural y económico, de las cuales hoy quisiéramos destacar sólo dos: el profundo proceso de secularización y la crisis económica. En el pasado, el cristianismo fue un elemento esencial en la configuración de nuestras identidades en lo personal y familiar y dentro la sociedad civil.

Pero hoy ya no es así. Nuestras sociedades han avanzado hacia la autonomía de la moral y de la ciencia, la separación de poderes, el respeto a la conciencia y, en consecuencia, en la capacidad de construir la historia sin acudir a la religión. Los bajísimos índices de cumplimiento religioso indican este cambio de signo, que creemos irreversible.

Con motivo de su venida esta observación nos parece particularmente oportuna porque, a pesar de que probablemente en ambas visitas Usted se verá envuelto en masas, sólo se tratará de un fenómeno fugaz y muy mediático, de muy dudosa repercusión en un cambio del comportamiento religioso. Y a la vez porque dado este pluralismo, como dirigente de una de las confesiones religiosas, no puede dirigirse a sus habitantes en general como si todos fueran de su confesión. Ello puede molestar, lógicamente, a los que no lo son.

Finalmente, hoy vivimos de manera particularmente dura los efectos de la crisis económica: cierre de empresas, paro, e índices crecientes de dualidad social; hay también creciente presencia de la inmigración extranjera como exponente de la crisis internacional. Todo ello pone una vez más de manifiesto la debilidad e injusticia de nuestras sociedades y la perversidad del sistema.

También esta observación es particularmente oportuna con motivo de su visita: porque en este momento de crisis quisiéramos que su viaje se mantuviera dentro de unos límites de austeridad económica y no diera el más mínimo motivo de crítica. Y al mismo tiempo desearíamos de Usted una palabra de impulso para aquellos colectivos que trabajan por conseguir unas estructuras sociales más justas.

Es hora ya de que la Iglesia de un paso en la dirección de su reconciliación con nuestras sociedades. Si hoy, después de cincuenta años, volviéramos a preguntarnos aquellas dos sencillas y provocadoras preguntas que dieron vida a los documentos del Concilio “Iglesia catalana e iglesia gallega ¿qué dices de ti misma hacia fuera, y qué dices de ti misma hacia dentro, hacia tus mismos fieles?”, lo primero que deberíamos decir es que, contrariamente a lo deseado por el Concilio, la voz de nuestras comunidades ha sido secuestrada por la única voz de una Conferencia Episcopal, que de ninguna manera refleja la riqueza de la diversidad de las iglesias locales ni el pluralismo en los creyentes.

En nuestras sociedades, hoy, el divorcio entre la cúpula de los obispos y las iglesias de base es alarmante. El trabajo sacrificado y silencioso de miles y miles de cristianos y cristianas de base no encuentra eco en las declaraciones y actuaciones de la jerarquía. Al contrario, su voz va quedando progresivamente ahogada ante el continuado ruido de los obispos en la calle.

Con respecto del tema de la laicidad y multiculturalidad al que hemos aludido antes, apreciamos la actitud de apertura que Usted puso de manifiesto en sus declaraciones en Belem de Lisboa en el encuentro con intelectuales afirmando “el necesario diálogo con el mundo” y que la adhesión a la verdad que proclama la Iglesia no es incompatible “con el respeto por las otras ‘verdades’, o con la verdad de los demás”. Agradecemos esta observación porque ciertamente, en algunos otros acontecimientos hemos sentido que cuando el único criterio de actuación es la supuesta “Verdad”, en lugar del amor y respeto a las personas, ésta se convierte en inquisición y terror.

Ojala estas expresiones supusieran el final de una etapa postconciliar en la que la Iglesia, recordando antiguas condenas de finales del s. XIX y considerándose única poseedora de la Verdad, se ha construido una barrera con el mundo, viviendo de espaldas y enfrentado a éste en casi todos los campos, científico, moral, teológico, político. Hemos visto cómo, alejada progresivamente de la gente y refugiada en las seguridades del propio grupo, la Iglesia corría el riesgo de convertirse en gueto. Para muchas personas ha dejado de ser el referente moral de la sociedad y a nuestro mismo colectivo en ocasiones le ha hecho sentir extranjero, en exilio en nuestra propia casa.

Por último, unas palabras en relación con la crisis económica y la especial atención a sus víctimas. Las causas y las consecuencias de la crisis que nos sacude tan profundamente deberían tener una consideración muy especial desde la fe y desde la teología. Porque se trata de una inmensa tragedia moral, espiritual y política. A fin de cuentas, al final de los tiempos (Mt. 25, 31-46 y carta de Santiago), ante la historia la cuestión fundamental no será la religión y ni siquiera Dios, sino qué respuesta hemos sido capaces de dar a las víctimas.

Vivimos dentro de unas estructuras económicas perversas y de pecado, que para subsistir necesitan pobreza y de las mayorías: crisis alimentarias provocadas por el aumento abusivo de los precios, la deuda externa de los países pobres, el comercio de armas, la imposición de ventajas comerciales desiguales, paraísos fiscales, el negocio de la droga, la explotación infantil, tráficos de seres humanos, especialmente en mujeres, niños y niñas, el despilfarro de los recursos de la naturaleza, etc. en un sistema que lo convierte todo -necesidades básicas y relaciones personales- en objeto de negocio o de compra-venta. Ante esta estructura de pecado no bastan las apelaciones a la onversión individual.

Como cristianos y cristianas compartimos este trabajo por unas estructuras más justas con amplios sectores no creyentes de la sociedad. Sin embargo hoy, ante la gravedad y dureza de los acontecimientos, nos encontramos todos sin referentes institucionales, políticos, éticos, organizativos. No es fácil encontrar referentes que den confianza, capaces de acoger al o a la que sufre o duda, testimonios del llamado “principio misericordia” en este mundo inmisericorde.

Y es sobre todo en este campo donde echamos en falta la voz profética de la Iglesia, una voz fuerte contra la injusticia en la que los desheredados y desheredadas se sientan comprendidos y comprendidas. La apreciación creciente es que le falta sensibilidad y que ha dejado de ser aquel lugar profético de encuentro y acogida de los pobres. Al contrario, la única voz de Iglesia que se escucha gira casi siempre alrededor de los mismos temas: presión política para alcanzar mayores cotas de poder económico o cultural y en temas de moral, se reduce el necesario discurso de la ética y de los valores al monotema de sexualidad. Desearíamos que la Iglesia apareciera ante nuestras sociedades con otro rostro, continuadora del hacer de Jesucristo ante los poderes de su tiempo.

A pesar de todo esto, o más bien por todo esto, creemos que estamos en un momento propicio. Vivimos en un mundo gravemente enfermo y herido, pero sabemos dónde estamos y hacia dónde queremos ir. Como creyentes en Jesús y miembros de esta Iglesia, con la presente carta queremos colaborar a hacer de nuestras Iglesias locales un señal de fe y un motivo de esperanza.


viernes, 22 de octubre de 2010

ACEPTAR NUESTRA SOMBRA NOS HUMANIZA

Enrique Martínez Lozano

No pocas parábolas de Jesús –en concreto, las que tienen como interlocutores o destinatarios a la autoridad religiosa y a los fariseos- vienen revestidas de un tono polémico y provocativo. En ellas Jesús defiende su actitud –como cuando, acusado de “andar y comer con pecadores” (Lucas 15,2), responde polémicamente con las llamadas “parábolas de la misericordia”-, muestra la originalidad de su mensaje sobre Dios o denuncia con dureza una religiosidad mercantilista e hipócrita, como es el caso de la parábola que hoy comentamos.

Con frecuencia, en la lectura y el comentario del evangelio, se ha olvidado este carácter provocativo y de denuncia, con lo que se desactivaba la fuerza de aquellas narraciones, que quedaban convertidas en relatos piadosos, de los que extraer moralejas moralizantes.

La explicación me parece sencilla: ningún poder religioso –ni quiera quien se halle identificado con él- está dispuesto a asumir la denuncia de la misma religión –y eso es precisamente lo que son estas parábolas-. Por ello, se leerán, aunque sea inconscientemente, de un modo distinto a como fueron pronunciadas. Eso mismo provocará un resultado no directamente buscado, pero que resulta absolutamente “funcional” al poder: el mensaje original queda descafeinado y domesticado, perdiendo de esa manera su carácter de revulsivo de la propia institución religiosa. Y, en ese mismo proceso inconsciente, Jesús pasa de ser un crítico de la religión centrada en el culto a convertirse en garante de la misma.

Por lo que se refiere, ya en concreto, a la breve parábola de hoy, hay que destacar su profunda sabiduría religiosa, psicológica y espiritual.

En el nivel histórico (o literal), “fariseo” y “publicano” son dos tipos de personas que, según los cánones religiosos, se encontraban en posiciones antagónicas: el primero es el observante estricto con conciencia de “justo”; el segundo, un pecador público, excomulgado de la religión y supuestamente rechazado por Dios.

Hacía falta mucho atrevimiento y una admirable libertad para descalificar el comportamiento del fariseo y ensalzar el del publicano. Y eso es lo que hace Jesús. Con ello, denuncia radicalmente toda religión centrada en la idea del “mérito” y de la “recompensa”, y propone una actitud religiosa centrada en el reconocimiento de la propia verdad –eso es la humildad- y en la afirmación de la gratuidad divina. Una actitud integradora, que a nadie juzga, descalifica ni condena…, y que, con demasiada frecuencia, no se halla en las religiones.

En el nivel psicológico (o simbólico), “fariseo” y “publicano” pueden entenderse como dos aspectos presentes en cada persona: la imagen y la sombra.

“Imagen” es todo aquello que, desde niños, nos hemos esforzado en construir para tratar de lograr el reconocimiento y la aprobación por parte de los otros.

“Sombra”, por el contrario, es el precio que tuvimos que pagar para poder construir aquella imagen, ya que, para cada uno de los rasgos de la imagen que queríamos potenciar, tuvimos que esconder –aun sin darnos cuenta- el rasgo opuesto, que fue relegado a la zona oscura de nuestro psiquismo.

“Sombra”, por tanto, es el material psíquico que hemos reprimido, negado, disociado o enajenado, produciendo una fractura o escisión –una neurosis- en nuestro interior.

La unificación de la persona, la salida de la mentira personal y la superación del sufrimiento neurótico sólo serán posibles en la medida en que logremos reconocer, aceptar e integrar nuestra propia sombra, como parte de nosotros mismos. Es decir, únicamente la integración de la imagen con la sombra hará posible la reconciliación psicológica de la persona: eso es lo que muestra con toda nitidez la parábola de Jesús.

Cuando uno no trabaja con la propia sombra, sus mejores propósitos (éticos, religiosos, espirituales…) pueden verse saboteados y, lo peor de todo, por motivos inconscientes y sin darnos cuenta de ello. Queremos ser mejores personas…, pero hay “algo” que no nos deja.

Porque negar la sombra no la elimina, sólo la oculta. Aquélla regresa en forma de obsesiones, miedos, ansiedades y dolorosos síntomas neuróticos.

Dentro, por tanto, de cada uno de nosotros conviven un “fariseo” orgulloso e hipócrita, que busca autoafirmarse falsamente ocultándose parte de su verdad, y un “publicano” con frecuencia despreciado y relegado a la oscuridad más completa. Sólo cuando nos abramos a esa doble realidad y podamos aceptarla, “bajaremos a nuestra casa justificados”, es decir, reconciliados.

Porque la conclusión de la parábola no puede entenderse en el sentido de que Dios no perdona al fariseo o no quiere justificarlo. Se trata de algo mucho más simple: es su propia actitud, incapaz de reconocer toda su verdad, la que lo mantiene “roto” en su interior, por más que pretenda ofrecer una imagen “perfecta”.

Pero la comprensión del fenómeno de la sombra nos aporta algo más. Todo el material relegado, oculto o negado, sigue activo, como poderosa energía psíquica. Puesto que no se le permite “vivir” en la propia persona, será, forzosa e inconscientemente, proyectado en otras.

Como consecuencia, creeremos ver en los demás aquello que no soportamos en nosotros mismos: eso nos crispará –aunque desconozcamos el motivo real- y condenaremos ferozmente en el otro lo que hemos rechazado con la misma ferocidad en nosotros. Esto explica el cumplimiento de una “ley” que, a mi parecer, no admite excepciones: “Todo lo me crispa del otro, me pertenece”.

Si aplicamos este principio a la parábola, entenderemos mucho mejor la actitud real del fariseo: después de resumir la “media verdad” que alimentaba a su imagen, se compara con aquellos a quienes parece despreciar por ser “ladrones, injustos y adúlteros”.

No era consciente –porque se hallaban escondidos en lo más profundo de su sombra- de que, en su interior, habitaba también un yo ladrón, injusto y adúltero, que pugnaba por salir. Más en concreto: cuando el fariseo afirma: “no soy ladrón…”, otra voz en su interior –la voz de la sombra, que él es incapaz de oír- añade: “…pero me encantaría serlo”. Sin embargo, en lugar de reconocer esa verdad, trabajarla e integrarla, le resulta más cómodo verla fuera de sí, en los otros, a quienes ve peores que él y condena sin piedad.

Por el contrario, sólo la comprensión de la verdad que el fenómeno de la sombra encierra empieza a situarnos en la buena dirección, para resolver conflictos relacionales, evitar el juicio –“no juzguéis”, insistía Jesús- y la descalificación, y crecer en unificación, integración y armonía.

Sobre la base de que los humanos no estamos llamados a ser “perfectos” –como suelen creer los “observantes”-, sino “completos”, capaces de reconocer, nombrar y aceptar toda nuestra verdad. De este modo paradójico, el reconocimiento de la sombra, al bajarnos del pedestal de nuestra imagen idealizada, nos hace humildes, es decir, nos humaniza (humildad y humanidad, como humor, provienen de la misma etimología: “humus”, la tierra blanda, receptiva y fértil).

¿Qué hacer para avanzar en esa integración que, unificándonos, nos pacifica y humaniza? Aparte de todo el trabajo psicológico, hecho desde la lucidez y la aceptación de la propia verdad –como se indica en los libros que cito al final de este comentario-, es imprescindible una actitud creciente y sentida de acogida de sí.

Necesitamos –mirándonos con bondad y acogiéndonos con amor- abrazar pacientemente, una y otra vez, toda nuestra debilidad, fragilidad, vulnerabilidad…, como si estuviéramos comprendiendo y amando a nuestro mejor amigo. Cada abrazo de nuestra parte débil nos hará crecer, de un modo paradójico, en fortaleza interior. Porque el núcleo de la debilidad, si la aceptamos sin contarnos “historias mentales” sobre ella, es fortaleza. Y al abrazar la vulnerabilidad estamos recorriendo el camino de “vuelta a casa”, donde nos sentiremos cada día más unificados.

En el nivel espiritual (o profundo), por fin, la parábola contiene una profunda sabiduría. No puede haber auténtico camino ni crecimiento espiritual –viene a decirnos-, si no está cimentado en la aceptación de la propia verdad y no conduce progresivamente a la desapropiación del yo.

La imagen idealizada –representada en la figura del fariseo- es sólo otra manera de nombrar al ego. Desconocer o negar la sombra nos condena a vivir para el ego. Sin embargo, en la medida en que la vamos aceptando, se va produciendo la integración psicológica del yo, que posibilitará el que sea trascendido. Habremos pasado así del “nivel racional” (egoico) de conciencia al estadio transpersonal.

Pero parece innegable que, si no se avanza en la integración psicológica –aceptando la imagen y la sombra-, el camino espiritual carecerá de consistencia y se verá expuesto a sorpresas desagradables.

La sombra es un fenómeno individual –cada persona porta la propia-, pero también colectivo. No existe grupo humano –desde la familia a la nación, desde la empresa hasta el partido político, desde el grupo de amigos a la institución religiosa- que no lleve aparejada su propia sombra.

Y, como ocurre a nivel individual, el problema nunca radica en la sombra misma –que constituye un todo inseparable de la “luz”, en la polaridad característica de todos los fenómenos-, sino en el hecho de no reconocerla y/o no aceptarla: sólo esto es lo que la vuelve peligrosa y nociva. La sombra reconocida y aceptada nos humaniza; la sombra oculta o negada crea neurosis y provoca sufrimiento ajeno.

Pues bien, al hilo del comentario de este texto, me ha parecido oportuno adjuntar unas reflexiones de Leonardo Boff, sobre la alianza Iglesia-poder, que tanto daño ha hecho históricamente y que, en último término, puede leerse también desde la perspectiva psicológica que nos ofrece el propio fenómeno de la sombra.

Mi interés no es la denuncia por la denuncia, ni mucho menos el juicio hacia nadie –cada vez somos más conscientes de que nuestra “maldad” no nace sino de la “ignorancia” o “inconsciencia”-, sino el crecimiento en lucidez de lo que vivimos; y, en el caso de los discípulos de Jesús, por fidelidad al propio mensaje novedoso y fresco del evangelio, que es el que queda finalmente velado y tergiversado por las prácticas que tanto se alejan de él. 


"LE PIDO A DIOS QUE ME LIBRE DE DIOS"

José María Castillo

Esto es lo que le pedía a Dios el Maestro Eckhard, uno de los místicos más grandes que ha tenido la Iglesia en su larga historia. Este hombre, que nació en 1260 (Hochheim - Alemania) y murió en 1327 (Avignon - Francia), fue un dominico que ocupó cargos de gobierno y enseñanza en su Orden Religiosa y en la Universidad de Paris. En 1326, el arzobispo de Colonia inició un proceso contra las enseñanzas de Eckhard en sus sermones.

El asunto llegó al papa Juan XXII, que residía en Avignon. Pero el místico dominico se sometió, de antemano, a la decisión que pudiera tomar el Pontífice. Eckhard viajó a Avignon para defenderse ante el papa, pero antes de poder presentar su defensa, murió inesperadamente.

No pretendo aquí exponer la doctrina del Maestro Eckhard, enseñanza compleja y no siempre fácil de interpretar, que se basa en el más hondo radicalismo evangélico, en ideas filosóficas que tienen su origen en Plotino, y en la “Guía de Descarriados”, de Maimónides. Como es lógico, todo esto no cabe en el post de un blog tan sencillo como éste.

Dicho esto, lo que hoy quiero plantear es que el tema de Dios, que tendría que servir para unirnos a los humanos, con frecuencia sirve para todo lo contrario. Porque es un hecho que a Dios en sí mismo nadie lo ha visto ni lo puede ver (Jn 1, 18). Por eso cada pueblo, cada cultura, cada religión, cada grupo humano y cada individuo “se lo representa” como puede. O quizás como a cada cual le conviene o le interesa.

El problema no está en que cada creyente se invente “su propio dios”, de acuerdo con sus particulares conveniencias. No se trata de eso. El problema radica en que las personas que creen en Dios, por eso mismo, tienen la tendencia (inconsciente) a relacionar determinados ámbitos de su vida y su conducta, no con Dios en sí, sino con la “representación de Dios” que cada cual se hace. O quizá con la “representación de Dios” que le han impuesto a cada uno en el ambiente religioso en el que se desenvuelve, en el que vive, y al que sin duda se somete.

Sobre todo, cuando el creyente de una determinada religión está persuadido de que esa religión ha sido “revelada” por Dios mismo. Incluso - lo que es más complicado - cuando el creyente pone toda su fe y su vida entera en un Dios que se ha “revelado” así, tal como el creyente lo piensa y lo acepta. Con lo cual, lo que sucede es que la “representación”, que nos hacemos de Dios, la identificamos con “Dios en sí mismo”. O sea, identificamos nuestra representación “inmanente” con el Dios “trascendente”.

Y aquí, en el proceso íntimo (que se vive en la intimidad del espíritu) que acabo de apuntar, ahí es donde empieza el peligro. El enorme y asombroso peligro que, sin duda, intuyó el Maestro Eckhard. Es verdad que el pensamiento del gran místico alemán iba mucho más lejos, hasta la idea misma de Dios. Yo no me refiero ahora a eso.

Estoy hablando de nuestros comportamientos. Y bien sabemos que hay zonas de nuestra conducta - desde nuestras ideas hasta nuestros hábitos de vida - que, si los explicamos a partir de una presunta voluntad absoluta de Dios, por eso mismo los hacemos tan absolutos, tan intocables, tan indiscutibles, que, como es lógico, detrás de posturas tan férreas, tan intransigentes, tan agresivas y hasta tan violentas, sin duda alguna es que, detrás de esas posturas (tan absolutamente intolerantes), tiene que haber un “dios intolerante”, quizá un “dios violento”. Por eso, a veces, ocurre que las posturas más profundamente irracionales son, en el fondo, posturas profundamente religiosas.

Muchas veces, al ver cómo se comportan o cómo hablan algunas personas, me he preguntado: “¿En qué dios creerá este hombre o qué dios tendrá en su cabeza esta mujer?” Yo me planteo muchas veces esta pregunta porque no me cabe en la cabeza que Dios, que es el Dios-Padre de todos los mortales, pueda estar legitimando, justificando, impulsando o promoviendo el insulto, la palabra humillante, la falta de respeto, la intolerancia, la dureza de corazón….

Por no hablar de la ofensa descarada, del abuso del débil, y de tantas otras situaciones que causan dolor, malestar, división, y otras cosas que hasta da vergüenza mencionar. Cuando pienso en estas cosas y en este tipo de situaciones, no puedo dejar de recordar los numerosos textos de los cuatro evangelios, en los que Jesús afirma e insiste que quien “recibe”, “acoge”, “escucha” o “rechaza” a un ser humano, aunque sea el ser humano más débil, un niño, es a Jesús y a Dios a quien “recibe”, “acoge”, “escucha” o “rechaza” (Mt 10, 40; Mc 9, 37; Mt 18, 5; Lc 10, 16; 9, 48; Jn 13, 20). Más aún, en el juicio definitivo que Cristo el Señor hará de todas las naciones de la tierra, el criterio determinante de ese juicio será lo que cada cual hizo o dejó de hacer con cualquier ser humano (Mt 25, 31-45). Porque la dignidad de todo ser humano es tanta que se identifica con la dignidad misma de Dios.

El Maestro Eckhart supo extraer, de las enseñanzas de Jesús, lo más profundo que seguramente hay en tales enseñanzas: a Dios lo encontramos “en el otro”. Lo encontramos o lo despreciamos en “los otros”. El peligro y el horror de las religiones consiste en que podemos llegar a “divinizar” nuestros sentimientos más turbios y nuestros resentimientos más bajos. Cuando, en nombre de la defensa de la fe en Dios, privamos a alguien de su dignidad, de su libertad o de sus derechos, incurrimos en una auténtica idolatría blasfema. Hasta el extremo de que, por defender a “dios”, despreciamos y ofendemos al verdadero Dios, el Dios que está en cada ser humano.

El problema está en que, para vivir esto, no basta tenerlo en la cabeza. Lo absolutamente necesario es lo que el mismo Eckhard denominaba “el despojo de todo interés, de todo deseo de toda posesión, de todo apego”, que nos aleje del otro o nos enfrente al otro, sea quien sea. En este caso, la “espiritualidad” se convierte en “identidad” del espíritu humano con la divinidad. Así, y sólo así, superamos la religión y la metafísica, la división de lo divino y lo humano, lo sagrado y lo profano, y centramos nuestra vida en la honradez, el respeto, la bondad sin límites y la sinceridad sin fronteras.