martes, 28 de mayo de 2013

LA LUCHA CONTRA LOS DESAHUCIOS, EXPERIENCIA DE FE CON LAS PERSONAS EMPOBRECIDAS

Pedro J. Navarro, en alandar.org



“Por favor, no os quitéis la vida. Sabemos que estáis sufriendo, lo vemos, os escuchamos, compartimos vuestro dolor. Vemos cómo cada día se os hace insoportable, cómo hay un vacío existencial porque no podéis alimentar a vuestros hijos, cómo ellos os piden un bocadillo para la escuela y no podéis dárselo y os dicen que sus amigos sí lo llevan y os miran con ojos de desconcierto, de tristeza, de hambre. Y, cuando se van a la escuela lloráis desconsoladamente y os remontáis a momentos de bonanza, de bienestar, cuando os sentíais orgullosos delante de vuestros hijos, pero ahora tienen hambre y os sentís impotentes. Todas las puertas cerradas”.

Quien así habla es Joaquín Sánchez, sacerdote de 51 años, natural de Bullas (Murcia) y miembro fundador en 2010 de la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) de la Región de Murcia. Hace unas semanas escribía un artículo dirigido a centenares de familias afectadas por el “becerro de oro” del crédito fácil al pairo de la “burbuja inmobiliaria” y a los “cantos de sirena” que les lanzaron desde los bancos y cajas de ahorro para que se hicieran con una vivienda en propiedad. En los últimos tres años, Joaquín Sánchez y los miembros de la PAH han hecho posible que más de un centenar de familias hayan visto paralizados sus desahucios frente a las comisiones judiciales y otros quinientos procesos hayan sido detenidos merced a la negociación con las entidades financieras. Prácticamente los 45 municipios murcianos han sido testigos de su intervención y denuncias públicas ante un drama que hace visible la sinrazón de esta “estafa económica”, que no crisis, como se encarga de dejar claro este cura combativo y solidario, cabeza visible del movimiento más allá de las fronteras regionales.

Uno de los últimos desahucios que ha conseguido paralizar es el que más le ha conmovido personalmente. “Se trata de la vivienda con la que los padres avalaron a su hija Isabel, donde viven otros hijos y nietos en paro a causa de los recortes y de la precariedad. El padre falleció hace tres meses y se encuentran en una situación dramática, porque están viviendo situaciones de miseria, de hambre… En este país hay que hablar de verdadera hambre física sin ningún tipo de demagogia, sin tapujos. El día a día se les hace insoportable porque no tienen nada para vivir dignamente. A eso se añade el proceso de desahucio, donde la gente solo tiene ganas de llorar, no puede dormir por las noches. Cuando vamos a hablar con ellos te cogen de la mano, te abrazan, porque necesitan un apoyo no solo moral o jurídico, sino puramente humano. Encuentran en nosotros a esas personas que somos como un salvavidas. Es muy duro contemplarles con la mirada perdida, diciéndote que la vida les da igual, y que se mantienen en pie por sus hijos o por sus nietos, que son la única razón para vivir. Una situación como ésta se suma una serie de elementos que hacen que el sufrimiento humano adquiera unas dimensiones desproporcionadas. Ahí estamos nosotros para acompañarlos y para no permanecer ajenos a estos dramas”.




Este sacerdote bonachón afirma que “desde mis convicciones creyentes en Jesús de Nazaret tengo claro que hay que estar siempre con los más vulnerables, con los más indefensos, con los empobrecidos. A mí la fe me ayuda a luchar y a mantenerme, porque la realidad nos desborda. El ver tanto sufrimiento a diario, con dos o tres llamadas de socorro cada día, es un panorama muy duro. La gente nos expresa que no quieren que les ayude la Plataforma, sino que lo que desean es un puesto de trabajo para poder hacer frente a sus deudas y vivir dignamente”.

Preguntado por el nivel de responsabilidad que estas familias pueden tener ante esta realidad, con afirmaciones del tipo de que “se ha vivido por encima de las posibilidades”, Joaquín Sánchez es tajante. “Todos tenemos ejemplo de que la gente ha constatado que en estos años no había viviendas baratas, no existían y no se alquilaba prácticamente nada. Ibas al banco y te facilitaban un préstamo con mucha facilidad y lo ibas pagando porque tenías trabajo. El problema está cuando te quedas sin trabajo o te recortan el sueldo. Quienes han provocado esta crisis, con la complicidad de muchos políticos y del propio Banco de España, quieren hacer recaer la responsabilidad en las propias víctimas del sistema.




“Hay parte de la Iglesia que estamos implicados en la Plataforma, como gente de la HOAC o de las Comunidades Cristianas de Base o, simplemente, cristianos de a pie que acuden a nuestras convocatorias para paralizar un desahucio. La lástima es que nuestros obispos no tengan una voz profética, contundente y convincente ante esta realidad. Su respuesta, cuando la hay, es muy lenta y muy tibia. Nos gustaría que fuera una voz oportuna, en el momento justo. Es la doble realidad ante la que tenemos que vivir.

Esa voz oportuna y contundente fue la que proclamaron más de un centenar de sacerdotes, religiosos y religiosas de la Diócesis de Cartagena hace ya un año, en mayo de 2012, cuando suscribieron un manifiesto titulado “En el nombre de Dios, ¡Basta ya de desahuciar a las familias”, con una gran acogida por parte de la opinión pública. Una voz que también escuchó la judicatura, “que es uno de los sectores más sensibles al drama de los desahucios” -como afirma Joaquín Sánchez- y que ha llevado a que un grupo de estos sacerdotes firmantes hayan sido consultados por el Tribunal Superior de Justicia de Murcia ante el Proyecto de Buenas Prácticas para la Ejecución de Diligencias en Viviendas y Sedes Sociales en la Región de Murcia que ha elaborado el Alto Tribunal y en el que están implicadas diferentes administraciones públicas, las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad y los Servicios Comunes Procesales del ámbito regional.

Y ante esta situación, valgan las palabras de ánimo que Joaquín Sánchez ha dirigido a las personas empobrecidas por la “estafa económica”: “Luchad, luchad, no os rindáis, aunque las motivaciones fallen, levantad la cabeza bien alta, porque no sois unos delincuentes, no sois unos fracasados. Mirad a vuestros hijos con todo el cariño, abrazadlos, acurrucadlos en vuestro regazo, recuperad la pasión de pareja, no os reprochéis nada. Cogeos de la mano y mirad hacia delante y caminad con otras gentes. Por el camino hay mucha gente que está derrotada, que las fuerzas les han fallado, uníos y no dejad a nadie atrás. Todos juntos, caminando unidos para crear un mundo justo y más humano”.

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