martes, 26 de junio de 2012

NO DEJES DE HACERTE LA PREGUNTA: ¿QUIÉN ES ÉSTE?

Fray Marcos

CONTEXTO

Leemos hoy el final del capítulo 4. Si no explicamos un poco de qué va, da la sensación de tomar un tren en marcha sin saber de dónde viene ni a dónde va.

Después de enseñar en Cafarnaúm y sus alrededores, dejando bien clara la reacción de los jefes religiosos, de los que le siguen e incluso de sus familiares, narra Marcos en el cap.4 varias parábolas y termina con el relato de la tempestad calmada, que acabamos de leer. Se trata de un milagro muy complicado. Los milagros, llamados de naturaleza, son los que menos visos tienen de responder a hechos reales. Están tan cargados de simbolismos que no es preciso que partan de un suceso concreto para justificar la narración.

La Biblia utiliza varias palabras griegas para expresar lo que nosotros denominamos milagro:

"thauma" = maravilla,
"dynameis" = portento,
"teras" = prodigio,
"semeion" = signo.

El concepto de milagro que manejamos hoy, es relativamente reciente. No tiene ningún sentido preguntarnos hoy si los evangelios nos hablan de milagros (tal como los entendemos hoy), Pero tampoco tiene sentido poner en duda que Jesús hizo milagros, (tal como lo entendían entonces). Lo que nos importa hoy, es descubrir el verdadero sentido de esa manera de hablar. El milagro era un modo de expresarse, comprensible para todos los que vivían en tiempos de Jesús.

Decía Evely: "Nuestros mayores creyeron a causa de los milagros, nosotros creemos a pesar de ellos".



EXPLICACIÓN

El significado general del relato está en la apertura del mensaje de Jesús a todas las gentes. Jesús pide a los discípulos que vayan a la otra orilla. Ya tenemos el primer simbolismo. Está haciendo referencia al paso del mar Rojo y la travesía del desierto. Aquellos pasos, a pesar de los peligros que supusieron, les llevaron a la tierra prometida. Están en el mar de Galilea y la otra orilla era tierra de gentiles. Es una invitación a la universalidad del mensaje, más allá del ámbito Judío, que se opone a la apertura. La primera "tormenta" que se desató en el seno de la primera comunidad cristiana, que nos narra el NT, fue precisamente por el intento de apertura a los paganos.

Al hablar de la tempestad, está haciendo referencia a Jonás. Por cierto, también Jonás se echó a dormir cuando empezó la tormenta, y también fue increpado por el capitán por estar durmiendo mientras ellos estaban muertos de miedo. Por otra parte, el mar es en la Biblia, símbolo del caos, lugar tenebroso de constantes peligros. Dominar el mar era exclusivo de Dios.

Con estos elementos, podemos sacar la enseñanza simbólica. El mensaje de Jesús tiene que llegar a todos los hombres, pero no se conseguirá si no se abandona la falsa seguridad de pertenecer a un pueblo elegido; y a través de constantes luchas con las fuerzas del mal. Jesús manifiesta su poder sobre la tempestad como símbolo del mal.

El verdadero mensaje del relato es la tranquilidad de Jesús en medio de la tormenta. Mientras todos estaban muertos de miedo, él dormía tranquilamente... Hay que tener en cuenta que se llamaba también "cabezal" a la especie de almohada, donde se colocaba la cabeza de un muerto. "Dormir" y "cabezal" están haciendo clara referencia a una situación post-pascual. La primera comunidad tiene claro que Jesús está con ellos pero de una manera muy distinta a cuando vivía. Aunque no lo vean, tienen que seguir confiando en él.

¿No te importa que nos hundamos? La necesidad extrema les obliga a pedir ayuda a Jesús como último recurso. Las palabras que le dirigen nos indican su estado de ánimo. No dudan que Jesús pueda salvarlos, dudan que esté interesado en hacerlo, lo cual es el colmo de la desconfianza. Es dudar de su amor. Esta actitud es la que Jesús reprocha a los discípulos. Siguen necesitando de la acción externa para encontrar la seguridad.

Increpó al viento y dijo al mar: ¡Cállate! Son las mismas palabras que Jesús dirige a los espíritus inmundos cuando los expulsa. Además en singular, como queriendo personalizar al viento. Recordad que la palabra "ruah" (viento) es la misma que significa espíritu. Viento que perjudica, equivale a mal espíritu. El "poder" de Jesús se dirige contra la fuerza del mal, no contra los elementos, que aunque sean hostiles, nunca son malos.

¿Por qué sois tan cobardes? ¿Aún no tenéis fe? No son preguntas, sino constataciones de una evidencia palpable. Ni confiaban en sí mismos ni confiaban en él. Aquí tenemos otra clave para la reflexión. Confiar en un Dios que está fuera y actuará desde allí, nos ha llevado siempre al callejón sin salida del infantilismo religioso. Una vez más queda manifiesto que, en la Biblia, la fe no es la aceptación de unas verdades teóricas, sino la adhesión confiada a una persona. Jesús les acusa de no confiar, ni en Dios ni en él.

¿Quién es este? El miedo y la pregunta final de los apóstoles, deja bien a las claras que no habían entendido quién era Jesús. El relato no tiene en cuenta varios títulos divinos aplicados a Jesús, que Marcos ya había adelantado desde la primera línea de su evangelio: "Orígenes de la buena noticia de Jesús, Mesías, Hijo de Dios". Queda demostrado que no vale una respuesta intelectual. Lo que es Jesús, no hay manera de mostrarlo ni demostrarlo. El descubri¬miento tiene que ser experiencia personal de la cercanía de Jesús.

APLICACIÓN

A todos nosotros nos invita hoy el evangelio a cruzar a la otra orilla. Estamos tan seguros en nuestra orilla que no será fácil que nos arriesguemos a cruzar el mar. Ni siquiera estamos convencidos de que exista otra Orilla, más allá de las comodidades y las seguridades que tenemos. Sin embargo, nuestra meta está al otro lado del riesgo y del peligro. La falta de confianza sigue siendo la causa de que no nos atrevamos a dar el paso. No terminamos de creernos que Él va en nuestra propia barca.

El verdadero mensaje de Jesús es que debemos confiar siempre, aunque nos parezca que Dios se ha ausentado y no se preocupa de nosotros. Para Jesús, el enemigo del ser humano no es la naturaleza, sino una falsa visión de la misma. La naturaleza y todas sus leyes son siempre buenas. No tiene sentido que Dios tenga que rectificar su propia obra para hacer que los hombres le descubran y confíen en Él. Flaco favor haría Jesús a sus discípulos si accediera a entrar en la dinámica del dios que pone su poder al servicio de los buenos. Jesús les habla de un Dios que se identifica con ellos en todas las circunstancias.

El libro de Job planteó una cuestión muy seria, pero la solución que le da, está muy lejos de ser la adecuada. Dios tiene que devolver a Job todo lo que le había quitado para que su fidelidad sea creíble. Ese Dios materialmente útil, sigue siendo el poderoso que tratamos de poner a nuestro servicio. El Dios en quien Jesús confió, no fue el que se manifiesta en acciones espectaculares a favor de los buenos, sino el Dios escondido, en quien hay que confiar aunque no lo veamos. Dios está siempre dormido. Su silencio será siempre absoluto. Ni tiene palabras ni tiene instrumentos para hacer ruido. Mientras no busquemos a Dios en el silencio, nos encontraremos con un ídolo fabricado por nosotros.

No son las acciones espectaculares de Dios, las que nos tienen que llevar a confiar en Él. Cuando una persona dice: Yo amo mucho en Dios porque me ha concedido todo lo que le he pedido, estamos ante un autoengaño nefasto para la vida espiritual. El maestro Eckhart decía que tomamos a Dios por una vaca de la que podemos sacar leche y queso. Pero también decía que utilizamos a Dios como una vela para buscar algo; y cuando lo encontramos, tiramos la vela. La idea de un Dios poderoso que pone su poder a mi servicio si me porto bien, es nefasta para la vida espiritual. No se trata de confiar en otro, si no de confiar en que Él está más cerca de mí que yo mismo. Recordad lo que hemos dicho sobre el ágape. Solo si nos sentimos embebidos en Dios podremos sentirnos seguros.



sábado, 23 de junio de 2012

DESTITUCIÓN DE FERNANDO LUGO EN PARAGUAY

Asunción, 22 de junio. El presidente de Paraguay, Fernando Lugo, fue destituido este viernes por el Congreso, tras someterlo a un juicio político sumarísimo por mal desempeño de sus funciones.

Poco después Lugo emitió un mensaje de despedida, en el cual dio a conocer que acataba la decisión del legislativo, pero advirtió que la democracia paraguaya había sido profundamente herida.

En reacción, Ecuador, Bolivia, Argentina y Venezuela anunciaron de manera separada que no reconocerán al nuevo mandatario y gobierno de Paraguay, el hasta hoy vicepresidente Federico Franco, quien juró como nuevo gobernante. Los mandatarios de esos países, Rafael Correa, Evo Morales, Cristina Fernández y Hugo Chávez, respectivamente, coincidieron en manifestar que sin duda hubo golpe de Estado, por lo cual no pueden convalidar lo ocurrido.

Correa invocó la cláusula democrática de la Unión de Naciones Sudamericanas (Unasur) para que se apliquen sanciones enérgicas a Paraguay, ya que en esa nación se atenta contra la democracia de toda nuestra América. Fernández de Kirchner anticipó que los países de la región decidirán un curso de acción, mientras Hugo Chávez comentó que fue un golpe de la burguesía paraguaya.

Tras la conferencia de Río+20, la mandataria brasileña, Dilma Rousseff, sugirió que Paraguay sea expulsado del Mercado Común del Sur (Mercosur) y de la Unasur por el rompimiento del orden constitucional, de acuerdo con las cláusulas de los estatutos de esos organismos en relación con el respeto a las reglas democráticas.

En Washington se efectuó una sesión extraordinaria de la Organización de Estados Americanos (OEA), en la cual hubo denuncias de golpe de Estado encubierto en Paraguay, según Venezuela, Nicaragua y Bolivia. Por su parte, Estados Unidos abogó por una salida consistente con la democracia, la Constitución paraguaya y el respeto al debido proceso.

El secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, criticó la premura del juicio político contra el mandatario paraguayo. Al cierre de la reunión, la OEA manifestó su voluntad de dar seguimiento a los sucesos y tomar las decisiones que correspondan, en medio de críticas de otras naciones, como Chile y Uruguay, de que no se respetó el debido proceso en el juicio a Lugo.

Me someto a la decisión del Congreso, aseveró Lugo en sus primeras declaraciones después de la destitución. Fernando Lugo, el que recibe un golpe. Hoy no es Fernando Lugo el que es destituido, es la historia paraguaya, su democracia, la que ha sido herida profundamente, en la que han sido transgredidos todos los principios de la defensa de manera cobarde, alevosa.

Dijo esperar que sus ejecutores tengan presente la gravedad de los hechos y que siempre ha actuado dentro de la ley, aunque ésta haya sido torcida. Además, que al someterse a la decisión del Congreso estaba dispuesto a responder por sus actos. Indicó que se salía por la puerta más grande de la patria y que no respondía a las clases políticas ni al narcotráfico, sino a sus compatriotas y a los excluidos.

El ahora ex mandatario abandonó la casa presidencial luego del desenlace de esta crisis, en la cual se le acusó por la muerte de 17 personas, entre ellas 11 campesinos y seis policías, en un fallido desalojo de ocupación de tierras ocurrido el viernes pasado en Curuguaty; de generar una crisis con los labriegos de Ñacunday, y de la inseguridad que se vive en el país sudamericano.

En total, 39 de los 43 senadores presentes sostuvieron que el mandatario es culpable de las acusaciones y quedó automáticamente destituido a las 18:27 horas locales, ya que alcanzaron los dos tercios (30 de 45 sin importar las ausencias) que exige la Constitución. Lugo llevaba casi cuatro años en el poder y le faltaban 14 meses para terminar su periodo de cinco años.

Cuatro senadores apoyaron la absolución del mandatario y calificaron el juicio político de atentado contra la democracia paraguaya, ya que éste se llevó a cabo en menos de 24 horas, sin permitirle mayores prerrogativas para su defensa y en un Senado donde Lugo no contaba con mayoría.

En la plaza de armas aledaña al edificio legislativo miles de manifestantes que apoyaban al todavía mandatario recibieron la noticia de la destitución con gritos de Lugo presidente y después abuchearon a los legisladores. Posteriormente hubo enfrentamientos entre manifestantes y policías, que los reprimieron.

El vicepresidente Federico Franco, quien mantenía una relación tensa con Lugo, asumió más tarde la presidencia, en una sesión especial convocada por el Congreso. Ante un legislativo dominado por derechistas que combatieron a Lugo, Franco prometió entregar el poder a su sucesor en agosto de 2013, cuando debía terminar el actual periodo, respetando la democracia.

Fernando Lugo, obispo católico ligado con el movimiento campesino, quien había anticipado a la prensa que acataría el dictamen del legislativo, calificó la medida en su contra de golpe parlamentario con ropaje jurídico y motivos que no se ajustan a la verdad. Pero subrayó que desde otras instancias organizativas seguramente decidiremos hacer una resistencia en el ámbito democrático.

Lugo es señalado como el primer presidente de izquierda en Paraguay, quien con su elección – 2008– puso fin a 61 años de hegemonía del derechista Partido Colorado, sostén de la dictadura del general Alfredo Strossner.

Sin embargo, no estuvo presente en la sesión del Senado. Su defensa presentó un recurso de inconstitucionalidad ante la Corte Suprema de Justicia para que se suspendiera el juicio. Alegó que ya había una sentencia pre escrita de los legisladores.

Pero ni el recurso ante la Corte ni la intervención de los cancilleres de la Unasur, quienes se trasladaron a Asunción, lograron suspender el proceso de destitución ni asegurar a Lugo un debido proceso.

Los cancilleres de la Unasur reiteraron en un comunicado que es imprescindible el pleno respeto de las reglas democráticas en Paraguay, y advirtieron que el juicio político en el Congreso contra Lugo podría configurar una ruptura del orden democrático.

Lugo señaló que recibió llamadas de sus homólogos de Venezuela, Hugo Chávez; Ecuador, Rafael Correa, y Bolivia, Evo Morales, así como el apoyo por escrito de las presidentas de Argentina, Cristina Fernández, y de Brasil, Dilma Rousseff.

Aquí saben que mi destitución tendrá consecuencias, subrayó Lugo, y advirtió: Paraguay debe entender que ya no es una isla y los procesos de integración exigen compromisos mutuos. 



martes, 19 de junio de 2012

"SI EL POBRE ES POBRE ES PORQUE OTROS LE HAN ROBADO"

ENTREVISTA A ALFREDO DE LA FUENTE

José Manuel Vidal , en 'Religión Digital'

Algunos españoles iban a "hacer las Américas". Alfredo de la Fuente se fue a hacer las Américas, pero las de los pobres. Lleva toda una vida trabajando por el Reino, permaneciendo en la lucha. Primero en Colombia, y ahora en Ecuador, donde es delegado de Cáritas de la diócesis de Portoviejo (Manabí), y presidente y fundador de la Fundación Santa Marta y de la Asociación Manabí

¿Cuántos años llevas en Latinoamérica?

No me acuerdo. Desde el 67 del siglo pasado.

¿Cómo se resiste tanto tiempo en la militancia? ¿No es cierto lo que suelen decir de que acaba quemando? ¿Cómo se aguanta sin desfallecer?

Lo primero es vivir, y la lucha no es sino reafirmación de la propia vida. De lo contrario, sería una lucha sin sentido, sin peso y sin fundamento. Cuando uno lucha, lo primero que hace es formar el propio espacio en el cual se da su vida (el medio, las personas del entorno). Al luchar, uno crea nuevas formas de vida, un nuevo estilo de vida. Así se crece. Por eso uno no se quema. Cambia de espacios, de estilos... pero si es uno mismo, trabaja con honestidad. Si no está convencido de lo que hace, y no ha hecho suyas las razones, ciertamente se puede quemar, tirar la toalla y largarse fuera del camino.

¿O sea que la labor que usted hace es, al mismo tiempo, una realización personal? ¿No es un sacrificio?

No, no. cuando a mí me dicen: "¡Oye tú, qué amor a los pobres tienes!", digo que no. Yo me amo a mí mismo. Y he descubierto que al trabajar para que los demás sean es lo máximo que puedo hacer por mí mismo. Creo que ésa es la esencia fundamental del estilo de vida de ese señor Jesús. Darse al otro es lo máximo que uno puede hacer por uno mismo. Así es como las propias potencialidades, la alegría de vivir, el llorar y el reír (que son partes integrantes de la propia vida), son a la par fortalezas para seguir en la lucha. Y, en definitiva, esto es lo que queremos comunicar. Lo que hacer, uno lo va encontrando en el mismo camino. Uno es, como decía Ortega y Gasset, "yo y mis circunstancias". Pero las circunstancias hay que moldearlas, no hay que dejarlas estáticas. Al actuar, uno está cambiando constantemente las circunstancias.

Tras tantos años manteniendo esa actitud, ¿ve los frutos?

Si uno mira la construcción de un edificio cada día, no se da cuenta. Pero si aguarda tres o cuatro meses, se sorprende. Es algo parecido, pero con más tiempo. La historia se mide en más tiempo. Para nosotros el cambio social significa que el pobre surja. Y eso se ve a largo plazo. Claro que se ve. Por eso sigue uno en la lucha.

¿En estos momentos, en Latinoamérica y en Ecuador en concreto, se ve?

No sólo ahora. Ya desde mucho tiempo acá. Ahora se ve con mayor fuerza que el pobre ha irrumpido en la sociedad. Por lo pronto, los ricos ya no pueden hacer nada, políticamente, sin hablar del pobre. Si no lo hacen, están fuera de la acción política. Eso es una imposición del pobre en la historia, porque, no hace mucho tiempo, ni voz ni voto le daban. Pero nosotros no queremos sólo el voto, sino el poder de decisión. O sea, crear poder. Antes hablábamos de tomar el poder. Pero eso ha cambiado: hay que crear el poder. El Reino no es algo que yo voy a conquistar, sino algo que tengo que vivir. Por eso cambiamos las metodologías de trabajo. Y, por ejemplo, a la hora de hacer salud, creábamos proyectos. Creábamos salud en las comunidades. La educación también se crea.
El otro día me puse a revisar las estadísticas que tenemos de la Organización de Mujeres, comparando las del principio con las actuales. En todas tiene que figurar el número de cédula y la firma. Y en las primeras me encontré cantidad de huellas dactilares. Sin embargo, en las actuales, alguna que otra. Pero muy pocas. Eso significa que hoy por hoy quedan pocas mujeres que no sepan escribir. En esa línea ha habido un cambio, y nos gustaría poder medirlo. Eso es en lo que estamos ahorita. Queremos desarrollar un proyecto, un trabajo para recabar bien la experiencia que se tiene. Y, así, poderla replicar, y poder mostrarla a los demás, para que les quede más fácil hacer lo que a nosotros nos ha costado tanto tiempo. Estamos viendo a ver quién nos quiere echar una mano. Tiene que ser un antropólogo que quisiera irse para allá unos 3 o 4 meses. Un sociólogo que quiera investigar.

En este cambio, en esta construcción del Reino, ¿se está implicando la Iglesia y la sociedad civil también?

Para mí, personalmente, que trabajo desde la Vicaría de Pastoral Social (Cáritas), no hay división. La construcción del Reino no se puede dar sino en la sociedad. Se trata de organizar la sociedad de acuerdo al estilo de vida de ese señor Jesús. Lo primero es la igualdad, la equidad. Lo principal es aminorar la brecha que hay entre ricos y pobres. Y en eso se ha ganado bastante ya, a partir sobre todo de la Revolución Ciudadana. Luego, también son fundamentales la participación y la compasión, el estar junto al otro. Ver la realidad desde el dolor del otro. No desde arriba, sino desde el que sufre. Así es como las cosas van cambiando. En ese sentido, se ha avanzado mucho. A nivel civil están creciendo mucho, ahora, las organizaciones propias del pueblo: organizaciones campesinas y barriales, que son las que pueden ir desarrollando los proyectos de desarrollo local. Ésa es la línea de la Revolución de participación ciudadana. En definitiva, todo se resumiría en lograr el Buen Vivir. Así hablamos allá. Lograr el Buen Vivir, no el bienestar. ¿El bienestar, quién lo mide? El bienestar siempre quiere más, más, más... Jamás para. El Buen Vivir significa que, si mi hermano no está viviendo bien, yo no puedo vivir bien. No puede ser. Cuando los de arriba hablan de inseguridad, no es eso. Lo que hay es una injusticia de equidad. No hay inseguridad.

Todo esto suena a Teología de la Liberación viva y aplicada, no muerta y desactivada, como se dice en Europa.

Cuando a nosotros nos presentan esa plática, esa manera de decir, decimos que no creemos en Dios, sino en un Dios encarnado que se llama Jesús. La validación de la teología, como todas las ciencias, está en la práctica. La especulación por especulación no sirve, si no se confronta con la realidad. Toda teoría me tiene que dar cuenta de la realidad. En la medida en que lo haga, será verdad o no será verdad. Me liberará o no me liberará, porque la verdad es la que libera. Nosotros lo practicamos, y vemos que sí, que es así. Si algo les llena el corazón, les llena de alegría, crean gracia entre los demás (y, por lo tanto, no son desgraciados)... entonces, háganlo. Vívanlo, y ahí verán si es verdad o no. Yo creo que las verdades verdaderas son muy pocas. Pero hay que hacerlas verdad haciéndolas de uno.

¿O sea que ustedes no encuentran la clásica dicotomía entre espiritualidad y acción?

No, en nuestro movimiento no. En la realidad que estamos cambiando, sí. Pero en verdad no tiene por qué haberla. Si Jesús ha resucitado, quiere decir ya fuerza de la resurrección está ya en toda la realidad. El Espíritu de Dios ya está actuando, lo que yo hago es ser testigo para que los demás, al descubrir esa luz, intenten imitarla, intenten vivirla. Si no, de nada sirve mi palabra o mi acción social. No es tan difícil.

¿Hay futuro para la dinámica de su movimiento? ¿Hay personas jóvenes que puedan continuar la trayectoria, gente que se esté sumando a los proyectos?

Claro. El futuro es nuestro presente, pero se acerca lentamente. En todo movimiento hay una multitud de fuerzas, tendencias sociales. Todas quieren fortalecerse. Entonces, lo que nosotros tenemos que hacer es fortalecer nuestra propia fuerza, pero no podemos negar a las demás, que también están ahí. Por lo tanto, hay una dialéctica interna y externa, estructural, espiritual... a todo nivel. La magia consiste en saber cómo moverse para que un nuevo estilo de vida, basado en la participación y la equidad, crezca. Lo que queremos es que seamos hermanos, que nos miremos como hermanos.

Pero en esas tendencias, tendrá que haber también conflictos.

Todos los días. Todos los días hay choques, hay que resolver conflictos.

¿También conflictos de poder?

En definitiva, todo son conflictos de poder. En cuanto uno se sienta en un sitio, ya considera suyo ese espacio. Y si viniera otro, en seguida pensaría: "¡Cómo este pendejo se viene a sentarse acá, en mi silla!". En ese sentido, el mundo entero es un espacio. Un espacio donde hay que crear un nuevo estilo de vida. Los que conquistan no suelen largarse. Si uno se empotra en el poder, tenemos un problema. Y ya son siglos de poder en una misma familia, en un mismo grupo social. Es como si les hubieran salido raíces, y se hubieran hecho uno con el sillón. ¿Cómo se les mueve, si ellos mismos no pueden moverse?

¿O sea que el poder tiene nombre y apellidos? ¿Tiene cara, o es un poder muy diluido?

Es un poder reducido. La clase dominadora es minoritaria, cada vez más, debido al neoliberalismo y la concentración de capital. No solamente allí, sino a nivel internacional. Es por la globalización.

Hay quien dice, desde Europa, que ese neoliberalismo está a punto de explotar. ¿Se ve así la crisis desde Latinoamérica?

Yo estoy recordando ahora a Eduardo Galeano, la entrevista que le hicieron en Barcelona. Él cree que un nuevo ser se está creando en el interior de esta sociedad maldita, maldita porque ha creado maldición y muerte. Se está creando ya un nuevo ser, y ahí están los signos, en Latinoamérica.

¿Qué signos concretos? ¿Se puede hablar de Correa como un signo, o de Evo Morales, o de Lula?

Todo junto. El hecho de que se haya constituido ya la sociedad de naciones suramericanas y del Caribe, el hecho de que existan UNASUR y el Banco del Sur, que todo esto esté ya en marcha, quiere decir que un nuevo estilo de hacer se está haciendo. Y es un estilo muy diferente de la banca del neoliberalismo. Con las nuevas formas que vamos creando no anulamos cosas, pero las relacionamos de forma diferente, poniendo siempre como centro la persona. Lo primero es la persona y sus núcleos primarios: la familia, la comunidad... lo local. Y de ahí, para arriba. En cambio, el neoliberalismo es imposición. ¿Quién ha consultado a quién para dar alternativas a lo que llaman "crisis"? Nadie. Es imposición total. Por eso la democracia ha perdido el sentido: yo doy un voto, y después hacen lo que quieren de mi voluntad. Allí esto estaba pasando también, pero ha habido una serie de cambio radicales, y ahorita se está dando el poder a la organización popular. Aunque cuando decimos "dar", en realidad es crear. Porque el espacio ya está copado. Lo que hay que hacer es cambiar las estructuras, empezando por la misma mente. Para que poder vivir sea más fácil. Nunca vamos a llegar a la plenitud, pero sí a una mayor alegría. Que vivamos en un mundo donde sea posible vivir. Y que no lo destruyamos. Podemos organizarnos de otra manera. El trabajo es lo único que la persona tiene para poder desplegar sus potencialidades. Al negarle al otro la posibilidad de trabajo, le estoy negando el poder ser, le estoy anulando, le estoy convirtiendo en un parásito. Porque no tenemos otra cosa. Pero, claro, la mentalidad que se nos daba era otra cosa: que si vas a la universidad, es para no trabajar. Porque "harto trabajé yo como burro", que decían nuestros padres. Por eso hay que hacer un cambio en la mentalidad que llevamos. El capital no es capital, es sólo un instrumento de trabajo. No puede servir más que para eso, no como instrumento de especulación. Entonces, esa serie de países que llaman "paraísos fiscales" son un robo directo a todo el mundo. Así lo vemos los de la Teología de la Liberación. Lo vemos así desde allá, desde el pobre. Porque si el pobre es pobre, es porque otros le han robado la posibilidad de ser. Y si le han robado, yo puedo cambiar la estructura para hacerla más favorable a todos. ¿O es que es eterna? Si la estructura ha sido hecha por hombres, yo también la puedo hacer. La puedo cambiar, y la cambio.

Todo esto suena a Bienaventuranzas, a Doctrina Social de la Iglesia, pero también a Marx. ¿Les han acusado alguna vez de ser marxistas?

El Espíritu de Dios está en todas las partes y en todas las personas. Y sin necesidad de pedir permiso, y aunque algunos lo nieguen. Dios actúa en todos, también en Marx. ¡Claro! Por supuesto. Y en Eloy Alfaro, en Manabí, que es el exponente número uno de la revolución en Ecuador, y sin embargo se enfrentó a su obispo y le "excomulgó", e hizo que el obispo se tuviera que salir para Colombia. En nuestra catedral está toda la historia de la Salvación puesta en grandes retablos, muy bonitos y muy bien hecho técnicamente. Y en uno de ellos te encuentras a Eloy Alfaro, entre los evangelizadores de Manabí. ¿Acaso Eloy Alfaro no luchó para que hubiera igualdad? Muchos de los derechos que tenemos hoy día son fruto de su lucha.
Cuando hablamos de una realidad única, estamos mintiendo. Porque el Espíritu de Dios no está encerrado. ¿Quién soy yo para determinar dónde está el Espíritu de Dios? Yo sólo puedo dejarme influir por el Espíritu, que nunca crea muerte. Si es vida lo que se está creando, allí está el Espíritu de Dios. Gracias a Dios, la luz tiene muchos colores y ribetes. La alegría de vivir viene, precisamente, de alegrarnos de la diferencia. Si no, ni la vida familiar se puede llevar a cabo.

¿O sea que la construcción del Reino tiene que contar con la lucha social y con las fuerzas políticas, pero no es sólo política?

Todo junto. Si yo actúo políticamente y hago una política para que la persona crezca, desde el poder y en el poder estoy creando espacios. Estoy creando un nuevo estilo de vida más cercano al corazón de la persona. En definitiva, la clave es sentir amor por el otro, aprecio por el otro. Es así como uno se afirma en sí mismo. El amor es la clave de la política, de la filosofía, de la educación, de todo.

Eso que usted está sosteniendo aquí suena a utopía. Son bueno deseos, buenos ideales, pero sabemos que, en estos momentos, aquí son irrealizables. ¿Actualmente están ustedes, en Latinoamérica, más cerca de esa utopía que nosotros?

Sí. Allí ya se está realizando.

Luego, ¿los pobres nos llevan la delantera en ese sentido?

Así es. Y es que siempre ha sido así. Los cambios sociales siempre han sido hechos desde el movimiento de los pobres. Y cuando no ha sido hecho así, ha engendrado mayor injusticia.
Los sociólogos de la Liberación decimos que la realidad vista desde el poder, siempre es mentirosa. Siempre tienen que falsearla, siempre justifican el dolor ajeno. Hasta dicen "primer mundo, segundo mundo, tercer mundo, cuarto mundo" para estar sentados en el mundo que quieren, a costa de los demás. Y no es así: estamos todos en la misma mesa. El mundo es una sola familia. No hay raza negra o blanca. La misma ciencia va tumbando todos esos mitos y supersticiones, ahí no hay contradicción. Estamos más coloridos o menos coloridos, pero todos partimos de una sola raza. Y el mundo es de todos, no de unos pocos. La ley del sálvese quien pueda va contra el Reino radicalmente. Es asesina. Por eso, a todo aquel que se pone al frente, hace unos años lo asesinaban. Con el señor Jesús, los poderes de su tiempo hicieron exactamente lo mismo.

¿Como con Ellacuría, Romero...?

Claro.

¿Y aquí en Europa, hay también signos de cambio? ¿Quizá en los movimiento juveniles, en los indignados, el 15-M...?

Tengo una imagen en mi cabeza de hace años, cuando estaba el movimiento del 0,7%. Recuerdo que en la Castellana se pusieron cantidad de carpas, de todo estilo, ideología y pensamiento. Realmente variopinto. Y yo me pegué la gran alegría, la gran risotada: "¡Hay que ver! Un 0,7 que no soluciona ninguno de los problemas del Tercer Mundo, la menos se ha convertido en un signo de unidad por un cambio social, en el que todos están de acuerdo". Lo demás no importa. ¿Quién le va a preguntar a una semilla de un gran árbol, cuando está enraizándose y haciéndose una con la tierra, qué es lo que va a ser después o si dará fruto? Ésa es la actitud de los medios de comunicación: preguntarle a la semilla que, si no va a dar fruto, para qué está creciendo. Y el cacareo que he estado escuchando estos días (a cantidad de "doctos") sobre la crisis, es eso. Por un lado, decimos que no creemos en los brujos y que ahorita ya no vamos a que nos lean el futuro, pero, en cambio, somos perfectos brujos. Y queremos que los movimientos nos digan ya qué van a hacer, cómo lo van a hacer... No, mijo. Ni siquiera a mis niños les he podido dar yo la línea de ser de ellos. Yo les he dado aportes para que ellos vean a ver por qué línea van. Y por eso me quieren.
En cuanto al 0,7%, me llegó por allá en una revista de la HOAC una viñeta que representaba una barra de pan. En el cucurucho ponía 0,7: "¡Coño, lo mejor!". Estaba muy bien expresado. Peor yo creo que sí se ven signos, realmente. Me he cruzado con personas y con grupos que están ya en un nuevo tratamiento con la tierra y en un nuevo tratamiento de sí mismos. Ya pretender comer "no químicamente", sino adecuadamente a lo que somos. Porque, cuando yo era profesor de filosofía, explicaba que la vida humana no es reflejo de la naturaleza, como suele decirse. Es la evolución de toda la vida de la naturaleza. Entonces, si yo no vivo la vida vegetal, no puedo ser humano. Y si no vivo la vida animal, tampoco es posible. La idea principal de la naturaleza es muy fácil, aunque yo la he tenido que aprender a golpes porque allí era extranjero: Figúrese un árbol que hemos cogido de un vivero, y que llevamos a Andalucía y lo plantamos. Preguntémosle de dónde es. Solamente puede ser de esa tierra, en tanto en cuanto se haga uno con esa tierra. Si no se hace uno con esa tierra, muere. Así nos pasa humanamente, idéntico. Pero el liberalismo es la insatisfacción: nadie quiere estar donde está ni estar feliz con lo que tiene. Yo soy de donde estoy. No puedo ser en otra parte. Y si no siento en mis venas el golpe en la mejilla de mi hermano, ¿qué sangre corre por mí? ¿Humana?

Pero también se siente nostalgia por donde uno ha nacido.

Claro. Yo a mis hermanos los recuerdo, es decir, los paso todos los días por mi corazón. Porque están en mí, son mi ser. La persona humana es demasiado rica como para describirla en cuatro cositas. No podemos imaginarnos lo que somos y lo que podemos ser.

¿Cómo funciona la Fundación? ¿A cuánta gente llega?

Empezamos actuando a la par en 415 comunidades (pueblos pequeños) de toda la provincia de Manabí. Empezamos con un proyecto completamente asistencialista: dar el desayuno en las escuelas, con el objetivo de que los niños pudieran trabajar dos o tres horas más después. Porque normalmente van a la escuela desde muy lejos, malnutridos, y no rinden. Entonces, hubo un programa nacional de la conferencia episcopal con apoyo de gobierno, para dar desayunos escolares. A partir de ahí, vimos cómo podíamos ir cambiando la interrelación de las personas y los grupos. Aprovechamos para crear un espacio comunitario dentro de la escuela, que hasta entonces era propiedad del profesor. De esa forma, la comunidad entró en la escuela. Ya no se quedaba en la puerta esperando a que el maestro le recibiera. Y además, al ir a la escuela, las mujeres podían salir de su casa, sin necesidad de permiso del marido. Porque iban a la escuela a hacer lo mismo que estaban haciendo en la casa: cocinar y repartir comida. Así creamos un espacio de encuentro de mujeres. Y empezamos a dar talleres de nutrición, de autoestima... Ya se les habrán dado miles de talleres, con apoyo del voluntariado de acá, porque desde un principio para nosotros el voluntariado fue principal. Porque, políticamente hablando, según la organización internacional en la que vivimos ahora, un pueblo solo no puede hacer nada. Hay que interrelacionar los pueblos, y para eso hay que crear la solidaridad internacional. Los voluntarios son una rama muy buena para ir creando esa mentalidad. Entonces, con apoyo de ellos, se logró todo esto.

Esos voluntarios de ida y vuelta, que van a prestar un servicio, ¿vuelven, de alguna manera, convertidos? ¿O al menos tocados?

Tocados, sí. Nosotros decimos "la semillita ya la lleva".
A partir de ahí se fue organizando la mujer. Porque la mujer es, en Manabí en concreto, el sector más vulnerable entre los pobres. Entonces, si queríamos ver, hacer, planificar y celebrarlo, tenía que ser desde ahí. La ayuda se la dábamos a la familia, porque el padre y la madre tienen el derecho, para poderse realizar como padres, de dar de comer a sus hijos. Si no se deja que les den de comer, se está anulando su paternidad. De nada sirve hablar luego de la familia. La familia se construye. Por eso eran los padres de familia los que daban el desayuno escolar a sus hijos.

¿Por qué se llama Fundación Santa Marta?

Es casual. Cuando nos reunimos con las mujeres en la organización, después del saludo leemos una parte de la Palabra de Dios, y la analizamos para sacar conclusiones para la propia vida. Una vez estábamos comentando el pasaje de las hermanas María y Marta, y alguien preguntó: "¿Será María?". Y todos dijimos: "¡Marta!". Ahí quedó.

¿Qué se puede hacer desde aquí para colaborar con sus proyectos?

Tenemos que revisar nuestros criterios, pensar en cómo suceden las cosas allá. No decir directamente, "La Repsol, tal y tal...", sin pensar antes qué hace la Repsol allá, a nivel político y económico. Nosotros no negamos la presencia de multinacionales españolas allá, todo lo contrario. Pero queremos que estén parlamentando entre iguales, no desde el poder. Los recursos son del país, y por tanto el país es el que debe controlar el manejo de los recursos, no una fuerza exterior. Todo eso hay que tenerlo en cuenta desde acá.

Concienciación básica, ¿y también ayuda?

Sí, en este momento la ayuda solidaria es más urgente, porque a nivel de instituciones se ha cerrado. El voluntariado, en este momento, nos aportaría mucho más que en otros tiempos, porque nos ahorraría realmente recursos a la hora de cerrar los programas. Es una necesidad que ya tendríamos cubierta, porque el recurso principal es el talento humano.

¿Una página web donde la gente pueda entrar y contactar con ustedes?

www.asociacionmanabi.com
www.casadelamujermanabita.com

Trabajamos en red desde estas dos direcciones, con la organización de Francia, Guatemala, donde el año que viene ya comenzamos a recibir voluntarios para los programas; y Ecuador. Esto, en definitiva, es demasiado sencillo: consiste en ser uno mismo. Allí se suele decir: yo soy mango, y daré mangos esté donde esté.

Parece usted un profeta, pero un profeta sonriente y alegre.

Lo bueno de Latinoamérica es la alegría de vivir.



lunes, 18 de junio de 2012

CARTA AL ARZOBISPO GENERAL CASTRENSE

Sr. Juan del Río, Arzobispo General Castrense de España, le escribo esta carta abierta con motivo de la celebración en esta última semana de mayo del Día de las Fuerzas Armadas.


Como yo vivo en Jerez y usted ha sido Obispo de Asidonia-Jerez le conozco un poco, aunque no personalmente, por sus escritos publicados hace pocos años en la prensa local, por su trayectoria eclesiástica, etc. Sin ánimo de zaherirle le digo claramente que su antecesor, el recordado obispo Rafael Bellido, sí conectó de verdad con la ciudadanía (además de con sus feligreses) y una gran parte del pueblo sentía un gran respeto por este hombre afín, me parece, a las ideas más o menos progresistas del papa Juan XXIII. Sin embargo usted –según se dice aquí– no logró esto y algunos, estoy seguro que no le extrañará que se lo diga, opinan también que nuestra ciudad y sus graves problemas no pasaron más allá de ser para usted un escalón más en su exitosa carrera eclesiástica. No dudo que haya hecho usted algunas cosas positivas en mi ciudad, pero supongo que sabe cuál es el recuerdo –digamos un tanto ‘formal’– que de usted se tiene aquí.



Respecto a mí -que, lo reconozco, tampoco he hecho grandes cosas por mi ciudad- me presento a usted rápidamente: no soy cristiano, participo en el movimiento pacifista y mis puntos de vista están recogidos en este modesto blog:http://noviolencia62.blogspot.com. Sepa también que tengo muchos y buenos amigos y amigas cristianos y cristianas en Jerez, los cuales trabajan ejemplarmente –en medio de un tsunami social sin precedentes– por una sociedad más justa, solidaria y en Paz. Por estas personas siento un gran respeto y afecto, ellos y ellas lo saben y yo se lo digo a usted aquí.


Bien, no le entretengo más con presentaciones, aunque las consideraba necesarias para situarnos y para situar al lector/a de esta carta.


He leído en su web (http://arzobispadocastrense.com/arzo/) que dio usted una charla, reseñada en un periódico bajo el llamativo título de “Las armas de Dios”, en Gijón el pasado día 22 de mayo donde dijo que “hoy en día los militares son los centinelas de la paz”, así como que usted se siente orgulloso de pertenecer a las Fuerzas Armadas y que “la muerte de Dios es la consecuencia del servicio a otros muchos dioses, como el dinero, el consumo, el placer… y del culto a la razón, que nos ha llevado al nihilismo. Sólo la cultura de la verdad y el amor podrá llenar el vacío creado por la posmodernidad”. La cultura de la verdad y el amor dictada por la Conferencia Episcopal Española, supongo… Por otra parte, ¿no muere Dios, también, cuando sus hijos -sean del bando que sean y ya civiles o militares- mueren a decenas de miles en Libia, Afganistán, Irak…?, ¿puede construirse la cultura de la verdad y el amor a base de bombardeo tras bombardeo?, ¿no es la guerra el peor ‘culto a la razón’ imaginable, señor?.



En fin, no me extrañan las ideas y sentimientos expresados por usted en esa conferencia (que sólo conozco por la reseña aludida) sobre la cultura del amor; lo mismo que no ignoro el significado político de sus palabras en la visita que realizó al ejército español desplegado en Herat (Afganistán) en noviembre de 2009 donde animó “a todos a seguir en el empeño de trabajar por la paz y la justicia de los pueblos". Una crónica periodística de esta visita decía: <>.


También le he oído atentamente en un vídeo [http://www.youtube.com/watch?v=aQ3ttcBIt40: “Iglesia y Ejército”] en el que usted hace una defensa cerrada de las intervenciones militares de España en Líbano, Afganistán y frente a las costas de Somalia. Me sorprende un poco –pero no mucho– oírle decir, sonriente, que las Fuerzas Armadas no hacen la guerra sino que se dedican a “defender a España”, llamar a los militares “guerreros de la paz” y “guardianes de la paz”, que los enemigos de España en Afganistán podrían amenazarnos directamente si no nos defendemos ahora... etc. Especialmente, me ha llamado la atención en este vídeo cómo narra usted el encuentro internacional de capellanes castrenses, tratando de dejar claro que también otras religiones procuran a sus ejércitos unos servicios religiosos… como si todas las confesiones, Dios mismo en suma, aprobasen las guerras como una forma inevitable de resolver los conflictos humanos.


Bien, el caso es que intento transmitirle mediante esta carta algunas cosas muy concretas que paso a enumerarle: 1º.- mi desacuerdo con respecto a su posición (la de la Conferencia Episcopal Española) de claro apoyo a las directrices belicistas que la OTAN impone a España, 2º.- mi estupor por su discurso evangélico, en el que el amor cristiano y la defensa armada de los ‘valores democráticos’ aparecen como, prácticamente, la misma cosa, 3º.- mi denuncia de su insistente e inquietante apuesta por la guerra como única opción para llegar a la Paz, 4º.- mi disgusto al comprobar cómo su representante, el vicario general de la Marina de Guerra, el sacerdote D. Javier Orpinell, bendecía a primeros de octubre de 2010 esa costosa arma para la Paz que es el nuevo portaviones Juan Carlos I (con un coste de 400 millones de euros), 5º.- mi desagrado al ver cómo, de un modo que de verdad considero completamente innecesario, la Legión acude a actos religiosos como, por citar sólo el caso más conocido, la procesión de Semana Santa del Cristo de la Buena Muerte en Málaga o a actos en su catedral (http://www.diariosur.es/v/20110817/malaga/legion-trae-colas-20110817.html), 6º.- mi desacuerdo con la financiación por parte del Ministerio de Defensa del inmueble que usted ocupa en c/ Sacramento (Iglesia Catedral de las FAS, Madrid), 7º.- mi deseo de que, mientras no sean suprimidos por ley los vínculos entre Iglesia y Ejército (como ya se hizo en la IIª República por Ley de 30 de junio de 1932), sea usted sustituido en su cargo por otra persona que, al menos, no sea tan celoso defensor de la idea, me parece que poco acorde con el mensaje de Paz de Jesús, de que la fuerza de las armas es la “garantía de la paz” -según sus palabras-.



Obviamente, tengo el sincero convencimiento de que usted, a pesar de su poco meditado discurso a favor de los “guerreros de la paz”, aborrece las guerras y la destrucción de toda vida humana, lo mismo que, no lo dudo, la inmensa mayoría de los militares. Pero le considero, en toda regla, un adversario político a quien expresarle decididamente, como hago a través de esta carta, mi más firme desacuerdo (a sus ideas). No es un rechazo a usted como persona ni a las personas que componen las Fuerzas Armadas, sino exactamente a esa forma de pensar que usted defiende sin tapujos (que el armamentismo y las guerras –la “Defensa”, según su enfoque– son las que “garantizan la paz”) y que, en mi opinión, ha conducido a España a convertirse en la 6ª potencia exportadora de armas del mundo o a instalar en la Base de Rota un sistema de armas nucleares (el escudo antimisiles lo es en la medida en que está concebido también para una guerra atómica) o a implicarse en numerosos conflictos (como el de Libia) en donde podríamos y deberíamos haber adoptado medidas de Paz de las que usted, me parece, jamás habla.


No sé si participará o no usted en Valladolid el próximo sábado 2 de junio en los actos centrales del Día de las Fuerzas Armadas. Si lo hace, no tengo esperanza de que hable usted de la Paz que no se construye con las armas, o de la reconciliación en la justicia, o del desarme, o de la dudosa moralidad de mantener gastos militares inmensos en épocas de crisis, o de seguir implicados en la fabricación de costosísimas armas como el avión A400M (que no sé si ya habrá bendecido usted en algún evangélico acto)… no, no tengo ninguna confianza en que usted, con el mismo valor que Jesús habló de la Paz, se posicione claramente frente a las guerras. Entonces, al menos, le pido que cuide mínimamente su lenguaje en el sentido, sobre todo, de no querer convencer a la sociedad de que “tenemos que defendernos”, cuando son los países occidentales los que están arrasando a otros países, con el poder de nuestras sofisticadas armas, para “garantizar”, según usted, la Paz. Ya le he dicho que yo no soy cristiano, pero tengo la certeza, por cristianos y cristianas amigos míos, de que ese planteamiento suyo (y de la Conferencia Episcopal Española) es absolutamente ajeno al mensaje de Jesús.



Usted ha escrito estas palabras: “Las consecuencias de la cultura del vacío llevan al ofuscamiento de la conciencia, no hay búsqueda de la verdad, se cae en la mentira y la codicia, y produce terrible soledad colectiva… La cultura del vacío cercena la esperanza, crea miedo al futuro y pánico a la muerte”. Yo le escribo, en forma de interrogantes, estas otras quizás más sencillas de comprender: ¿no serán sus ideas sobre la guerra y la Paz las que podrían conducirnos, más directamente, al vacío y al pánico?, ¿o es fiable una jerarquía eclesiástica –aparatosamente apegada a los intereses de los poderosos– que con una mano predica el amor entre los hombres y con la otra se muestra tan complacida con la defensa armada de los “valores democráticos” en todo el planeta?, ¿o cuando matamos afganos o los afganos nos matan a nosotros el mensaje de fraternidad de Jesús –que todos somos hermanos y que hemos de amar al prójimo– queda eventualmente suspendido por obra y gracia de su peculiar enfoque pastoral castrense?.


Bien, sé que se me nota demasiado -desde el principio- cierta ira en este sentido escrito… y sé que la ira no es buena compañera cuando de lo que se trata es de entenderse incluso con quienes –como usted y yo– comparten, quizás, pocas cosas. Pero créame, mi intención no es acusarle de nada. No le considero a usted malo y a mí bueno. De verdad, no es así. En todo caso, no he querido amputar este escrito con ardides literarios que ocultaran mi enfado con sus ideas políticas [enfado que también, si tiene tiempo, puede comprobar aquí: http://noviolencia62.blogspot.com.es/2012/03/moral-de-sacrificio-no-cultura-de-la.html]. Le pido a usted paciencia con mis puntos de vista porque confío en que vea en mí –aparte de a un oponente político– a una persona que respeta la vida humana (sin ser creyente)... algo que sí debe unirnos fuertemente.


Señor, aunque mi cultura católica es escasa, he sabido que en el epílogo de una carta que Pablo de Tarso dirige a los efesios aparecen unos versículos que, en el ejemplar que tengo en mi casa, con un nihil obstat de 1964, está titulado así: “Las armas del cristiano”. Al parecer, el apóstol Pablo le dice a sus seguidores, precisamente tomando términos de la armadura de los soldados romanos (que él conocía bien), que no usen otras armas que la fe, la verdad, la oración, la justicia y “prontos para anunciar el Evangelio de la Paz”. Su objetivo, yo creo que Pablo lo dice sin decirlo, es hacer saber a los cristianos de entonces que la forma de oponerse a los romanos no es otra que el camino espiritual del propio perfeccionamiento en la doctrina del amor de Jesucristo. No sé si usted aprobaría esta interpretación mía del epílogo de Pablo: que todo lo que se refiera a Dios y a los que lo aceptan en su corazón es, precisamente, sin armas, es decir, en el amor, en la No-violencia. Pero debo preguntarle, sr. Juan del Río, Arzobispo General Castrense de España, si usted considera que los numerosos y mortíferos sistemas de armas comprados por las Fuerzas Armadas españolas en estos años, sistemas que han generado una deuda de 30.000 millones de euros [puede consultar por ejemplo:http://politica.elpais.com/politica/2011/08/12/actualidad/1313163003_049342.html], tienen o no algo que ver con las “armas del cristiano” a que se refiere Pablo de Tarso. Usted, que parece haber superado la posible contradicción entre el quinto mandamiento y el ejercicio de su oficio de Arzobispo Castrense, se muestra muy partidario de “defenderse” militarmente, pero ¿gastarse 12.000 millones de euros en 87 aviones letales, los Eurofighter, forma parte de la defensiva estrategia del amor a la que usted se refiere en sus arengas? [consulte, si quiere, esta noticia sobre ese avión de guerra en:http://politica.elpais.com/politica/2011/12/04/actualidad/1323028067_593751.html].


No se ofenda por el uso de la palabra “arenga” en esta carta refiriéndome a sus puntos de vista castrenses. La R.A.E. no dice de ese vocablo más que esto:1. f. Discurso pronunciado para enardecer los ánimos… y no me negará que dotar de argumentario teológico a las aventuras bélicas del PSOE y del PP en Afganistán no es, en toda regla, enardecer los ánimos… Yo creo que sí lo es. Claramente.



Qué lejos todo esto, señor, de la ternura, la fraternidad y el amor que se desprende, por lo que sé, del mensaje de Jesús de Nazaret. Menos mal que otros muchísimos cristianos en este país denuncian con firmeza y valentía la locura armamentística en que se ha embarcado el estado español y que a usted no parece preocuparle mucho. Se trata de cristianos que o han sido insumisos (que el obispo Rafael Bellido apoyó valientemente) o participan activamente, por ejemplo, en campañas de concienciación frente a la financiación de armas nucleares, químicas o biológicas por parte de la banca española.


Pero debo terminar ya esta carta. Y lo hago diciéndole que tuve la gran suerte de conocer aquí en Cádiz a un católico, ya fallecido, por quien siento, y muchos sentimos, un inmenso respeto: Gonzalo Arias, autor de numerosas acciones públicas y libros comprometidos con la Noviolencia. Probablemente usted lo conozca o, quizás, haya leído algunos de sus pioneros trabajos. Bien, me despido de usted con profunda tristeza (aunque decidido, como le he dicho, a oponerme públicamente a sus ideas) y le dejo, para que las medite justo antes de su posible arenga [en el sentido etimológico citado] del próximo sábado 2 de junio en Valladolid en el Día de las Fuerzas Armadas, con dos preguntas de Gonzalo Arias, cristiano ejemplar y pionero de la Noviolencia en España: “¿Es cierto, entonces, que los teólogos que han aprobado las distintas formas de homicidio <> (guerra, legítima defensa, pena de muerte a los criminales) lo han hecho bajo su propia responsabilidad y no como desarrollo del evangelio?. ¿Es cierto, sí o no, que el sermón de la montaña se presenta como una superación de la moral antigua, que admitía la licitud de quitar la vida al enemigo?” (en Gonzalo Arias: “La no violencia, ¿proyecto o reto?”, Ed. Manantial, Málaga, 2007, pág. 166).


Atentamente,
Cristóbal Orellana (Jerez)
[Viñetas de El Roto]






domingo, 17 de junio de 2012

FINANCIAR LA ESPERANZA

Koldo Aldai

Dicen que se acerca ya el ansiado dinero de Bruselas. Quizás pararnos y primero pensar lo que queremos financiar, quizás detenernos y reflexionar sobre el empleo de esas ingentes sumas. Todo apunta a que esa gran ayuda irá a parar a los bancos insaciables, a una producción en importante medida desnortada. Financiar más de lo mismo o atrevernos a creer que otro modelo basado en el compartir y el cooperar es posible y por lo tanto inyectar el dinero en ese empeño.

No queremos nuevos y supersónicos coches, nuevos y superfluos bienes, no queremos más e inconsciente consumo. Queremos pan y futuro para todos los hermanos que pueblan esta tierra bendita. No queremos comprar más, queremos ser más, crear más, amar más... Nos asfixia una omnipresente publicidad que jamás habla a nuestras verdaderas necesidades, que nunca atiende las demandas de nuestra alma. No queremos lo último de la última gama de aparatos..., queremos que los últimos de la tierra se sienten a nuestra misma mesa y juntos compartamos un mismo y más feliz destino.

Ahora o quizás ya nunca. Hay que reinventar el mundo y nuestras relaciones.

Pensamos que la economía era ocuparnos de nosotros mismos, cuidar de nuestros deseos y caprichos inmediatos y nos equivocamos de forma flagrante y dolorosa. Ahora sabemos que la economía es el arte de sostener la comunidad y la Vida y sus Reinos; es la oportunidad de proporcionar bienes y servicios al conjunto, ya nunca jamás de hacer subir y subir, a saber a costa de qué y de quién, los números de nuestra cuenta.

No, no queremos dinero de Bruselas, queremos repensar la civilización, antes de que sea demasiado tarde, antes de que este modelo económico se torne por completo insostenible, antes de que no quede tierra y agua puras para los nuevos humanos que ya están llegando.

No, no somos economistas. No conocemos más "prima" que aquella que nos sonrojaba con sus ojos azules y su mirada inocente, aquella que suspirábamos ver al otro lado del mantel de la ancha familia. "Riesgo" era sólo el temblor en su ansiada vera. Nos hablan de deuda y necesariamente hemos de recordar a los animales cruelmente enjaulados, masiva y diariamente degollados; obligatoriamente evocamos el agro intoxicado.

No sabemos de economía pero amamos la tierra y los árboles y los mares y los ríos y deseamos defenderlos y deseamos por siempre vivir en armonía y unión con ellos. No, no sabemos de economía, pero sí de relaciones fraternas, sí de respetar y venerar el sudor ajeno, aunque se vierta en frentes que están al otro lado del mundo. No sabemos de economía, pero alcanzamos a comprender que no es de ley enriquecerse a costa del trabajo del otro, especular a costa de terceros, porque se tiene la cartera más llena y se conoce mejor la jugada.

No concebimos beneficio a golpe de ratón. No, no sabemos de la economía que se maneja desde lejanas y autistas pantallas, conocemos la pequeña y más real economía, aquella a ras de suelo y del milagro una y otra vez renovado de la semilla, aquella economía voluntariosa alejada de los edificios "inteligentes" y los centros financieros. Sabemos de la economía del gozoso esfuerzo, de la azada que nos rinde, de las manos que se pierden en esta o aquella masa, del disfrutar los sabrosos frutos de ese agotamiento... Inundan los campos de gigantes máquinas, contribuyen a envenenar la tierra, a matar los mares y los ríos... y después nos dicen que eso es progreso. Que se quede el dinero en Bruselas si va a engrasar la misma producción sin conciencia, la misma economía del sálvese quien pueda, la misma macrolocura de plástico y antojo, de supuesta felicidad a corto plazo.

No sabemos de economía, pero sabemos dónde vamos, discernimos qué queremos. Nos consta que un mundo y un tiempo se acaban y felizmente arrancan otros. Sabemos que una civilización materialista y de propio ombligo se derrumba y otra tímida, silenciosa, de manos y corazones abiertos, cargada de futuro y esperanza, despierta. No, no queremos dinero de Europa para repetir la misma y agotada trastada.

Ahora ganemos todos, sobre todo gane la Madre Tierra que lleva tanto tiempo perdiendo, sobre todo ganen las futuras generaciones que llevamos tanto tiempo olvidando, sobre todo gane un nuevo orden solidario, una nueva justicia, una nueva paz y belleza compartidas sobre la faz de este mundo.

Sostenibilidad es observancia de la ley de la solidaridad universal. Que se ayuden y financien los sectores, iniciativas y desarrollos solidarios con el presente y con cuantos, humanos o no, lo habitamos, con el futuro y con cuantos heredarán este aún maravilloso escenario. De la capital de Europa viene ya un blindado cargado de dinero, pero nosotros/as lo que necesitamos es un recargo de fuerza y de fe, de convencimiento de que podemos hacer las cosas de otra forma, para que por fin nadie se quede a la cola, para que nuestros ríos canten de nuevo alegres y nuestra tierra sonría reverdecida, colmada de frutos sanos.


miércoles, 13 de junio de 2012

¿PROHIBIDO SOÑAR?

Victor Codina.

El psicólogo Carl Jung cuenta en su Diario que en un viaje a África se entrevistó con un viejo sabio para preguntarle sobre sus sueños. El anciano africano, vestido con pieles de mono, le respondió que él antes soñaba, pero desde que los ingleses habían colonizado el país y decían ya tener la solución para todo, él ya no soñaba…

Tal vez hoy nos pasa algo semejante. Hace algunos años soñábamos con el mayo francés del 68, con el “dream” del mundo no racista de Luther King, con la Unión Europea y el Estado de bienestar para todos, con las propuestas de los ecologistas, de las feministas, de los indígenas, del Foro Social Mundial…En la Iglesia soñábamos con la utopía del Papa Juan, con la Iglesia de los pobres, la teología de la liberación, el ecumenismo y el diálogo interreligioso…

Pero hoy la dura realidad se ha impuesto: el FMI, los bancos, los paraísos fiscales, las multinacionales cada vez más agresivas, el cambio climático, los fabricantes de armamento, el duro invierno eclesial…nos vienen a decir que no hay que soñar, que hay que ser realistas y aceptar lo inevitable, que nada puede cambiar. Parecería tener razón Calderón de la Barca: “los sueños, sueños son”…

Frente a este realismo de los tecnócratas, Juan XXIII al comenzar el Concilio Vaticano II afirma disentir de los profetas de calamidades que no ven más que prevaricación y ruina en el mundo y en cambio profesa su fe en la acción providente de Dios en la historia. Los cristianos podemos soñar porque, como Pedro afirmó en el discurso de Pentecostés, la venida del Espíritu actualiza la profecía de Joel de que en los últimos tiempos los hijos y las hijas del pueblo profetizarán, los jóvenes tendrán visiones y los viejos soñaran sueños (Hechos 2,14-19).

No nos dejemos acobardar por el pesimismo reinante ni por la lógica de lo irremediable, no nos dejemos engañar con fáciles e ilusorias soluciones, sigamos luchando por un mundo mejor, porque creemos que el Espíritu del Señor Jesús llena el universo, él es quien conduce la historia de la humanidad y nos da fuerzas para poder revertir el curso de la historia presente. Todavía podemos tener sueños y soñar.



martes, 12 de junio de 2012

LA SINRAZÓN DE LA RAZÓN

José I. González-Faus, SJ

Esta reflexión podría llevar como subtítulo “el segundo mandamiento laico”. En el sentido siguiente: es conocido que Jesús de Nazaret, cuando le preguntaron por el mandamiento más importante de todos, se negó a presentar sólo uno. Hay otro mandamiento similar e inseparable del primero: no sólo amar a Dios sino también amar al prójimo como a uno mismo. Hoy quisiera parodiar a Jesús de manera laica y sin meter a Dios de por medio (incluso aunque uno piense que Dios siempre está de algún modo, aunque no lo metamos nosotros). Pero conservando la intuición de que “no hay uno sin dos”.

Si nos preguntan por la norma fundamental de convivencia en los inevitables conflictos de la vida, solemos pensar que lo decisivo es quién tiene razón. Si tengo yo razón, conflicto resuelto; y si persiste la confrontación, toda la culpa será de la otra parte. Pues no. Junto al punto decisivo de tener o no tener razón, hay otro igual de importante: qué uso hago de la razón que tengo. Y ahí solemos fallar todos: usamos tan mal la razón que tenemos que acabamos perdiéndola total o parcialmente.

Un primer uso erróneo de la propia razón consiste en creer no sólo que tengo razón sino que tengo toda la razón. Reaccionando así perdemos el único camino de reencuentro, que discurre por lo que sugiere el significado etimológico de la palabra “diá-logo”: dejarse atravesar por la razón del otro. La cual no negará mi razón pero puede matizarla, situarla o completarla. Cuando ambas partes se dejan atravesar de veras por la razón del otro (cuando dia-logan) brota la reconciliación. Pero hoy vamos a fijarnos en otras sinrazones que se producen cuando uno tiene prácticamente toda la razón, o está, como decimos, “cargado de razón”. Veamos algunos ejemplos de estas otras sinrazones.

Después de la barbarie del 11S es innegable que los EEUU estaban cargados de razón contra un sector del mundo islámico. Parece igualmente claro que perdieron casi toda esa razón con la barbarie de Guantánamo. Obama lo reconoció cuando prometía el cierre de Guantánamo como uno de sus primeros objetivos si llegaba a la presidencia. Que no lo haya cumplido (por impotencia o por incoherencia) confirma de rebote la sinrazón de aquella cárcel: las promesas de Obama resultaron ser “un homenaje del vicio a la virtud”, según la definición que daba Tanqueray de la hipocresía.

Hace meses hablé en estas páginas de la sinrazón que supone la existencia de ETA, aun reconociendo la realidad de un “conflicto vasco”. Pero la coherencia obliga a reconocer que el gobierno de Felipe González perdió parte de su razón cuando recurrió a los GAL como forma de lucha contra ETA. Y hoy, la barbarie etarra tampoco es razón para que el PP exija una vinculación total con su afán de humillar a ETA sin condiciones, y anatematice como “equidistancia” cualquier intento de facilitarles la desaparición (con políticas de presos etc. Pues equidistancia significa situarse exactamente a mitad de camino; mientras que la honradez puede exigir situarse más, o mucho más, cerca de unos que de otros sin llegar por eso a la identificación total.

Pasando del campo político al eclesiástico, la institución eclesial y alguno de sus jerarcas resultan hoy criticables y a veces hasta escandalosos; pero ello tampoco es razón para que las críticas se conviertan en descargas de la propia adrenalina, o en excusa para ciertos ateísmos movidos en realidad por otras razones que ellos prefieren no confesarse.

Si de los campos institucionales pasamos a los personales, los peligros de esa sinrazón son aún mayores. Ignacio de Loyola dijo que fundaba la Compañía “para reconciliar a los desavenidos”: y a uno le vienen ganas de responder “¡imposible!”. En casi todos los conflictos en que te ves implicado, las partes exigen no sólo que se reconozca su razón sino que se justifique también su modo de reaccionar. Se exige el “totalmente conmigo”. Y si no, te acusan de “totalmente contra mí”: la otra parte no tiene nada de razón porque la tengo yo toda. Así no hay reconciliación posible.

Nuestro inconsciente es tan sutil que, a veces, va incluso más allá: no sólo absolutiza la propia razón sino que recurre a la provocación para privar de razón al otro: si temo que tengas razón contra mí, intentaré provocarte hasta que reacciones de manera injusta, para luego agarrarme a esa injusticia y pretender que soy yo quien tiene la razón. Los conflictos de pareja se ven a veces marcados por esta sutil manera de proceder, quizás inconsciente.

Cada quien conocerá sus ejemplos. Aquí sólo pretendíamos subrayar que no todo está resuelto con tener razón. Es preciso también integrar la razón que pueda tener la otra parte. Y sobre todo, hay que procurar no perder la razón que tengamos por el mal uso que hacemos de ella.

Un segundo mandamiento casi más difícil que el primero….



lunes, 11 de junio de 2012

CARTA A UN CRISTIANO DESCORAZONADO

Pedro Miguel Lamet

Querido amigo:

Ayer me dijiste que querías apearte andando de este mundo, que los pilares de la sociedad se tambalean. Ya ni el rey, ni el ejército, ni la política, ni la Iglesia son de fiar. Sobre todo la Iglesia, “mi Iglesia –me decías- está en la picota”. Primero la pederastia, luego las noticias sobre el robo de los niños y ahora la filtraciones vaticanas que revelan corrupción interna y juegos de poder. Eso en medio de la obsesión económica que, con la crisis, todo lo domina.

Por desgracia no ere tú el único que se desmoraliza y escandaliza. Piensan que si la Iglesia, que es la única barca de salvación, con la que cuentan también zozobra, ¿qué nos queda?

Pero la pregunta, amigo mío, no es en realidad qué nos queda, sino a dónde nos hemos agarrado. Hay gente, por ejemplo, que concibe la fe como una moral, un cumplimiento de normas, que es un pasaporte para alcanzar la vida eterna. Otros conciben la Iglesia como una guardería de adultos, entre cuyos muros se sienten seguros, se liberan de los riesgos. No faltan los que confunden la Iglesia con sus administradores, el restaurante con los camareros, y si los obispos, los sacerdotes o las monjas les decepcionan, se les cae el sombrajo.

Recuerdo que, cuando era niño, y jugábamos en el cole a la pelota los curas llevaban sotana. Un día cuando uno de los profesores del colegio le dio una patada al balón, se le vieron los pantalones. Entonces un chaval gritó: “Ahí va, mira, si lleva un hombre debajo”. Pensaba que debajo de la sotana los curas eran macizos como las figuritas del belén. Aquello me hizo reflexionar. No te digo nada, cuando después, al hacerme cura los conocí más de cerca. Me he tropezado con grandes santos, grandes pecadores y gente del montón, como yo mismo.

Desde entonces sólo me apoyo en Jesús de Nazaret. No entendido sólo como personaje histórico que aportó al mundo su Palabra y enseñanzas. Sino el Cristo total, el Cristo vivo que se hace visible hoy en el amor a los hermanos y se comunica con su Espíritu entre la gente. Ese no te falla y te resitúa en la verdad.

Pero ¿qué es la verdad?, te preguntas escéptico como Pilato. La verdad no son los dogmas, ni las cartas pastorales del Papa o los obispos, ni lo que dice el cura en la homilía, aunque todo eso te pueda ayudar e inspirar. “El reino de Dios dentro de vosotros está”, exclama Jesús. Desde la adhesión a él uno es capaz de despertar y situarse en una zona donde la barca nunca se hunde ni nada ni nadie pueda acabar descorazonándote. Es lo que Juán, el discípulo predilecto, llama en su Evangelio la “vida definitiva” (me gusta más esta traducción que la de vida eterna). Uno, al dar su adhesión a Jesús y al estilo de su reino se sitúa en esa Vida con mayúscula, esa agua que quita la sed, ese pan que sacia y se multiplica, ese amor que libera.

Por eso no me turba la Iglesia de los Borgia en el Renacimiento, donde corría la sangre y el veneno, ni me quita el sueño que un mayordomo, un obispo o un cardenal venda papeles secretos y luche por el poder en que se ha convertido empuñar el timón de la barca de Pedro. Sé que además de ellos hay gente humilde y de fe en la comunidad que le sigue, la asamblea, la Iglesia, su frágil barca.

Yo no abandono la barca, continúo ahí en la popa, recostado en el pecho de un Jesús que duerme, pero al que siento le late el corazón.

No sé si estas palabras te habrán ayudado o no. En todo caso, gracias, amigo, por leerlas.

Un abrazo de Pedro Miguel Lamet



domingo, 10 de junio de 2012

EN GRACIA

José Arregi

Irradia la gracia de vivir y la llamaré Engrazi, aunque no es ése su nombre de pila. Cuantos la conocieron de niña y de joven, la recuerdan alegre, luminosa, sonriente. Y muy bella. Pero ¿de dónde le venía a aquella niña y a aquella joven tanta gracia y tanta luz, si siempre estuvo envuelta en desgracia y horror? ¡Bendito enigma!

Fue fruto de dos vidas, la de su padre y su madre, que eran desgraciadas antes de unirse y, una vez unidas, lo fueron aun más. Engrazi vio la luz, o más bien la tiniebla, en un pueblecito guipuzcoano, en un precioso valle rodeado de montes. Enfermedad, depresión, alcoholismo, miseria, violencia, separación de la familia: eso es lo que vio.

Desde los 7 años hasta los 11, asistió de manera irregular a la escuelita de su aldea, hasta que, sin que nadie le preguntara nada, la enviaron de criada por 150 pesetas al mes. Y así, a sus 11 años, tuvo que cargar con todo el peso de una casa y de una familia extraña; de día se extenuaba de trabajar, y de noche más que dormir lloraba, y escribía a su casa cartas sin fin, contando lo largas que eran sus jornadas y las calles de aquel pueblo grande.

Así terminó su infancia, no sus desgracias. Alguien reparó en su aguda inteligencia, su elocuencia, su carácter alegre y confiado a pesar de todo, y en todo ello no vio más que graves peligros para una vida virtuosa, e hizo que la ingresaran en un internado de monjas. Resultó ser más bien un reformatorio o una cárcel, pues durante los años que pasó allí nunca le permitieron salir para nada. Le enseñaron que sus cualidades eran peligros, sus virtudes eran vicios, todo error y culpa. Pero algo en su interior la empujaba a rebelarse. Y decidió que si Dios significaba tanta falta de respeto y abuso de poder, no merecía su fe. Su rebeldía la salvó, y la expulsaron. Tenía 17 años.

Tuvo que enfrentarse de nuevo al terrible panorama de su casa. Pero estaba preparada. En medio de todos los infortunios y heridas, mantenía indemne la gracia de su ser. ¡Qué milagro! Y se dijo: "No quiero mirar atrás". Y miró adelante. Y fue abriendo camino a la fuente, alumbrada de noche solo por la sed.

Conoció el amor, pero no lo pudo vivir, solo padecer sus consecuencias. Y por entonces emprendió un largo y azaroso viaje de búsqueda interior, de búsqueda de aire, de Espíritu, de luz, de Dios. Libre École, Arco Iris, Hare Krishna, Rebirthing, Lanza del Vasto... Después de haberse sentido morir tantas veces y de haber incluso buscado morir, un día cualquiera, a los 36 años, ante una pared de piedra desnuda, mientras pronunciaba la oración de todos los días, se sintió profundamente conmovida, se le abrieron los ojos y vio: "Soy hija amada de Dios. Mi ser es amado. Mi ser es divino". Y se deshizo en lágrimas de dicha.

Fue restaurando su ser. Mejor, fue viendo que el fondo de su ser siempre había sido íntegro y santo. Y por fin se atrevió, después de 22 años, a decir a su marido: "Basta". Y siguió adelante con sus tres hijos, a los que siempre había rodeado de amor, de solo amor.

De toda esta historia de Engrazi, no encuentro mejor conclusión y resumen que esta frase suya: "El alma o la esencia de nuestro ser es más poderosa que todos los obstáculos del mundo, si éstos se utilizan como trampolín para crecer".

"Mi vida es ahora puro gozo", dice con la mayor naturalidad. Le gusta cantar, bailar, escuchar música, leer, pasear en la naturaleza, hacer yoga... Y cuidar a los demás. Y cada día, al levantarse, enciende lamparitas de cera en su casa y da gracias a Dios, a la Vida. Vive la mística de la Gracia de ser, fuera de todo marco institucional religioso. Nada menos y simplemente.


sábado, 9 de junio de 2012

VATILEAKS: DOBLE BOFETADA, A sAN eGIDIO Y A LOS JESUITAS

Ciertamente la masa de documentos escapados es notable y parece referirse casi exclusivamente a las cartas conservadas en el Palacio Apostólico, el corazón de la curia romana, el edificio con fachada a la plaza San Pedro en el que vive Benedicto XVI con su secretario particular Georg Gänswein, en el cual la secretaría de Estado tiene sus oficinas y en el que el secretario de Estado Tarcisio Bertone tiene su habitación y su estudio.

Hasta el día de hoy, de hecho, casi ninguno de los documentos publicados por oleadas parece haberse escapado directamente de otros dicasterios u oficinas de la Santa Sede. Casi siempre las cartas dirigidas a estas oficinas terminan en manos del público apenas después de haber pasado por el Palacio Apostólico.

Hasta ahora el único con indicios de haber sustraído documentos es el ayudante de cámara del Papa, Paolo Gabriele, que ciertamente podría haber accedido a una parte de la documentación publicada, pero no toda.

Falta verificar los motivos que habrían empujado a quienes robaron los documentos a realizar tal acción: dinero, voluntad de poner las cosas en orden u otro motivo. Y no se sabe si detrás de esta operación haya un plan único o alguien que dirija todo ocultamente.

Respecto a esto, lo que ocurre tras la escena de primer plano se plantea con la ligereza de lo que es aparente y carente de hechos verificables. Hay quienes fabulan un complot "de la derecha" para provocar la dimisión de un Papa considerado demasiado débil. Y están quienes creen que una consecuencia de esta decadencia institucional sea el retraso de la reintegración de los lefebvrianos a la Iglesia católica, evento detestable para los grupos progresistas del mundo eclesial.

Mientras continúan las investigaciones en el Vaticano - por la comisión investigadora cardenalicia y la magistratura del Estado de la Ciudad del Vaticano - el único dato cierto son las cartas hechas públicas hasta hoy, cuya autenticidad no ha sido desmentida.

Algunas de estas cartas han tenido un ruidoso rebote periodístico por parte de aquellos que las han recibido y publicado, poco expertos de cuestiones vaticanas y por lo tanto no siempre capaces de valorarlas en su significado pleno.

En cambio, de las cartas extraídas, no han tenido resonancia en los medios los documentos referentes a dos realidades de primer orden en la Iglesia católica, una antigua y una nueva: la Compañía de Jesús y la Comunidad de San Egidio.

SAN EGIDIO
De la Comunidad de San Egidio – la llamada "ONU del Trastevere" – se sabe que realiza una actividad diplomática "paralela" que los episcopados locales aprecian poco y que la Santa Sede siempre ha considerado más un obstáculo que un recurso. Así como sucede para el diálogo interreligioso promovido por la comunidad, compitiendo con el dicasterio vaticano al que le corresponde dicha tarea.

Una prueba evidente de la irritación que suscita este activismo de la comunidad fundada por Andrea Riccardi - que hoy es también ministro del gobierno italiano - la da uno de los documentos vaticanos que hoy son públicos.

Se trata de un cablegrama cifrado enviado por la nunciatura apostólica de Washington a la secretaria de Estado vaticana, el 3 de noviembre del 2011.

En él se informa el parecer contrario del cardenal de Chicago, Francis E. George, a la intención de la Comunidad de San Egidio de conferir un honor al gobernador de Illinois, el católico Pat Quinn, por haber firmado la ley con la que este Estado abolió la pena de muerte.

El cardenal define "inoportuno" conferir ese premio honorífico ya que - explica - el mismo Quinn promovió la ley del matrimonio homosexual, está a favor del aborto libre y ha excluido de facto a las instituciones eclesiales de las adopciones de menores, al no exonerarlas de la obligación de dar los niños también a las parejas gay.

George conoce bien no sólo a los políticos de su Estado, sino también a San Egidio, en cuanto cardenal titular de la Iglesia romana de San Bartolomé en la Isla Tiberina, confiada a la Comunidad.

Y la nunciatura apostólica en Washington ha tomado muy en serio sus observaciones. Las ha hecho propias y las ha trasmitido a Roma, en el cablegrama firmado por su consejero, monseñor Jean-François Lantheaume.

Por duplicado parece haber sido eficaz. En efecto, no ha habido noticias de que se le haya conferido el premio honorífico al gobernador Quinn.

LOS JESUITAS
El otro interesante documento sustraído a la Santa Sede que no ha sido resaltado por los medios - con excepción de los Países Bajos - es la carta de acompañamiento con la que el general de los jesuitas Adolfo Nicolás ha hecho llegar a Benedicto XVI con una misiva escrita por una pareja holandesa muy acaudalada, los esposos Hubert e Aldegonde Brenninkmeijer.

El sucesor de San Ignacio, después de haber recordado que los dos son antiguos y generosos benefactores de la Iglesia y de la Compañía de Jesús, no entra en el contenido de la carta de ellos sino que subraya que "comparte las preocupaciones" que han querido manifestar directamente al Papa.

La carta del padre Nicolás, en italiano, ha sido hecha pública en fotocopia. En cambio la de los esposos no; de ella sólo se ha difundido solamente una traducción, en un italiano un poco incierto.

Con todo, el contenido de la carta claro. Esta es un duro acto de acusación contra la curia vaticana y la jerarquía católica en general. Los ricos cónyuges Brenninkmeijer denuncian que el dinero juega un rol central en diferentes oficinas de la curia, en algunas diócesis europeas y en el patriarcado de Jerusalén. Acusan al pontificio consejo para la familia de servirse de colaboradores demasiado ingenuos y acríticos, en vez de emplear personajes que puedan y quieran actuar en el sentido del "aggiornamento" del Vaticano II. Insinúan que en el círculo más estrecho en torno al Papa si ha acumulado de modo visible y tangible una cantidad considerable de poder, agregando que poseen pruebas escritas sosteniendo lo que denuncias.

Los Brenninkmeijer no acusan a nadie por nombre, excepto en un caso. Después de haber sostenido que en Europa aumentan los creyentes instruidos que se separan de la Iglesia jerárquica - según ellos - sin abandonar la fe, y luego de haber lamentado la falta de pastores "no fundamentalistas" que sepan guiar la grey con criterios modernos, los dos cónyuges manifiestan al Papa su desaliento no sólo de ellos sino de muchos laicos, sacerdotes, religiosos y obispos por el nombramiento del nuevo obispo de Utrecht, Jacobus Eijk.

Esto si es ley en ambos documentos. Pero ninguno ha hecho notar lo que ocurrió luego de la llegada de estas cartas.

Willem Jacobus Eijk, 59 años, culto pero "conservador" tanto en el campo teológico-litúrgico como en el campo de la moral, fue nombrado arzobispo de Utrecht por Benedicto XVI en diciembre del 2007. La carta del padre Nicolás llegó al Vaticano el 12 de diciembre del 2011 y fue, como se lee en la fotocopia difundida, vista y marcada con siglas por el Papa el 14 de diciembre del 2011.

Y bien, precisamente en aquellos días se estaba completando la lista de cardenales que serían creados en el consistorio anunciado luego el 6 de enero del 2012. Y entre los naturales candidatos a la púrpura estaba precisamente monseñor Eijk, dado que Utrecht es una sede de consolidada tradición cardenalicia y su predecesor Adrianus Simonis ya había cumplido 80 años.

El 6 de enero de este año, en efecto, el nombre de Eijk fue incluido entre los eclesiásticos que en el consistorio del 19 de febrero recibieron la birreta, convirtiéndose así en el tercer cardenal más joven del sacro colegio.

Las "preocupaciones" expresadas respecto a él por los adinerados esposos Brenninkmeijer y suscritas por el general de los jesuitas no parecen haber hecho mella en la convicción del Papa Joseph Ratzinger de haber escogido a la persona justa para la guía de la más importante diócesis de la Iglesia en Holanda.

Si acaso, parece haberla reforzado.



miércoles, 6 de junio de 2012

EUCARISTÍA Y CRISIS

José Antonio Pagola

Todos los cristianos lo sabemos. La eucaristía dominical se puede convertir fácilmente en un "refugio religioso" que nos protege de la vida conflictiva en la que nos movemos a lo largo de la semana. Es tentador ir a misa para compartir una experiencia religiosa que nos permite descansar de los problemas, tensiones y malas noticias que nos presionan por todas partes. A veces somos sensibles a lo que afecta a la dignidad de la celebración, pero nos preocupa menos olvidarnos de las exigencias que entraña celebrar la cena del Señor. Nos molesta que un sacerdote no se atenga estrictamente a la normativa ritual, pero podemos seguir celebrando rutinariamente la misa, sin escuchar las llamadas del Evangelio.

El riesgo siempre es el mismo: Comulgar con Cristo en lo íntimo del corazón, sin preocuparnos de comulgar con los hermanos que sufren. Compartir el pan de la eucaristía e ignorar el hambre de millones de hermanos privados de pan, de justicia y de futuro.

En los próximos años se van a ir agravando los efectos de la crisis mucho más de lo que nos temíamos. La cascada de medidas que se nos dictan de manera inapelable e implacable irán haciendo crecer entre nosotros una desigualdad injusta. Iremos viendo cómo personas de nuestro entorno más o menos cercano se van empobreciendo hasta quedar a merced de un futuro incierto e imprevisible.

Conoceremos de cerca inmigrantes privados de asistencia sanitaria, enfermos sin saber cómo resolver sus problemas de salud o medicación, familias obligadas a vivir de la caridad, personas amenazadas por el desahucio, gente desasistida, jóvenes sin un futuro nada claro... No lo podremos evitar. O endurecemos nuestros hábitos egoístas de siempre o nos hacemos más solidarios.

La celebración de la eucaristía en medio de esta sociedad en crisis puede ser un lugar de concienciación. Necesitamos liberarnos de una cultura individualista que nos ha acostumbrado a vivir pensando solo en nuestros propios intereses, para aprender sencillamente a ser más humanos. Toda la eucaristía está orientada a crear fraternidad.

No es normal escuchar todos los domingos a lo largo del año el Evangelio de Jesús, sin reaccionar ante sus llamadas. No podemos pedir al Padre "el pan nuestro de cada día" sin pensar en aquellos que tienen dificultades para obtenerlo. No podemos comulgar con Jesús sin hacernos más generosos y solidarios. No podemos darnos la paz unos a otros sin estar dispuestos a tender una mano a quienes están más solos e indefensos ante la crisis.




martes, 5 de junio de 2012

EL PAPA 'ACOSADO', MARTINI Y LA REFORMA DE LA CURIA

José Manuel Vidal

Dos columnas de la Iglesia moderna. Ratzinger, el Papa, y Martini el cardenal, al que en Italia llaman "rosso" (color de la púrpura y de la bebida con la que comparte el nombre), aunque valía para llegar a ser "bianco" (con el blanco de la sotana papal). Dos viejos amigos, con profundas diferencias en cuanto a la governanza y a la forma de ser y de estar de la Iglesia en el mundo moderno. Dos grandes intelectuales, que, en los momentos duros de la institución, aparcan las diferencias y cierran filas. Y Pablo-Martini visitó a Pedro-Ratzinger en Milán. Simplemente, para apoyarlo y ayudarle a llevar la cruz de los que, en la Curia, están sometiendo a la Iglesia a la vergüenza del mundo.

Los dos están ya ancianos y enfermos. Más tocado Martini, que se desplaza en silla de ruedas, apenas oye y le cuesta mucho hablar. Víctima de un parkinson, contra el que viene luchando desde hace años. El encuentro, en el antiguo palacio milanés de Martini, duró poco. Apenas 7 minutos. Sin foto, sin periodistas. Un encuentro en la intimidad entre las dos alas de la Iglesia, que se unen, cuando algunos, en la casa del Papa, parecen dispuestos a hacer zozobrar la barca de Pedro. Para gobernarla a su antojo.

Dos hombres de Dios, líderes natos de las dos sensibilidades eclesiales, que nunca buscaron ni lucharon por el poder. Y que, si asumieron sus responsabilidades, fue siempre en clave de servicio.

Siete minutos para mirarse a los ojos y, quizas, compartir el dolor. Siete minutos en los que los ojos de ambos se humedecieron y sus corazones latieron al unísono. Porque es más, mucho más lo que les une que lo que les separa. Unidos siempre, por encima de las diferencias. El viejo Martini, casi mudo, quiso tener un gesto público de cardenal jesuita siempre fiel y obediente al Papa. Y el Papa Ratzinger se lo agradeció en el alma.

Ejemplo y testimonio elocuente de dos "grandes" para el común de los mortales. Y, sobre todo, para los "cuervos" de la Curia.

Quizás Martini animase al Papa Ratzinger a que saque de los cajones de la mesa de su despacho el proyecto de reforma de la Curia romana, preparado, hace ya unos años, por el difunto cardenal Francesco Pompedda. Una reforma para adecuar la Curia al mundo de hoy, restarle poder y hacerla más evangélica.

¡Ánimo, Santidad! Sería uno de los máximos favores que podría hacer a la Iglesia. A la de hoy y a la de mañana. El antitestimonio de una Curia mundana, nído de viboras y cuervos, echa por tierra cualquier otro mensaje que de su Casa salga. ¡Limpie su Casa, Santidad, y reforme la Curia, que Dios le ayudará! Y la oración ferviente de todos los católicos, hartos de sentirse avergonzados por unos cuantos curiales carreristas.

lunes, 4 de junio de 2012

UNA EXPERIENCIA COMUNITARIA DE LIBERACIÓN

El libro Una experiencia comunitaria de liberación es una crónica evangélica y evangelizadora, unos «Hechos de apóstoles», un testimonio de una comunidad viva, adulta, corresponsable, encarnada en la hora y en el lugar, en un proceso a veces conflictivo, pero siempre suficientemente lúcido y esperanzado.

Leer el índice del libro sacude la indiferencia pastoral, la rutina practicante y la renuncia a ser Iglesia adulta y libre; y nos enseña a creer que «otra Iglesia es posible». No ha sido siempre fácil pero siempre han estado presentes en la comunidad Santo Tomás de Aquino la coherencia de fe y la corresponsabilidad para superar tensiones y desconfianzas. Esa comunidad ha vivido su proceso en búsqueda dentro del momento histórico, más o menos grave, crispado muchas veces, de la iglesia española. Una lección fraterna para muchas comunidades en proceso también de «adultez», de protagonismo del laicado, de superación de centralismos y clericalismos; pasando lentamente de la crispación al diálogo, o por lo menos a una coexistencia que, más tarde o más temprano, acaba reconociendo el derecho y el deber de ser y ayudar a ser una Iglesia plural. «Iguales y diferentes» es la consigna de cierta pastoral de la migración. Los varios rostros que vienen enriqueciendo la Iglesia y la sociedad, en ese trasiego dolorido de las grandes migraciones, nos urgen también a vivir desde luego el primer «ecumenismo», dentro de la propia Iglesia, para que sea «católica» y para estimular el ecumenismo de todas las Iglesias y el macro-ecumenismo de todas las religiones.

Si alguien tiene sus dudas o reticencias frente a esa comunidad, pionera en varios aspectos, le aconsejo que lea el libro desapasionadamente. No se trata de una comunidad que vive solo algunas dimensiones y que podría olvidar dimensiones mayores. El libro recoge los apartados mayores del proceso y reafirma el cultivo diario «de la formación permanente», «de la dimensión celebrativa», «de los compromisos colectivos». Las dos alas del Espíritu de cada uno de nosotros, de cada comunidad eclesial, de todas las Iglesias, que venimos reivindicando, se cultivan en la Comunidad Santo Tomás de Aquino con seriedad y con creatividad.

Hay que leer este libro, esta crónica de hechos apostólicos en hora y lugar bien concretos y desafiadores, con voluntad fraterna de compartir su riqueza espiritual ayudando a tejer «la red de comunidades», vocación de muchas que están en proceso semejante.

El libro habla de un epílogo como «experiencia de liberación abierta al futuro» que seguirá siendo proceso evangélicamente conflictivo y pascualmente apasionado; cultivando siempre las dos grandes dimensiones de la mística y la militancia. Cada día, si abrimos los ojos y el corazón, encontraremos eco de comunidades semejantes a la de Santo Tomás de Aquino; pero difícilmente encontraremos otras comunidades con la madurez y la fidelidad con que esa comunidad querida está viviendo el Evangelio.

Yo tengo fuertes lazos afectivos y pastorales con esta comunidad y nuestra Prelatura de São Félix do Araguaia debe a esa comunidad madrileña (y mundial) mucho cariño y gratitud. La solidaridad ha sido siempre y seguirá siendo una especie de sacramento a orillas del camino para esta comunidad solidaria y samaritana.

El libro termina apelando a Jesús (el de Nazaret, nuestro Camino, Verdad y Vida). Y si algo ha de crecer en cada uno de nosotros y en nuestras comunidades, es la pasión por el Jesús del Evangelio y por los pobres del Reino. El libro termina con palabras vocacionales de Jesús y de sus primeros seguidores; preguntas abiertas que nosotros todos, todas, hemos de hacer y responder: «Maestro, que vea», «Donde moras, Maestro?», «¿Qué he de hacer para ir ganando vida eterna?».