domingo, 22 de septiembre de 2013

DE GREGORIO VII A FRANCISCO

José M. Castillo, en Religión Digital

Tengo la impresión de que somos muchos los católicos, y demasiados los ciudadanos, que no acabamos de caer en la cuenta de la extraordinaria importancia que entraña la larga entrevista que el papa Francisco ha hecho pública para darnos a conocer sus ideas y sus proyectos. Por supuesto, en lo que dice el papa , es de enorme interés lo que Francisco afirma sobre la moral sexual en la que machaconamente insiste tanto el clero, sobre sus ideas políticas, sobre la misericordia y la bondad que debemos poner en práctica todos los seres humanos, sobre la religiosidad y otras cuestiones que sería largo enumerar. Sin embargo, el asunto más importante, que, a mi modo de ver, trata el papa, sospecho que se le escapa a mucha gente. Y es que la teología, como ocurre con la biología o la medicina, no está al alcance de todo el mundo. Sin embargo, periodistas y tertulianos, que no se atreverían a pontificar sobre cuestiones técnicas de biología, dictan sentencia tranquilamente sobre asuntos teológicos que exigen muchos años de estudio y reflexión.

Pero vayamos al tema que interesa. Hace cerca de mil años, en 1073, fue elegido papa un monje que tomó el nombre de Gregorio VII. Corrían malos tiempos para la Iglesia. Como es sabido, era entonces cuando estaban en auge las investiduras. Los señores feudales nombraban a su antojo (o según sus conveniencias) a los obispos, abades, y toda clase de cargos eclesiásticos. La Iglesia estaba en manos de los laicos, en el peor sentido que pueda tener esta afirmación. Y fue entonces cuando Gregorio VII decidió cortar con semejante estado de cosas. Lo cual era necesario y urgente. Pero, para conseguir un fin bueno, no se le ocurrió otra solución que concentrar todo el poder de la Iglesia en el papa. El criterio determinante quedó formulado por el mejor conocedor de esta historia, Y. Congar: “Obedecer a Dios significa obedecer a la Iglesia, y esto, a su vez, significa obedecer al papa y viceversa”. Gregorio VII fijó sus convicciones en un documento famoso que consistía en 27 axiomas contundentes, que se resumen en tres criterios patéticos: 1) el papa es señor absoluto de la Iglesia; 2) el papa es señor supremo del mundo; 3) el papa se convierte en indudablemente santo (H. Küng).

Ahora bien, al atribuirse estos poderes, Gregorio VII acabó con una larga etapa de diez siglos en la historia de la Iglesia. Siglos en los que la Iglesia floreció, creció y forjó una cultura, que el monje Hincmaro de Reims supo sintetizar de forma admirable: “La Iglesia se expresa en plenitud en los concilios ecuménicos, al tiempo que regula su vida histórica por medio de los sínodos en los que se reúnen los obispos de una región determinada”. Lo cual quiere decir que el gobierno ordinario de la Iglesia no se gestionaba desde Roma, sino mediante los sínodos locales, que presidían los obispos de una región. Siempre tomando las decisiones democráticamente con la participación de todos los miembros de cada sínodo local. Los nombramientos de obispos, las leyes litúrgicas y canónicas, etc, se adoptaban en los sínodos. La Iglesia no tenía una estructura de gobierno “curial”, sino “sinodal”. Sólo así se conocían los problemas que había que resolver. Y se tomaban las decisiones adecuadas. Así, aquella Iglesia tuvo una vida creciente, durante mil años.

El actual obispo de Roma, el papa Francisco, nos acaba de anunciar a todos que la Iglesia vuelve a retomar el gobierno sinodal. ¿Será como el del primer milenio? No puede ser idéntico. Pero, por lo que el papa ha dicho, irá ciertamente por ese camino. Dice Francisco en su reciente entrevista: “Los dicasterios romanos están al servicio del papa y de los obispos: tienen que ayudar a las iglesias particulares y a las conferencias episcopales. Son instancias de ayuda. Pero, en algunos casos, cuando no son bien entendidos, corren peligro de convertirse en organismos de censura. Impresiona ver las denuncias de falta de ortodoxia que llegan a Roma. Pienso que quien debe estudiar los casos son las conferencias episcopales locales, a las que Roma puede servir de valiosa ayuda. La verdad es que los casos se tratan mejor sobre el terreno. Los dicasterios romanos son mediadores, no intermediarios ni gestores”. Esta es la idea que Francico tiene sobre el papel que les corresponde a las Congregaciones de la Curia Vaticana. El papa las pone al servicio de las Conferencias Episcopales. Y no al revés.

Pero la cosa no se queda en esto. El redactor de la entrevista recuerda que el pasado día de San Pedro, el 29 de junio, el papa definió “la vía de la sinodalidad” como el camino que lleva a la Iglesia unida “a crecer en armonía con el servicio del primado”. En consecuencia, mi pregunta es ésta: “¿Cómo conciliar en armonía primado petrino y solidaridad? ¿Qué caminos son practicables, incluso con perspectiva ecuménica?” Esta pregunta es fuerte y, en cuanto empiece a ponerse en práctica el proyecto al que apunta, todo cambiará. Porque, en el fondo, lo que viene a decir es que nos sentaremos juntos todos los cristianos - sea cada cual de la confesión que sea - para intercambiar en serio nuestras propuestas, hasta que lleguemos al día dichoso de recuperar la unidad perdida.

Por eso, sin duda, el mismo Francisco siguió diciendo: “Debemos caminar juntos: la gente, los obispos y el papa. Hay que vivir la sinodalidad a varios niveles. Quizá es tiempo de cambiar la metodología del sínodo, porque la actual me parece estática. Eso podrá llegar a tener valor ecuménico, especialmente con nuestros hermanos ortodoxos. De ellos podemos aprender mucho sobre el sentido de la colegialidad episcopal y sobre la tradición de sinodalidad. El esfuerzo de reflexión común, observando cómo se gobernaba la Iglesia en los primeros siglos, antes de la ruptura entre Oriente y Occidente, acabará dando frutos”. Y el redactor añade estas palabras de Francisco, palabras que tienen que remover las bases de la teología: “Tenemos que caminar unidos en las diferencias: no existe otro camino para unirnos. El camino de Jesús es ése”.

Con una añadidura final, que les calla la boca a los que viven de la protesta contra todo cuanto viene de Roma: “Es necesario ampliar los espacios para una presencia femenina más incisiva en la Iglesia. Temo la solución del “machismo con faldas”.... Las mujeres están formulando cuestiones profundas que debemos afrontar.... En los lugares donde se toman las decisiones importantes es necesario el genio femenino. Afrontamos hoy este desafío: reflexionar sobre el puesto específico de la mujer incluso allí donde se ejercita la autoridad en los varios ámbitos de la Iglesia”.

Este papa es noticia mundial porque ha tomado en serio el Evangelio. Y más en serio aún, la centralidad de Jesús en la vida. Lo central no es la religión y sus ritos, ni los dogmas y sus ortodoxias. De nada de eso habla Francisco. Aquí no se escucha el sonsonete de la prédica clerical, moralizante, amenazante y con frecuencia excluyente. El futuro de la Iglesia está en recuperar su pasado. El pasado que nos lleva derechos al galileo Jesús de Nazaret. Si no echamos por ese camino, la Iglesia no va a ninguna parte. Si el Evangelio es el centro, lo decisivo no será la religión. El centro será la humanidad, todo cuanto nos humaniza. Por eso el papa es noticia mundial.

1 comentarios:

carmen dijo...

No puede usted tener idea de lo que le admiro, ni me conoce.

No soy teóloga, soy una cristiana normal, sin conocimientos de teología, ya se ha encargado la iglesia de que no los tenga.

No sé muy bien qué quiere decir con eso que cuenta de hace mil años. No sé que es una estructura sinodial y qué una estructura curial, solo sé que únicamente el nombre de algunos obispos me hace estremecer .

Francisco I ha dado un cambio a la imagen del papa bestial. repito, a la imagen.No sé si todo lo que dice llegará a cristalizar en ' papeles' porque si no es así, estaremos al antojo del siguiente papa.

No creo que este sea un papa normal, creo que tiene a toda la compañía de jesús detrás, quiero decir a las jesuitas. La entrevista fué concedida a uno de ellos. Pienso que es un grupo de una gran valía intelectual , además de acostumbrados a adaptarse a los cambios y sobrevivir en situaciones muy adversas. Ahora están en el poder.Es una oportunidad para demostrar hasta donde llega su frontera.

El asesoramiento de imagen que tiene el papa francisco es genial, no hay duda, genial.
Pero no sé cómo decirle, es como si las cosas fueran de afuera hacia dentro y yo creo que las cosas se construyen desde dentro hacia afuera. Se ha empezado por la forma que a todas luces era necesaria .Veremos que pasa con el fondo.
Me gustó leer que decía, según el entrevistador, que cuando era provincial de los jesuitas en Argentina, él solo tenía 37 años y la situación le desbordó. Mi hijo mayor va a cumplir 33. Así que no tengo mas remedio que intentar entender que era muy joven.

Ayer ví en un programa de la sexta una entrevista que se le hizo a otro jesuita. Uno señor que no se atrevió a presentar un libro porque su provincial le dijo que no era conveniente. El libro era de Masiá Clavel, que como usted, tiene todos mis respetos.
Incluso llego a comparar al papa Francisco con Jesús por lo bien que salió de la pregunta de un periodista a cerca de la homosexualidad: no soy quien para juzgar.
Pero creo recordar que Jesús murió a los 33 años, ajusticiado.
Apagué la televisión. Creo que es la primera vez que he quitado ese programa.

Ahora saldrán jesuitas apoyando todo lo que dice el papa . Mi pregunta es , ¿ y antes, dónde estaban?
¿obedeciendo para no equivocarse?

Realmente, como al papa francisco no le de tiempo a pasar a los papeles todo lo que está diciendo, por muy buen recuerdo que deje, e incluso si lo llegasen a canonizar en vida, superando así a Juan Pablo II, nada servirá de nada, porque el problema está en el papado, no en la persona del papa.¿Recuerda? Ahí está Juan XXIII, piese un momento lo que asó después de su muerte.l

No soy teóloga. No entiendo nada de teología. Ni quiero entender. Solo soy una cristiana que cree que el cristianismo es una forma de vida mas que una religión, pero que te tienen que dejar las neuronas en paz y no someterlas al tercer grado para pertenecer a los que la consideran una religión.

Así que en mi modesta opinión, invisible opinión, infundamentada opinión, hay que pasar pronto al fondo.
Porque como llegue otro de la tendencia que hasta hace pocos meses estaba en el poder y durante mucho tiempo, nada servirá de nada.Porque la imagen es solo eso, imagen.

Un cordial saludo.

Carmen.