CARTA AL SR. OBISPO DE CALAHORRA, LA CALZADA Y LOGROÑO.
Hermano Juan José:
Nos conoces. Queremos ser personas adultas, libres y responsables, comprometidos por el reino que predicara Jesús de Nazaret. Nos sentimos miembros de la Iglesia a la que amamos de corazón. Le estamos agradecidos por todos los dones que, a través de ella, el Espíritu nos ha concedido. Pero no desconocemos sus pecados y fallos, de los cuales, en alguna proporción, somos responsables por acción u omisión. Por eso, no queremos ser ovejas mudas y sumisas, sino que decimos en voz alta lo que nuestra conciencia nos dicta. Claro que somos falibles, como todos, y podemos equivocarnos en nuestras apreciaciones, que no nacen de la indignación, sino del deseo sincero de ayudar a corregirnos.
Pasados unos días desde la celebración de la JMJ, la hemos analizado. Frutos de estas reflexiones son estas consideraciones:
ASPECTOS POSITIVOS:
1. Un esfuerzo, coronado por el éxito de preparación, organización y desarrollo. Esa conjunción de voluntades, animadas por un objetivo común, ha vencido enormes obstáculos. La pléyade de voluntarios que han dedicado tantas horas, energía y generosidad merece un aplauso.
2. La riada de jóvenes de todos los continentes que acudieron a la convocatoria. Su entusiasmo y alegría fue palpable para todos. Mostraron el carácter universal de la Iglesia.
3. La llegada del Obispo de Roma para estar con ellos. Su enorme voluntad y entrega en unas jornadas agotadoras, con un calor asfixiante, a pesar de sus muchos años y de su frágil salud. Fue un ejemplo vivo de entrega a su misión.
4. Los mensajes de Benedicto XVI llamando a los jóvenes al seguimiento radical de Jesús, a la esperanza, con una consigna clara, tomada del propio Evangelio:"no tengáis miedo".
5. La presencia pública en todos los ámbitos, físicos y mediáticos, de la fe religiosa en tiempos en que ciertos sectores quieren enclaustrarla en el ámbito privado.
ASPECTOS NEGATIVOS:
1. La venida del Papa, no sólo como sucesor de Pedro, sino también como Jefe del Estado Vaticano. Este doble carácter convirtió todos los actos en una mezcolanza de religión y política, de confusión entre lo espiritual y lo institucional, como en los mejores años del nacionalcatolicismo. La aconfesionalidad del Estado, proclamada en la Constitución quedó totalmente en entredicho. Lo que disgustó sobradamente no sólo a muchos no creyentes, sino también a bastantes católicos.
2. El que grandes empresas, no respetuosas con la dignidad de las personas ni comprometidas con la doctrina social de la Iglesia, fueran patrocinadoras de este evento, con las cuantiosas exenciones fiscales que esto les suponía.
3. La distancia significativa, en todos los actos, entre autoridades eclesiales y jóvenes convocados. Aquellas, desde arriba, dirigían y lanzaban consignas. A éstos, desde abajo, sólo les quedaba la escucha, el aplauso o el silencio.
4. La banalización de estos actos, al ser convertidos en espectáculo para disfrute masivo de los presentes y de quienes los veían o escuchaban por medios audiovisuales. La forma, si no ahogaba su significado profundo, lo reducía al mínimo al resaltar su apariencia externa.
5. La escasa inserción de los mensajes en los aspectos sociales del Evangelio. No ocuparon el espacio central que merecen las Bienaventuranzas y las parábolas de Jesús, nervio central de su Reino, ni la denuncia radical del actual sistema, adorador del dios dinero, donde unos pocos aplastan a la mayoría de la humanidad y destruyen la naturaleza.
6. El montaje y las consignas coreadas que oscurecieron el lugar central que debió ocupar el Señor, siendo sustituído por la exaltación papal.
Por todo ello, preguntamos en voz alta: ¿Ha habido unas conclusiones de este Encuentro con un compromiso de los jóvenes asistentes, verificable por la Iglesia y la sociedad?. ¿Se abrieron cauces de participación activa de los jóvenes para trasladar sus inquietudes y problemas a la jerarquía?. ¿Estaba ésta dispuesta a escucharlos y no sólo en confesión?. ¿Por qué la jerarquía sólo atiende a los sectores eclesiales basados en el amén y no a quienes postulan otro estilo basado en el diálogo recíproco?. No lo deseamos, ¿pero no hay el peligro real de que estos Encuentros se reduzcan a brillantes y fugaces juegos de pirotecnia sin repercusión cotidiana en la vida eclesial?. ¿No tener miedo, no entraña apostar decididamente por las víctimas, aunque nos persigan los poderosos de este mundo?.
COMUNIDADES CRISTIANAS DE BASE EN LOGROÑO
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