El campus de San Francisco de la Universidad de Zaragoza ha acogido este domingo una comida popular elaborada con alimentos que se habían desechado
La iniciativa bautizada como 'Feeding Zaragoza' ha sido promovida por la Alianza Aragonesa contra la Pobreza y varios colectivos, asociaciones y organizaciones no gubernamentales
"Ahora veo un contenedor de basura como un gran tupper" -Video: J.Alvarez / L.Albor
“¿Toda esta comida iba a acabar en la basura? Menuda pena”, lamenta una anciana mientras llena su carrito de la compra. “A mí me ha avisado una vecina de que daban de comer gratis y me he venido, no sabes lo bien que me viene”, dice otra con una sonrisa mientras llena una bolsa con manzanas. “Soy viuda y con la pensión que me dan me las veo y deseo para llegar a fin de mes”.
Alrededor de 1.400 personas han acudido este domingo al campus de San Francisco en la Universidad de Zaragoza dispuestos a denunciar el despilfarro de comida. “Yo ahora veo el contenedor de basura de otra manera, lo veo como un gran tupper”, asegura Sonia, una de las oganizadoras del 'feeding Zaragoza' (alimentando Zaragoza).
La joven habla después de haber estado meses junto a más de 100 voluntarios preparando y gestionando un gran banquete con comida recuperada de la basura. Su inspiración para la denuncia era el libro“Despilfarro” de Tristram Stuart y la acción “Feeding The 5000” de Londres. La ciudad albergó, en noviembre de 2011, un gran banquete en Trafalgar Square en el que se dio de comer gratis a 5.000 personas, el menú estaba compuesto de los restos de restaurantes, granjas o huertos.
“Nos encantó lo que hicieron y decidimos que había que traerlo a Zaragoza pero como somos más pequeños nuestro objetivo era dar de comer a 1.000 personas", afirma Sonia y aclara: "la cifra es un símbolos de los casi mil millones que pasan hambre en el mundo”.
Para ello, la Plataforma Pobreza Cero junto a otros muchos colectivos y asociaciones de la ciudad han reunido unos 3000 kilos de comida entre fruta, verdura, carne... que habían sido desechados.
“Somos cuatro en casa, yo soy la única que cobra el paro y no nos da”, afirma una mujer mientras mira ilusionada las cajas de fruta que ha ido llenando. Cerca de ella, un joven inmigrante no para de dar las gracias: “Yo voy muchas veces a buscar comida a los contenedores, paso mucho hambre”, afirma y mientras se pone a la cola para llenar de nuevo su plato.
Y es que, el menú de este domingo en la Universidad era el de un gran banquete, con ensalada, rancho de carne o de verduras y fruta como postre. El 80% de los alimentos que se han repartido provienen de plantaciones agrícolas de la zona. Un 19% de distribuidores y pequeños comercios y un 1% de la basura, fruta y verdura que han tirado en Merca Zaragoza".
“Estaba todo perfectamente envasado cuando lo hemos recogido”, explica Sonia en relación a la comida extraída de los cubos de basura. “Lo único que hacemos es que si por ejemplo, una lechuga tienen una hoja fea, pues la quitamos pero el resto se puede comer”.
“Tú piensa en cuando vas a un supermercado y ves todas las berenjenas iguales”, señala Eugenio, uno de los voluntarios. “En el campo no es así, seleccionan sólo una parte de lo que se cultiva porque puede resultar más atractivo a la vista del consumidor y el resto lo desechan”.
Así, según los datos recogidos por el escritor e historiador Tristram Stuartlos países desarrollados tiran al año 222 millones de toneladas de alimentos, el equivalente a la producción del África Susahariana. Y, solo en Europa, cada ciudadano es responsable de tirar anualmente entre 95 y 115 kilos de comida apta para el consumo.
"El 40% del desecho de alimentos viene de los hogares", señala Sonia, "otro 40% de los agricultores que se deshacen de los productos por excedentes de producción o imperfecciones. Los supermercados, al contrario de lo que muchos creen, sólo suponen el 5%".
“Yo he vivido los dos extremos”, reflexiona un anciano mientras se pone a la cola para coger el segundo plato. “Cuando era joven, en los mercados encontrabas la caja con los melocotones recién cogidos y al lado, otra con los que podían llevar unos días más. La segunda era más barata y no veas la de papeletas que solucionaba a las familias”.
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