domingo, 28 de octubre de 2012

CENTENARIO DEL HOLOCAUSTO DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS UITOTO, OKAINA, BORA Y MUINANE

Ocho días en “La Chorrera” con Paco Almenar

CONMEMORACIÓN (= hacer memoria juntos)
DEL CENTENARIO DEL HOLOCAUSTO
DE LOS PUEBLOS INDÍGENAS UITOTO, OKAINA, BORA y MUINANE 


Los Uitotos se autodenominan “hijos del tabaco, la coca y la yuca dulce”: El tabaco (hecho pasta que pasan en los dientes = “ambil”), la coca (hojas pisadas, hechas polvo, que retienen en la boca) y la yuca dulce (llamada “juñoi”, que toman y les da alivio y fuerza), los utilizan en rituales que les capacitan para entrar en comunión con el Dios Criador que les dio estas 3 cosas santas y, así, mantener su identidad cultural; para superar el sueño y el cansancio; para “amanecer la palabra”, o sea, abrir sus mentes, clarificar el pensamiento y juntos encontrar soluciones a sus problemas; para mantener la comunicación con sus ancestros, los antiguos maestros; para entrar en comunión con los espíritus de hombres, mujeres, animales y plantas.

Por eso, uno de los sabios ancianos nos dijo y advirtió: “El Dios Criador nos dio su Espíritu a través del tabaco, la coca y la yuca dulce, que nos humaniza y nos hace más hombres. Algunos empiezan a vender estas cosas, que Dios nos dio, para ganar plata (=dinero); estas personas son movidas por el espíritu del diablo que os lleva a hacer esto y no por el Espíritu de Dios!”.

Un poco de historia

Estos 4 Pueblos indígenas -uitoto, okaina, bora, muinane- están hoy esparcidos principalmente en 3 regiones: del rio Putumayo (Colombia), Pevas (Perú) y Amaturá (Brasil).

La Chorrera (región Putumayo) es un lugar paradisiaco, llamado así porque el rio Igara-Paraná pasa por una garganta de piedra y forma un impresionante y precioso “chorro” en forma de cascada, que desemboca en un lago antes de continuar su curso. Este es el lugar originario del pueblo Uitoto.

Entre 1903 y 1935 ocurrieron hechos de barbarie que marcaron el pasado y el presente de estos pueblos indígenas Uitoto, Okaina, Bora, Muinane, y otros de la Amazonia Colombiana.

Durante más de 30 años los indígenas padecieron el horror de la muerte implementado por la compañía Peruviam Amazon Company o la “Casa Arana”, Empresa que se constituyó para explotar el caucho o goma en selvas del Amazonas. Para ejercer estas actividades Julio Cesar Arana construyó en la Chorrera un centro de acopio que a la vez fue la sucursal más importante del emporio Cauchero y desde este lugar lideró la empresa del crimen donde más de 40.000 indígenas (puede que hayan llegado a 70.000) de diferentes clanes y pueblos fueron exterminados, simplemente por no cumplir con la cuota del caucho que ellos exigían. Lo grave de este episodio es la complicidad de los gobiernos de Perú e Inglaterra que permitieron los graves hechos apoyando esta empresa de muerte.

Vivieron estos años bajo amenazas, asesinatos y torturas de hombres, mujeres, niños y ancianos: marcados a hierro con las iniciales C.A.; malocas enteras fueron incendiadas con indígenas en su interior; padres eran encadenados y encarcelados junto con sus hijos; los padres y madres dejados morir, sin alimento, por inanición mientras sus hijos veían su padecimiento; había mutilaciones de manos o brazos por no entregar los 50 kilos de caucho exigidos; obligados a recorrer 80 kilómetros, cargando enormes pesos, sin comer, con lo que algunos morían extenuados; ahogamientos; azotes, entre 5 a 200, con los cuales algunos morían; ahorcamientos o degüellos; descuartizados y dados a los perros como comida; quemados vivos; cuando los niños no cumplían la cuota del caucho eran asesinados estrellando sus cráneos contra la tierra ante sus padres...

Hubo reacciones de estos pueblos, entre ellos el Jefe Uitoto Yarokamena que organizó y preparó un grupo de indígenas para acabar con esta esclavitud y holocausto, pero no consiguieron derribar el poder económico y armamentista de la Casa Arana. Muchos fueron aniquilados y otros consiguieron sobrevivir y se dispersaron.

Son duelos no concluidos y heridas abiertas hasta hoy, porque no se ha ejercido el derecho a la verdad y, menos aun, a la justicia. Hoy estos pueblos nos dicen: “Los descendientes cargamos ese dolor y no descansamos porque nuestros muertos no han descansado, y nuestros muertos no descansan hasta que no sea reconocida la verdad y sean honrados como seres humanos que murieron siendo inocentes”.

Conmemoración (= hacer memoria junto con)

Hace ahora 100 años, en 1912, que el Papa Pio X (santo) escribió la Carta Encíclica “Lacrimabili Statu Indorum” (= ‘El deplorable estado de los indios’), denunciando la situación de estos pueblos indígenas: “En verdad cuando examinamos los crímenes y las maldades, que aún ahora suelen cometerse con ellos, ciertamente quedamos horrorizados y profundamente conmovidos. Pues ¿qué puede haber de más y de más cruel y de más bárbaro, que el matar los hombres a azotes, o con láminas de hierro ardientes, por causas levísimas a veces o por el mero placer de ejercitar su crueldad, o impulsados por súbita violencia conducir a la matanza de una vez cientos y miles, o devastar pueblos y aldeas para realizar matanzas de indígenas; de lo cual hemos recibido noticia que en estos pocos años han sido destruidas casi totalmente algunas tribus? Para excitar de tal manera los ánimos influye en alto grado el inmoderado deseo de lucro; pero no menos también el clima y la situación de esos lugares”. Y este Papa urge a los obispos a hacer lo que hoy llamaríamos ‘opción preferencial por los aborígenes’, con estas palabras: “Por lo tanto, antes que a nadie, apelamos a vosotros, Venerables Hermanos, a fin de que aportéis cuidados y resoluciones peculiares a esta causa, que esta causa pertenece a lo más digno del oficio pastoral. Y dejando de lado las demás tareas de su solicitud y preocupación, los exhortamos encarecidamente, ante todo, que todas aquellas cosas que en sus diócesis están instituidas para el bien de los indios, las promuevan con toda atención, y además cuiden de instituir aquellas otras que parezcan necesarias a la misma causa”. Los primeros Obispos designados para América llevan agregado a su cargo diocesano el título de ‘Protector de Indios’, tarea que se veía muchas veces impedida por el poder civil o por quienes podían tener influencias políticas.

Por ocasión de esta conmemoración, nuestro actual Papa Benedicto XVI también ha escrito una carta sobre os Pueblos Indígenas de América en la que, entre otras cosas, nos dice: “La iglesia no considera ajena ninguna aspiración humana y hace suyas las más nobles metas de estos pueblos (indígenas), tantas veces marginados o no comprendidos, cuya dignidad no es menor que la de cualquier otra persona, pues todo hombre o mujer ha sido creado a imagen y semejanza de Dios” … “Invito a escuchar sin prejuicios la voz de estos hermanos nuestros, a favorecer un verdadero conocimiento de su historia e idiosincrasia, así como potenciar su participación en todos los ámbitos de la sociedad y la Iglesia” … “Suplico al Omnipotente que, ante todo, sea tutelado el carácter sagrado de su vida. Que por ningún motivo se coarte su existencia, pues Dios no quiere la muerte de nadie y nos ordena amarnos fraternalmente. Que sean protegidas debidamente sus tierras. Que nadie, por causa alguna, instrumentalice o manipule a estos pueblos, y que éstos no se dejen arrastrar por ideologías que los atenacen nocivamente”.

El Encuentro

Hace años viene preparándose este primer encuentro, para reunir de nuevo los descendientes dispersos de estos pueblos indígenas. Mucha organización, mucho trabajo para conseguir recursos, muchísimas visitas a las comunidades indígenas en Colombia, Perú y Brasil.

Los Objetivos del Encuentro, elaborados por estos pueblos, son:

Dignificar la memoria, honrar la vida y muerte de nuestros antepasados para que ellos puedan descansar en paz.

Que los gobiernos implicados del Perú, Inglaterra y Colombia reconozcan públicamente la verdad de los hechos y pidan perdón por las atrocidades de las que fueron causa.

Aprender las lecciones para no volver a repetir los errores, ni con nosotros ni con ningún otro pueblo.

Como descendientes que somos, retomar la fuerza y la dignidad que viene de nuestros ancestros para continuar la vida, la palabra y la autonomía.

Continuar organizándose para conseguir actos concretos de los gobiernos visando el reconocimiento de los derechos indígenas, particularmente:

- el reconocimiento, demarcación y defensa del territorio indígena;

- un gobierno propio, autónomo, dentro del territorio;

- justicia = derechos y deberes que tenemos / todo lo que defienda la Ley de la Vida;

- salud = medicina tradicional y servicios de la medicina occidental, equilibradas;

- educación = iniciada en la familia / con los consejos de nuestros ancianos / en la escuela y universidad bilingües;

- servicios = medios de comunicación / campos deportivos / luz, agua y alcantarillado.

Construcción de una ‘mesa de diálogo’ permanente de las autoridades indígenas con el gobierno nacional.

Estos pueblos indígenas de la región del rio Putumayo están organizados en su propia federación llamada AZICATCH. La organización no-gubernamental FUCAI (Fundación Caminos de Identidad) hace años viene acompañando y apoyando los pueblos indígenas y consiguió, junto con otras asociaciones, recursos humanos y económicos para que este Encuentro fuese posible.

Nuestro Equipo Itinerante fue invitado por ellos, a través de Deyanet, para participar y colaborar. Por eso, nosotros cinco (Miriam, Rai, Dejanet, Graça, Paco) hemos trabajado, sea visitando comunidades indígenas, sea para acoger en Tabatinga -a la ida y a la vuelta- los 27 que vinieron con la hermana Yvonne desde Pebas (no Perú, a 3 días de barco subiendo el Amazonas). Y también Raimunda, Deyanet y yo (Paco), hemos participado de este acontecimiento en La Chorrera.

8 días en ‘La Chorrera’

Yo ahora estoy escribiendo estas líneas desde la misma Chorrera. Os cuento -en dos palabras- como fueron estos días:

Deyanet llegó una semana antes para visitar algunas comunidades de la región. Rai y yo, con los 27 indígenas del Perú y la hermana Yvonne (que hace 31 años trabaja junto a ellos), llegamos a La Chorrera el día 7 de octubre, domingo. Fue en un pequeño avión para 24 pasajeros, en un vuelo que duró 1 hora y 10 minutos; si fuese por los ríos y tierra, tardaríamos semanas, pues el acceso es muy complicado.

Los primeros dos días fueron para ir recibiendo a las personas que iban llegando. Grupos que navegaron por ríos y anduvieron por la selva días y días para llegar hasta aquí. La acogida de nuestros hermanos Uitotos y Boras, que viven en La Chorrera, fue realmente encantadora y bien organizada, dándonos a todos dormida y comida durante todos estos días.

Cada una de las noches, siempre nos reuníamos en la Gran Maloca (16 x 16 metros), donde se conversaban los asuntos importantes (en su lengua y en castellano), con el cacique al frente, mientras hacían el “mambeo”, o sea el ritual con la coca, tabaco y yuca dulce.

El día 9 fue de presentación y acogida de cada una de las delegaciones venidas. Me impresionó profundamente que, después de todas las personas de una delegación decir su nombre, los otros nos poníamos de pié y nos hacían repetir para ellas: “Señoras y señores de la Delegación ‘tal’ / ahora les podemos ver / los reconocemos / ustedes hacen parte de nosotros / gracias por haber venido!” ... Después hicimos un buen paseo histórico, recorriendo los lugares significativos de La Chorrera: la Casa de Gobierno indígena (AZICATCH); la Maloca; la Iglesia en lo alto del monte (prácticamente todos aquí se consideran católicos); el Orfelinato donde los Capuchinos y Hermanas Lauritas acogieron centenas de niños huérfanos después del masacre; el Cementerio antiguo; el Puente sobre el precioso e impresionante ‘chorro’; la Tumba de Benjamín Larrañaga, primer morador blanco que aquí llegó; la Casa Arana donde recogían el caucho y castigaban a los que no cumplían con la cuota por ellos exigida… que ahora se llama “Colegio Casa del Conocimiento”; el mural pintado en estos días por Santiago [ver al final].

El día 10 fue de socialización de los ‘planes de vida’ de las distintas regiones y países que vinieron: cada uno contando cómo viven, cómo resisten, lo que hacen, sus dificultades, proyectos y esperanzas … Por la tarde Propuesta política de reivindicaciones a ser entregada al gobierno colombiano.

El día 11 hubo un precioso y rico Desfile de los Pueblos, vestidos con sus trajes y adornos característicos, cada pueblo danzando sus danzas, trayendo sus artesanías y sus comidas típicas que todos pudimos experimentar. Una experiencia y tanto! … Por la tarde la Santa Misa en la Iglesia, presidida por el párroco Obdulio Arias: bien inculturada y celebrando la Memoria del etnocidio y desplazamiento forzado, así como la Resistencia centenaria de estos pueblos, unidos a la Memoria-Presencia de Jesucristo -muerto y resucitado- que se identifica con los oprimidos de este mundo y en ellos se nace realmente presente.

El día 12 fue el principal. Primero recibimos a los representantes del alto gobierno colombiano, cónsul del gobierno británico e invitados, y el Nuncio Apostólico de Colombia (representante del Papa) monseñor Aldo Cabally, que vinieron en avión desde Bogotá. Frente a la Casa Arana (‘Casa del Conocimiento’, hubo expresiones culturales de recibimiento de cada pueblo, danzando. Profunda y simbólicamente, después de estos 100 años, fue cerrado el “canasto de la miseria” y abierto el “canasto de la abundancia”. A continuación hubo la lectura y entrega de Documentos a los Gobiernos e Iglesia, escritos por los indígenas, recordando su historia y pidiendo no tener que esperar otros 100 años para conseguir su derecho a una vida digna, cuyo primer requisito es el reconocimiento legal de sus tierras y su autonomía de gobierno entre ellos. A continuación hablaron los representantes de las entidades del gobierno y el embajador británico: algunos más y otros menos, comprometiéndose a atender las reivindicaciones de estos pueblos.

Después tuvimos la celebración de la Eucaristía, presidida por el nuncio y animada con cantos, danzas y símbolos de los diversos pueblos. La homilía de monseñor Aldo, sencilla, clara y fuerte, en 3 puntos:

1- No olvidar el pasado, para repararlo y jamás repetirlo / 2- La actitud cristiana: ‘lo malo que tú me has hecho a mí, yo no te lo voy a hacer a ti’ / 3- Mi cultura tiene cosas buenas que hemos de valorar, pero también cosas no tan buenas que hemos de corregir y purificar. Mi cultura no es ni superior ni inferior a las otras culturas: esta es una actitud interna, de las entrañas y el corazón. De esta actitud nacen la paz y la abundancia: Vida para Todos!

A continuación ‘la multiplicación de los panes y peces’ = comida para todos, que hasta el nuncio la comió con sus manos, como acostumbran a hacerlo aquí. Gran fiesta de la hermandad!

Por la noche, danzas sin parar con la alegría que caracteriza la verdadera fraternidad entre los pueblos.

Al día siguiente, 13 domingo, despedida de los que iban saliendo primero. Nosotros nos quedamos un día más, pues no había avión, y valió la pena para disfrutar un poco más de la compañía de estos hermanos y hermanas de La Chorrera.

Concluyendo

No puedo dejar de compartir con vosotros algunos comentarios que recogí de las nuestros hermanos indígenas del Perú con los que viajamos, expresando lo que sintieron en estos días:

* Tuve una inmensa alegría al encontrar mis parientes que nunca antes había visto! [mujer] [El señor César hizo una lista de 17 familias parientes de él, cada una con 5 o 6 personas!]

* Pensaba que iba a encontrar mi familia, pero no había nada, solo encontré una sobrina. Mi alma se hizo en pedazos cuando supe que todos mis otros parientes murieron en la masacre. [mujer llorando]

* En estos días yo he levantado mi espíritu. Ahí está el corazón y el conocimiento de nuestros abuelos, la parte principal de nuestros antepasados, que parecía acabada, pero ha surgido como una semilla.

* Ver a los jóvenes orgullosos de su cultura me dejó feliz e impresionado / Me quedé admirado al ver a los jóvenes organizados, liderando los encuentros, y al mismo tiempo siempre consultando a los ancianos y atendiendo a sus consejos / Yo me sentí joven con los jóvenes, y quiero animar los jóvenes de nuestras comunidades también.

* Es muy importante que ellos mantienen su lengua materna. También los jóvenes la saben y la hablan.

* Mayores y jóvenes creen en el ‘mambeo’ [ceremonia con coca, tabaco y yuca dulce] que les da fuerza y luz.

* Necesitamos aprender de su organización. Nosotros estamos en el primer punto. Hemos de hacer más puntos como ellos ya hicieron.

* Han conseguido apoyo del gobierno central y de otras instancias. Tienen colegio de 2º grado y hasta Universidad a distancia [los jóvenes líderes, con título universitario, son muy inteligentes]. También apoyo económico. Eso porque todos tienen un pensamiento solo, porque están unidos y tienen fuerza.

* Todos nos recibieron muy amables y compartieron su comida y su casa como siendo hermanos.

* Me gustó mucho ver los lugares como la Casa Arana, el Puente, la Maloca…

* Me llamó la atención los padres, monjitas y misioneros apoyándonos en todo.




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