Gonzalo Fanjul
Tal vez sea usted de los que están desconcertados. Le incomoda la reforma laboral pero es consciente de que las cosas no pueden seguir como hasta ahora. Huye de radicalismos antisistema pero tiene la convicción íntima de que siempre acaban ganando los mismos. Quizás es usted de los que leen su periódico cada mañana y levantan la ceja en una de cada tres páginas, sospechando que la noticia está contaminada por la opinión o los intereses. Mantiene su contribución a una ONG internacional, pero se alarma por el número de indigentes que empiezan a poblar su barrio. Tal vez, incluso, sea usted un huérfano de partido o transita por todos ellos como un votante en pena.
Si es usted de los que saben del lado de quién están, pero ese lado no es ninguna de las dos Españas, bienvenido al club. Tal vez encuentre útiles algunas herramientas de mi Manual de Supervivencia Ética para Tiempos de Crisis.
Regla núm. 1 - Cuando algo parece abiertamente injusto, seguramente sea por que lo es: la complejidad de los asuntos no puede ser una razón para quedarnos quietos. Encuentren ustedes sus propias líneas rojas, el percutor que les hará ponerse en marcha. A mí, por ejemplo, me saca de quicio el maltrato legal a los inmigrantes irregulares. Comprendo todas las sutilezas de una política de inmigración, pero detener a una madre cuando lleva a sus hijos al colegio es simplemente una indecencia. Y amenazar con la cárcel a quienes hacen preguntas sobre este asunto es una indecencia doble.
Regla núm. 2 - No hay cambio sin movilización pacífica: Olvídense de las decisiones políticas racionales. En este momento (como toda la vida, en todas partes), los cambios serán el resultado de la movilización social organizada: en la calle, en las redes o donde ustedes quieran. En el desgraciado asunto de Valencia, lo más llamativo es que la población no haya salido antes en masa a denunciar el juego de vasos comunicantes entre la corrupción política y la calidad de la democracia y los servicios públicos.
Regla núm. 3 - Una cosa es tener la mayoría en las instituciones y otra tener la mayoría en la calle: En la Era Azul que vive nuestro país, el PP debería recordar (y nosotros recordarnos) que el poder que acumula en las instituciones refleja únicamente el rechazo (justificado) que despiertan otros partidos. No vale todo, porque esa mayoría puede diluirse tan rápido como se constituyó.
Regla núm. 4 - No aceptemos una guerra de pobres: Las dificultades que vive nuestro país no son una excusa suficiente para olvidar lo que está ocurriendo fuera. Regiones enteras del planeta viven desde hace décadas una ansiedad y una vulnerabilidad infinitamente mayores que las que está pasando nuestra sociedad. Asomarse a la realidad de otros es una responsabilidad del Gobierno, pero también de cada uno de nosotros.
Regla núm. 5 - No todos podemos hacer todo, pero siempre podemos hacer algo: Ver las noticias es un ejercicio abrumador. Resulta imposible cargar sobre nuestros hombros todos los problemas del mundo, pero siempre hay algo que concita mejor nuestro activismo. Hay quienes compran café y chocolate de comercio justo; los que se preguntan de dónde viene la ropa que visten; hay quienes colaboran personal o económicamente con una organización; otros se preocupan por leer fuentes alternativas de información e incluso contribuyen a proyectos como Periodismo Humano.
Estamos del lado de los perdedores, así que la batalla es lo de menos. Elijan la suya y peleen. No hay nada inevitable en lo que estamos viviendo.
Si es usted de los que saben del lado de quién están, pero ese lado no es ninguna de las dos Españas, bienvenido al club. Tal vez encuentre útiles algunas herramientas de mi Manual de Supervivencia Ética para Tiempos de Crisis.
Regla núm. 1 - Cuando algo parece abiertamente injusto, seguramente sea por que lo es: la complejidad de los asuntos no puede ser una razón para quedarnos quietos. Encuentren ustedes sus propias líneas rojas, el percutor que les hará ponerse en marcha. A mí, por ejemplo, me saca de quicio el maltrato legal a los inmigrantes irregulares. Comprendo todas las sutilezas de una política de inmigración, pero detener a una madre cuando lleva a sus hijos al colegio es simplemente una indecencia. Y amenazar con la cárcel a quienes hacen preguntas sobre este asunto es una indecencia doble.
Regla núm. 2 - No hay cambio sin movilización pacífica: Olvídense de las decisiones políticas racionales. En este momento (como toda la vida, en todas partes), los cambios serán el resultado de la movilización social organizada: en la calle, en las redes o donde ustedes quieran. En el desgraciado asunto de Valencia, lo más llamativo es que la población no haya salido antes en masa a denunciar el juego de vasos comunicantes entre la corrupción política y la calidad de la democracia y los servicios públicos.
Regla núm. 3 - Una cosa es tener la mayoría en las instituciones y otra tener la mayoría en la calle: En la Era Azul que vive nuestro país, el PP debería recordar (y nosotros recordarnos) que el poder que acumula en las instituciones refleja únicamente el rechazo (justificado) que despiertan otros partidos. No vale todo, porque esa mayoría puede diluirse tan rápido como se constituyó.
Regla núm. 4 - No aceptemos una guerra de pobres: Las dificultades que vive nuestro país no son una excusa suficiente para olvidar lo que está ocurriendo fuera. Regiones enteras del planeta viven desde hace décadas una ansiedad y una vulnerabilidad infinitamente mayores que las que está pasando nuestra sociedad. Asomarse a la realidad de otros es una responsabilidad del Gobierno, pero también de cada uno de nosotros.
Regla núm. 5 - No todos podemos hacer todo, pero siempre podemos hacer algo: Ver las noticias es un ejercicio abrumador. Resulta imposible cargar sobre nuestros hombros todos los problemas del mundo, pero siempre hay algo que concita mejor nuestro activismo. Hay quienes compran café y chocolate de comercio justo; los que se preguntan de dónde viene la ropa que visten; hay quienes colaboran personal o económicamente con una organización; otros se preocupan por leer fuentes alternativas de información e incluso contribuyen a proyectos como Periodismo Humano.
Estamos del lado de los perdedores, así que la batalla es lo de menos. Elijan la suya y peleen. No hay nada inevitable en lo que estamos viviendo.
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