El psicólogo Carl Jung cuenta en su Diario que en un viaje a África se entrevistó con un viejo sabio para preguntarle sobre sus sueños. El anciano africano, vestido con pieles de mono, le respondió que él antes soñaba, pero desde que los ingleses habían colonizado el país y decían ya tener la solución para todo, él ya no soñaba…
Tal vez hoy nos pasa algo semejante. Hace algunos años soñábamos con el mayo francés del 68, con el “dream” del mundo no racista de Luther King, con la Unión Europea y el Estado de bienestar para todos, con las propuestas de los ecologistas, de las feministas, de los indígenas, del Foro Social Mundial…En la Iglesia soñábamos con la utopía del Papa Juan, con la Iglesia de los pobres, la teología de la liberación, el ecumenismo y el diálogo interreligioso…
Pero hoy la dura realidad se ha impuesto: el FMI, los bancos, los paraísos fiscales, las multinacionales cada vez más agresivas, el cambio climático, los fabricantes de armamento, el duro invierno eclesial…nos vienen a decir que no hay que soñar, que hay que ser realistas y aceptar lo inevitable, que nada puede cambiar. Parecería tener razón Calderón de la Barca: “los sueños, sueños son”…
Frente a este realismo de los tecnócratas, Juan XXIII al comenzar el Concilio Vaticano II afirma disentir de los profetas de calamidades que no ven más que prevaricación y ruina en el mundo y en cambio profesa su fe en la acción providente de Dios en la historia. Los cristianos podemos soñar porque, como Pedro afirmó en el discurso de Pentecostés, la venida del Espíritu actualiza la profecía de Joel de que en los últimos tiempos los hijos y las hijas del pueblo profetizarán, los jóvenes tendrán visiones y los viejos soñaran sueños (Hechos 2,14-19).
No nos dejemos acobardar por el pesimismo reinante ni por la lógica de lo irremediable, no nos dejemos engañar con fáciles e ilusorias soluciones, sigamos luchando por un mundo mejor, porque creemos que el Espíritu del Señor Jesús llena el universo, él es quien conduce la historia de la humanidad y nos da fuerzas para poder revertir el curso de la historia presente. Todavía podemos tener sueños y soñar.
1 comentarios:
Porque el día que dejemos de hacerlo, entonces estaremos muertos.
Será entonces cuando de verdad no haya solución a ningún problema.
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