sábado, 15 de diciembre de 2012

FELIZ NAVIDAD DESDE HONDURAS

Ramiro Pampols nos escribe:

Ya hace más de tres meses que recorro las pequeñas comunidades que pertenecen a nuestra parroquia de Tocoa, en el Departamento de Colón, al norte del país. Son gente muy sencilla y de una fe muy grande. Esto me lleva a celebrar la misa cada día y en una comunidad distinta.
Como ya os dije, Honduras se debate ahora en medio de un clima lleno de violencia, con muchas muertes de jóvenes a manos de las "maras", o bien a causa del tráfico de drogas. La corrupción es enorme y permea todas las instituciones del Gobierno, desde la policia hasta el ejército, la Magistratura y los grandes terratenintes que disponen de guardias armados cuando los campesinos quieren recuperar tierras que pertenecen a la Reforma Agraria.
No es fácil crear esperanza y afán de justicia en un país en el que el miedo está tan presente. Pero hay grupos y organizaciones que se exponen y van logrando pequeños avances.
El Provincial de Centroamérica me invitó ir al 23 aniversario de la muerte de nuestros compañeros de la UCA de El Salvador. Fue todo muy intenso y me vine con una sensación fuerte del valor de aquellas muertes como la de Óscar Romero cuya tumba visité en la catedral.
Delante del pequeño jardín donde los mataron, entiendes que son vidas y muertes llenas de sentido, con una noción clara de cuál era su papel en esta vida y cómo lo asumieron incluso casi sin darse cuenta, pues su muerte fue repentina, aunque tal vez esperada.
Es a nosotros que nos corresponde recibir su mensaje de generosidad y honestidad ante la vida, las injusticias y la causa de los más pobres. Cuando ahora en nuestra parroquia acudo a algunas casas de gente humilde, entiendo más qué es ser verdaderamente pobre. Me deja sin palabra. Pienso que la grandeza de su vida está en que a pesar de todo, siguen confiando en el Señor, no le achacan a él su situación, creen que les acompaña siempre y que les quiere.
Las madres suelen pedir que el sacerdote ofrezca a su hijo recién nacido al Señor, al comienzo de la Eucaristía, durante el ofrecimiento del pan y del vino. Ayer subió una mamá al altar y me pidió ofrecer su hijo recién nacido. Lo hizo con toda naturalidad, junto a mí. Puse mi hombro sobre el suyo, pues no me atreví a coger al niño que es lo que suele hacerse... En aquel momento sentí la necesidad de tener una foto de aquel instante tan sencillo y conmovedor.
Ayer me tocó ir a una comunidad bastante alejada. La camioneta Toyota daba unos saltos considerables al pasar por la infinidad de hoyos, a causa de las lluvias tropicales de esta temporada del año.
Mañana me tocará hacer el mismo trayecto y ya estoy inquieto con solo pensarlo. Pero hay celebración de varias Primeras comuniones y la gente espera que vaya aunque los buses interurbanos no van a funcionar por el estado del firme.
Ahora tenemos ya el alivio de un vigilante nocturno en nuestra casa: llegaron por cuarta vez los ladrones mientras estábamos en El Salvador y abrieron de nuevo la cocina. Ahora con este hombre mayor sentado al lado de mi cuarto por la noche, con su machete junto a él, me siento más tranquilo. Tal vez no deja de ser un privilegio contar con esta seguridad, pero la gente lo entiende, ya que saben que no vamos armados y que estamos siempre solos o fuera de casa.
Hoy nos hemos reunido todos los sacerdotes y religiosas de nuestra diócesis con el Sr. Obispo. Ha sido una jornada fraterna en la que hemos programado el trabajo pastoral para el próximo año. Preciamente el obispo es catalán y yo hablo con él en nuestra lengua materna. Es una pequeña satisfación humana ¿verdad?
Os deseo unas fiestas con mayor sentido navideño que otras muchas veces, a causa de la crisis que se ha cebado en tanta gente. Me imagino que ahora brota más espontáneamente una solidaridad con los vecinos y amigos que necesitan de ella.
Nosotros desde aquí, también las viviremos con la sencillez propia de las gentes que acuden a la parroquia y a las pequeñas capillas de los barrios que atendemos. Bon Nadal!
Un fuerte abrazo, Ramiro


PD. La foto es de nuestro pesebre, con un grupo de mariachis cantando rancheras a los vecinos de Belén.



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