“Nos duele la Iglesia. Nos hemos desvivido pro ella y lo seguimos haciendo, pero nos duele verla así: triste, derechizada, politizada, agresiva, con el no siempre en la boca, encerrada en sí misma y sin capacidad de seducir, ilusionar y contagiar a Cristo a una sociedad como la nuestra que tanto lo necesita”. En estos o parecidos términos se expresan los católicos de Pamplona con los que ayer compartí una charla, organizada por el Foro Gogoa. Entre 450 y 500 personas, en un salón de actos en pleno centro de la ciudad. Gente de todas las edades, pero predominio de adultos. Y la mayoría, dolidos, como digo, pero también esperanzados y, sobre todo, “resistentes”.
El Foro Gogos los convoca. Es un Foro abierto, plural y de la “izquierda” eclesial, para entendernos. De los que tienen claro que hace falta un nuevo Concilio o, al menos, desarrollar todas las potencialidades, inéditas todavía, del Vaticano II. Gente comprometida que lleva años dando lo mejos de si mismos por invitar al seguimiento de Jesús a la gente que se cruza en su camino. Algunos están en sindicatos o partidos políticos. La mayoría, en oragnizaciones de base sociales y eclesiales. Desde miembros de Cáritas a catequistas.
Una pluralidad que se plasma en la propia Junta permanente del Foro. Con Roberto Oiz Ibarrola (presidente); Juan Pedro Urabayen Mihura (vicepresidente); Xabier Lasa Gorraiz (secretario); José Manuel Amigot Gracia (tesorero); Conchita Corera Oroz (vocal primero); María Jesús Leache Orbaiceta (vocal segundo); Guillermo Múgica Munárriz (vocal tercero); Javier Pagola Lorente (vocal cuarto). La mayoría, laicos comprometidos. Y un cura, también comprometido: Guillermo Múgica.
Desde hace 16 años (que se dice pronto), organizan una conferencia todos los meses. Con gran afluencia de público. Y un panel de conferenciantes del máximo prestigio. Tocan todos los palillos, pero siempre desde la vertiente de los valores cristianos. Por aquí pasaron “profetas mayores” como Sobrino, Gutiérrez, Boff, Arregui, Pagola…y otros muchos. Lo mejor de la Teología nacional e internacional. Y también presonalidades del mundo del periodismo, de las relaciones internacionales o del universo de la economía.
Sin subvenciones ni públicas ni eclesiásticas, se autofinancian y, de esta forma, mantienen su libertad y se han convertido, por derecho propio, en uno de los Foros cristianos de mayor prestigio del país. Es el milagro del Foro Gogoa, que ayuda a sus miembros y a la gente que gira a su alrededor a matenerse firmes en la militancia cristiana.
Son de los católicos a los que la militancia no ha escupido. Siguen en la brecha. Y, aunque el modelo eclesial vigente no los tiene en cuenta, los silencia, margina y ningunea, siguen impertérritos. En la mística de la resistencia activa. Reivindicando sus derechos en el seno de la Iglesia. Sin callar, sin someterse al chantaje de los bienpensantes y de los prudentes por conveniencia. Sin miedo y, a veces, jugándose el tipo, en una ciudad como Pamplona donde, al fin y al cabo, todos se conocen. No buscan cargos ni puestos ni subir en el escalafón. Sólo luchan por contagiar el Evangelio con su testimonio y por poner alguna flor en las paredes viejas y desconchadas de su casa-Iglesia.
Convencidos, enamorados de Jesús y de su Evangelio, se parten la cara (ahí fuera), defendiendo a la Iglesia. Conscientes de que, muchas veces, la Iglesia jerárquica no tiene defensa posible. En la base de la institución hay mucho bueno (parroquias, congregaciones religiosas, Cáritas, grupos…), pero sus buenas obras no salen en los medios, no son noticia. Sólo salen algunos obispos: Rouco, Camino y, en Navarra, su arzobispo, Francisco Pérez. “Y cada vez que salen baja el pan”, dicen muy graficamente. Al no salir lo bueno de las bases y publicitarse sólo la Iglesia derechizada y del no de la jerarquía, la desconfianza social y la falta de credibilidad en la institución suben día a día. Como la prima de riesgo.
Su arzobispo, monseñor Pérez, que tiene tortícolis de tanto mirar a Madrid, les tolera, pero, en el fondo, no los conisdera Iglesia. Y eso que, como queda dicho, todos son católicos comprometidos. Pero así són las cosas en el reino eclesial monocolor y donde reina ‘el estás conmigo o contra mí’ y el ‘eres de los míos o no te comes una rosca’. ¡Cuántes energías desperdiciadas! En vez de sumar, excluyen y desaprovechan las sinergias. Y, como es lógico, la evangelización y el Reino de Dios se resienten. Pero no parece importarles demasiado, porque siguen restando.
Y, a pesar de todo, los del Foro Gogoa siguen en la brecha. A veces, con la tentación de tirar la toalla, como es lógico. Pero, con sus altibajos, siguen esperando una nueva primavera conciliar. Una Iglesia que los vuelva a ilusionar, a apoyar y a querer. Una Iglesia de comunión, pueblo de Dios, donde todos, de verdad seamos iguales. Una Iglesia libre y samaritana, en la que la gente se sienta reflejada, protegida y, sobre todo, querida.
Se quejan (con razón) de la situación de la mujer e la Iglesia, que clama al cielo. es el gran escándalo eclesial de estos tiempos. O de la falta de democracia interna. Están convencidos de que el cambio eclesial tiene que venir de arriba y de abajo a la vez.
De arriba, con un nuevo Juan XXIII. Y eso que saben lo díficil que lo tiene el Espíritu Santo, para saltar por encima de los círculos de poder vaticanos y encontrar a un nuevo Papa Bueno. Y desde abajo, reivindicando la corresponsabilidad y el papel de los laicos en la institución. Y una Iglesia abierta, plural, circular, inclusiva, de hermanos, sin pirámides de mando o con los del mando convertidos en servidores. “El que quiera ser el mayor entre vostros, que sea vuestro servidor…” Tampoco es mucho pedir. O es pedir lo que Cristo pidió a los suyos. Ni más ni menos.
Hermanos del foro Gogoa gracias por vuestra cálida acogida. Me he sentido como en casa. Por vuestras confidencias, por vuestro cariño y, sobre todo, por vuestra capaciad de permanencia y de resistencia ilusionada. Contad conmigo en vuestra lucha por un mundo y por una Iglesia mejores. Seguimos conectados…en la mística de la resistencia activa.
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