¡Vengan, vengan! ¡Se abre el casino! ¡Hagan juego señores, hagan juego…! ¡Sonrían a la fortuna! ¡No dejen de acudir al nuevo parque de Eurovegas...! Lo malo será cuando pierda la Tierra, las relaciones humanas, las condiciones laborales… Lo malo es cuando cedemos a un ocio tan alienante, cuando el puesto de trabajo deviene valor supremo y, dignidad derrotada, desembarca el más desalmado postor.
Es falso que el agua llegó al cuello. No todo es crear puestos de trabajo. No calzamos cualquier uniforme. Hay vida y mucho tajo más allá de las propuestas laborales del sistema instituido. Las fuerzas conservadoras se terminaron de desnudar ante el magnate de los casinos. En la apuesta por atraer “riqueza” no había sitio alguno para los valores. Antes hablaban de Dios, de tradición, de patria…, ahora hacen cola para entrar en los macro tugurios. La izquierda se limita a querer grabar con más impuestos la aviesa jugada.
Haremos juego cuando ganemos todos/as, los del Norte y los del Sur, los negros y los blancos, los amarillos y colorados… A la vuelta de tantos siglos de injusto casino, de ruletas desbocadas, de bolas en números equivocados…, toca por fin una fortuna más repartida.
Nuestro juego no lo cantan los media, ni se anuncia con grandes luces de neón. Apostamos por una partida en la que no pierde nadie. Apostamos por el mismo número agraciado, por la misma máxima del compartir, por el mismo mundo ancho y esperanzado. Nadie pierda en la apuesta del mañana. Ya no concebimos ganar a costa de nadie. No imaginamos ganar a costa de una Madre Tierra vejada, de unos animales torturados, de unos prados envenenados... Por supuesto no consideramos ganar a costa de nuestros hermanos humanos.
“Win win” (ganar unos y otros) sugiere el futuro. Permiso, libre de impuestos, para el Casino en el que por fin triunfemos todos/as, sobre todo los que nunca ganaron, los que nunca se llevaron las manos a la cabeza de alegría, los que nunca entraron en ningunas Vegas, sobre todo los desheredados de la tierra. Permiso para el Casino en el que ganen los perseguidos, los maltratados, los olvidados…
Vaya con todos los respetos, pero Vd. no es bienvenido, Sr. Adelson. Su juego es de los de antes. En sus partidas triunfan los de siempre, pero ya es otro momento, ahora la dicha es más repartida. Es el tiempo del cooperar y compartir, el tiempo de la Tierra, de las relaciones más humanas, del ocio más creativo… Su chiringuito no se ubica en nuestros prados, su mundo no cabe en nuestra geografía. Vd. no es bienvenido Sr. Adelson, mientras que no truque sus casinos, mientras que sus ruletas no acaben siempre en ese número en que por fin nos congraciamos todos.
Todo gira en el Universo. Nada permanece quieto y Vds. tienen derecho a mover sus ruletas, sus galaxias sobre el verde tapete de palacios de cartón, pero recuerde que más allá de sus casinos ya caducados, el girar es siempre para la armonía, para el orden y beneficio colectivos. Comiencen a girar sus ruletas al ritmo de la Vida no dividida. Una Sr. Adelson su ruleta a la Gran Ruleta de la existencia. ¡Hagan Juego del grande…!, sin desesperos, ni prostíbulos a la salida. ¡Hagan Juego!, el único que merece la pena, aquél que nos nutre y alegra, que nos eleva y dignifica, aquél que no envicia y sin embargo seguiremos practicando el resto de nuestras vidas. (Eclesalia Informativo autoriza y recomienda la difusión de sus artículos, indicando su procedencia).
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