Esteban Velázquez asume en su homilía el discurso de los jornaleros del SAT
Un feligrés interrumpe el sermón en desacuerdo con su prédica
El sacerdote oficiaba la misa en la capilla del Hospital de San Juan de Dios
El predicador citó al economista Juan Torres y a Santo Tomás de Aquino
Manuel María Becerro, en 'El Mundo'
Los asaltos a supermercados liderados por el parlamentario andaluz de IU Juan Manuel Sánchez Gordillo están abriendo el debate en la Iglesia Católica. Dan fe de ello los asistentes a la misa celebrada el pasado domingo al mediodía en el Hospital San Juan de Dios de la localidad sevillana de Bormujos, donde el oficiante utilizó en su homilía un par de textos que, en buena medida, vienen a justificar las polémicas acciones del Sindicato Andaluz de Trabajadores (SAT).
En concreto, el cura canario Esteban Velázquez leyó un extracto de una durísima carta dirigida por el teólogo jesuita José Ignacio González Faus –defensor de la Teología de la Liberación– al ministro del Interior, el popular Jorge Fernández, tras las críticas de éste a los métodos utilizados por los partidarios de Sánchez Gordillo. En la misiva se cita aSanto Tomás de Aquino, quien dejó escrito que «en casos de extrema necesidad todas las cosas son comunes».
«Si la necesidad de alguien es tan grave y tan urgente que hay que remediarla con lo primero que se tenga a mano, entonces cualquiera puede remediar su necesidad con los bienes de los demás, tanto si los quita de modo público como secreto; y esta acción no reviste carácter de robo ni de hurto», leyó el sacerdote citando de segundas al padre del humanismo cristiano ante el asombro de los feligreses, muchos de ellos familiares de pacientes del hospital concertado por la Junta de Andalucía.
Velázquez también había leído un extracto de un artículo del economistaJuan Torres –muy conocido por sus artículos en defensa de la gestión del presidente de Venezuela, Hugo Chávez– que concluye así: «Si las autoridades que tanto reclaman el respeto al orden y la propiedad fueran coherentes y acabaran con lo verdaderos ladrones que están robando a la inmensa mayoría de la sociedad no habría más jornaleros llevándosecomida de los supermercados». Entre los verdaderos ladrones, según el texto de Torres, estarían las compañías eléctricas, los grandes defraudadores fiscales y las entidades bancarias que han participado en la estafa de las preferentes.
Pero fue la cita de Santo Tomás la que provocó que uno entre el centenar de asistentes a la misa de 12 del domingo se pusiera en pieen plena homilía para advertirle al sacerdorte que ése no era «el sitio» más adecuado para lanzar unos mensajes con los que él no estaba de acuerdo.
Cortésmente, Esteban Velázquez le contestó que, en primer lugar, se alegraba de que alguien le interrumpiera, porque le gusta ese «espíritu de fraternidad en la diversidad dentro de la Iglesia» y porque «lo que dice el cura no tiene por qué ser siempre la interpretación correcta, como tampoco la del que discrepa de él».
En segundo lugar, el sacerdote se comprometió a no proseguir con su homilía «por respeto» al parroquiano ofendido, recibiendo el aplauso de otros fieles. Por último, el religioso invitó a todo el que quisiera quedarse al término de la misa a entablar «un diálogo de igual a igual» sobre los asaltos del SAT.
Finalmente, un grupo reducido de feligreses, entre ellos el que le interrumpió, se quedó charlando con el sacerdote. «Ha sido una experiencia muy agradable porque, además de terminar en un ambiente distendido y respetuoso, todos coincidimos en que el diálogo eclesial sobre asuntos de actualidad es algo a fomentar», aseguró ayer a EL MUNDO de Andalucía el propio Esteban Velázquez, algo sorprendido por el revuelo que ha generado su misa.
«En ningún momento yo dije que lo que hace Sánchez Gordillo esté bien o mal. Mi reflexión era otra: que la ley no puede aplicarse en unos casos sí y en otros, incluso de más importancia, no», explicó.
El sacerdote defiende tanto el interés «para una reflexión evangélica» de los artículos que se llevó a misa ayer –en el de Juan Torres se cifran en730.000 los carros de comida de 300 euros que se podrían llenar al año sólo con el dinero que «roban cada día» las eléctricas– como a sus autores. Si alguien discrepa, ya sabe dónde oficia y se «dialoga».
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