rescatados ayer en el Estrecho de Gibraltar. / Andrés Carrasco
Ragel (EFE)
Un estudio constata el paso de ser un país modélico en sanidad a reunir las peores prácticas
Lucía Abellán, en El País
Teresa es una cubana de 22 años que vive en Tenerife sin permiso de residencia. Al enterarse de que estaba embarazada, Teresa, enferma de diabetes, acudió a su centro de salud, pero le negaron la asistencia por no tener papeles. Médicos del Mundo se hizo cargo de la situación y, al mismo tiempo, protestó por escrito ante el hospital y los poderes públicos. Varias semanas después, la organización recibió una disculpa de la Consejería de Salud y la promesa de que darían marcha atrás.
El caso de Teresa no es único. La ONG asegura que las autoridades sanitarias en España van, en muchos casos, más lejos de lo que permite la ley en las restricciones sanitarias a los extranjeros indocumentados. Porque el decreto que se aplica desde el pasado septiembre —algunas comunidades han rehusado hacerlo— salva de la exclusión a niños y embarazadas. “España se ha convertido en nuestro peor ejemplo, cuando en informes anteriores lo citábamos como modelo de atención universal”, subrayó ayer Michel Degueldre, presidente de Médicos del Mundo en Bélgica.
La organización presentó un estudio sobre la atención sanitaria a los más desfavorecidos en 2012. Tras analizar el perfil de los pacientes que atiende esta ONG en siete países europeos, sus responsables concluyen que las medidas de austeridad están laminando el servicio a los colectivos desprotegidos. Destaca el caso español, donde el 62% de los pacientes recibidos habían sido previamente rechazados en el sistema público. El porcentaje triplica la media, que engloba a España, Bélgica, Francia, Alemania, Grecia, Holanda y Reino Unido.
“El aumento del copago en los medicamentos y la exclusión de los inmigrantes están provocando un cambio de modelo en España, de la atención sanitaria universal a un modelo de aseguramiento”, lamentó Álvaro González, presidente de la organización en España. González destaca de que, más allá de motivos éticos, no hay justificación económica para los recortes. Varios estudios científicos, entre ellos uno publicado en la revista estadounidense New England Journal of Medicine en 2010, muestran que el sobrecoste de atender a los enfermos en urgencias es mayor que el ahorro generado al excluir a la población de la atención primaria. Ese trabajo cifraba en más de 20.000 euros por 100 personas al año el sobrecoste derivado de los recortes sanitarios en Estados Unidos.
Hace tres años, los griegos eran un 8% de los atendidos por la ONG en el país. Ahora, el 50%
La situación es especialmente acuciante en Grecia, donde el odio al extranjero está generando malos tratos en las calles. “Cada día vivimos la xenofobia en nuestras clínicas. En los últimos dos meses hemos tenido 15 casos. No podemos permanecer callados”, clamó Nikitas Kanakis, presidente de Médicos del Mundo en Grecia. La pobreza que azota el país ha provocado que la mitad de quienes acuden a las clínicas de la organización sean oriundos. Hace tres años eran solo el 8%.
La ONG alerta de que Europa se arriesga a perder una de sus señas de identidad al restringir el acceso sanitario y pide a las autoridades comunitarias que frenen la oleada de recortes. “Lo primero es que sean expertos quienes propongan qué hacer con el sistema sanitario”, resumió Nathalie Simonnot, de la red internacional de la organización.
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