Pégate un tiro para sobrevivir de Chuck Klosterman
No creerías lo que están dando en estos momentos por televisión. Es muy curioso. Estoy viendo la Victory Television Network (VTN), una cadena centrada en ayudar a los cristianos de la zona de Arkansas a «conectar» unos con otros.
(…)
La película que programan esta noche es hipnótica. Y no lo digo con ironía o sarcasmo o condescendencia. Lo digo porque me acabo de dar cuenta de algo importante relacionado con los cristianos convertidos que jamás me ha ocurrido a mí.
La película de la VTN da la impresión de tener tres títulos diferentes, aunque ninguno de ellos parece ser el verdadero (la película recibe un título distinto después de cada pausa para publicidad, en la que solo se anuncian otros programas de la cadena VTN). Sin embargo, lo que sí queda claro es que la película va dirigida a los adolescentes, pues su objetivo es «asustar». El protagonista es un adolescente (creo que su nombre es Steven) al que las tentaciones le desgarran. Lo curioso del caso son las tentaciones que sufre: no le tientan las drogas (a pesar de que en la película aparece gente que toma drogas), ni tampoco el sexo (a pesar de que la gente, en ese colegio infantil, mantiene relaciones sexuales), ni tampoco se ve tentado a relacionarse con algún tipo de secta de adolescentes involucrada en el crimen organizado (aunque también aparece algo así, por extraño que parezca). Nuestro héroe en ningún momento cae en ese tipo de bajezas. La crisis que atenaza a Steven -es decir, la cruz de toda la historia y aquello que convierte la vida de este muchacho en un fracaso- es la tentación de «no salvar» a sus compañeros adolescentes que sí sucumben a todas esas horribles cosas. En otras palabras, no se ve acosado por el deseo de acostarse con su novia o el deseo de emborracharse y pasárselo en grande; cosas como esa no suponen un problema para Steven. Su problema es que simplemente desea ignorar que todos los muchachos de su escuela van a ir de cabeza al infierno, a pesar de que el pastor de su iglesia le pide a Steven que se responsabilice de sus almas. Y ahí es donde la película se vuelve incluso más compleja: durante los últimos veinte minutos, el pastor tiene éxito y Steven se da cuenta de que debe contarles a sus compañeros las Buenas Nuevas acerca de Jesús. Es su deber en tanto que hijo de Dios. De ahí que Steven intente hablar con algunos de los camellos locales y les explique que hay un modo mejor de vivir.
Y dicho camello lo que hace es pegarle un tiro a Steven.
Y así acaba la película.
No voy a mentirte: no me lo esperaba. Las películas de Hollywood me han lavado lo suficiente el cerebro para saber que a los héroes juveniles, por lo general, no les vuelan los sesos al final de la gran mayoría de los docudramas. Lo cual me lleva a preguntarme si el cine de los hipercristianos no se habrá convertido en un secreto bastión de verdadera originalidad cinematográfica. No es como el rock cristiano, en el que los artistas intentan, curiosamente, imitar las principales corrientes musicales. Las películas cristianas funcionan como si las convenciones cinematográficas no existiesen. No sé quién habrá dirigido estas películas, pero quienesquiera que sean sin duda van por un camino propio. (…) Estos cineastas realizan películas para una audiencia que vive en un universo completamente diferente. Es un universo en el que una película sobre un adolescente al que le tentase la idea de esnifar cocaína sería del todo inviable; ninguno de los adolescentes que miran la Victory Television Network se plantearía jamás algo semejante. (…) No es suficiente con evitar la delincuencia, cabe la posibilidad de que tengas que morir para expiar los pecados de todos tus compañeros de colegio.
viernes, 9 de abril de 2010
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1 comentarios:
Perdone, no he entendido nada.
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