martes, 5 de abril de 2011

HELDER CAMARA Y J. COMBLIN, DOS PROFETAS DE LA IGLESIA DE LOS POBRES

Del blog de Xavier Pikaza

He recordado por dos veces a Comblin, me parecía suficiente lo ya dicho en mi blog. Pero he mandado una nota a M. Rodrigues Losada, profesor de Psicología de la Universidad de Recife, experto en sociología del poder, y me ha contestado con una reflexión personal, directa, sobre H. Cámara y Comblin, que debo ofrecer a mis lectores.

M. R. Losada no es ningún “teólogo rojo”, ningún revolucionario de aquellos que algunos inventan para denigrarles, sino un Profesor Universitario, desde hace más de treinta años, atento a los problemas sociales de Europa y América, desde una perspectiva humanista y cristiana, un hombre de reflexión, de libros, alguien que ha publicado trabajos científicos en muchas revistas de España y Brasil.

Después de lo ya dicho sobre Helder y Comblín, publico gustoso, agradecido, este testimonio directo de M. R. Losada, alguien que ha conocido a los dos y que conoce, por experiencia y reflexión, los temas vitales del evangelio y de la vida humana en Europa y Brasil. Gracias Manuel, obrigado.

HELDER Y COMBLIN: DOS PROFETAS DE LA IGLESIA DE LOS POBRES
Helder y Comblin son dos gigantes del Evangelio, dos profetas de la Iglesia de los pobres. He vivido cuarenta y cinco años en Rio de Janeiro, tuve la oportunidad de conocer de cerca algunas de las obras realizadas por el primero, ahora vivo em Recife, cerquita de la capilla “Igreja das Fronteiras”, morada del “arzobispo rojo” y confirmo lo que ya sabia. Pequeñito de talla, tenia un espíritu de gigante.

Comblin era amigo e asesor teológico de D. Helder. Más importante que sus ideas teológicas, era su vida. Vino de Bélgica para vivir entre los pobres de Brasil y de América Latina. No hizo un discurso abstracto sobre los pobres, se hizo uno de ellos.

Conocía como pocos la problemática social de nuestro tiempo. Le seria muy fácil hacer teología desde su castillo de oro em Bélgica. Ha preferido recorrer el camino de los pobres de América Latina. El testimonio de su vida es lo más importante. El camino de Comblin es un recuerdo vivo del camino de Jesus.

El proceso de su conversión le hizo despojarse de un tipo de vida cómoda hasta hacerse uno con los pobres. Deseaba ser enterrado en una pequeña localidad pobre, donde había vivido largos años, en el Estado da Paraíba, nordeste de Brasil.

En su blog, Pikaza resume bien el pensamiento de Comblin y cuelga um texto “El poder en la Iglesia”. Su lectura me hace pensar en las diferencias y semejanzas de estas dos almas gemelas, Helder y Comblin. Para hacerme entender cuento una historia ya conocida.

Durante una visita al papa Pablo VI, D. Helder le habría dicho:
“Santidad, deje el Vaticano y vayase a vivir entre los pobres en una casa humilde. El Vaticano no recuerda el Evangelio, Jesus no viviria en esta suntuosidad”.

El Papa llevó este proyecto a la Curia Romana, la cual habría dicho que semejante proyecto sólo podria salir de la cabeza de um “arzobispo rojo”, comunista.

Este calificativo de la Curia Romana coincide con otro, hace más de treinta años, de una revista de Rio, O Cruzeiro, que “llamava” a D. Helder o “bispo melancia” (obispo sandia): rojo por dentro y verde por fuera.

Esta historia me sirve para hablar de las semejanzas y diferencias de estos dos profetas de la Iglesia de los pobres.

Las semejanzas: los dos se parecen mucho, tienen una misma visión de mundo y de la Iglesia: la Iglesia de los pobres y del Evangelio.

Las diferencias: uno es um líder carismático, un pastor que se identifica con la causa y con los derechos de los pobres del mundo entero;
el outro es um teólogo, crítico, que habla desde su vida y desde la vida de los pobres. Y no tiene miedo a decir las cosas por su nombre, aunque desagraden, como hicieron los profetas, como hizo Jesus.

Entiendo que la reflexión sobre algunos temas como el poder en la Iglesia desagraden a muchos eclesiásticos, pero es ineludible. Es necesario entender el proceso de institucionalización de la Iglesia y separar, con lucidez, Iglesia e institución. Y el texto de Comblin al respecto es genial, como varios

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