jueves, 12 de febrero de 2009

"ME DICEN QUE SOY COMUNISTA"


Luis Ángel Aguilar Montero

“CUANDO LE DOY DE COMER A LOS POBRES,
ME DICEN QUE SOY UN SANTO;
PERO SI PREGUNTO POR QUÉ PASAN HAMBRE Y ESTÁN TAN MAL, ME DICEN QUE SOY COMUNISTA"

Célebre frase donde las haya, como aquella otra, no menos conocida que dice: “SIEMPRE QUE BUSQUÉ DEFENDER A LOS POBRES, LA IGLESIA ME ACUSÓ DE HACER POLÍTICA“.
¿Se acuerdan, verdad?. Fueron pronunciadas por DON HELDER CÁMARA, el Obispo brasileño que el 7 de febrero, si estuviera entre nosotros, hubiese cumplido 100 años. Aún así, este gran hombre, arzobispo de Recife y Olinda, nos dejó un 27 de agosto del 99 con 90 años de felicidad y coherencia, siendo reconocido internacionalmente, además de por ser un digno precursor de la Teología de la liberación, por su compromiso con los pobres, su prédica por la liberación de los pueblos oprimidos y sus trabajos a favor de la Paz.

Igualico de ejemplar que Monseñor Cañizares; igualito de edificante que Monseñor Rouco; igualico de sencillo que el último representante vaticano que ayer visitó España, Don Tarsicio Bertone. Otro indigno representante de la Iglesia Católica que viene a amedrentar un poco mas al gobierno español, para que no se desmande con cuestiones como la interrupción voluntaria del embarazo o la educación para la ciudadanía y ante el que -con las máximas reverencias de unos creyentes meapilas de toda la vida-, se inclinaron vergonzosamente humillados, nuestro monarca, nuestro presidente y la purpurada vicepresidente, Fernández de la Vega. Y digo vergonzoso porque ¿cómo se puede calificar esa cesión, reconocimiento y promesa de que no van a denunciar el Concordato?.

¡Que contento se fue Don Bertone de España! Sabedor que -con la descafeinada “ley de libertad religiosa” con la que el gobierno “psocialista” quiere demostrarnos que es muy moderno, laico y liberal, ¡que mentiritas, madre!-, todo seguirá igual. Los mismos privilegios, las mismas prebendas, los mismos favoritismos y los mismos e intocables acuerdos.

Si me duele esta Iglesia tan poco evangélica, que predica una cosa y obra otra, cómo no me va a doler este gobierno que se dice de izquierdas y sus prácticas son la de la derecha de toda la vida.

Por eso quiero hoy rendir un sentido homenaje a Don Helder Cámara, porque esta Iglesia “casta e meretriz” (”santa y puta” que dijera San Agustín) es capaz de lo mejor y lo peor. Y yo, desde que estoy en ella, “con un gerente tan impresentable como el que tenéis” -que me decía nuestro querido Pena-, me quedo con Don Helder, antes que con Bertone, que hasta la rima me suena mal y eso que es Genovés.


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