Los abortos inseguros matan a unas 70.000 mujeres al año, y otros cinco millones son tratadas anualmente por complicaciones que surgen en la interrupción del embarazo, concluyó un informe del estadounidense Instituto Guttmacher.
El instituto, que busca mejorar la salud sexual y reproductiva a través de la investigación y la educación, señaló que el número de abortos en todo el mundo cayeron de 45,5 millones en 1995 a 41,6 millones en 2004. Pero esto no ha reducido el número de muertes.
El número de “abortos inseguros y las muertes que causan no han cambiado, a pesar de que la tasa total de abortos está decayendo”, dijo a IPS la presidenta de la institución, Sharon Camp.
“La explicación para esto es que la población femenina crece más rápido en varias partes del mundo donde es menos probable que los abortos estén abiertamente disponibles, y por tanto las mujeres en algunos de los países pobres con las más rápidas tasas de crecimiento poblacional están teniendo abortos inseguros a la misma tasa que la década pasada”, añadió.
La mitad de muertes por abortos inseguros se producen en África. “El segundo mayor número se encuentra en Asia meridional. A pesar de que en India y Bangladesh el aborto es legal, no todas las mujeres en esos países tienen acceso a servicios de calidad”.
La más oportuna forma de prevención es la anticoncepción, sostuvo Camp. “Detrás de cada aborto hay un embarazo no deseado, y si las mujeres pueden evitar esos embarazos no deseados, entonces el aborto, sea legal o ilegal, disminuirá. Pero hasta que no se trate la necesidad de las mujeres de tener anticonceptivos, los índices de aborto seguirán siendo altos”, afirmó.
Los gobiernos necesitan aumentar servicios de planificación familiar de calidad, porque eso de por sí reducirá la necesidad de interrumpir el embarazo. “Pero no lo disminuirá a cero. Y por eso espero que los gobiernos liberalicen las leyes de aborto y hagan las inversiones necesarias para hacer disponibles servicios de abortos seguros”.
Se necesitan más inversiones también en los servicios médicos para mujeres que sufren los efectos de los abortos mal hechos. “Obviamente, si se hacen las dos primeras cosas, el problema desaparecerá en gran medida. Pero mientras no se concreten, los gobiernos tendrán que brindar servicios para que las mujeres que sufren complicaciones por abortos inseguros reciban una humana y buena atención médica”, indicó Camp.
El informe, titulado “Aborto mundial: una década de progreso desigual”, presentado el martes, indica que 19 países han reducido significativamente las restricciones en sus leyes de aborto desde 1997. Pero, a pesar de esas tendencias, 40 por ciento de las mujeres del mundo viven en países con leyes sumamente restrictivas, casi todas en el Sur en desarrollo.
En África, a pesar de los progresos en algunos países, 92 por ciento de las mujeres en edad reproductiva viven bajo leyes severas contra el aborto. En América Latina son 87 por ciento. Estas proporciones no han cambiado drásticamente en la última década.
El informe señala que tres países, Polonia, El Salvador y Nicaragua, han incrementado sus restricciones legales a la interrupción del embarazo. Pero también destaca considerables avances en muchas otras naciones.
“La mayoría de los países que han liberalizado las leyes sobre el aborto están en el mundo en desarrollo”, dijo Camp. “Ocho países africanos han modificado sus normas, incluyendo los dos más grandes: Sudáfrica y Etiopía”.
Las nuevas leyes en Sudáfrica han tenido radicales resultados. “En Sudáfrica, se puede realizar un aborto temprano en las primeras 12 semanas (de gestación) a solicitud (de la madre), al menos en principio”, señaló Camp.
“Obviamente, no todas las mujeres rurales tienen acceso a buenos servicios, pero aun con las inversiones que se han hecho hasta ahora, se logró una reducción de más de 90 por ciento en las hospitalizaciones por abortos inseguros, y una caída de más de 50 por ciento en las muertes” relacionadas con las interrupciones del embarazo, añadió.
En todo el mundo, el índice de embarazos no deseados cayó de 69 por cada 1.000 mujeres de entre 15 y 44 años en 1995 a 55 por cada 1.000 en 2008, dice el informe. La proporción de mujeres casadas que usan métodos anticonceptivos creció de 54 por ciento en 1990 a 63 por ciento en 2003. Hubo también aumentos entre las mujeres solteras sexualmente activas.
Sin embargo, los niveles regionales de uso de métodos para el control de la natalidad varían grandemente. “Mientras 71 por ciento de las mujeres casadas en América Latina y el Caribe usaban anticonceptivos en 2003, sólo 28 por ciento de las mujeres casadas africanas lo hacían”, concluye el informe.
“Cerca de una de cada cuatro casadas en África tuvo una necesidad insatisfecha de anticonceptivos entre 2002-2007, comparado con entre 10 y 13 por ciento de sus pares de Asia y América Latina y el Caribe”.
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