lunes, 2 de noviembre de 2009

TODOS LOS SANTOS Y EL SERMÓN DE LA MONTAÑA

Antonio Duato, en Atrio

Veo en algunos blogs y correos de Internet que la gente está alarmada porque se imponen las costumbres americanas, se fomenta el satanismo y se pierden las fiestas cristianas. Me causa un asco especial esa horterada del Halloween, por más celtas que sean sus orígenes. Pero lo que considero importante es celebrar el día 1 de Noviembre la santidad universal de todas las hijas e hijos de Dios que viven o vivieron en el anonimato.

Ayer fue el día de las Bienaventuranzas que ya dentro de la cultura tradicional se ha convertido en día de visita a los cementerios y en día grande de las floristerías.

Esa ya ha sido una gran contaminación festiva, sin necesidad del influjo de los americanos. El recuerdo de los difuntos está reservado litúrgicamente para el día el 2.

Dentro de la búsqueda espiritual laica que estamos llevando a cabo en Atrio, se comprende que las Bienaventuranzas, como himno con el que los primeros cristianos proclamaban la santidad, va mucho más allá del cículo de canonizados e incluso de los llamados por la iglesia “simples fieles”. Vivos o muertos, el mundo está poblado de infinidad de santas y santos.

Hoy quiero reproducir lo que escribíamos hace una año, una párafrasis evangélica hecha por otra persona buscadora universal que recientemente está muy presente en nuestro blog:

El sermón de la montaña en el diálogo intrarreligioso
Por Raimon Panikkar

Cuando entres en un diálogo intrarreligioso,
no pienses por adelantado en lo que tú debes creer.

Cuando des testimonio de tu fe,
no te defiendas a ti mismo ni defiendas tus intereses concretos,
por sagrados que puedan parecerte.

Haz como los pájaros del cielo, que cantan y vuelan
y no defienden ni su música ni su belleza.

Cuando dialogues con alguien,
observa a tu interlocutor como si se tratara de una experiencia reveladora,
como mirarías -o deberías mirar- a los lirios del campo.

Cuando inicies un diálogo intrareligioso,
busca quitar primero la viga de tu ojo antes de sacar la paja de tu vecino.

Bienaventurado seas cuando no te sientas autosuficiente
mientras estés dialogando.

Bienaventurado seas cuando confías en el otro
porque confías en mí.

Bienaventurado seas cuando afrontas incomprensiones
de tu propia comunidad o de otros a causa de tu fidelidad a la Verdad.

Bienaventurado seas cuando mantienes tus convicciones
y sin embargo no las presentas como normas absolutas.

¡Ay de vosotros, teólogos y académicos,
que despreciáis lo que otros dicen
porque lo consideráis embarazoso o no suficientemente “científico”@!

¡Ay de vosotros, profesionales de las religiones,
si no escucháis el grito de los pequeños!

¡Ay de vosotras, autoridades religiosas,
porque impedís el cambio y la (re)conversión!

¡Ay de vosotros, gente religiosa,
porque monopolizáis la religión y sofocáis el Espíritu,
que sopla donde quiere y como quiere!


1 comentarios:

B.Araya dijo...

wow increible!
me acorde mucho de algunos textos de Ronaldo Munoz sscc, te recomiendo buscarlo en google, como por ejemplo su texto "la iglesia que amo". Es sencillamente maravilloso, imperdible.

Y como Ronaldo hay muuuchos, solo que estan trabajando en poblaciones lejos de las camaras de television

Abrazos
Benjamin Araya