sábado, 14 de julio de 2012

POBRE CLASE MEDIA

Ana Muñoz Álvarez

Más de 400.000 familias viven gracias a la pensión de los abuelos. El 22% de la población está en riesgo de pobreza y, según la ONU, la pobreza infantil afecta al 26% de los niños y niñas. No estamos hablando de un lejano país asiático o de la pobreza en África. Son cifras de España, la hasta ahora cuarta economía de la zona euro.

La crisis ha alterado la agenda y el calendario de muchas familias. Personas que hasta ahora vivían bien, tenían su trabajo, su casa, sus hijos, su hipoteca… y que hoy tienen que acudir a organizaciones, como Cáritas o Cruz Roja, para poder dar de comer a sus hijos. Un millón setecientas mil familias españolas tienen a todos sus miembros en situación de desempleo y seiscientas mil familias no tienen ningún ingreso. Las organizaciones de la sociedad civil española ya venían alertando de la situación que se podría llegar a vivir en España. "La crisis lo que ha hecho en sacar a la luz cosas que estaban ahí: desigualdades, injusticias…”, explican desde Cáritas. Informes de antes de 2008, cuando empieza la crisis, hablaban de que en España no se estaban reduciendo los índices de pobreza. Y era en época de bonanza. Hoy, recogemos lo sembrado. Se crecía, había trabajo… pero eran empleos precarios y de baja cualificación.

Los niños y los mayores son los grupos más vulnerables ante cualquier crisis, y también lo son en el caso español. Más de dos millones de niños, según Unicef, viven en hogares que no llegan a fin de mes, que han recortado la lista de la compra o que no pueden hacer frente a los gastos del material escolar. Pero lo peor, dicen los expertos está por llegar y explican que la pobreza infantil aún puede crecer más. Hasta hace un par de años, el perfil de pobreza infantil era el de un niño de clase baja, de familias desestructuradas o unifamiliares. En la actualidad, ese rostro ha cambiado. Son niños de clase media que han vivido bien, han tenido de todo… pero sus padres han perdido el trabajo y se enfrentan a una realidad difícil. Desde Cáritas, explican que muchos niños que sufren fracaso escolar lo hacen como reflejo al fracaso social y familiar que viven. Sin embargo, desde las organizaciones se hace hincapié en que no se trata de un fracaso del individuo sino que es un fracaso colectivo, del conjunto de la sociedad que no ha sabido crear las redes suficientes para que las familias no caigan al vacío.

Las pensiones de los abuelos son para muchas familias el único ingreso que reciben. Los mayores vuelven a ejercer el papel de padres, los padres el de hijos mayores y los nietos a ser los hijos pequeños. Para los mayores, es ya la cuarta crisis grave que han vivido en democracia, personas que han trabajado durante toda su vida, vuelven hoy a dar sostén a la familia, pagan las hipotecas de los hijos, ayudan a llenar el carro de la compra… Un cesto que ha descendido. Cruz Roja alerta que el 23% de los hogares no pueden comer ningún tipo de proteína a la semana, ni pollo ni embutidos. Muchas familias no pueden encender la calefacción ni calentar el agua caliente.

El rostro de la pobreza ha cambiado en los últimos años. Hoy, por fin, nos hemos dado cuenta que cualquiera de nosotros podemos llegar a hacer fila para recoger alimentos de la "caridad”. El egoísmo, la avaricia, el individualismo, un capitalismo llevado al extremo… nos ha traído una sociedad donde las desigualdades crecen. Estamos recogiendo lo sembrado. Pero, aún podemos cambiar las cosas. Unámonos para que la voz del pueblo sea escuchada porque queremos otra Europa, otra sociedad, otra manera de hacer política y de vivir. Y hoy más que nunca porque es necesario.


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