- Luis Troyano
- “La crisis se está desplegando con severidad, la recesión es inevitable y a la vuelta de la esquina está la más temible de las situaciones, la deflación y con ella la parada técnica de la economía.
- Ahora que el dinero es un bien natural y no un elemento práctico para la compra, el valor ya no se da por el interés de las cosas sino por la producción de las mismas. El sentido del patrimonio ha cambiado y con ello el paradigma económico también cambiará. Esa crisis sistémica es la mayor de las oportunidades que hemos tenido en los últimos dos siglos para establecer nuevos modelos de negocio, nuevos sistemas de relación financiera, nuevos vínculos entre empresa y gobierno, nuevas estrategias mucho más justas y, en definitiva, una nueva generación de ideas que fuercen los cambios imprescindibles que este mundo precisa.
Obviamente esto no deja de ser un deseo, pero nunca habíamos estado tan cerca de lo inevitable. Se pongan como se pongan en Washington, en Madrid o en Tombuctú, las medidas adoptadas en los últimos días, los rescates de los últimos meses y los llantos de las próximas semanas, no van a ser más que fotografías con tono sepia, lo bueno está por diseñarse, las respuestas por encontrarse y el camino por trazar. Confío todavía que seremos capaces, como sociedad civil o como clase emprendedora, pero aun quedan opciones. Al que me llame pesimista lo acribillo a ideas, al que me llame optimista lo silencio eternamente con datos objetivos que cada vez nos tocan a más gente y de más cerca.”
Esto que copio arriba, lo dice un economista, Marc Vidal.
Tenemos, todos lo sabemos, un aluvión de noticias inquietantes. Ya no sabemos a que atender. Si al cambio climático, al hambre y la enfermedad mundial, a la desaparición de especies animales, etcétera. Ahora tenemos delante la economía.
Creo, como la mayoría de nosotros, que es la economía en manos del egoísmo, lo que ha provocado mucho o todo del desastre que tenemos en puertas. Y por ultimo, después de hacer un daño inmenso, la economía desregulada va y se “descuelga” con que no puede seguir así.
El egoísmo ha tenido toda la libertad del mundo, y nos ha llevado al desastre como no podía ser menos. Necios seremos si no aprendemos la dolorosa lección que nos da la vida. Si no ridiculizamos a los necios ultraliberales que todavía pretenden “gallear”. Son como el gallo de Morón, que estaba “sin plumas y cacareando”.
En Washington, con la que está cayendo, muchos mandatarios han proclamado sin pudor su fe en el sacrosanto mercado, tal cual…
El presidente Roosevelt dijo en 1937 que “siempre hemos sabido que el interés egoísta e irresponsable era malo desde el punto de vista moral, pero ahora sabemos que es malo desde el punto de vista económico”. Hace setenta años. Hoy se ha demostrado de nuevo.
El ciego mercado omnipresente nos ha conducido a un callejón sin salida y ha costado miles de millones de dólares, además de crear mucha mayor incertidumbre, sufrimiento, angustia y dolor a cientos, a miles de millones de habitantes del planeta.
Soy partidario del libre mercado, creo es el ancestral trueque, que se ha desarrollado con nosotros, pero hemos de entenderlo de un modo muy muy diferente de cómo lo han entendido los “sabelotodo” que “salvarían al mundo” de su miseria material, y si se les apretaba, de todas sus miserias. Era otro mesianismo “científico” el neoliberal. Pero lo hemos experimentado todos dolorosamente, y la siempre científica realidad, nos dice que no vale. Tengo mis personales porqués, pero el análisis lo dejo en manos de los que deben afrontar el ¿qué hacemos? pregunta que implícitamente hacemos todos. Solo diré, que en Occidente hemos de hacer sitio en nuestra cultura, para la autentica espiritualidad que nos transforma y nos hace éticos, nada más.
Recuerdo años atrás, una imagen de un telediario, en que se veían unos hombres con armas, en los Balcanes. Aún no se había disparado ni un tiro. Después vino el horror de la guerra, siempre fraticida.
Siento ser agorero, es difícil ser optimista hoy. Pienso que estamos como aquellos hombres armados, esperando la guerra.
Pero ya estamos sufriendo bajas. Quien se queda sin trabajo, con lo “fácil” que es reencontrarlo, es una baja que provoca el sistema, y mucho más, no repito nuestros males, ya los sabemos. Lo trágico es que nos esperan, más y más dolorosos. Estamos presenciando ya, como forzados espectadores, un espectáculo “interactivo”, del que no podemos zafarnos, no podemos decir “que pare el mundo, que me apeo”.
Hablar de la muerte en nuestra cultura parece sea tabú. A nuestro ego no le gusta reconocer que tiene los días limitados.
Hoy enfrentarnos cara a cara con la realidad, tampoco nos gusta, buscamos estúpidas evasiones. Porque en nuestro intelecto se refleja una realidad que nos amenaza, una realidad de muerte y tragedia, de no Ser. Y nosotros queremos siempre, Ser.
Pero, ¿quién lo duda?, es desde la autentica realidad desde donde debemos partir para todo.
En un libro inédito mío intercalé una foto del Guernica de Picasso, y en medio de esta foto puse otra de un monje en zazen (la posición del loto, del Buda).
Pretendía ilustrar, lo que entiendo debe ser la serenidad en medio del caos.
Si somos sólidos como montañas, los agentes exteriores difícilmente nos perturbaran. No vale intentar evadirse, vale reconocer la realidad serenamente. Y a partir de esa realidad actuar en nuestra medida. Y “siempre vale más encender una vela, que maldecir la oscuridad”.
Hasta los ricos hoy sienten tribulación; tienen más dinero y sufren más. Hoy quien no sufre, es el que desea lo justo para vivir, y con eso está contento. Y hoy y siempre el que no sufre es aquel que ha aprendido a no temer, ni a la vida, ni a la muerte.
Desde la realidad, pero nunca hemos de perder la serena esperanza. Un amigo mío de Argelia, que las había pasado magras cuando decidió emigrar a Europa huyendo de la guerra larvada de su país, ha aprendido de nuestra cultura este dicho… “Dios aprieta pero no ahoga”. Lo dice con todo convencimiento, porque lo ha experimentado en su vida.
Y me acude a la memoria lo que cuenta el gran monje Zen japonés Taisen Deshimaru, en su libro “Autobiografía de un Monje Zen” .
Recuerdo que contaba que navegaba en un buque de su país cargado de explosivos junto con otros buques de guerra, cuando la II Guerra Mundial.
Sufrieron un ataque de la flota de EE.UU. Vio como perecían compatriotas suyos de otros buques. Entonces el se sentó en zazen. Seguramente esperando la muerte.
El buque en el que se encontraba, salió indemne. Mera casualidad, no pretendo decir otra cosa. Pero, donde creía lo peor Deshimaru, no fue tan malo, fue algo mejor; al menos conservó la vida.
¿Qué pretendo decir trayendo aquí a Deshimaru?.
Que donde nosotros vemos negro, negro, pero negro, a veces se abre una grieta por donde nos entra la luz. Creo que esto vale para todo lo humano. Creo que nunca debemos desesperar de ver la grieta.
Tengo un libro que conservo como si fuera de oro, junto con unos cuantos más.
Es el “Hua Hu Ching” recopilaciones de sabiduría atribuidas a Lao Tse.
Os transcribo algo que creo está escrito desde la serenidad que todos podemos alcanzar, en principio. Y no necesariamente entre los libros…
Necesitamos de mucha serenidad, para afrontar el futuro. Los cascos de las monturas que montan los jinetes del Apocalipsis resuenan ya… (lo digo metafóricamente…)
Recordad, en medio del caos, podemos estar serenos, de lo contrario nosotros mismos somos caos.
- “Todo momento es frágil y huidizo.
Por hermosos que sean, no pueden conservarse los momentos del pasado.
Por gozosos que sean, no pueden guardarse los momentos del presente.
Por deseables que sean, no pueden atraparse los momentos del futuro.
Pero la mente se desespera por fijar el río en un lugar: poseída por las ideas del pasado, preocupada por las imágenes del futuro, pasa por alto la simple verdad del momento.
Quien pueda disolver su mente descubrirá de repente el Tao a sus pies, y tendrá la claridad a mano.”
“Bueno y malo, yo y los otros, vida y muerte:
¿Por qué afirmar estos conceptos? ¿Por qué los niegas?
Hacer cualquiera de estas dos cosas es ejercitar la mente, y el ser integral sabe que las manipulaciones de la mente son sueños, espejismos y sombras.
Si mantienes una idea, otro luchará contra ella.
Muy pronto los dos estaréis en conflicto con un tercero y, con el tiempo, tu vida se convertirá toda ella en parloteo y contradicción.
Intenta, por el contrario, mantener tu mente sin división.
Disuelve todas las ideas dentro del Tao.”
“En la Antigüedad, diversas ciencias holísticas fueron desarrolladas por seres altamente evolucionados para posibilitar su propia evolución y la de los demás.
Esas artes sutiles fueron creadas mediante la unión de las mentes individuales con la mente universal. (la negrita es mía).
Todavía son enseñadas por maestros tradicionales a aquellos que manifiestan virtud y desean ayudar a los demás.
El estudiante que busca y estudia estas enseñanzas fomenta la evolución de la humanidad, así como su propio desarrollo espiritual.
El estudiante que las ignora obstaculiza el desarrollo de todos los seres.”
Luís Troyano
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