miércoles, 8 de diciembre de 2010

SEGÚN EL PP, EL ESTADO ESPAÑOL Y EL PAIS EN SU CONJUNTO ES UN DESASTRE Y URGE UN MESÍAS

Félix Soria

Según el PP, la crisis financiera internacional es culpa del actual Gobierno español, nada importa que fuera desencadenada por la colocación en los mercados de productos financieros de dudoso o nulo valor que, para colmo, fueron distribuidos por numerosos operadores y bancos; es decir, según el PP, la acción de los codiciosos es circunstancial y la desregulación fomentada por los gobiernos conservadores desde los años ochenta es pura anécdota…

Según el PP, el actual Gobierno creó la burbuja inmobiliaria que agravó la crisis financiera en España porque, al parecer, obligó a los bancos y a las cajas de ahorros a que se volcaran en operaciones de elevado riesgo y dudoso éxito --endeudando a las familias españolas hasta extremos económicamente insoportables--, todo esto con independencia de que ese círculo vicioso fuera auspiciado por los gobiernos que presidió Aznar López con Rodrigo Rato al frente del Ministerio de Economía…

Según el PP, el actual Gobierno es el que ha desencadenado las actitudes medievales y torticeras del sultanato de Marruecos, poco importa que ¡desde los años cincuenta!Rabat cultive un desaforado expansionismo; según el PP la política de Rabat es nueva y en ella nada han influido los gobiernos franquistas, los de UCD y del PP, ni la cerrada defensa del régimen alauí que practica Francia en el seno de la Unión Europea, ni el apoyo que recibe de EE UU en los foros internacionales…

Según el PP, el aumento del desempleo también es fruto exclusivo de las decisiones del actual Gobierno; de forma que la crisis internacional, la restricción del crédito bancario y las empresas que despiden sin motivo objetivo, entre otros hechos, son detalles sin importancia ajenos al fenómeno…
Etcétera, etcétera y etcétera...

Según el PP absolutamente todo cuanto de negativo ocurre en España es culpa del actual Gobierno.
En fin, que la historia de España empezó en el 2004 con la derrota electoral de Aznar y para que nadie se llame a engaño, el PP ha demostrado que ninguna circunstancia internacional ni ninguna acción ajena al Gobierno han influido en los problemas que acusa España...

Para redondear, según el PP la subversión de los controladores y la paralización del transporte aéreo también se deben a que el actual Gobierno no puso el carro antes que los bueyes, pues el PP estima que los autores del caos y del posible delito debían haber sido reprimidos y castigados antes de que actuaran; es decir, el cierre del espacio aéreo habría sido propiciado por el Gobierno sin que nada tengan que ver con el actual episodio el convenio colectivo y las ventajas otorgadas a ese colectivo que fue suscrito y fueron concedidas por el Gobierno de Aznar…


La actitud del PP no es lo más inquietante...

Pero lo más inquietante no es que el PP se dedique a desprestigiar por desprestigiar al actual Gobierno, al Estado español, al conjunto de los ciudadanos y a la economía española (González Pons ha llegado a insinuar que el Ejecutivo maquilla las cuentas públicas de forma similar a como hizo el griego); lo más inquietante es que las encuestas apuntan que la mayoría de los votantes están de acuerdo con esas simplezas y --acaso identificados con las ocurrencias de las belenestebanes de la política-- respaldarían el acceso al poder del mesias y ¿líder? del PP, Mariano Rajoy.

El actual Gobierno ha cometido errores más o menos graves según la ideología o los intereses de quienes hacen los juicios de valor, pero entre la crítica a un gobierno y la destrucción de la credibilidad del país, del Estado y de sus ciudadanos media un abismo. El PP prescinde del abismo.

Los electores tienen el legítimo derecho a votar a quien quieran y hacerlo por las razones o motivos que personalmente estimen convenientes. Es más, los electores pueden apoyar a partidos que mienten, que tergiversan los hechos e incluso a los que califican la sociedad española de desastre integral.

¿Quién no ha conocido a un hijo que defiende al padre que le explota, a una esposa que justifica las palizas del marido, o a un asalariado que acepta cual castigo divino los abusos del empresario?, ¿serán ese hijo, esa esposa, ese trabajador o modelos similares los prototipos de ese electorado que está dispuesto a votar a quienes enlodan la convivencia y denuestan al país en su conjunto?



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