'Cristianisme i Justicia'
1. El Foro Social Mundial (FSM) es un espacio consolidado. En sus 10 años de vida, el FSM ha logrado erigirse como un espacio de referencia en el que movimientos sociales de todo el mundo articulan denuncias hacia los efectos del sistema neoliberal (ecológicos, sociales, democráticos, etc.), comparten experiencias de sus estrategias y resistencias, y discuten sobre posibles alternativas al sistema.
Detrás de la idea de que “Otro mundo es posible” existen propuestas políticas y económicas concretas, con carácter local y global, que plantean una lógica diferente a la actual, poniendo los derechos de las personas y los pueblos en el medio del debate.
Es cierto, el FSM ha perdido relevancia y trascendencia mediática. También lo ha hecho su antagónico Foro Económico Mundial celebrado tradicionalmente en Davos (Suiza). La explicación puede ser doble: mientras que la lógica mediática ha condenado al FSM a un cierto ostracismo (si bien a principios de la década las reuniones en Porto Alegre podían ocupar numerosas páginas), también el FSM ha experimentado ciertas divisiones internas en cómo este espacio podía seguir concitando la atención tanto de movimientos sociales como de medios de comunicación y otros actores políticos y sociales. Pero la nave va, y prueba de ello son las miles de personas que viajarán a Dakar en estos días.
2. El FSM es un espacio heterogéneo y plural. Aunque para algunos este hecho podría haberle restado capacidad de articular propuestas unitarias, lo cierto es que la diversidad sobre todo le da una gran credibilidad.
Los encuentros del FSM no plantean soluciones maniqueas ni panfletarias. La diversidad de movimientos sociales, sindicatos u ONG hacen que desde diferentes sensibilidades, con discrepancias y muchas veces con puntos de vista encontrados, vayan tejiéndose discursos que, eso sí, apuntan en una dirección contraria al del sistema neoliberal actual.
Y ese es el gran potencial del Foro. Aunque la hoja de ruta pueda ser en ocasiones difícilmente consensuable, la agenda de partida es incuestionable: mayor equidad en un mundo cada vez más desigual (tanto en el norte como en el sur) y sostenibilidad, en un planeta que se dirige hacia el ecocidio.
3. El FSM y los diferentes foros regionales y locales que han tenido lugar en la última década han sido revulsivos. La histórica manifestación contra la guerra de febrero de 2003 se gestó precisamente en los foros sociales previos a esa fecha.
Aquí, los diferentes movimientos sociales tuvieron la capacidad de articular la que para algunos ha sido la mayor protesta colectiva de la historia, 100 millones de personas que de manera simultánea dijeron “no a la guerra” y no una manera determinada de entender el mundo.
Ese hito histórico es gracias al Foro social, y lejos de representar un simple galón en su historial, es la prueba de que la acción colectiva para construir un mundo más justo y sostenible es posible.
4. El FSM es una iniciativa esperanzadora. En medio de un clima en el que se ha aceptado hasta cierto punto un dogma que asegura que no hay otra manera de hacer las cosas (recorte de algunos derechos sociales, primacía de los mercados en detrimento de la capacidad de decisión de gobiernos supuestamente soberanos, etc.), el FSM quiere reivindicar que la historia dice todo lo contrario.
Han sido los movimientos sociales al largo de la historia, su capacidad de reivindicar mejoras y lograr conquistas sociales, los que han hecho que otro mundo haya sido posible y siempre un poco mejor al anterior.
Quien afirme que las medidas implantadas por los gobiernos europeos (que exponen a una involución social y democrática de nuestras sociedades) son la única de las respuestas posibles, no tiene en cuenta ni la historia ni la capacidad de los seres humanos a imaginar, soñar y articular alternativas.
El FSM quiere reivindicar que no es “el fin de la historia” como muchos han pronosticado (y como el pueblo egipcio o tunecino, de manera emocionante, nos están demostrando en el caso de Mubarak y Ben Alí), sino un punto de inflexión en el que lo social puede prevalecer por encima de los intereses individuales y de la capacidad de decisión e influencia de unos pocos.
5. El FSM es necesario en el contexto de esta crisis histórica. En una coyuntura en la que numerosas personas están empeorando sus condiciones de vida (incremento del paro, aumento de la pobreza y la exclusión social, etc.), en que la desafección política crece y las soluciones populistas (muchas veces de carácter xenófobo) se erigen en peligrosa alternativa, en el que los gobiernos parecen ridículamente noqueados por unos mercados capaces de condicionar las políticas sociales y de vapulear las conquistas sociales de muchas sociedades o en el que las soluciones adoptadas favorecen a aquellos que tuvieron una enorme responsabilidad en el origen de esta crisis, Dakar, el Foro Social Mundial, es un espacio imprescindible para tomar aire, para coger impulso, para gritar bien alto y, sobre todo, para tejer redes, propuestas y estrategias del otro mundo que es posible, de ese que a veces de manera invisible ya existe (en las luchas de las organizaciones campesinas brasileñas o en las de los trabajadores de las fábricas de la India) y del otro que queremos que sea. Un mundo que desde Dakar queremos reivindicar con fuerza.
Papel publicado por CJ tras el Foro Social Mundial de 2007, celebrado en Nairobi (Kenya). Escrito por Oscar Mateos, coordinador del àrea social de Cristianisme i Justícia
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