sábado, 12 de febrero de 2011

JÓVENES, MONJAS Y... ULTRAS

Jesús Bastante, en 'Público'

Son jóvenes, guapas, con estudios y hasta hoy por la tarde, clarisas. A las 17.00, en una catedral de Burgos abarrotada, y con la presencia del Nuncio, el arzobispo de Burgos y probablemente la de Rouco Varela, 177 religiosas de los monasterios burgaleses de Lerma y La Aguilera abandonarán la orden de las clarisas para abrazar una nueva congregación, Iesu Communio, con todas las bendiciones vaticanas y del sector más ultra del episcopado español, que ve en estas monjas un nuevo estilo de vida religiosa, más cercano a la espiritualidad de la"nueva evangelización" que al trabajo en las fronteras de la pobreza y la desigualdad.

Al frente de las mismas, sor Verónica Berzosa, de 44 años, hermana del obispo de Ciudad Rodrigo y una de las mujeres con mayor poder en la Iglesia católica. Berzosa tiene hilo directo con el papa y cuenta con un carisma arrollador, que le ha permitido crear una masiva e influyente congregación de la nada y en tiempo récord.

Y es que la erección canónica de Iesu Communio se ha llevado a cabo en el más estricto de los secretos. El "milagro de Lerma" esconde el proyecto de una gran congregación religiosa afín a los movimientos más conservadores. De hecho, muchas de las religiosas provienen de los Kikos, Comunión y Liberación o el Opus Dei. Todas ellas juraron fidelidad al carisma franciscano (como clarisas), que ahora cambian por el de un nuevo instituto que tendrá su primer gran acto social en la próxima Jornada Mundial de la Juventud, donde esperan multiplicar las novicias.

Sus hasta ahora hermanas, las clarisas, y los franciscanos, están molestos. Tanto, que no se espera que acuda representante alguno a Burgos. Durante casi una década, el fenómeno de Lerma (y después, del monasterio de La Aguilera) concitó, de manera sorprendente, a casi todas las aspirantes a religiosas en España. Pese a las reiteradas peticiones de algunos conventos de clarisas que se quedaban sin monjas, sor Verónica se negó a enviar a sus jóvenes profesas. Sí acogieron a algunas religiosas mayores, a cambio de quedarse con el convento. De hecho, dos de estos monasterios, ya vacíos, serán vendidos a Patrimonio Nacional, que los convertirá en Paradores.

Ahora, todas excepto cuatro se marchan, dejando a las hermanas de Santa Clara sin relevo generacional. Sin previo aviso y sin pedir permiso. Y lo que es más grave: según las constituciones, los conventos pertenecen a las religiosas, no a la congregación, de modo que tanto el convento de Lerma como el de San Pedro Regalado (cedido por los franciscanos)pasan a manos de la nueva congregación.

Para simbolizar el nuevo carisma y la ruptura con el pasado, las exclarisas presentan esta tarde su nuevo hábito, de tela vaquera, con un cordón blanco. En la cabeza, lucirán una especie de pañoleta a modo de velo, también azul, con una medalla al cuello.

Según los estatutos aprobados por la Santa Sede, el nuevo instituto nace con la misión de "ser comunión de Jesús". Aunque siguen denominándose "religiosas contemplativas", todo parece indicar que la nueva congregación se convertirá en una "cantera de vocaciones" al sacerdocio según el modelo más conservador.

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