Este elogio a la amistad es sin duda una buena noticia de un tipo de cine que abre a la esperanza y ofrece modelos de sentido. Aunque hubiera sido interesante el reconocimiento de los hermanos Coen en la dirección de Valor de Ley una película cruda sobre la naturaleza humana que afronta el lado oscuro del deseo de venganza desde una perspectiva profunda que asume la culpa y se abre al futuro en confianza. Con fuertes referencias bíblicas, propias del judaísmo de sus directores, se abre desde su banda sonora, que hace guiños a La noche del cazador, la presencia de Dios que nos cuida y acompaña en la mediación de los otros.
Probablemente “Cisne negro” representan en menor medida la trasformación espiritual, así lo destaca Steven D. Greydanus para el National Catholic Register. La actriz Natalie Portman realiza una meritoria interpretación de Nina, una bailarina que poco a poco entra en un proceso de destrucción que viene marcado por su propio origen. Película de tono psicológico donde Darren Aronofsky prosigue con su tendencia trágica de la incapacidad del ser humano para alcanzar los propios deseos que le superan. Más optimista, aunque un tanto prometeica, era la propuesta de Danny Boyle de “127 horas” que está vez que ha quedado sin premios. Basada en una historia verdadera de un escalador que quedó atrapado durante cinco días en una grieta y que logra salir tras un ejemplo de resistencia y sacrificio es narrada con tensión aunque con un guión un tanto efectista que plantea la acción de gracias a Dios sin mucha elaboración en el proceso personal.
Probablemente “Cisne negro” representan en menor medida la trasformación espiritual, así lo destaca Steven D. Greydanus para el National Catholic Register. La actriz Natalie Portman realiza una meritoria interpretación de Nina, una bailarina que poco a poco entra en un proceso de destrucción que viene marcado por su propio origen. Película de tono psicológico donde Darren Aronofsky prosigue con su tendencia trágica de la incapacidad del ser humano para alcanzar los propios deseos que le superan. Más optimista, aunque un tanto prometeica, era la propuesta de Danny Boyle de “127 horas” que está vez que ha quedado sin premios. Basada en una historia verdadera de un escalador que quedó atrapado durante cinco días en una grieta y que logra salir tras un ejemplo de resistencia y sacrificio es narrada con tensión aunque con un guión un tanto efectista que plantea la acción de gracias a Dios sin mucha elaboración en el proceso personal.
El premio a la mejor película de habla no inglesa se lo ha llevado la muy interesante y todavía no estrenada entre nosotros “En un mundo mejor” de Susanne Bier, de la que ya destacamos “Después de la boda”. La cineasta danesa, que fue acusada de forma injusta de antiislámica por el gobierno de Sudán, nos presenta el drama humano general dentro de un drama particular. Un médico colaborador solidario en África se enfrenta al dilema de ayudar a su hijo en su propio país renunciando a la violencia y avanzando por el camino de una dolorosa reconciliación. Película con fuerza espiritual que nos recuerda hasta qué punto ha sido injusta la marginación entre las nominadas de la película francesa “De dioses y hombres” de Xavier Beauvois. El reciente César a la mejor película ha destacado este film que es uno de los más importantes estrenos recientes de cine espiritual.
Son también bien recibidos desde el punto de vista espiritual los premios a Toy Story 3 a la mejor película de animación y mejor canción. Una película llena de interés que ensalza la comunidad y la amistad así como la elección de la conciencia. Todo un regalo desde el punto de vista familiar y educativo.
Son también bien recibidos desde el punto de vista espiritual los premios a Toy Story 3 a la mejor película de animación y mejor canción. Una película llena de interés que ensalza la comunidad y la amistad así como la elección de la conciencia. Todo un regalo desde el punto de vista familiar y educativo.
En resumen, el cine en tiempos convulsos apuesta por valores espirituales abiertos a la esperanza sin convulsiones. La realidad reflejada en “La red social” necesita ser reinterpretada en clave más abierta que la propia psicología como en “Origen” y sin dejar demasiados resquicios a la melancolía de “Valor de ley”. Una apuesta por el optimismo que nos tememos sea demasiado superficial por sus motivaciones económicas. Así que cine espiritual pero menos de lo que nos dicen los propios críticos que lo detectan.
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