El domingo se preguntaba Moisés Naim (editor jefe de Foreign Policy, además de columnista en El Pais, donde leí su artículo), si se avecinan nuevas guerras en Asia.
Naím basaba su pregunta en una escueta pero incisiva disección del delicado equilibrio que condiciona las relaciones entre los distintos países asiáticos: el eterno "roce" India-Pakistán, conflictos territoriales entre China y Vietnam o entre Japón y Rusia, una interminable guerra civil en Afganistán o Sri Lanka, "zonas calientes" como Tíbet, Myanmar, Tailandia, Timor... el terrorífico poderío militar (creciente) de China.
Y todo ello, sin olvidar la proliferación de las armas nucleares, que algunos de estos países almacenan orgullosamente.
Son países que en los últimos años han hecho crecer sus inversiones en armamento. De hecho Asia y Oceanía se sitúan a la cabeza. Cabe preguntarse, ¿para qué las compran?
Recordé al leerlo que el informe SIPRI (Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo) avisaba hace algún tiempo que esa tendencia es planetaria, situando a los países empobrecidos a la cabeza de los compradores de armas... y a países como Estados Unidos, Rusia, Reino Unido, Francia, Alemania, Italia, Israel, Canadá o España como los principales exportadores.
Es desesperanzador ver coincidir en esa lista a algunos de los países del G8 o incluso del Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, los supuestos garantes de la paz mundial...y quienes suelen sentarse a la mesa de las negociaciones de paz como mediadores.
Y así estaba yo, recordando ese artículo y echando de menos en él algún análisis sobre la procedencia de todas esas armas, cuando hoy, dos días después, nos encontramos con la noticia de que Corea del Norte ha atacado una isla surcoreana, lo que significa una evidente provocación militar a sus vecinos y una nueva declaración de intenciones para toda la comunidad internacional.
¿Qué prioridades prevalecerán a la hora de mediar en el conflicto? ¿Serán las guerras una estupenda oportunidad para seguir haciendo crecer las economías productoras... en un momento de crisis económica?
Quizás no estaba muy desencaminado el sr.Naim en su análisis, cuando decía:
La historia demuestra que cuando un país aumenta notablemente su poderío militar, tanto sus vecinos, como rivales más lejanos no se limitan a observar pasivamente su ascenso. Harán lo posible por ajustar el equilibrio militar.
En los próximos años esta dinámica nos afectará a todos tanto o más que las guerras de divisas, los déficits fiscales y las crisis financieras.
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