"La humanidad abriga una esperanza:
verse liberada de la esclavitud
y alcanzar la libertad de los hijos de Dios.
Mientras, lanza gritos de dolores de parto."
Pablo, Romanos 8, 20]
Los adelantos en el conocimiento de lo cristiano están siendo tan profundos, tan radicalmente innovadores e iluminadores en cualquier campo, que todo creyente responsable está obligado a ponerse al día y repensar su fe.
Quizás tenga que desmontar usted muchos de sus viejos esquemas.
Nuestra verdadera y única intención es ayudarle a apuntalar su fe en Jesús de Nazaret; aumentar su amor a la humanidad; y que no pierda nunca su esperanza en el Padre de todos.
No tenemos ninguna gana de escandalizar a nadie ni de jugar con cosas tan serias.
Este portal no es para todos. No se escribe para esa, todavía enorme, cantidad de creyentes que vive, tranquila y segura, su fe en un Dios Padre que ama a los hombres, premia a los buenos y castiga a los malos, a las que las teologías sólo pueden perturbar. Hijos anónimos de un Dios bueno. Muchos, sin saberlo.
Estas páginas se escriben pensando en los otros. Los que sufren su fe enredada en una iglesia clerical a la que no comprenden ni, a veces, aceptan. A ellos quisiéramos decirles que no están solos; que somos muchos.
Las conclusiones a las que llegamos están implícitas o explícitas en la mayoría de los libros de los mejores teólogos y en los análisis más actuales sobre el contenido de los libros sagrados del cristianismo.
Nada hay terminado en Teología. En el mundo católico – el nuestro – se padece una inflación de dogmas, soluciones, y respuestas. Dogmas, soluciones y respuestas devaluadas. Sin valor ya en el “mercado”.
Renovar no es renegar. Repensar no es abjurar. Madurar no es olvidar. La relatividad no es relativismo.
O crecemos o se nos muere la fe. Una fe adulta es una fe personal, valiente, sin miedos infantiles. La fe adulta sólo se encuentra en personas adultas que no tienen miedo a preguntarse, no tienen miedo a la duda, no tienen miedo a caminar a contracorriente, a protestar ante el Sanedrín, a preguntar, una y otra vez a Jesús: ¿dónde vives?
Dentro de la pluralidad y diversidad de temas encontrarás un río de pensamientos nuevos, luces nuevas que no te dejarán indiferente: te indignarás o te tranquilizará. Pero no te pares: sigue tú pensando, buscando. Vive tu fe como un adulto.
La misma vida te irá hablando de Dios. “Hay otras muchas cosas que ahora no podéis comprender. El Espíritu os irá llevando hacia la Verdad Toda”.
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